La Regla de la O.F.S.
REGLA DE LA ORDEN FRANCISCANA SEGLAR
BREVE APOSTOLICO "SERAPHICUS PATRIARCHA"
con el cual se aprueba la regla de la Orden Franciscana Seglar
PABLO VI
Para perpetuo recuerdo
Para perpetuo recuerdo
El
Seráfico Patriarca, San Francisco de Asís, mientras vivía en este mundo
y aun después de su preciosa muerte, no sólo atraía a muchos al
servicio de Dios en la familia religiosa por él fundada, sino que
arrastró también una multitud de seglares a abrazar, en cuanto fuese
posible en el mundo, su forma de vida. En efecto, según palabras de
Nuestro Predecesor Pio XI, "parece... que no ha habido otro hombre en el
cual brillara, de manera más tangible, la imagen de Cristo Señor y una
forma evangélica de vivir más semejante a El, que en Francisco. Porque
él, que se llamó a sí mismo Heraldo del Gran Rey, y con razón fue
denominado otro Cristo, se presentó a la sociedad de su tiempo y a los
siglos futuros como un Cristo viviente: y, en consecuencia, como tal
vive hoy y vivirá para la posteridad a los ojos de los hombres" (Enc.
Rite expiatis, 30 de abril de 1926, AAS/18/1926, p. 154). Por nuestra
parte nos alegramos de que "el carisma franciscano", para bien de la
Iglesia y de la sociedad humana, conserve todavía su vigor en nuestra
época, en la que circulan, sordamente, tantas opiniones y se alimentan
tantas tendencias, que apartan los ánimos de Dios y de las realidades
superiores. Laudable ha sido, pues, la solicitud y el trabajo
mancomunado, con que las cuatro Ordenes Franciscanas se han esforzado,
durante diez años, en elaborar la nueva Regla de la Tercera Orden
Seglar, o, como se llama ahora, Orden Franciscana Seglar, según pareció
necesario por el cambio de las condiciones de los tiempos, y porque el
Concilio Vaticano II promulgó recomendaciones y preceptos al respecto. Y
así, los amados hijos, Ministros Generales de las cuatro
OrdenesFranciscanas,nos pidieron aprobáramos la Regla preparada conforme
a las susodichas recomendaciones. Y nos, siguiendo el ejemplo de
algunos Predecesores nuestros, entre los cuales se distingue León XIII,
hemos decidido de buen grado acceder a tales peticiones. Así las cosas,
con la confianza de que la forma de vida predicada por aquel admirable
Varón de Asís comience a reflorecer con brillantez y crezca con nuevo
impulso, consultada la Sagrada Congregación para los Religiosos e
Institutos Seculares, la cual examinó diligentemente el ejemplar que le
fue presentado, consideradas con atención todas las circunstancias, con
ciencia cierta y madura deliberación Nuestra, con la planitud de la
potestad Apostólica, en virtud de esas Letras, aprobamos y confirmamos
la Regla de la Orden Franciscana Seglar, y le añadimos la fuerza de la
sanción Apostólica, a condición de que concuerde con el ejemplar que se
conserva en el Archivo de la citada Sagrada Congregación para los
Religiosos e Institutos Seculares, y cuyas primeras palabras son "Inter
spirituales familias" y las últimas, "ad normam Constituionum, petenda".
Al mismo tiempo, por las presentes y por Nuestra autoridad, abrogamos
la Regla anterior de la que se llamaba Tercera Orden Franciscana Seglar.
Establecemos, finalmente, que estas Letras sean firmes y produzcan
plenamente sus efectos ahora y en el futuro; sin que obste nada en
contrario.
Seráfico Patriarca, San Francisco de Asís, mientras vivía en este mundo
y aun después de su preciosa muerte, no sólo atraía a muchos al
servicio de Dios en la familia religiosa por él fundada, sino que
arrastró también una multitud de seglares a abrazar, en cuanto fuese
posible en el mundo, su forma de vida. En efecto, según palabras de
Nuestro Predecesor Pio XI, "parece... que no ha habido otro hombre en el
cual brillara, de manera más tangible, la imagen de Cristo Señor y una
forma evangélica de vivir más semejante a El, que en Francisco. Porque
él, que se llamó a sí mismo Heraldo del Gran Rey, y con razón fue
denominado otro Cristo, se presentó a la sociedad de su tiempo y a los
siglos futuros como un Cristo viviente: y, en consecuencia, como tal
vive hoy y vivirá para la posteridad a los ojos de los hombres" (Enc.
