Un error sobre los métodos naturales




“Los métodos naturales de la regulación de nacimientos
son morales. La diferencia entre métodos artificiales y naturales en la
planificación familiar es que en aquellos se utilizan medios físicos (el
preservativo, el abortivo DIU), químicos (espermicidas), u hormonales
(píldoras) para frustrar la concepción. En cambio los métodos naturales
se limitan a elegir los días infecundos, en lo cual no hay nada
inmoral”.



P. Jorge Loring, S.J.
Los
«métodos naturales» de regulación de los nacimientos –en tanto que
medios, plenamente lícitos– han contribuido, de facto, a generar una
ramificación «católica» de la mentalidad anticonceptiva. No sin culpa de
los especialistas, que se han dedicado a presentarlos como una
alternativa a los métodos artificiales. Como decía Santo Tomás, «los
contrarios pertenecen al mismo género».



Esa contraposición con los métodos artificiales (la difusión del más
famoso de los métodos naturales, el Billings, coincidió con la de «la
píldora» y de la Humanae vitae) ha influido de forma muy negativa en la
comprensión del valor de esos métodos y de su significación moral: se ha
puesto un énfasis tan desproporcionado en el mismo método que en muchas
ocasiones ha terminado por hacer perder su sentido de medio y se han
convertido en criterio de conducta. En el fondo, al leerse dentro de esa
contraposición, se han entendido muchas veces como una forma católica
de alcanzar fines semejantes a los anticonceptivos artificiales.



La cita del P. Loring que encabeza este artículo es representativa de
esa distorsión y en última instancia de la falta de comprensión del
verdadero y limitado sentido de estas metodologías. En ese galimatías se
hace una valoración moral absoluta de los métodos naturales: «son
morales», e inmediatamente se los contrapone a los «artificiales», para
acabar concluyendo: «en cambio, los métodos naturales se limitan a
elegir los días infecundos, en lo cual no hay nada inmoral». Mejor sería
decir que no hay nada inmoral en esa elección… si la decisión a cuyo
servicio se ponen esos medios es moralmente recta, aspecto que ha
quedado completamente implícito en toda la exposición del jesuita. Se
advierte el aroma de los sistemas de moralidad y de las clericales
recetas morales. Lo cierto es que esta extrema simplificación es
entendida por muchos, no sin razón, como una radical modificación del
criterio moral para los actos conyugales.



El error consiste en pensar que la licitud del medio –el método
natural– influye en la formulación del juicio moral precedente que
resuelve de la conveniencia o no de concebir un hijo en un determinado
período de la vida de un matrimonio (a título de circunstancia podría
tener alguna influencia, pero ésa es otra historia). No falta quien, en
su simétrica incomprensión de la condición razonable de la procreación,
excluye absolutamente la licitud de un juicio de esta naturaleza. Otro
error. Una cosa es que sin la adquisición de la virtud de la prudencia
sea muy difícil no dejarse influir por las pasiones hasta desvirtuar ese
juicio haciéndolo egoísta y cicatero (prescindiendo del factor
determinante que constituye el fin primario del matrimonio), y otra que
este juicio no sea posible. Posible, debido, necesario lo es, si es que
queremos que la concepción sea un acto humano.



De manera que si el matrimonio toma esa decisión (de espaciar la
venida de los hijos) sólo podrá recurrir –ahora sí– a medios que sean en
sí mismos lícitos, como lo son los llamados métodos naturales. Sólo así
se preserva la racionalidad del acto moral y sólo así se garantiza
continuidad de los principios. Antes del descubrimiento del Billings y
de sus versiones mejoradas, también podría darse el mismo juicio
prudencial en un matrimonio. La diferencia no estribaba en las
condiciones del juicio, sino en el abanico de posibilidades que ahora se
tiene para obrar en consecuencia de ese juicio, que antes era menor
(léase: antes de «los métodos naturales» sólo existía «el método
natural», la abstinencia, para materializar esa decisión prudencial).
Tampoco seamos ingenuos y pensemos que esa nueva disponibilidad de
medios resulte plenamente indiferente en la edificación moral de los
cónyuges. Una cosa es que, dada la decisión prudente previa sea
perfectamente lícito usar de esos medios y otra, muy diferente, que a
partir de ahí ese uso no tenga ninguna influencia en las disposiciones
morales de los sujetos, porque eso no es cierto. Una vez más, de lo que
se trata no es de establecer reglitas que prescindan de la prudencia de
los sujetos, sino de estimular la formación de una personalidad moral
que sea capaz de buscar la verdad de las acciones de la propia vida.
Pero esto no es un tratado, así que concluyamos.



Si alguien se plantea la duda de si los métodos naturales no serán
«el preservativo católico» no sólo habrá que explicarle las diferencias
entre obstaculizar física, química u hormonalmente un proceso natural
(con lo cual sólo se da razón de la licitud del medio y, en el fondo se
le refuerza en su sospecha de fondo), sino que habrá que aclararle que
esos métodos en nada deben influir en la decisión prudencial, es decir,
que los métodos no conforman conductas. No deben hacerlo, al menos, y no
es su papel.



Aquí se abre otro problema de desatender la formación del juicio
moral y de la prudencia, que es permitir que los medios acaben
determinando el criterio de la acción. Sin duda, el problema más grave
es el abandono de la formación de la personalidad moral, pero una
personalidad inmadura moralmente está, además, inerme ante el aspecto
«fascinante» de los medios, en este caso los método naturales: su
capacidad de hacernos concebir la realidad bajo su prisma, de
transformar nuestra concepción del acto conyugal. Fascinación en su
sentido más profundo y original, sin el huero oropel con el que solemos
adornar el uso actual de la palabra: hechizo, encantamiento y, en
particular, referido a los sentidos, obsesión, saturación completa por
un objeto que modifica nuestra mirada sobre los demás. Es un fenómeno
tan real y omnipresente que, si no lo advertimos, nos arriesgamos a no
comprender nada de nuestro propio combate moral, a permanecer siempre
más en la penumbra que en la claridad a la hora de tomar decisiones. Los
medios pueden ser lícitos o ilícitos, pero nunca son insignificantes.
Siempre conllevan una cierta inclinación objetiva y, sobre todo, la
propensión a erigirse en criterio, a sobreponerse al agente si no los
domeña mediante su señorío moral.



El brigante





41 comentarios
  
Martin Ellingham
Un muy buen artículo del amigo Brigante.
11/01/13 1:55 PM
  
David
Muy interesante el artículo, pero es cierto que es muy difícil
entender esto y quizás el común de los matrimonios necesitan la
"practicidad" de conocer los métodos moralmente aceptables, yendo por
delante que no es lo ideal.



Todo viene de una deficiente formación prematrimonial. ¿Cuándo se
exigirá a los novios una preparación exhaustiva para corregir todo
esto? ¿Cuándo se exigirá un mínimo de vida cristiana para recibir el
sacramento? Unas breves charlas, cuando las hay, no pueden, a unos
novios, formarles para la exigencia de una vida matrimonial cristiana.
11/01/13 2:18 PM
  
pepiño
El artículo empieza de forma interesante, pero a mitad del texto solo he podido intuir que es exactamente lo que quiere decir.



Si, parece que quiere decir algo, pero lo ha ocultado bajo una
exposición teórica muy farragosa. También parece que ve en el texto del
padre Loring una serie de inconvenientes inexactitudes que solo existen
en la cabeza de alguien que se empeña en sacarle punta.



El texto de Loring es claro y meridiano, y asequible a todas las
entendederas. El que desee más profundidad puede leer otros libros
especializados, pero tampoco van a desdecir lo que dice Loring, que es
lo que afirma la Iglesia por otra parte.



Y si, cada mandamiento, cada recomendación, cada texto de la Iglesia se
puede malinterpretar o retorcer por todos y cada uno de nosotros, pero
de eso, los textos no tienen la culpa.



