Los hebreos (del latín Hebraei y del griego antiguo Hebraioi  [Ἑϐραῖοι], y ambos a su vez del hebreo ‘Ivrīm [עברים]), son un antiguo pueblo semita del Levante mediterráneo (Cercano Oriente); también son ancestros de los israelitas y del pueblo judío.


La tradicional fuente de referencia para los hebreos es la Biblia, cuyo contenido también se encuentra en las escrituras hebreas de la Torá. Según estas fuentes los hebreos constituyen el grupo monoteísta inicial, que es descendiente de los patriarcas posdiluvianos Abraham, Isaac, y Jacob.


Según la Biblia y las tradiciones hebraicas (orales y escritas), los hebreos fueron originarios de Mesopotamia.
Eran nómadas, vivían en tiendas, poseían manadas de cabras y ovejas,
utilizando asnos, mulas y camellos como portadores. Siguiendo a Abraham,
los hebreos emigraron hacia Canaán, la tierra prometida por Dios a los
descendientes del primer patriarca. Varias tablillas descubiertas
en Mari certifican frecuentes migraciones a través del Creciente Fértil.


Abraham es considerado el primer hebreo
por dejar su Caldea natal, y haber atravesado “del otro lado del
río” Éufrates. El patriarca y los suyos se asientan en Canaán:
en Siquem (actual Nablus), Beerseba o Hebrón. Poco a poco, se mezclan
con los pobladores locales y se convierten en agricultores sedentarios.
El pueblo de Israel era vecino de otros, como
los edomitas, moabitas, amonitas e ismaelitas. El rasgo distintivo de
los hebreos fue su convicción en la existencia de un único Dios (Yavé).
Según los textos del Tanaj, el pueblo de
Israel es elegido por Dios para la revelación de principios
fundamentales (tales como los Diez Mandamientos contenidos en la Torá) y
es con el primer patriarca del pueblo hebreo que Dios establece su
Alianza o Pacto, también conocido como Convenio Abrahámico:
« Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al país que yo te
mostraré. Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré; engrandeceré tu
nombre y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y
maldeciré al que te maldiga, y por ti se bendecirán todos los pueblos de
la tierra
 ». —Génesis 12:1-3.

Éxodo hebreo. David Roberts, Los israelitas yéndose de Egipto, óleo sobre lienzo, 1828.


Exodo-Egipcto
En la Biblia, Israel es el nombre nacional de los hebreos.
Inicialmente y en su condición tribal, los hebreos no poseían un nombre
que los distinguiese históricamente como grupo. El cambio del nombre
del tercer patriarca, quien de “Jacob” pasa a llamarse “Israel” (Génesis 32:24 y 32:28)
es reflejo el hecho histórico conocido como unión de las tribus hebreas
iniciales y de su triunfo sobre los cananeos. O, dicho de otro modo,
“hebreos” eran antes de la conquista de la tierra de Canaán e
“israelitas” se los llamará a partir de dicho acontecimiento (siglo
XVIII a.E.C.).
En la actualidad, “hebreo” se emplea para designar a todo aquél que
sea miembro o descendiente del pueblo de Abraham, Isaac, y Jacob. Hebreo
es hoy además sinónimo de israelita y judío.
En algunos idiomas modernos, entre ellos
el griego, italiano, rumano y muchas lenguas eslavas, “hebreos” es
empleado como etnónimo estándar de judíos.

1. Hebreos y tradición judeocristiana

Según la historia y las tradiciones judía y cristiana, (Ver:
Judaísmo y cristianismo) la formación del pueblo hebreo tiene lugar
durante el segundo milenio antes de la Era Común, posiblemente alrededor
de 1800 a.E.C. Si bien existen ciertas dificultades para determinar la
ubicación precisa de los primeros en hebreos en la historia, ello se
debe en gran parte a que la tradición de ese grupo humano fue ante todo
oral y no escrita. Y no solo fue la tradición oral en sus inicios sino
que además lo fue durante muchos siglos.