Rite expiatis, 30 de abril de 1926, AAS/18/1926, p. 154). Por nuestra
parte nos alegramos de que "el carisma franciscano", para bien de la
Iglesia y de la sociedad humana, conserve todavía su vigor en nuestra
época, en la que circulan, sordamente, tantas opiniones y se alimentan
tantas tendencias, que apartan los ánimos de Dios y de las realidades
superiores. Laudable ha sido, pues, la solicitud y el trabajo
mancomunado, con que las cuatro Ordenes Franciscanas se han esforzado,
durante diez años, en elaborar la nueva Regla de la Tercera Orden
Seglar, o, como se llama ahora, Orden Franciscana Seglar, según pareció
necesario por el cambio de las condiciones de los tiempos, y porque el
Concilio Vaticano II promulgó recomendaciones y preceptos al respecto. Y
así, los amados hijos, Ministros Generales de las cuatro
OrdenesFranciscanas,nos pidieron aprobáramos la Regla preparada conforme
a las susodichas recomendaciones. Y nos, siguiendo el ejemplo de
algunos Predecesores nuestros, entre los cuales se distingue León XIII,
hemos decidido de buen grado acceder a tales peticiones. Así las cosas,
con la confianza de que la forma de vida predicada por aquel admirable
Varón de Asís comience a reflorecer con brillantez y crezca con nuevo
impulso, consultada la Sagrada Congregación para los Religiosos e
Institutos Seculares, la cual examinó diligentemente el ejemplar que le
fue presentado, consideradas con atención todas las circunstancias, con
ciencia cierta y madura deliberación Nuestra, con la planitud de la
potestad Apostólica, en virtud de esas Letras, aprobamos y confirmamos
la Regla de la Orden Franciscana Seglar, y le añadimos la fuerza de la
sanción Apostólica, a condición de que concuerde con el ejemplar que se
conserva en el Archivo de la citada Sagrada Congregación para los
Religiosos e Institutos Seculares, y cuyas primeras palabras son "Inter
spirituales familias" y las últimas, "ad normam Constituionum, petenda".
Al mismo tiempo, por las presentes y por Nuestra autoridad, abrogamos
la Regla anterior de la que se llamaba Tercera Orden Franciscana Seglar.
Establecemos, finalmente, que estas Letras sean firmes y produzcan
plenamente sus efectos ahora y en el futuro; sin que obste nada en
contrario.
Dadas en Roma, en San Pedro, bajo el anillo del Pescador, el día 24 de Junio de 1978, décimo sexto año de Nuestro pontificado,
+Juan Card. Villot,
Secretario de Estado
Secretario de Estado
Lugar del Sello.
En la Secretaría de Estado,
Arch. N. 352241
En la Secretaría de Estado,
Arch. N. 352241
CARTA DE PRESENTACION DE LOS CUATRO MINISTROS GENERALES DE LA FAMILIA FRANCISCANA
A los hermanos y hermanas de la Orden Franciscana Seglar
Sentimos
el gozo de comunicaros que la Santa Sede, con el Breve Apostólico
"Seraphicus Patriarcha" del 24 de Junio de 1978, ha aprobado, "bajo el
anillo del pescador" la Regla renovada de la Orden Franciscana Seglar,
que abroga y sustituye la Regla precedente; del Papa León XIII.
el gozo de comunicaros que la Santa Sede, con el Breve Apostólico
"Seraphicus Patriarcha" del 24 de Junio de 1978, ha aprobado, "bajo el
anillo del pescador" la Regla renovada de la Orden Franciscana Seglar,
que abroga y sustituye la Regla precedente; del Papa León XIII.
Es
un espéndido regalo que debemos a Su Santidad el Papa Pablo VI,
otorgado poco antes de abandonar esta tierra. Pablo VI os amaba.
Efectivamente, en reiteradas ocasiones había manifestado su amor a la
Orden Franciscana Seglar, y os había dedicado palabras inolvidables.
un espéndido regalo que debemos a Su Santidad el Papa Pablo VI,
otorgado poco antes de abandonar esta tierra. Pablo VI os amaba.
Efectivamente, en reiteradas ocasiones había manifestado su amor a la
Orden Franciscana Seglar, y os había dedicado palabras inolvidables.
La Regla, que hoy os presentamos, no es solamente el fruto de estos trabajos. la Iglesia os la entrega como norma y vida.