Y si, este tema en particular está particularmente sometido a
confusiones, pero de raíces complejas y que el texto del padre Loring no
enmaraña más. No puedo decir lo mismo de este artículo.
11/01/13 2:51 PM
  
Walter E. Kurtz
Excelente artículo.



Pepiño: No creo que "El Brigante" pretenda corregir al P. Loring. Para
que un acto sea moralmente bueno deben ser bueno su objeto y debe ser
buena su intención. El P. Loring pone el ojo en el objeto, los medios
moralmente lícitos. Lo cual está perfecto y, muy posiblemente, da por
descontada la intención buena. "El Brigante" señala la importancia de la
intención recta para evitar convertir a lo que son simples medios en
reglas de lo que está bien y de lo que está mal. No creo que haya
corrección, sino profundización, en un tema muy importante.
11/01/13 3:31 PM
  
El brigante
+Carísimo Martín, eres un amigo. Ya ves dónde nos encontramos.

David, no creo que sea "más difícil" comprender que nuestras decisiones
deben tomarse en vistas al bien a que aspiramos y aplicando los
principios en juego. Incluso personas muy sencillas pueden comprenderlo.
Dentro de ese esquema habrá ocasiones en las que todos tengamos que
pedir consejos para salir de la perplejidad. Pero el esquema moral no es
un mero callejero en el que se nos muestran calles por las que podemos
circular y calles de acceso prohibido o de dirección contraria. La moral
es, ante todo, la afirmación del fin (del bien) al que nos dirigimos y
la decisión del mejor itinerario conociendo bien el código de
circulación...

Por otro lado, creo que el problema no está tanto en la falta de cursos
prematrimoniales exigentes, como en la defectuosa formación moral de los
cristianos, desde la infancia. Nuestros antespasados afrontaban el
matrimonio sin cursillos y a edad mucho más temprana. La moralidad no se
improvisa ni se aprende atropelladamente como un repertorio de recetas.


Pepiño: lamento que mi estilo farragoso le resulte un obstáculo. Lo que
dice aquí el P. Loring no es lo que enseña la Iglesia que, con el mejor
de los sentidos, enseña que el uso del matrimonio en los días agenésicos
es lícito. Es un medio lícito, ni más, ni menos. Por supuesto. Y yo no
me canso de repetirlo, porque sigue habiendo mucha gente que no lo
entiende. Pero la Iglesia no dice que los métodos sean "morales", porque
eso no es otra cosa que convertir el medio en el criterio de la acción.
El P. Loring, en su artículo, menciona la prudencia, pero tiene de ella
un concepto mutilado y erróneo. Sin ir más lejos afirma que tener hijos
por encima de los 40 (la mujer) es imprudente. O sea, como estamos
acostumbrados a ver, conserva la palabra y prescinde del concepto. No se
entiende que esa "prudencia" que no es, en el mejor de los casos, más
que cautela o cobardía, sea "la más necesaria de las virtudes para el
hombre".

Por lo demás, Loring incurre abiertamente en la desafortunada
contraposición entre métodos naturales y métodos artificiales, lo que, a
efectos de comprensión del papel de estos últimos tiene tanta utilidad
como enfrentar el codo (ejem) a las témporas.

Si los fieles tuviéramos presente que la disponibilidad de los métodos
naturales no debe influir en nuestra decisión de espaciar o no la venida
de los hijos, y que esa decisión debe tomarse prudentemente, el tema no
estaría tan "particularmente sometido a confusiones".

Pax tecum.
11/01/13 4:35 PM
  
El brigante
+Estimado Coronel, me alegro de saludarle. Como queda patente, no
había leído su comentario al escribir el mío. Le agradezco su
conciliadora y valiosa intervención pero ya ve, una cierta crítica sí
que le hago al, por otra parte, benemérito apostol. Magis amica veritas.
Sobre todo cuando, por un erróneo planteamiento doctrinal en esta
materia, se ha llegado a desarmar intelectualmente a muchos cristianos
frente a la mentalidad anticonceptiva.

Enorme abrazo,
11/01/13 6:58 PM
  
Marta
Ay! El artículo es farragoso y el tema complicado... Me encuentro
personalmente con hijos, en mala situación económica y sin saber qué
hacer. En otros tema hay unanimidad dentro de las personas fieles al
magisterio, pero no aquí... Quiero hablar con un sacerdote pero ¿Uno al
azar? ¿O buscaré uno tras otro hasta encontrar al qué me díga lo qué
quiero oír...? No sé... El magisterio me deja a mi personalmente esas
decisión, pero es que si creyera realmente me planteo si no lo dejaría
todo por seguirle, y todo implica todo, desde una caña hasta una
vacaciones...
11/01/13 8:51 PM
  
Jesús
Coincido plenamente en que es un craso error presentar los métodos
naturales de planeación familiar como "la píldora de los católicos" y
que es un problema persistente en el lenguaje que es utilizado por
quienes los promueven.

Pero creo que el problema difícilmente irá más allá del lenguaje, pues
quien se acerca a ellos se da cuenta de la radical diferencia que
existen entre unos y otros. De algún modo u otro, es imposible "escapar"
a la práctica de la continencia, y esto, que es lo que rechaza en el
fondo la mentalidad anticonceptiva, es justamente lo que los hace
morales.

Quien se aproxime a los métodos naturales con mentalidad anticonceptiva,
o fracasará rotundamente en ellos, o deberá cambiar su mentalidad.
11/01/13 9:40 PM
  
Pedro Gimenez
Parece que cuando alguien entra en èste debate, ya se ha planteado el
asunto desde un punto de vista moral. No tiene sentido la controversia,
pues la intenciòn ha quedado clara desde el momento que se plantea el
uso del mètodo natural.Para un no creyente, este debate no se plantea,
pues no necesita hacer ninguna consideraciòn que no sea meramente
pràctica. Por lo tanto, para un catòlico, la Gracia, ya ha actuado en el
primer estadio del proceso, antes de "pensar" en el medio, luego el
objeto, por fuerza no determina la moralidad del acto mencionado, ni
sustituye al principio moral primero, sino que es buscado como medio
legìtimo despuès de haber ejercitado el acto acorde con la moral de no
incurrir en inmoralidad.

Otra cosa, es que juzguemos la intenciòn primera, es decir, la de no
desear la procreaciòn. En mi opiniòn la clave del asunto es èsta y no si
el mètodo natural es màs ò menos moral, porque la pregunta a la que
todavia no he encontrado respuesta es ¿ no me opongo a la Voluntad de
Dios desde el momento que sin motivos graves, me opongo a la procreaciòn
?.
12/01/13 9:19 AM
  
Martin Ellingham
El planteamiento doctrinal erróneo desarma contra la mentalidad
anticonceptiva y contra otros errores menos difundidos pero no menos
problemáticos respecto del bien común familiar y la buena educación de
los hijos. Es el fruto de reemplazar la prudencia de los cónyuges por la
casuística y el criterio de "iluminados".



Saludos.
12/01/13 11:09 AM
  
oscar franco
interesante el debate, lo que me gustaría que su lenguaje muy elabora
sea más accesible a la jerga castellana latinoamericana, puesto que un
tema tan bueno debe discutirse hasta con el más común de los comunes
porque la planificación mal llamada familiar está causando estragos en
la dinamica poblacional de europa llegando como una moda hasta paraguay
donde nos caracterizabamos hasta hace 10 años atrás como el país de la
natalidad, y ahora seguimos con 6 millones de hab igual que hace 10
años. espero me aclare la conclusión respecto a los metodos naturales
vistos desde la iglesia
12/01/13 2:24 PM
  
El brigante
+Mis disculpas porque, según me indican, los comentarios han estado sin publicar durante 24h.