El que las tradiciones y cultura de los hebreos, así como también sus
conocimientos y percepción del mundo, hayan sido inicialmente
transmitidas de modo verbal y de generación en generación ha dado lugar a
lo que hoy pueden parecernos ser inconsistencias en la subsecuente
tradición escrita. Los parámetros del mundo antiguo no eran precisamente
los mismos que los del mundo de hoy. Así, por ejemplo, la concepción
del mundo, la noción del tiempo e incluso el ritmo de vida eran sin
dudas diferentes a los nuestros.



Inspiración bíblica en el arte. Julius Schnorr von Carolsfeld, Dios le muestra a Abraham las estrellas,
grabado, 1860. La palabra de Dios es fuente de esperanza para Abraham y
fuente de inspiración en el arte: “Ahora mira al cielo y cuenta las
estrellas, si te es posible contarlas. Y le dijo: Así será tu
descendencia.” —Génesis 15:5.9


Dios-Abraham
Al considerar al grupo étnico de los hebreos es necesario recordar
que la Biblia no fue concebida para ser un mero texto de historia con
presunciones científicas sino un testimonio colectivo trascendental en
el cual los creyentes, tanto judíos como cristianos, atesoran desde hace
ya más de dos milenios lo que consideran ser revelación y palabra
de Dios.


En lo que a “hebreos” concierne, las principales fuentes de
conocimiento son tanto la tradición oral como la escrita, siendo el
texto bíblico fuente de información y también fuente de
inspiración, desde hace —como mínimo— veinticuatro siglos.



2. Creencias, ritos y ética

2.1 Monoteísmo

Los hebreos creen en un Dios y en uno exclusivamente. En la
Antigüedad, el mundo que rodeaba a los hebreos era politeísta,
fetichista e idólatra. La tradición —en este caso hebrea e islámica—, ha
preservado una significativa leyenda acerca del rechazo de Abraham
respecto a los ídolos (aniconismo), cosa que lo condujo a una eventual
destrucción de los mismos.


El Tetragramatón hebreo se lee de derecha a izquierda. Los cuatro caracteres hebreos (יהוה) son cuatro consonantes, «YHVH».
Tetragramaton-peq


Los hebreos creen en Yahvé (Jehová). Por respeto, evitan deliberadamente mencionar o por lo general escribir su nombre propio. Suelen referirse a Dios como Ha-Shem (“El Nombre” [de Dios]) o Barúj Ha-Shem (Bendito [es/sea] el Nombre [de Dios]). Los hebreos emplean además expresiones tales como Elohím (literalmente “Dioses”, pero significando “Dios de Dioses”), El-Elión (“Dios Supremo” o “El Altísimo”), El-Shadái (Dios Todopoderoso) y El Ha-Rajamím (Dios Misericordioso).


Le asignan también muchos otros nombres y, entre ellos, frecuente es el uso de Adón (“Señor”),  Adonái (“Mi Señor”) así mismo como Eli ( “Mi Dios”) y Eloheinu (“Nuestro Dios”).



En la escritura, el nombre propio de Dios (Yahvé) es expresado a
través de cuatro letras hebreas (יהוה «YHVH») a las que los hebreos, por
respeto al “Creador del Mundo” (Boré Ha-Olám) y “Rey del Universo” (Mélej Ha-Olám),
se abstienen de pronunciar. Por estar en hebreo compuesta de cuatro
letras, la palabra en cuestión es denominada “Tetragrámaton”.


Yahvé no posee forma humana ni tampoco es la Naturaleza, sino su
creador. Es espíritu y posee además atributos que le son propios (es
eterno, todopoderoso, etc.). Pero los hebreos siguen el camino del
aniconismo y evitan por lo tanto respresentarlo en términos visuales.



2.2 Pacto y Alianza

Yahvé realiza su Pacto con Abraham, quien actúa
en representación del pueblo hebreo. Dios se compromete a brindarle
protección y ayuda constantes, una descendencia muy numerosa y la tierra
prometida (Canaán). El pueblo hebreo se compromete por su parte a ser
incondicionalmente fiel a Yahvé y a la aceptación de su voluntad divina.


La prueba o demostración del acuerdo entre Dios y Abraham se da a
través del rito de la circuncisión, por medio de la cual se selló el
pacto. Ella constituirá además una señal de la sumisión y fidelidad de
los hebreos para con Dios. Los hebreos son a partir de ese entonces los
“Hijos del Pacto” (Bnei Brit). Una vez practicada, la
circuncisión por otra parte constituye de por sí una característica que
les otorga a los descendientes de Abraham identidad, pertenencia para
con el grupo inicial e identificación para con lo pactado por el primer
patriarca hebreo.