Una
de las fuentes de la deseada renovación es el retorno a los orígenes, a
la experiencia espiritual de Francisco de Asís, y de los hermanos y
hermanas de penitencia, que de él recibieron inspiración y guía. Otra de
las fuentes se encuentra en la atención al Espíritu en la lectura e
interpretación de los signos de los tiempos.
de las fuentes de la deseada renovación es el retorno a los orígenes, a
la experiencia espiritual de Francisco de Asís, y de los hermanos y
hermanas de penitencia, que de él recibieron inspiración y guía. Otra de
las fuentes se encuentra en la atención al Espíritu en la lectura e
interpretación de los signos de los tiempos.
Nosotros,
Ministros Franciscanos, con todos nuestros hermanos, quedamos con el
ánimo abierto y dispuesto a prestaros la asistencia necesaria para
caminar juntos por el camino del Señor.
Ministros Franciscanos, con todos nuestros hermanos, quedamos con el
ánimo abierto y dispuesto a prestaros la asistencia necesaria para
caminar juntos por el camino del Señor.
Roma, 4 de Octubre de 1978
Fr. Constantino Koser, Min. Gen. OFM
Fr. Vitale Bommarco, Min. Gen. OFM Conv.
Fr. Pascual Rywalski, Min. Gen. OFM Cap.
Fr. Rolando Faley, Min. Gen. TOR
Fr. Vitale Bommarco, Min. Gen. OFM Conv.
Fr. Pascual Rywalski, Min. Gen. OFM Cap.
Fr. Rolando Faley, Min. Gen. TOR
REGLA DE LA ORDEN FRANCISCANA SEGLAR(O.F.S.)
PRÓLOGO
Exhortation de San Francisco a los Hermanos y Hermanas de Penitencia
En el nombre del Señor!De los que hacen penitencia
Todos
aquellos que aman al Señor con todo el corazón, con toda el alma y la
mente y con todas us fuerzas (cf. Mc 12,30), y aman a sus prójimos como a
sí mismos (cf. Mt. 22, 39), y adorrecen sus cuerpos con sus vicios y
pecados, y reciben el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, y
hacen frutos dignos de penitencia: oh, cuán dichosos y benditos son
aquellos y aquellas que practican estas cosas y perseveran en ellas!
Porque se posará sobre ellos el Espíritu del Señor (cf. Is 11,2) y hará
de ellos habitación y morada (cf. Jn 14, 23), y son hijos del Padre
celectial (cf. Mt 5, 45), cuyas obras realizan, y son esposos, hermanos y
madres de nuestro Señor Jesucristo (cf. Mt 12, 50).
aquellos que aman al Señor con todo el corazón, con toda el alma y la
mente y con todas us fuerzas (cf. Mc 12,30), y aman a sus prójimos como a
sí mismos (cf. Mt. 22, 39), y adorrecen sus cuerpos con sus vicios y
pecados, y reciben el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, y
hacen frutos dignos de penitencia: oh, cuán dichosos y benditos son
aquellos y aquellas que practican estas cosas y perseveran en ellas!
Porque se posará sobre ellos el Espíritu del Señor (cf. Is 11,2) y hará
de ellos habitación y morada (cf. Jn 14, 23), y son hijos del Padre
celectial (cf. Mt 5, 45), cuyas obras realizan, y son esposos, hermanos y
madres de nuestro Señor Jesucristo (cf. Mt 12, 50).
Somos
esposos cuando el alma fiel se une, por el Espíritu Santo, a nuestro
Señor Jesucristo. Le somos hermanos cuando cumplimos la voluntad del
Padre, que está en los cielos (cf. Mt 12, 50); madres, cuando lo
llevamos en el corazón y en nuestro cuerpo (cf. ICor 6, 20) por el amor
divino y por unaconciencia pura y sincera; y lo damos a luz por las
obras santas, que deben ser luz para ejemplo de otros (cf. Mt 5, 16).
esposos cuando el alma fiel se une, por el Espíritu Santo, a nuestro
Señor Jesucristo. Le somos hermanos cuando cumplimos la voluntad del
Padre, que está en los cielos (cf. Mt 12, 50); madres, cuando lo
llevamos en el corazón y en nuestro cuerpo (cf. ICor 6, 20) por el amor
divino y por unaconciencia pura y sincera; y lo damos a luz por las
obras santas, que deben ser luz para ejemplo de otros (cf. Mt 5, 16).