Marta, de nuevo lamento que mi forma de expresarme resulte farragosa. En
realidad no debe buscar en mi artículo criterios para la toma de una
decisión, porque no los contiene. La decisión es responsabilidad, en
este caso, de usted y de su marido, exclusivamente. Eso no quiere decir
que la decisión haya de ser arbitraria, sino que nadie más que ustedes
está en condiciones de apreciar el peso de sus circunstancias. Consejo
puede y debe pedirlo a personas competentes, pero no que le digan lo que
debe hacer, salvo caso de imposibilidad (e inimputabilidad) de asumir
la dirección de la propia vida moral. Se deben conocer los principios y
tener muy presentes los fines del matrimonio y su jerarquía. Realmente,
si uno tiene rectitud de intención, si busca la gloria de Dios y el
cumplimiento de su Divina voluntad en nuestra vida, si conoce las
bendiciones que suponen los hijos y los desea, no debería tener gran
dificultad para conservar la paz de espíritu en la valoración de las
circunstancias.





---



LF:

Ha sido culpa nuestra lo de no dar paso a los comentarios. Ya lo vamos a solucionar.
12/01/13 9:03 PM
  
El brigante
Jesús, indudablemente la mentalidad anticonceptiva es más coherente
cuando se ejecuta mediante toda suerte de medios artificiales, pero eso
no excluye situaciones morales patológicas entre cristianos que incurren
en su propia versión de esa mentalidad. Ciertamente los métodos
naturales conllevan períodos (breves) de abstinencia, pero eso no es
suficiente -si media una intención anticonceptiva- para hacerlos
"morales". Por lo demás, es un hecho que se están utilizando para
materializar "políticas" de uno o dos hijos en muchas parejas.

Martín, sintético y brillante.
12/01/13 9:44 PM
  
José María Iraburu
Jesús en su comentario dice:

"... que es un craso error presentar los métodos naturales de planeación
familiar como "la píldora de los católicos" y que es un problema
persistente en el lenguaje que es utilizado por quienes los promueven".



Dos frases: la primera es verdadera; pero la segunda es falsa, dicha
como está dicha, porque hace una generalización temeraria: "quienes los
promueven". Son muchos los que con gran esfuerzo, trabajando contra
viento y marea, promueven los métodos naturales (medios lícitos), para
obedecer la guía de la Iglesia (p. ej., enc. Evangelium vitae, n. 88), y
para ayudar a santificar la vida conyugal. Inculcan, pues, a los padres
que la limitación de la concepción no debe hacerse sino con razones
graves (fin lícito), siempre abiertos a la voluntad de Dios providente.
Les enseñan a ver que el medio lícito no hace por sí mismo lícito un fin
que puede ser lícito o ilícito. Y que este discernimiento sobre el fin
pretendido en una paternidad responsable han de hacerlo los padres en la
presencia de Dios, con oración y gran cuidado, tratando con toda
responsabilidad de mantenerse fieles a la Voluntad divina.



Por otra parte "quienes los promueven" saben que los métodos naturales
sirven tanto para limitar o demorar la concepción como para ayudar a
concebir a los padres que en ello tienen dificultades, facilitándoles el
conocimiento de los días más fértiles.
12/01/13 9:47 PM
  
El brigante
+Oscar Franco: me da la impresión de que las palabras de don JMIraburu responden indirectamente a su pregunta.

Es completamente cierto, además, que muchas personas trabajan con gran
esfuerzo por explicar la sana doctrina moral de la Iglesia en materia
familiar y, en paralelo, ofrecen instrucción sobre los métodos
naturales. Lo cual no obsta para que no debamos preguntarnos el por qué
de la difusión de esta mentalidad anticonceptiva entre los católicos.
Muchos católicos, sencillamente han abjurado de la moral cristiana en
cuanto a la vida conyugal y ni siquiera se molestan en recurrir a los
métodos naturales. He querido señalar que, sin embargo, en otros puede
darse una confusión maliciosa que, amparándose en la licitud de los
métodos naturales (en cuanto medios) enseñada por la Iglesia, pretenda
legitimar una mentalidad contraria a la familia. O si se prefiere, cómo
realmente tiene consecuencias fatales el descuido de la virtud de la
prudencia.
12/01/13 10:21 PM
  
pepiño
Este artículo y los siguientes comentarios de su autor pecan de
inexactitud y por lo tanto aumentan la confusión que ya tenemos en este y
otros muchos temas.



Es cierto, un problema grave, muy grave que tenemos entre los que se
dicen cristianos o incluso intentan sinceramente ser piadosos es la
pusilanimidad espiritual. Hoy, en España, y desde hace muchos años, se
educa a la gente en darles la vida ya dirigida desde que nacen hasta que
se jubilan y poco más allá. Si, una persona nace, tiene un periplo
estudiantil que finaliza con la universidad en muchos casos hasta los
veintimuchos años. Después busca trabajo y espera hasta la jubilación.



En esta mentalidad, la toma de decisiones que impliquen
responsabilidades serias, encaja mal. Simplemente se evita en cuanto sea
posible, salvo por aquellos que de forma personal se salgan del marco
en el que han sido educados.



Por eso, y particularizando en este tema, lo que Vd. dice es inexacto.
La mentalidad anticonceptiva es la generalista de la sociedad, seas o no
cristiano, por temas que ahora no vienen al caso.



De los que de un modo u otro deciden salir de ese pensamiento, bien sea
como opción exclusivamente personal o porque forma parte de una familia
que les ha preservado de aquello, se encuentran con una dificultades muy
serias de las a muy pocos les habían prevenido con anterioridad.



Y aquí es donde entra algo de los que pocos suelen hablar: el miedo. Y
el miedo es algo contra lo que no se educa casi nunca, y lo que a la
inmensa mayoría de la gente derrota con apenas algo de lucha.



Vd. dice que la mentalidad anticonceptiva está en la mente de mucha
gente en la Iglesia. Inexacto. Lo que hay es miedo. Yo no me he
encontrado ningún matrimonio cristiano - bueno, creo que uno y no estoy
seguro - que no quiera tener hijos por un tema de comodidad o por
razones más o menos paganas. Las razones suelen ser la falta de trabajo,
la falta de vivienda y económicas de todo tipo, razones por otro lado
objetivamente inquietantes.



Lo que ocurre es que se está desistiendo de forma masiva de acudir a
Dios como pilar que nos ayuda realmente a solucionar las dificultades
que surgen en la vida, algunas graves, y por supuesto, no solo en este
tema.



En el fondo se ha perdido la costumbre de dar sinceramente gracias a
Dios por lo que tenemos porque es don suyo. En el fondo pensamos que
nuestra contribución es del 90% y algo ayuda Él.



También perdemos de vista - y Vd. lo hace en este artículo - que la vida
es algo grande que Dios nos da. Y que tenemos toda su ayuda y su deseo
de que nos la tomemos con ánimo esplendoroso, y que la cosa no consiste
en estar obligados a tener 5, 8 o 13 hijos, y que si nos los tienes eres
un cualquiera o vete a saber qué, sino que Dios te da la oportunidad de
tenerlos.



Que si tienes ese deseo en el corazón, no te amilanes con los miedos del mundo, que Dios te da donde tú no llegas.