Todo varón de la casa de Abraham o descendiente del mismo era
circuncidado a los ocho días de nacer y recibía entonces su nombre. La
alianza entre Dios y el pueblo hebreo es posteriormente ratificada en
el Monte Sinaí, al recibir Moisés las Tablas de la Ley con los Diez Mandamientos.



2.3 Mesianismo

Los hebreos creen en la llegada futura de un Mesías y en el papel
protagónico del pueblo hebreo en ello, ya que según las Escrituras es
precisamente de ese pueblo que surgirá el Mesías.



2.4. Ética

Una característica importante de la religión hebrea es la moral.
Según la alianza o pacto, Yahvé tiene derechos sobre el hombre porque lo
creó, por lo tanto le determina prohibiciones y limitaciones, pero
también le marca el camino para que alcance su plenitud y felicidad.
Yahvé establece los Diez Mandamientos, que se resumen del siguiente
modo: se prohíbe el politeísmo y la idolatría; la vana invocación del
nombre de Dios así como el juramento en falso; se prohíbe matar; robar;
mentir; codiciar bienes ajenos; se ordena el honrar a los padres y la
observancia del día de descanso.


Las escrituras de los hebreos reflejan sus costumbres y pensamientos
morales. La gran diferencia del pueblo hebreo respecto a los demás
pueblos antiguos es que los hebreos son monoteístas. Creen en un Dios
bueno y justo, pero también sumamente celoso y exigente en lo que
respecta la fidelidad que el pueblo le debe en virtud del convenio
sellado con Abraham y sus descendientes.



3.Migraciones

3.1 Egipto y el Éxodo

En el siglo XIV a.E.C. parte de los hebreos establecidos
en Canaán emigraron a Egipto debido a la hambruna que asoló la región.
Allí fueron recibidos y trabajaron para los egipcios. Inicialmente
realizaron diversos trabajos, luego posiblemente formar parte del
sistema de corvea, mediante el cual quienes no podían pagar los tributos
con la cosecha debían hacerlo con su trabajo, por lo cual debían
trabajar para el Faraón.



El viaje de Abraham a Canaán. Óleo por Pieter Lastman, 1614


El-viaje-Abraham
La deuda de corvea era heredada por los descendientes, con lo cual
siempre había algún miembro de la familia dentro del sistema de corvea.
Según la tradición oral y escrita terminaron siendo esclavos. Hacia
el siglo XIII a.E.C. se rebelaron y regresaron a Canaán, bajo la guía
de Moisés. Su la salida de Egipto y posterior travesía por el desierto
se conocen como el Éxodo del pueblo hebreo. En el Monte Sinaí, Moisés
recibió de Dios el Decálogo, es decir Los diez mandamientos y lo
transmitió al pueblo hebreo.



3.2 Retorno a Canaán

Al volver a Canaán los hebreos se reunieron con otras tribus
hebreas que habían allí permanecido. Se estableció la monarquía y bajo
los reyes SaúlDavid y Salomón combatieron con éxito a los filisteos y amalecitas. Salomón construyó el primer Templo de Jerusalén.


Luego de la muerte de Salomón el reino se dividió en dos: Israel al
norte y Judá al sur. Esto fue seguido por un largo período de guerras
con los pueblos vecinos, conflictos internos y hasta confusión
religiosa.



4. Sociedad

La sociedad israelita estaba íntimamente relacionada con su
religión. El núcleo de la sociedad hebrea es la familia. Ésta es
patriarcal. El padre es la máxima autoridad. Existían también los
esclavos; que se obtenían por compra o por ser prisioneros de guerra. En
los tiempos de nómades, los hebreos vivían en tiendas con pocos
muebles. Esta forma de vida les facilitaba su traslado en búsqueda de
pasturas para sus rebaños. Luego de asentarse en Canaán, habitaron en
casas de piedra, rodeados de huertos, conformando poblados.