Oh,
cuán glorioso es teneren el cielo un padre santo y grande! Oh, cuán
santo es tener un tal esposo, consolador, hermoso y admirable! Oh, cuán
santo y cuán amado es tenerun tal hermano y un tal hijo, agradable,
humilde, pacífico, dulce, amable y más que todas las cosas deseable,
nuestro Señor Jesucristo! El que dio su vida (cf. Jn 10, 15) y oró así
al Padre: Padre santo guarda en tu nombre (Jn 17,11) a los que me diste
en el mundo: tuyos eran y me los diste en el mundo: tuyos eran y me los
diste a mí (Jn 17, 6). Y las palabras que me diste, a ellos las di; y
ellos las recibieron y creyeron verdaderamente que salí de ti y
conocieron que tú me enviaste (Jn 17, 8). Ruego por ellos y no por el
mondo (Jn 17, 9). Bendícelos y conságralos (Jn 17, 7); también yo me
consagro a mí mismo por ellos (Jn 17, 9). No ruego solamente por ellos,
sino por los que han de creer en mí por su palabra (Jn 17,20), para que
sean consagrados en la unidad (Jn 17, 23), como también nosostros (Jn
17, 11). Y quiero, Padre, que donde yo estoy, también ellos estén
conmigo, para que vean mi gloria (Jn 17, 24) en tu reino (Mt 20, 21).
Amén.
cuán glorioso es teneren el cielo un padre santo y grande! Oh, cuán
santo es tener un tal esposo, consolador, hermoso y admirable! Oh, cuán
santo y cuán amado es tenerun tal hermano y un tal hijo, agradable,
humilde, pacífico, dulce, amable y más que todas las cosas deseable,
nuestro Señor Jesucristo! El que dio su vida (cf. Jn 10, 15) y oró así
al Padre: Padre santo guarda en tu nombre (Jn 17,11) a los que me diste
en el mundo: tuyos eran y me los diste en el mundo: tuyos eran y me los
diste a mí (Jn 17, 6). Y las palabras que me diste, a ellos las di; y
ellos las recibieron y creyeron verdaderamente que salí de ti y
conocieron que tú me enviaste (Jn 17, 8). Ruego por ellos y no por el
mondo (Jn 17, 9). Bendícelos y conságralos (Jn 17, 7); también yo me
consagro a mí mismo por ellos (Jn 17, 9). No ruego solamente por ellos,
sino por los que han de creer en mí por su palabra (Jn 17,20), para que
sean consagrados en la unidad (Jn 17, 23), como también nosostros (Jn
17, 11). Y quiero, Padre, que donde yo estoy, también ellos estén
conmigo, para que vean mi gloria (Jn 17, 24) en tu reino (Mt 20, 21).
Amén.
Pero,
en cambio, aquellos y aquellas que no llevan vida en penitencia, y no
reciben el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, y ponen por
obras vicios y pecados y caminan tras la mala concupiscencia y los malos
deseos de su carne y no guardan lo que prometieron al Señor, sirven
corporalmente al mundo con los deseos carnales y con los afanes del
siglo y con las preocupaciones de esta vida apresados por el diablo,
cuyos hijos osn y cuyas obras hacen (cf. Jn 8, 41), son unos ciegos,
pues no ven a quien ess la luz verdadera, nuestro Señor Jesucristo.
en cambio, aquellos y aquellas que no llevan vida en penitencia, y no
reciben el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, y ponen por
obras vicios y pecados y caminan tras la mala concupiscencia y los malos
deseos de su carne y no guardan lo que prometieron al Señor, sirven
corporalmente al mundo con los deseos carnales y con los afanes del
siglo y con las preocupaciones de esta vida apresados por el diablo,
cuyos hijos osn y cuyas obras hacen (cf. Jn 8, 41), son unos ciegos,
pues no ven a quien ess la luz verdadera, nuestro Señor Jesucristo.
No
tienen sabiduría espiritual, porque no tienen al Hijo de Dios, que es
la verdadera sabiduría del Padre; de ellos se dice: Su sabiduría ha sido
devorada (Sal 106, 27) y : Malditos los que se apartan de sus
mandamientos (Sal 118, 21). Ven y conocen, saben y practican el mal, y a
sabiendas pierden sus almas.
tienen sabiduría espiritual, porque no tienen al Hijo de Dios, que es
la verdadera sabiduría del Padre; de ellos se dice: Su sabiduría ha sido
devorada (Sal 106, 27) y : Malditos los que se apartan de sus
mandamientos (Sal 118, 21). Ven y conocen, saben y practican el mal, y a
sabiendas pierden sus almas.