13/01/13 12:50 PM
  
Beatriz
Pepino, excelente comentario. Creo que el autor acierta al intentar
atraer nuestra atencion hacia la intencion a la hora de decidir espaciar
el nacimiento de nuestros hijos, no basta con que el metodo sea bueno,
la intencion tambien tiene que ser buena. Pero como tu bien dices falla
en la acusacion sobre una supuesta "mentalidad anticonceptiva
catolica". Si un matrimonio decide usar el metodo natural es porque
quiere vivir conforme a los lineamientos de la Iglesia porque le seria
mas facil utilizar un metodo anticonceptivo que el Esado te proporciona
gratuitamente. Una inyeccion al mes y te olvidas del asunto. Estos
matrimonios son dignos de nuestra admiracion no de nuestra critica.
Porque la vida que nos ha tocado vivir a nosotros no se compara con la
vida de nuestros padres y abuelos. Y no me refiero unicamente al
aspecto material, que ya es bien serio y bastante miedo da, sino al
psicologico, moral y espiritual. Si tu hijo es pequeno no puedes
dejarlo solo con cualquiera. Cuanto abuso sexual de ninos perpetrado por
"amigos" de la familia, por tios o primos o profesores. Y despues
cuando son adolescentes viene el problema de la droga. Todo el mundo le
dice a tu hijo que la marihuana es menos danina que el cigarro. Luego
vienen las fiestas. Si tienes hija adolescente pues educarla para que se
haga respetar y nadie la trate como un objeto. Los amigos, los padres
tienen que hacerse amigos de los amigos de los hijos. No falta por alli
uno con tendencia homosexual. Hay que hablarles sobre la
homosexualidad. Ni que decir de los antivalores que a diario los
bombardea la television y las peliculas de Hollywood. Y prohibirles ir
al cine o ver television no es la solucion. Los padres tenemos que
estar alli sentados al costado de nuestros hijos mientras miran
television para dar el consejo apropiado en el momento oportuno. Hay que
sembrar para poder cosechar. No es facil educar con valores a los
hijos. Parece como si el mundo se hubiera confabulado en contra de la
familia y del matrimonio. Ingresan a la universidad y comienza el
proselitismo ateo. Dios no existe, todo es una patrana. Y despues viene
el matrimonio. Ojala se casen con catolicos practicantes y eduquen a
nuestros nietos en la fe catolica. Por ahi que se enamora de un
musulman, y no puedes prohibirle nada, ya es adulta. Cada hijo es un
mundo decia mi mama, despues la comprendi. La lucha en la formacion
moral y espiritual de los hijos es constante. No se descansa nunca
porque los ataques son constantes y la mayoria de las veces sutiles. Y
si a eso le anadimos la muerte o la enfermedad de un hijo y la duda que
logicamente genera, pues la vida, ya lo sabemos, es dura, pero nosotros
la aceptamos y vivimos felices y con esperanza nutriendonos con los
sacramentos porque esto es solo un paso para llegar a Dios.



Un hijo es un don, un regalo, y Dios nos pedira cuentas por cada uno de
ellos. Conozco un caso de una familia numerosa de 7 hijos, 3 en drogas y
4 estan bien, y sus padres eran buenos, un ejemplar matrimonio
catolico. Yo soy de la idea que debemos tener la cantidad de hijos que
estamos seguros podremos seguir y acompanar moral y espiritualmente en
todas las etapas de su vida. Porque por eso es que los cristianos
tenemos hijos, no para que sean abogados o medicos sino verdaderos hijos
de Dios.
13/01/13 4:23 PM
  
Ricardo de Argentina
Año 1976. Charlas prematrimoniales obligatorias para contraer enlace
en mi parroquia. Conferencia dada por el médico. No estaba presente el
párroco ni autoridad religiosa alguna. Dijo el médico, entre otras cosas
tanto o más graves, lo siguiente:

1. "Los métodos naturales no son eficaces. Yo tengo un amigo que los practica, y ya va por el quinto hijo"

(No recuerdo si dijo 5º ú 8º).

2. Ahora la Iglesia prohíbe los métodos artificiales, pero eso muy pronto va a cambiar y terminará por aprobarlos".



Año 1.976, repito. Éramos cerca de 30 parejas de novios. Nadie replicó,
nadie matizó. Para los asistentes a ese cursillo dictado en dependencias
de un colegio católico, ésa era la voz autorizada de la Iglesia. ¿Ese
curso fue una lamentable excepción? Con la perpectiva que dan los años
puedo decir que no, que le cupieron las generales: ésa era la enseñanza
prematrimonial habitual. Han pasado cerca de 40 años y, ¿estamos mejor
ahora?



Deseo señalar dos aspectos de la charla aludida:



a) La anticoncepción se daba por supuesta. Se presumía que el tema que
más interesaba a los futuros esposos era cómo evitar la fertilidad. Y
creo que era una presunción muy acertada.



b) A caballito de esa presunción, se anunciaba, a modo de patética
"buena nueva", que la Iglesia finalmente cedería frente a la
anticoncepción.



En la Iglesia tenemos varios problemas:

* Los padres no transmiten la fe católica a sus hijos, por incapacidad o por desinterés.

* Los jóvenes católicos no quieren tener hijos.

* Las parroquias no transmiten fiel e íntegramente las enseñanzas de la Iglesia, por incapacidad o por desinterés.



Mi conclusión: En este contexto en el cual el hijo no se concibe como
"regalo de Dios" sino como "problema a resolver", es más que probable
que las enseñanzas de los métodos naturales sean tomadas como "la
píldora católica".

Aún a despecho de la mejor de las intenciones de parte de los enseñantes.
14/01/13 3:54 AM
  
Rebolé
El artículo es farragoso e inexacto; en el mejor de los casos lleva a
confusión y a que matrimonios que quieren vivir conforme a la voluntad
de Dios y en fidelidad a la Iglesia, se sientan enjuiciados en su modo
de vivir. Con la intención de que los matrimonios no vivan egoístamente
el autor no refleja la bondad que conllevan vivir los métodos naturales,
que requieren la vivencia de la virtud de la castidad, que ayuda a
purificar de todo egoísmo y a vivir la virtud de la prudencia.



Con la intención de aclarar un tema tan delicado y de tanta
trascendencia para la vida de los esposos, el buen ser de la familia y
de la misma sociedad, respondo con lo que dice la Iglesia en el
Compendio del Catecismo. Al ir acompañadas de las referencias a los
puntos del catecismo donde se hace una explicación más detallada, el que
quiera que acuda a ellos para profundizar en el tema.



496. ¿Cuál es el significado del acto conyugal?

2362-2367

El acto conyugal tiene un doble significado: de unión (la mutua donación
de los cónyuges), y de procreación (apertura a la transmisión de la
vida). Nadie puede romper la conexión inseparable que Dios ha querido
entre los dos significados del acto conyugal, excluyendo de la relación
el uno o el otro.

497. ¿Cuándo es moral la regulación de la natalidad?

2368-2369

2399

La regulación de la natalidad, que representa uno de los aspectos de la
paternidad y de la maternidad responsables, es objetivamente conforme a
la moralidad cuando se lleva a cabo por los esposos sin imposiciones
externas; no por egoísmo, sino por motivos serios; y con métodos
conformes a los criterios objetivos de la moralidad, esto es, mediante
la continencia periódica y el recurso a los períodos de infecundidad.

498. ¿Cuáles son los medios inmorales para la regulación de la natalidad?

2370-2372

Es intrínsecamente inmoral toda acción –como, por ejemplo, la
esterilización directa o la contracepción–, que, bien en previsión del
acto conyugal o en su realización, o bien en el desarrollo de sus
consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, impedir la
procreación.

El artículo del Brigante parte de un texto del P. Loring sobre los
métodos naturales y no propiamente de la paternidad responsable, que es
un concepto más amplio. El Brigante tiene que tener en cuenta en su
artículo que, según el Magisterio de la Iglesia, los métodos naturales
son conformes a los criterios objetivos de moralidad, ya que implican un
modo de vida según la naturaleza del matrimonio y el orden creado por
Dios. Por tanto, son una gran ayuda para vivir el doble fin del
matrimonio, el bien de los esposos y la transmisión de la vida.
14/01/13 12:15 PM
  
El brigante
Nada más lejos de mi intención que enjuiciar a nadie, ni inquietarle.
Al contrario, creo que reflexionar sobre la decisión prudente, también
en este terreno, es liberador. Demasiado sé que cualquier decisión en
esta materia es delicada y no exenta de sufrimiento, y como más que la
efectividad de los métodos (bienvenida sea) lo que se necesita es la
tranquilidad de saber que se toma una decisión razonable.

Sólo los cónyuges están en condiciones de tomar esas decisiones y deben
hacerlo. Siempre. La Iglesia no es "natalista" a cualquier precio. Es
"prudencialista" a toda costa.