5. Economía y actividades

Los hebreos, establecidos en Canaán, se dedicaron a la agricultura
y la ganadería. El cultivo característico era el olivo y la vid,
también obtuvieron legumbres y lentejas. El pastoreo de ovejas, bueyes,
cabras, caballos y camellos acompañaba la actividad agrícola. También
trabajaron cerámica y confeccionaron numerosos tejidos de lana y lino,
lo más importante de su actividad económica fue el comercio. Esto se
debía a que su lugar de asentamiento, Palestina, era una tierra puente,
es decir, un lugar de tránsito de mercaderes entre Mesopotamia y Egipto:
exportaban aceite y vino e importaban metales, marfil y especias.



6. Organización social


El patriarcado

El núcleo de la sociedad hebrea era la familia patriarcal, en la cual
el padre era la autoridad máxima. Al principio, los hebreos vivían en
grupos familiares o clanes dirigidos por el más anciano, el patriarca,
que administraba justicia, dirigía la guerra y los ritos religiosos.


La monarquía

Saúl, un buen guerrero para enfrentarse a los enemigos, fue el primer
rey hebreo. En el año 1000 a.C. David fue elegido como sucesor de Saúl.
El nuevo rey enfrentó a los enemigos, conquistó Jerusalén y la
convirtió en capital del Estado.



7. Organización política

Cada uno de los doce hijos de Jacob/Israel era el representante de
una tribu, y como eran doce, se las conoce como las doce Tribus de
Israel. Los símbolos de cada una de ellas figuran en una serie de
estampillas diseñadas por G. Hamori y emitidas por el moderno Estado de
Israel en 1955-56; cada una de ellas presenta una inscripción hebrea con
una cita proveniente de la Biblia.


Las tribus de Israel inicialmente no formaron un solo estado, pero en
caso de peligro aceptaban el liderazgo de un único jefe, llamado Juez,
que generalmente se desempeñaba como caudillo de su pueblo. Este reunía
poderes sobre las tribus con considerable autoridad. Ellas formaron una
especie de confederación que dio lugar al reino unido de Israel que tuvo
por reyes a Saúl, David y Salomón.
Luego de la muerte de Salomón, en 941 a.E.C., tuvo lugar una fuerte
rivalidad entre las tribus que condujo a la división del reino en dos
unidades políticas claramente separadas en 931 a.E.C.:


  • a) Las diez tribus del norte formaron el Reino de Israel, con capital en Samaria, 931-722 a.E.C.
  • b) Las dos tribus del sur formaron el Reino de Judá, con capital en Jerusalén, 931-587 a.E.C.
Esta división llevó a un gradual deterioro en los planos político, económico y religioso de ambos reinos hebreos.



8. Artes

La mayoría de las obras literarias fueron compiladas y organizadas
durante el período de apogeo de la monarquía y por obra de rey. Merecen
especial mención los salmos, los proverbios, los cantos nupciales del Cantar de los Cantares, las Crónicas, el Génesis, el Éxodo, los Jueces, los Reyes y otros libros denominados sapienciales, como el Eclesiastés.


Valoraron la música y la emplearon en las ceremonias religiosas.
El shofar es un instrumento musical hebreo (cuerno de cordero utilizado
para convocar a las ceremonias rituales). También
utilizaron liras y cítaras, sistros, panderos o adufes, y flautas.
Poseyeron relativamente pocas obras de arte visual, prescindiendo
especialmente máscaras o esculturas porque ellas eran asociadas con
la idolatría; el cuarto Mandamiento explícitamente prohíbe su
fabricación en tanto que medios de impersonar aquello relativo a la
deidad o ya como ídolos: para los hebreos, Dios no poseía foma humana (y
está posición es mantenida aún hoy por el judaísmo).


El arte fue por lo general de tipo geométrico y tendió hacia la
abstración. Con todo, se dieron excepciones de tipo artístico, siendo
valorizadas sólo aquellas que esencialmente tuvieron como propósito el
responder a la necesidad de producir arte ritual y litúrgico. Destacada
además fue la arquitectura del Templo de Jerusalén (en
cada una de sus versiones), así como los palacios y viviendas de los
nobles. Durante el período de la monarquía unida, los hebreos
desarrollaron un tipo de orden arquitectónico al que se conoce como
proto-jónico.



9. Los hebreos en el imaginario colectivo

Véase también