Mirad,
ciegos, estaís engañados por vuestros enemigos: la carne, el mundo y el
diablo; porque el cuerpo le es dulce cometer el pecado y amargo servir a
Dios; pues todos los vicios y pecados, del corazón del hombre salen y
proceden, como dice el Señor en el Evangelio (cf, Mc 7, 21).
ciegos, estaís engañados por vuestros enemigos: la carne, el mundo y el
diablo; porque el cuerpo le es dulce cometer el pecado y amargo servir a
Dios; pues todos los vicios y pecados, del corazón del hombre salen y
proceden, como dice el Señor en el Evangelio (cf, Mc 7, 21).
Y
nada tenéis en este siglo ni en el futuro. Pensáis poseer por mucho
tiempo las venidades de este siglo, pero estáis engañados; porque
vendrán el día y la hora que no pensáis, desconocéis e ignoráis; se
enferma el cuerpo, se acerca la muerte, y se muere así con muerte
amarga.
nada tenéis en este siglo ni en el futuro. Pensáis poseer por mucho
tiempo las venidades de este siglo, pero estáis engañados; porque
vendrán el día y la hora que no pensáis, desconocéis e ignoráis; se
enferma el cuerpo, se acerca la muerte, y se muere así con muerte
amarga.
Y
donde sea, cuando sea y como sea que muere el hombre en pecado mortal
sin penitencia y sin satisfacción, si, pudiendo satisfacer, no
satisface, arrebata el diablo el alma de su cuerpo con tanta angustia y
tribulación, que nadie las puede conocer, sino el que las padece.
donde sea, cuando sea y como sea que muere el hombre en pecado mortal
sin penitencia y sin satisfacción, si, pudiendo satisfacer, no
satisface, arrebata el diablo el alma de su cuerpo con tanta angustia y
tribulación, que nadie las puede conocer, sino el que las padece.
Y todos los talentos y el poder, la ciencia y la sabiduría que creían tener, les serán arrebatados (cf. Lc 8, 18; Mc 4, 24).
Y
legan a los parientes y amigos su herencia; y éstos, tomándola y
repartiéndosela, dicen luego: Maldita sea su alma, pues pudo habernos
dado y ganado más de lo que ganó.
legan a los parientes y amigos su herencia; y éstos, tomándola y
repartiéndosela, dicen luego: Maldita sea su alma, pues pudo habernos
dado y ganado más de lo que ganó.
El
cuerpo se lo comen los gusanos, y así pierden cuerpo y alma en este
breve siglo, e irán al infierno, donde serán atormentados sin fin.
cuerpo se lo comen los gusanos, y así pierden cuerpo y alma en este
breve siglo, e irán al infierno, donde serán atormentados sin fin.
A
todos aquellos a quienes llegue esta carta, rogamos en la caridad que
es Dios (cf. I Jn 4, 16), que acojan benignamente con amor divino las
sobredichas y fragantes palabras de Nuestro Señor Jesucristo. Y los que
no saben leer, háganselas leer con frecuencia, y reténganlas consigo con
obras santas, hasta el fin, porque son espíritu y vida (cf. Jn 64). Y
los que no hagan esto tendrán que dar cuenta en el día de juicio (cf. Mt
12, 36) anteel tribunal de nuestro Señor Jesucristo (cf. Rom 14, 10).
todos aquellos a quienes llegue esta carta, rogamos en la caridad que
es Dios (cf. I Jn 4, 16), que acojan benignamente con amor divino las
sobredichas y fragantes palabras de Nuestro Señor Jesucristo. Y los que
no saben leer, háganselas leer con frecuencia, y reténganlas consigo con
obras santas, hasta el fin, porque son espíritu y vida (cf. Jn 64). Y
los que no hagan esto tendrán que dar cuenta en el día de juicio (cf. Mt
12, 36) anteel tribunal de nuestro Señor Jesucristo (cf. Rom 14, 10).
"San Francisco de Asís. Escritos. Biografías. Documentos de la época". BAC, Madrid 1978, pp. 52-54
CAPITULO I
LA ORDEN FRANCISCANA SEGLAR
(O.F.S.) *)
*) Llamada también FRATERNIDAD SEGLAR FRANCISCANA, T.O.F. o Tercera Orden Franciscana.- Entre
las familias espirituales, suscitadas por el Espíritu Santo en la
Iglesia*), la familia Franciscana comprende a todos aquellos miembros
del Pueblo de Dios, seglares, religiosos y sacerdotes, que se sienten
llamados al seguimiento de Cristo, tras las huellas de San Francisco de
Asís.*) Lumen Gentium(LG),43.