Sin embargo son muchos los que manifiestan confusión en cuanto al
significado moral de estos métodos y, más en concreto, desorientación en
cuanto al papel de la prudencia. Y esto no es un juicio temerario, sino
el fruto de confidencias de muchos sacerdotes y de seglares.

No se entiende, por cierto, cómo puedan los métodos naturales ayudar (ni
obstaculizar, claro está) a la prudencia. Ni lo hacen ni pueden
hacerlo, ni tienen por qué hacerlo. Son lícitos y su uso no altera para
nada, en sí mismos, ni el fin procreativo ni el fin unitivo. Es la
decisión previa la que debe ser razonable y proporcionada. Me extraña
que esta observación provoque desazón.

Queda en evidencia la necesidad de instruir sobre la virtud de la prudencia.

Pax vobis
14/01/13 11:37 PM
  
Paco
El artículo es bueno y los comentarios aclaratorios de el Brigante aún más.



Dice Ricardo de Argentina que los padres no transmiten la fe a sus
hijos, por falta de interés o incapacidad..., ¿no será por falta de fe?.
Y que los jóvenes católicos no quieren tener hijos... ¿no será por
falta de fe?.



Que el pensamiento antinatalista se ha infiltrado también entre los cristianos lo muestran algunos de los comentarios.



Dice Beatriz, resumiendo:

"Yo soy de la idea que debemos tener la cantidad de hijos que estamos
seguros podremos seguir y acompañar moral y espiritualmente en todas las
etapas de su vida."

Si fuera así, ninguno. ¿Cómo se puede estar seguro de nada en el futuro?
Seguros de que no moriremos o nos quedaremos tontos antes de la madurez
de nuestros hijos, o de que hagan uso de su libertad para hacer lo
contrario de lo enseñado, o de vaya usted a saber. Excepto de la
providencia divina, precisamente la de Aquel que da los hijos, no
podemos estar seguros de nada.
15/01/13 10:30 AM
  
pepiño
Ya que van saliendo cosas, me animo a seguir comentando. Aunque no me
gusta nada la polémica, es necesario que se digan ciertas cosas porque
tela lo que veo con los comentarios hacia la gente joven.



D. Ricardo, el año 1976 pilla algo lejos. De 1976 a 2013 hay tanta
diferencia social - o más - que de 1976 a 1920. No me refiero al ejemplo
que ha puesto, sino su forma de ver las cosas y los juicios que Vd. y
otros muchos hacen.



De hecho, ese ejemplo letra por letra sucede hoy, en el 2013, con la
diferencia de que hoy hay jóvenes que se levantan de la silla, replican,
y buscan al cura para pedirle explicaciones. No muchos, pero los hay.



Es una pena que con las dificultades y traidores que hay en la Iglesia,
nos empeñemos en demonizar a unas personas que en muchos aspectos se
comportan de forma heroica.



Si, caballero, así es. Antes de que Vd. hiciera ese cursillo, fue a un
colegio, vivió en una familia, y en un entorno social donde conoció a su
mujer. Vd. no vió pornografía brutal con 8 años, como hoy, de un modo u
otro, los niños ven. Vd. no vivió en un entorno donde sus amigos se
masturbaban con 12 años como se hace hoy. Vd. no vivió en un entorno
donde las niñas con 14 años ya pierden la virginidad, y no tuvo que
aguantar que su mujer le dijera que fulano y mengano ya se había
acostado con ella, ni que mengano viniera a echárselo en cara. Vd. no
tuvo que lidiar con eso, o al menos lo tuvo bien fácil para evitarlo.
Hoy los jóvenes tienen que saber gestionar muy bien ciertas situaciones
antes del matrimonio, cosas que Vd. dió por supuestas.



Si, caballero, aún a pesar de la crisis del petroleo, en 1976 dos
jóvenes se podían casar con menos de 25 años e ir tirando con muchas
dificultades, aún con estudios de formación profesional o incluso con un
solo sueldo. En 1976, los problemas de concepción eran una anécdota,
hoy son una plaga.



Desde hace ya muchos años, y hoy especialmente, conseguir un empleo con
menos de 25 años y que te de para vivir UNO SOLO, no es difícil, es una
quimera. Con menos de 25 años aún con estudios superiores e idiomas no
se consigue un empleo para mantener una familia. Con 30 años y después
de ahorrar un tiempo, empieza a haber posibilidades ciertas, aún con
dificultades que en 1976 ni se pasaban por la cabeza.



Llegado a este punto, a los jóvenes se les prueba de forma excepcional, y
no muchos pasan la prueba, el miedo puede con muchos de ellos, y no se
casan pero tienen vida marital o se van a vivir juntos.



Pero hay algunos que no se arredran, se agarran a Dios y contra toda
esperanza y prudencia humana se casan e intentan vivir según la Iglesia.



Y estos pueden tener hijos, o no. Algunos, muy, muy pocos, deciden no
tenerlos, no voy a entrar en ello porque repito, no sé siquiera si me
encontrado con un solo caso. Si caballero, no conozco un solo caso que
use los métodos naturales como los paganos usan los anticonceptivos.
Supongo que alguno habrá.



Lo que si conozco y a demasiados, son los que no tienen hijos porque
simplemente no vienen. O a lo mejor, tienen uno o dos y ya no vienen
más. Por no hablar de los abortos sufridos. Estos tienen que aguantar
cientos de veces los comentarios de todo tipo de personas conocidas y
desconocidas que les interrogan sobre su paternidad e incluso se
permiten la libertad de darles consejos o - pásmese - amonestarles. Si
caballero, estos son en su inmensa mayoría los sujetos comodones a los
que se mira de forma sospechosa.



Estos sujetos que cuando van a un evento provida se tiene poco menos que
esconder, porque lo que mola es enseñar a ese matrimonio al que Dios
les ha dado esos 6 hijos que ellos querían, a esa chica que ha quedado
embarazada y no aborta. Pero ese matrimonio que no tiene hijos no tiene
nada que ofrecer, a pesar de que rechaza recurrir a determinadas
técnicas por la que tendrían su ansiado hijo a costa de otros 5 o 6
muertos.



La cosa no se queda ahí, faltaría más. En su angustia, ese matrimonio
busca alternativas para tener ese hijo. En 1976 se podía adoptar en
España. Hoy no se puede adoptar en gran parte del país porque la
adopción está cerrada: simplemente no hay niños que adoptar, todos
abortados. Entonces se mira la adopción internacional, que está muy de
moda. Lo que nadie dice es que está de moda porque es la última opción, y
cuyo proceso dista mucho de la imagen bucólica del negrito o la chinita
que se trae el famoso de turno. Es un proceso muy jodido. Permítame la
expresión porque no tengo otra que lo defina mejor.



En la Iglesia hay muchos problemas. Las familias pequeñas no lo son, ni
están ahí para que se las tache de lo que cada mente tenga capricho de
juzgar.
15/01/13 10:37 AM
  
Catholicus
Es mucho más certero enseñar que acudir a los métodos naturales sin
causa grave es un pecado de la misma especie que acudir a los
anticonceptivos, porque la especie del pecado es el antinatalismo, el no
querer someter nuestra voluntad a la "intención creadora de Dios".



Si los métodos naturales son aceptables tan sólo bajo "causa grave",
está bien claro que esa es la excepción a la regla, porque nadie/todos
vive en permanente "estado de excepción".



Algunos no lo comprenden, pero bien lo explicaba el Cardenal Burke en
una clarísima sentencia que limpia de mucha confusión moral incluso a
personas bien formadas:



La especie de pecado del aborto, condones, píldoras etc, etc es la misma. Es el antinatalismo.



Es oponerse a la voluntad creadora de Dios, no permaneciendo abiertos a la vida en la actitud interior.