En
maneras y formas diversas, pero en recíproca comunión vital, todos
ellos se proponen hacer presente el carisma del común Seráfico Padre, en
la vida y en la misión de la Iglesia*).*) Apost. Act (AA) 4,m. - En
el seno de dicha familia, tiene un puesto peculiar la Orden Franciscana
Seglar, la cual se configura como una unión orgánica de todas las
fraternidades católicas, esparcidas por el mundo entero y abiertas a
todo grupo de fieles, en las cuales los hermanos y las hermanas,
impulsados por el Espíritu, a alcanzar la perfección de la caridad en su
estado seglar, se comprometen con la profesión a vivir el Evangelio a
la manera de San Francisco, con la ayuda de la presente Regla,
confirmada por la Iglesia*).*) Can. 702, 1. - Esta
Regla, después del "Memoriale propositi" (1221) y de las Reglas
aprobadas por los Sumos Pontífices Nicolás IV y León XII, adapta la
Orden Franciscana Seglar a las exigencias y a las esperanzas de la santa
Iglesia, en las nuevas condiciones de los tiempos. Su interpretación
corresponde a la Santa Sede, más la aplicación será hecha por las
Constituciones Generales y por los Estatutos particulares.CAPITULO II
LA FORMA DE VIDA - La
Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo
Evangelio de nuestro Señor Jesuscristo siguiendo el ejemplo de San
Francisco de Asís, que hizo de Cristo el inspirador y centro de su vida
con Dios y con los hombres*).*) I Cel. 18,115.
Cristo
don del amor del Padre, es el Camino hacia El, es la Verdad en la cual
nos introduce el Espíritu Santo, es la Vida que El ha venido a traer
abundantemente*).*) Jn 3,16; 14,6
Los
Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del
Evangelio, y pasen del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio*).*) Apost. Act.(AA)30,h. - Por
tanto, los Franciscanos seglares, busquen la persona de Cristo viviente
y operante en los hermanos, en la Segrada Escritura, en la Iglesia y en
las acciones litúrgicas. La fe de San Francisco al dictar estas
palabras: "Nada veo corporalmente en este mundo respecto del Altísimo
Hijo de Dios, sino su santísimo cuerpo y sangre", sea para ellos la
inspiración y camino de su vida eucarística. - Sepultados
y resucitados con Cristo en el Bautismo, que los hace miembros vivos de
la Iglesia, y a ella más estrechamente vinculados por la Profesión,
háganse testigo e instrumentos de su misión entre los hombres,
anunciando a Cristo con la vida y con la palabra.
Inspirados en San
Francisco y con él llamados a reconstruir la Iglesia, empéñense en vivir
en plena comunión con el Papa, los obispos y los sacerdotes, en abierto
y confiado diálogo de creatividad apostólica*)*) Pablo VI: Discurso a los Terciarios, III, 19.5.1971. - Como
"hermanos y hermanas de penitencia"*), en fuerza de su vocación,
impulsados por la dinámica del Evangelio, conformen su modo de pensar y
de obrar al de Cristo, mendiante un radical cambio interior, que el
mismo Evangelio denomina con el nombre de "conversión"; la cual debido a
la fragilidad humana, debe actualizarse cada día*) I Reg. TOF
En
este camino de renovación, el Sacramento de la Reconciliación es signo
privilegiado de la misericordia del Padre, y fuente de gracia*).*) Presb. Ord., 18,b. - Como
Jesucristo fue el verdadero adorador del Padre, del mismo modo los
Franciscanos seglares hagan del la oración y de la contemplación el alma
del propio ser y del propio obrar*).*) Apost. Act., 4, a b c.
Participen
de la vida sacramental de la Iglesia, especialmente de la Ecuaristía, y
asóciense a la oración litúrgica en alguna de las formas propuestas por
la misma Iglesia, revivan así los misterios de la vida de Cristo. - La
Virgen María, humilde sierva del Señor, siempre atenta a su palabra y a
todas sus mociones, fue para San Francisco centro de indecible amor, y
por él declarada Protectora y Abogada de su familia*).*) II Cel. 198.
Los
Franciscanos seglares den testimonio de su ardiente amor hacia Ella,
por la imitación de su disponibilidad incondicional, y en la efusión de
una confiada y consciente oración*).*) Lum. Gent., 67; Apost. Act., 4. - Asociándose
a la obediencia redentora de Jesús, que sometió su voluntad a la del
Padre, cumplan fielmente las obligaciones propias de la condición de
cada uno, en las diversas circunstancias de la vida*), y sigan a Cristo,
pobre y crucificado, confesándolo aun en las dificultades y
persecuciones.*) Lum. Gent., 41. - Cristo,
confiado en el Padre, aún apreciando atenta y amorosamente las
realidades creadas, eligió para Sí y para su Madre una vida pobre y
humilde*); del mismo modo, los Franciscanos seglares han de buscar en el
desapego y en el uso, una justa relación con los bienes terrenos,
simplificando las propias exigencias materiales; sean consientes, en
conformidad con el Evangelio, de ser administradores de los bienes
recibidos, en favor de los hijos de Dios.*) I Carta San Francisco, 5.
Así,
en el espíritu de las "Bienaventuranzas", esfuërcense en purificar el
corazón de toda tendencia y deseo de posesión y de dominio, como
"peregrinos y forasteros" en el camino hacia la casa del Padre*).*) Rom 8, 17; Lum. Gent., 7,4. - Testigos
de los bienes futuros y compremetidos a adquirir, según la vocación que
han abrazado, la pureza de corazón, se harán libres, de este modo para
el amor de Dios y de los hermanos*).*) Adm. S. Franc. XVI; Carta, 70. - De
la misma manera que el Padre ve en cada uno de los hombres los rasgos
de su Hijo, Primogénito de muchos hermanos*), los Franciscanos seglares
acojan a todos los hombres con ánimo humilde y cortés, como don del
Señor e imagen de Cristo.*) Rom 8,29.
El
sentido de la fraternidad los hará felices y dispuestos a identivicarse
con todos los hombres, especialmente con los más humildes, para los
cuales se esforzarán en crear condiciones de vida dignas de criaturas
redimidas por Cristo*).*) I Reg., 9,3; Mt 25,40. - Llamados,
juntamente con todos los hombres de buena voluntad, a construir un
mundo más fraterno y evangélico para edificar el Reino de Dios,
conscientes de que "quien sigue a Cristo, Hombre perfecto, se hace a sí
mismo más hombre", cumplan de modo competente sus propios deberes con
espíritu cristiano de servicio*).*) Lum. Gent., 31; G. et Sp., 93. - Estén
presentes con el testimonio de su vida humana y también con iniciativas
eficaces, tanto individuales como comunitarias, en la promoción de la
justicia, particularmente en el ámbito de la vida pública; empéñense en
opciones concretas y coherentes con su fe*).*) Apost. Act., 14. - Consideren el trabajo como don de Dios y como participación en la creación, redención y servicio de la comunidad humana*).*) G. et Sp., 67,2;I Reg., 7,4;II Reg., 5,1.
- Vivan
en la propia familia el espíritu franciscano de paz, fidelidad y
respeto a la vida, y esfuércense en convertirlo en el signo de un mundo
ya renovado en Cristo*).*) Reg. de León XIII, II, 9;3 Comp., 14,58.
Los
casados particularmente, al vivir la gracia del matrimonio, den
testimonio en el mundo del amor de Cristo a su Iglesia. Con educación
cristiana, sencilla abierta, atentos a la vocación de cada uno, recorran
gozasamente con sus hijos su itinerario espiritual y humano*).*) Lum. Gent., 41, e; Apost. Act., 30, b c. - Sientan,
además, respeto por las otras criaturas, animadas e inanimadas, que
"son portadores de la significación del Altísimo"*) y procuren con
ahínco superar la tentación de explotación, con el concepto franciscano
de la fraternidad universal.*) I Cel., 80. - Como
portadores de paz y conscientes de que la paz ha de construirse
incensantemente, indaguen los caminos de la unidad y del entendimiento
fraterno mediante el diálogo, confiando en la presencia del germen
divino, que hay en el hombre y en la fuerza transformadora del amor y
del perdón*).*) Reg. de León XIII, II, 9; 3 Comp., 14,58.
Mensajeros de la perfecta alegría, esfuércense permanentemente en llevar a los demás el gozo y la esperanza.*)*) Adm. XXI: I Reg., 7,15.