Luego las diferencias en el acto en que ese pecado previo queda plasmado, añadirán mayor o menor gravedad.
15/01/13 12:12 PM
  
Catholicus
Lo diré de otra manera, por ilustrar como yo pienso que la pedagogía empleada tiene mucho de culpa en la confusión existente.



¿A alguien se le ocurre enseñar con el Catecismo de la siguiente manera (un supuesto)?:



- ¿Es legítimo matar al próximo?

Sí. Siempre que se haga por serios motivos, es lícito matar a otros seres humanos, en conformidad con la Ley de Dios.



- ¿Cuales son esos motivos por los que podemos matar al prójimo?



La Ley de Dios enseña que se puede matar al prójimo según los criterios
de la guerra justa, de la legítima defensa, de la defensa de la justicia
etc, etc etc.





Pues así de absurda es la enseñanza/pedagogía que estamos dando sobre
los métodos naturales, al señalar la licitud de la excepción - los
"graves motivos"- , en vez de remachar la ilicitud de la norma general.



Eso pasa por querer hacerse el simpático ante el mundo. El mundo pasa
igualmente de ti, pero encima los propios acaban todos confundidos, y
los demoledores internos tienen el campo abonado.
15/01/13 12:25 PM
  
El brigante


LEÓN XIII, 1878-1903

USO DEL MATRIMONIO EN LOS DÍAS AGENÉSICOS



De la Respuesta de la Sagrada Penitenciaría, 16 junio 1880



[1.–]Preg.: ¿Es lícito el uso del matrimonio tan sólo en aquellos días en que es más difícil la concepción?



Resp.: No se debe inquietar a los cónyuges que proceden de esa manera; y
el confesor puede insinuar –si bien con prudencia– esa forma de actuar a
aquellos cónyuges que no ha podido apartar, de otro modo, del
detestable crimen del onanismo.
15/01/13 8:35 PM
  
Luis Fernando
Por si algún despistado no sabe qué es el onanismo, se conoce vulgarmente como "marcha atrás".
15/01/13 8:48 PM
  
El brigante
Una y mil veces: nadie debe ser inquietado por usar del matrimonio en
los días agenésicos (si se comprende la distinción entre medios y fines,
eso debería haber quedado claro). El método -cathólicus- es lícito,
luego no es algo prohibido que se permite en contadas ocasiones. No hay
anlogía posible. La penitenciaría apostólica no dice ni más ni menos de
lo que dice: son medios lícitos así que a nadie se atribule por usar de
ellos (Usar de un coche es algo lícito. Pero con un coche se puede ir a
trabajar o a robar un banco. Ahora bien, al ladrón no se le acusará de
haberse desplazado en coche para cometer su delito...)

Luego -y disculpen mis contradictores- siempre se trata de la formación y
fortalecimiento de la prudencia, de si la decisión (¡no el método
natural!) es proporcionada o no. Sin ella -la prudencia- es imposible no
dejarse llevar por las pasiones o por principios mal comprendidos.
Evitar los nacimientos cuando lo razonable es buscarlos, es imprudente.
Buscarlos cuando la razón nos muestra que no estamos en condición de
recibirlos y, sobre todo, de educarlos, también lo es. Detrás de todo
hay un profundo miedo (injustificado) a la dinámica moral del hombre,
que no es ni rigorista ni laxa: es una búsqueda de la verdad práctica
protagonizada por cada hombre.

En una palabra, los términos del asunto están enmarañados y no es la
menor prueba de ello la hipersensibilidad que despierta una reflexión
que -todo lo farragosa que se quiera- sólo señala el problema real de la
soledad moral en la que se ha dejado a una muchedumbre de cristianos.

Por cierto que he escrito un segundo artículo -manifistamente mejorable- sobre el tema



http://www.elbrigante.com/2013/01/ideal-y-alabanza-de-la-familia-numerosa.html



In caritate non ficta,
15/01/13 8:49 PM
  
Luis Fernando
Hace años, cuando todavía no había pasado mucho tiempo desde mi
regreso a la Iglesia, planteé en un foro católico la cuestión sobre la
licitud de los métodos naturales. Mi idea era que, en el fondo, me
parecía que tanto los anticonceptivos "artificiales" como los métodos
naturales buscaban lo mismo: no tener hijos salvo cuando el matrimonio
lo cree oportuno.



Se me echaron encima acusándome de ser más papista que el Papa y tal y cual.



Leído el post y los comentarios consiguientes, me parece que queda claro
que los métodos naturales son lícitos, pero para que sean moralmente
aceptables tiene que haber una razón de fondo importante que lleve al
matrimonio a no desar tener descendencia en una etapa concreta de la
vida familiar.



Y ahí sí creo que es evidente que el juicio moral sobre la existencia o
no de "esa razón importante" corresponde precisamente al matrimonio.
Podrá buscar orientación pastoral, pero la decisión es suya. Lo cual no
quiere decir que dé lo mismo lo que decidan o que vale todo. Los que
están acostumbrados a vivir en gracia y dejan que sus vidas estén bajo
el señorío de Cristo, tendrán fácil el discernimiento. Los que ni
siquiera son conscientes de qué es eso de la gracia, difícilmente se
plantearán estas cosas.



El problema hoy es que la formación que se da en los cursos
prematrimoniales está más o menos al mismo nivel que la formación
catequética de nenes de primera comunión o de confirmación: para echarse
a llorar desconsoladamente. Y con difícil solución, ya que muchos
formadores ya han estado mal formados y por tanto es imposible que
formen bien.



Obviamente hay diócesis donde las cosas están mejor que en otras, pero,
por ejemplo, en la de Madrid, siendo arzobispo el mismo que hay ahora,
cuando mi esposa y yo regresamos a la Iglesia y pedimos recibir el
sacramento del matrimonio -estábamos casados por lo civil y no nos
casaron "religiosamente" siendo protestantes- tuvimos que pasar por uno
de esos cursillos prematrimoniales. El sacerdote que lo dio nos dijo que
el uso de los anticonceptivos quedaba en la conciencia de cada cual.



Si hoy me encontrara con lo mismo, no hace falta que os diga lo que haría.
15/01/13 9:21 PM
  
pepiño
Luis Fernando:



Yo creo que este tema tiene muchas facetas sobre las que debatir.



La que introduce el artículo es el supuesto problema de los católicos que usan los MN como anticonceptivo.



Problema inexistente, o solo de forma muy marginal. Otra cosa son los
que usan anticonceptivos y se dicen católicos, pero ese es otro debate
diferente.



Y en cuanto a los cursillos prematrimoniales, ya le adelanto que da
igual lo que Vd. haga. En Madrid es de dominio eclesial público que hay
Iglesias con nombre y apellidos donde se hace publicidad de los
anticonceptivos y no se hace nada. Hay gente que se lleva un doble
disgusto, el de comprobar lo que se dice en determinados cursillos, y el
de comprobar que el tema es plenamente conocido y tolerado incluso por
sacerdotes nada sospechosos.



Ahora bien, si, por ejemplo, en http://www.sancarlosborromeo.org/ se
hace y anuncia de forma pública de todo, y no se hace nada, tampoco
podemos esperar que se actúe sobre otros temas de menor calado (que no
triviales).



Pero ese es también otro debate.



Me conformaría conque alguien pueda reflexionar un poquillo sobre los
juicios a esos matrimonios por motivo del número de hijos que tienen.
Ojalá alguien haya aprendido que jamás, jamás, se debe comentar ni
criticar esta situación con nadie, ni mucho menos preguntar en el tono
que sea al matrimonio sobre la situación.



Si a una sola persona le ha quedado claro esto se habrá dado un paso
hacia adelante. Si esto ha servido para afianzar a alguien en justo lo
contrario, solo habrá servido para aumentar la crueldad que ya sufren
muchos matrimonios "sospechosos".
16/01/13 9:57 AM
  
Ricardo de Argentina
El hecho de difundir masivamente los métodos naturales va a permitir
evitar pecar en el medio, pero no en el fin. A saber, si el
espaciamiento no obedece a motivos moralmente aceptables, hay pecado.



Ahora bien, por otro lado se deja esa determinación al discernimiento de
los esposos. Derecho a eso tienen, claro, pero ¿preparación adecuada
también tienen? ¿Conciencia debidamente formada? ¿Capacidad para
confrontar católicamente contra los criterios mundanos que se cuelan por
todos los resquicios?



Pero dejemos eso y vayamos a otro punto que me parece más importante y
que consiste en cuestionar el silencio de radio que se ha tendido sobre
las ventajas objetivas e incuestionables de la familia numerosa.
Omisión que en visto en la misma Iglesia desde siempre, incuidos los
consejos morales decimonónicos acerca de la conveniente prolifiocidad
católica. Omisión que he notado incluso en el último post del Brigante
en pro de la familia numerosa. Omisión que va asociada a la aceptacíón
de muchas mentiras tipo "leyenda negra" sobre la familia numerosa, y que
yo aún no he visto a un De Prada o similar que las denuncie y
pulverice. Como por ejemplo que la familia numerosa lleva a la pobreza
material. O a una esclavitud insufrible. Vamos, que no es necesario que
yo recuerde los sambenitos que están asociados en el imaginario
colectivo a la idea de "familia numerosa".



Por el contrario, la familia numerosa:

* Favorece la socialización de los niños, sin necesidad de jardines de infantes ni "estimulación

temprana".

* Favorece el amor de los padres y su mutua fidelidad.

* Favorece el desarrollo económico, por la dinámica de grupo que se
genera y también, por las simpatías que inevitablemente genera en el
entorno. Más crecidos los niños, ya jóvenes, es causa de pujante
prosperidad económica en sus miembros a causa del crédito y la
colaboración espontánea que surge entre los miembros.

* Favorece de manera impresionante la identidad cultural del grupo,
preservándolo de la la influencia mundana. Permite, por ejemplo,
prescindir sin traumas del televisor y similares.

* Crea una fortísima ley moral interna, que facilita enormemente la
formación de los niños: los más pequeños aprenden cada vez más de los
más grandes y cada vez menos de los padres de manera directa.

* Crea un ambiente "auto-contenido", donde se encuentra solución a casi todas las carencias de casi todos los tipos.



Bueno, aquí paro, caso contario podría ganarle a Pepiño en la extensión
del comentario. Pero reitero: más que Billings, más que el estudio
moral de las causas del espaciamiento, más y antes que todo, hay que
terminar con le leyenda negra antifamiliar basada en una serie de mitos
falsos creados por el AMSE (AparatoMediáticoCulturalEducativo). Hay que
difundir las ventajas reales, objetivas e indiscutibles de una sociedad
basada en familias numerosas.
16/01/13 12:19 PM
  
Martin Ellingham
Quisiera destacar y comentar unas palabras del Brigante:



1. "Evitar los nacimientos cuando lo razonable es buscarlos, es
imprudente. Buscarlos cuando la razón nos muestra que no estamos en
condición de recibirlos y, sobre todo, de educarlos, también lo es."



Esta manera de expresar es muy superior a la habitual fórmula legalista
de regla/excepciones que deforma el campo de lo prudencial y lo
descompone en casuismo.



En concreto, una prole numerosa puede ser signo de un obrar conyugal
prudente o imprudente; y lo mismo hay que decir de una prole reducida,
que puede ser fruto del egoísmo o la privación del bien de una familia
numerosa por una causa justa.



2. "Detrás de todo hay un profundo miedo (injustificado) a la dinámica
moral del hombre, que no es ni rigorista ni laxa: es una búsqueda de la
verdad práctica protagonizada por cada hombre."



Otra gran verdad. En la búsqueda de la seguridad ante todo, de la
eficacia y el resultado previsible a toda costa, hay un miedo
anti-vital, que busca asfixiar con soluciones rigoristas o laxas, porque
ambas ahorran a quien las sigue ese drama personal de la decisión
prudencial y el juicio de conciencia recta.



Saludos.
16/01/13 12:34 PM
  
Lorenzo T
Nunca había logrado comprender lo de los métodos naturales. Lo
defendía porque entendía que era lo que la Iglesia enseña. Pero no lo
entendía y siempre me quedaba la sospecha de que tenían razón los que
los llamaban la píldora católica. Gracias por el artículo.
16/01/13 1:02 PM
  
Rebolé
Métodos naturales,castidad y virtud de la prudencia.



Los métodos naturales implican vivir la virtud de la castidad.



"2339 La castidad implica un aprendizaje del dominio de sí, que es una
pedagogía de la libertad humana. La alternativa es clara: o el hombre
controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se
hace desgraciado (cf Si 1, 22). “La dignidad del hombre requiere, en
efecto, que actúe según una elección consciente y libre, es decir,
movido e inducido personalmente desde dentro y no bajo la presión de un
ciego impulso interior o de la mera coacción externa. El hombre logra
esta dignidad cuando, liberándose de toda esclavitud de las pasiones,
persigue su fin en la libre elección del bien y se procura con eficacia y
habilidad los medios adecuados” (GS 17).

2341 La virtud de la castidad forma parte de la virtud cardinal de la
templanza, que tiende a impregnar de racionalidad las pasiones y los
apetitos de la sensibilidad humana."



La regulación natural de la fertilidad a través de los métodos
naturales, puesto que implica vivir la virtud de la castidad, ayuda a la
virtud de la prudencia.


17/01/13 6:43 AM
  
pepiño
Lorenzo T:



Mucha gente no logra comprender el por qué de los métodos naturales,
porque no comprende - ni la mayor parte de las veces conoce - la
doctrina de la Iglesia sobre este punto, especialmente sobre la
paternidad responsable.



Esto se debe en buena medida al hecho de que hay muchos que se empeñan
en distorsionar la propia doctrina de la Iglesia, vistiendo de virtud lo
que no es garantía de nada. Vd. debe pensar que el Brigante tiene
parece tener buen criterio, e incluso parece hablar según la Iglesia,
ese es el error. Seguro que es más bueno que el pan, pero se equivoca y
mucho.



Otros muchos, como en estos comentarios se empeñan en afirmar una cosa y
su contraria, decorando su discurso con una supuesta erudición que solo
sirve para llenar de escrúpulos a aquellas almas más vulnerables: las
que desean seguir a Dios de todo corazón, pero todavía tienen una
formación muy pobre.



El señor Brigante sigue erre que erre. Escribe un artículo que parte de
un juicio de intenciones sobre los matrimonios jóvenes, critica al Padre
Loring por un texto perfectamente correcto, para luego admitir la
licitud del uso de los MN pero solo en contadas ocasiones, porque no se
va a bajar del burro en seguir afirmando que aunque legales, tienen más
peligro que un mono con dos pistolas.



De hecho ha puesto un enlace a otro artículo suyo donde empieza
afirmando que "La familia numerosa es y será siempre el ideal de los
matrimonios, supremamente de los matrimonios cristianos", y se queda tan
a gusto.



Lo peor es que se lo cree, y así a lo tonto a lo tonto, texto allí y
texto allá va generando confusión cuando él cree que deja las cosas
claras.



Señor Brigante, ya no tiene excusas, por su bien y el otros deje ya de
escribir falacias que NO son doctrina de la Iglesia, sino ideas suyas
muy discutibles por cierto. El ideal de familia ha sido y será siempre
la Sagrada Familia, que no era numerosa, fíjese Vd. Y esto si lo dice la
Iglesia.
17/01/13 10:20 AM
  
solodoctrina
Solicito a los comentaristas católicos que en lo posible, fundamenten
sus opiniones contrastándolas con la enseñanza de la moral sexual y
familiar de la Santa Madre y Maestra, para así evitar caer en errores
que cometen quienes no la toman en cuenta, generando, de este modo, sus
fantasías particulares.