Injertados
en la resurrección de Jesucristo, que da su verdadero sentido a la
Hermana Muerte, tiendan con sernidad el encuentro definitivo con el
Padre*).*) G. et Sp., 78, 1-2.CAPITULO III
LA VIDA EN FRATERNIDAD - La
Orden Franciscana Seglar se divide en Fraternidades, de diversos
niveles o grados: local, regional, nacional e internacional. Cada una de
estas Fraternidades tiene su propia personalidad moral en la Iglesia*).
Las Fraternidades se coordinan y unen entre sí, de acuerdo con lo que
se establece en esta Regla y en las Constituciones.*) Can. 687. - En
los diferentes niveles, cada Fraternidad es animada y guiada por un
Consejo y un Ministro (o Presidente), elegido por los profesos en
conformidad con las Constituciones*).*) Can. 697.
Su
servicio, que dura un tiempo limitado, es un compromiso que implica
disponibilidad y responsabilidad para con cada uno y para con el grupo.
Las
Fraternidades, según lo establecido en las Constituciones, se
estructuran internamente de manera diversa, conforme a las necesidades
de sus miembros y de las regiones, bajo la dirección del Consejo
respectivo. - La
Fraternidad local necesita ser canónicamente eregida, y se convierte
así en la primera célula de toda la Orden y en signo visible de la
Iglesia, que es una comunidad de amor. La Fraternidad deberá ser el
lugar privilegiado para desarrollar el sentido eclesial y la vocación
Franciscana, y, además, para animar la vida apostólica de sus miembros*)*) Pío XII:Disc. a los Terc., 3, 1.7. 1956. - Las
peticiones de admisión en la Orden Franciscana Seglar se presentan a
una Fraternidad local, cuyo Consejo decide la aceptación de los nuevos
hermanos*).*) Can. 694.
El
proceso de incorporación a la Fraternidad comprende el tiempo de
iniciación, el período de formación de la Regla*). En este itinerario
gradual está comprometida toda la Fraternidad, aún con su estilo de
vida. Por lo que se refiere a la edad para la Profesión, y a los signos
distintivos franciscanos, procédase según los Estatutos.*) I Reg. TOF, 29-30.
La Profesión es, de por sí, un compromiso perpetuo*).*) I Reg. TOF, 31.
Los
hermanos que se encuentren en dificultades particulares, procurarán
tratar sus problemas en fraterno diálogo con el Consejo. La separación o
definitiva dimisión de la Orden, si fuere necesaria, es un acto que
compete al Consejo de la Fraternidad, en conformidad con las
Constituciones*).*) Can. 696. - Para
estimular la comunión entre los miembros, el Consejo organice reuniones
periódicas y encuentros frecuentes, incluso con otros grupos
franciscanos, especialmente de jóvenes, adoptando los medios más
adecuados para el crecimiento en la vida franciscana y eclesial,
estimulando a todos a la vida de Fraternidad*).*) Can. 697.
Esta comunión se prolonga con los hermanos difuntos; así, se ofrecerán sufragios por sus almas*).*) I Reg. TOF, 23. - Todos
los hermanos y hermanas ofrezcan una contribución en proporción a las
posibilidades de cada uno, para sufragar los gastos necesarios de la
vida de la Fraternidad o para obras de culto, de apostolado y de
caridad.
Las fraternidades locales procuren contribuir al pago de los gastos del Consejo de la Fraternidad de nivel superior*)*) I Reg. TOF, 30. - Como
signo concreto de comunión y de corresponsabilidad, los Consejos de los
diferentes niveles, según las Constituciones, pedirán religiosos
idóneos y preparados para la assistencia espiritual, a los superiores de
las cuatro Familias religiosas franciscanas, a los cuales, desde
siglos, está unida la Fraternidad Seglar.
Para fomentar la fidelidad
al carisma y la observancia de la Regla, y para recibir mayor ayuda en
la vida de fraternidad, el Ministro o Presidente de acuerdo con su
Consejo, sea solícito en pedir periódicamente a los superiores
religiosos competentes*) la visita pastoral y a los responsables del
nivel superior, la visita fraterna, según las Constituciones.*) II Reg. TOF, cap XVI.
"Y
todo el que guarde estas cosas, sea colmado en el cielo de la bendición
del altísimo Padre, y sea colmado en la tierra de la bendición del
amado Hijo con el Espíritu Santo Paráclito... "
(Bendición de San Francisco, del Testamento)
todo el que guarde estas cosas, sea colmado en el cielo de la bendición
del altísimo Padre, y sea colmado en la tierra de la bendición del
amado Hijo con el Espíritu Santo Paráclito... "
(Bendición de San Francisco, del Testamento)