Por ejemplo, nadie puede decir que para la enseñanza moral de la Iglesia
de Dios, una familia reducida da igual que una numerosa y que la
Iglesia puede desaprobar, en ciertos casos, una prole numerosa. Para un
cristiano, un hijo siempre es una bendición de Dios, no una imprudencia.

17/01/13 1:08 PM
  
Luis Fernando
El autor del artículo va a estar fuera de España unos días, así que,
en principio, no pondrá comentarios hasta la vuelta. O quizás sí, pero
si no lo hace, esa es la razón.
17/01/13 2:14 PM
  
Martin Ellingham
Quisiera saber en qué lugar el Magisterio de la Iglesia dice que la
cantidad dispensa del juicio prudencial. En ninguno, es obvio.



De hecho, quien luego de un juicio prudencial recto concluyera que su
deber es limitar la prole mediante la continencia periódica, y no
quisiera seguir dicho dictamen, obraría de modo contrario a la prudencia
y contra el juicio de su propia conciencia. Y eso, para el Magisterio
de la Iglesia siempre ha sido y es un desorden moral.



La legitimación del obrar moral por sus resultados, propia del
procreacionismo imprudente, no tiene nada que ver con la moral católica y
es aplicación del consecuencialismo moral condenado por JPII.



En fin, a veces la ignorancia es atrevida. Una burricie estulta
disfrazada de ortodoxia y fidelidad al Magisterio (que no entiende).



Saludos.
17/01/13 3:34 PM
  
El brigante
+Estoy muy lejos de mi casa y lamento no tener a mano todos los textos
magisteriales que quisiera. Particularmente aquellos en los que Pío XII
recuerda el carácter ejemplar de la familia numerosa y pone como
muestra la de S. Pío X (10 hermanos) o la de Santa Catalina de Sena
(25). Textos en los que explica perfectamente que ese ideal es objetivo y
no prejuzga que en una familia concreta lo prudente o lo que Dios haya
determinado es que haya uno, dos, tres hijos o los que sea, que eso es
un juicio de prudencia y lo otro, tan solo un principio que debe estar
presente en la decisión (si es que corresponde, pues a veces Dios sólo
concede un hijo, dos o ninguno, y no hay más que hablar), junto con
otros principios.

Advierto un enconamiento innecesario que no facilita la comunicación sobre este asunto pero que revela su importancia.

De todos modos, un amigo me hace llegar un texto oportuno para quienes
creen que la licitud de los medios basta para justificar la decisión o
quienes pretenden (en crasa incomprensión de la naturaleza racional de
la prudencia) que los períodos de abstinencia que conllevan estos
métodos contribuyen directamente al crecimiento de la prudencia:

“Habrá que afirmar o negar la licitud moral de tal conducta de los
esposos (uso exclusivo del matrimonio en días agenésicos durante largos
períodos) en función de que la intención de observar constantemente esos
períodos se base o no en motivos morales suficientes y seguros. El solo
hecho de que los esposos no violen la naturaleza del acto, e incluso
estén dispuestos a aceptar y a educar al niño que, pese a sus
precauciones, pudiera venir al mundo, NO BASTARÍA POR SÍ SOLO PARA
GARANTIZAR LA RECTITUD DE LAS INTENCIONES Y LA MORALIDAD INDISCUTIBLE DE
ESOS MISMOS MOTIVOS”

“Si después de un juicio razonable y justo de semejantes razones graves
(como las que ha señalado previamente) ya sea personales, ya se deriven
de las circunstancias exteriores, estas no se dan, la voluntad de los
esposos de evitar habitualmente la fecundidad de su unión al tiempo que
continuar satisfaciendo plenamente su sensualidad, sólo puede proceder
de una falsa apreciación de la vida y de motivos extraños a las reglas
de la sana moral” (Pío XII, 29 de octubre de 1951).

La Iglesia y el buen sentido enseñan que también en el terreno de la
procreación se trata de la búsqueda de la verdad práctica, de la
prudencia. Lo que confunde es mezclar conceptos. Queda claro que los
métodos naturales son medios perfectamente lícitos (no logro descifrar
la acusación de algún comentarista de que tengo alguna prevención hacia
ellos, comentarista que, por cierto, insiste en hacer juicios de
intenciones sobre mí, tampoco sé con qué fundamento). Queda también
claro que la cuestión es que la decisión se funde en motivos
proporcionados. Proporción que será más o menos cierta, pero que en todo
caso corresponde a ambos cónyuges, de consuno, juzgar. Y no a terceros.

17/01/13 3:45 PM
  
pepiño
Solodoctrina:



Es muy interesante solicitar contrastar las opiniones con citas oficiales de la Iglesia, pero hay que dar ejemplo.



"nadie puede decir que para la enseñanza moral de la Iglesia de Dios,
una familia reducida da igual que una numerosa". ¿Donde dice eso la
Iglesia?, ¿Y los matrimonios infértiles dónde quedan?, ¿a qué llama Vd.
reducida y numerosa?. Si tener un hijo es un regalo de Dios, ¿por qué
hace Vd. distinciones en el número que se reciben?. Si la clave está en
el número de hijos, entonces adoptar más hijos cuando biológicamente no
es posible es muy meritorio. Es más, adoptar parejas o tríos de hermanos
mientras también se tienen los propios debe ser mucho más meritorio. Si
6 es mejor que 4, y 10 mejor que 6, ¿entonces 20 es mejor que 10 y 40
mejor que 20 y así sucesivamente, no?



"y que la Iglesia puede desaprobar, en ciertos casos, una prole
numerosa". Bueno, dígame Vd, si aprueba que un matrimonio se dedique a
procrear y adoptar hijos a la vez con el solo fin de llegar al número
más alto posible, simplemente por eso. Estoy hablando que de ese modo se
podría llegar a más de 30 hijos.



"Para un cristiano, un hijo siempre es una bendición de Dios, no una
imprudencia." ¿Siempre?. Teniendo en cuenta que tener un hijo es cosa de
tres, Dios y dos más, Vd mezcla la voluntad de Dios que es siempre
Santa, con la decisión de los otros dos. La decisión de tener un hijo
puede ser hasta pecado mortal, fíjese si puede ser imprudente. Para
tener hijos hay que cumplir ciertas condiciones, la más obvia es la de
estar casados, así que lo de "siempre" ya no vale.


17/01/13 4:56 PM
  
El brigante
Solodoctrina, la doctrina moral cristiana no es consecuencialista,
sino prudencialista. Que el resultado sea un bien en sentido ontológico o
metafísico (una nueva vida humana), no prejuzga de la rectitud de la
decisión de la que es consecuencia.

Está claro que esto no son matemáticas, pero recordemos que el fin
primario del matrimonio -ya no se habla de él, pero sigue existiendo- no
es la procreación, sino la procreación y educación integral (religiosa,
cívica y moral) de los hijos. Eso nos da una pista de cómo un acto
generativo puede ser más o menos imprudente, sin que ello afecte en
absoluto a la bondad -insisto, real, objetiva y metafísica- del hijo que
viene al mundo sin esas garantías. Lo que ocurre es que ese hijo que
existe tiene derecho a una educación, para llegar a ser un hombre
plenamente responsable, que en principio no se le va a garantizar.

La rectitud de los actos no se mide por sus consecuencias, sino por los
bienes morales en juego y las circunstancias que concurren. Lo mismo que
nadie puede dudar legítimamente de que todo hombre que viene a este
mundo sea un bien y tenga un destino eterno.
17/01/13 6:07 PM
  
El brigante
+Estoy moviéndome sin parar estos días y hasta la semana que viene. No
voy a poder atender los comentarios de modo que ruego al director de
Infocatólica que cierre los comentarios a este post. Agradezco a todos
los intervinientes su partipación y ruego a todos una oración por este
emboscado.

Que Dios nos dé sus dones para discernir, en este terreno como en todos los demás, su santa voluntad.

Un cordial abrazo,
17/01/13 6:44 PM
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