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sábado, 24 de enero de 2015

Mensajeros de la Reina de la Paz

Mensajeros de la Reina de la Paz




Los
Mensajes
.

Contenido
de los Mensajes


Mensajes dictados por la  Virgen a partir de 1984
/

Año 1984
/ Año 1985 / Año
1986
/ Año 1987 / Año
1988
/ Año 1989Año
1990


Año 1991
/ Año
1992
/ Año
1993
/ Año
1994
/ Año
1995
/ Año
1996
/ Año
1997
/ Año
1998


Año 1999
/ Año
2000


Año 2001
/ Año
2002
/ Año
2003
/ Año
2004
Año 2005 / Año
2006
Año 2007Año
2008

/ Año 2009 / Año
2010
/ Año 2011 / Año
2012
/ Año 2013 / Año 2014 /

Otros Mensajes a los videntes
- Mirjana:
mensajes del día 2 y otros
- Jakov
- Ivan - Ivanka
-  


Mensajes a sus hijos sacerdotes


Mensajes sobre el futuro


Comentario de los Mensajes
/

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Contenido
de los Mensajes



     El núcleo
de los mensajes que la Santísima Madre da en Medjugorje es de paz,
conversión,
abandono totalmente confiado en Dios, oración,
ayuno, fe viva, vida sacramental.
    
La verdadera paz, la que viene de Dios, es producto, es gracia
de conversión. Convertirse significa regresar a Dios. Es
ponerlo a Él como meta de nuestra existencia. Es cambiar
radicalmente de vida para centrarla en Jesús, que es el único
Camino. Y la Virgen viene precisamente para eso. A enseñarnos,
a ayudarnos, a darnos fuerzas para que el Espíritu Santo
produzca el cambio en nosotros, la conversión del corazón. Por
eso es Ella la Reina de la Paz.
    
En todos sus mensajes nos está invitando a que nos hagamos
disponibles a esta gracia, a que aprovechemos este tiempo que la
Misericordia de Dios nos dio. Éste, en efecto, es tiempo de
misericordia, es decir tiempo de María. Tiempo de llamado al
retorno a la casa del Padre. María es la Pedagoga sublime que
nos lleva al Maestro, que es el Señor.
    
Es así que Ella, incansablemente, nos invita a la oración. Sin
oración no hay conversión. En todos sus mensajes nos pide
oración. Pero no cualquier oración sino la del corazón,
porque ésa nos irá transformando. Es la oración de quien
confiadamente se abandona a la Fidelidad, Bondad y Misericordia
de su Creador. Orar, orar y orar, repite en uno y otro mensaje.
Que significa no sólo estar en oración permanente sino orar
con mayor profundidad. Orar hasta que la oración deje de ser
monólogo; orar hasta que también sea escucha y revelación;
orar hasta que se vuelva alegría.
    
Como lo hace en todas sus otras apariciones insiste en el rezo
diario, -solos, en grupos, en familia- del Santo Rosario,
y prefiere que sea completo, los quince misterios. "A
vosotros sacerdotes, os exhorto a que invitéis a todos los
fieles a rezar el Rosario. Mediante la oración del Rosario habréis
de vencer todos los obstáculos interpuestos por satanás contra
la Iglesia. Dadle espacio al Rosario, vosotros sacerdotes,
recitadlo."
    
Meditando los misterios del Rosario –nos dice a todos- iremos
descubriendo la historia de la Salvación.
    
En su maravillosa pedagogía nos va llevando –como hizo con la
parroquia de Medjugorje, el grano de mostaza que no deja de
crecer- desde la oración de la devoción o del recitado puntual
a la oración incesante." Orad siempre antes de iniciar
vuestras ocupaciones de cada día. También cuando las hayáis
finalizado. Si así lo hacéis Dios os bendecirá a vosotros y a
vuestros trabajos…Orad continuamente. Orad para desbaratar los
esfuerzos de satanás, él es muy fuerte y con todas sus energías
quiere destruir mis planes que ya han comenzado a realizarse en
vosotros. Vosotros debéis orar y sólo orar. No debéis
interrumpir vuestra oración. Tened paciencia y perseverad en la
oración. No permitáis que satanás os debilite."
    
Nos enseña que la mejor oración de petición es la de pedir el
Espíritu Santo. "Lo más necesario es orar. Pedid al
Espíritu Santo que descienda sobre la tierra y entonces todo se
volverá muy claro y el mundo cambiará. Orad todos los días al
Espíritu Santo. Vosotros pedís demasiadas cosas y no pedís lo
más importante, ¡Pedid el don del Espíritu Santo y lo tendréis
todo!.. Debéis orar por la efusión del Espíritu Santo sobre
vosotros, sobre vuestras familias, sobre vuestras parroquias.
Orad y no os arrepentiréis. Dios os concederá todos los dones
con los cuales lo glorificareis hasta el término de vuestra
vida terrena." " La gente no sabe orar, va a los
santuarios y a la iglesia solamente para ser curados de males físicos
o para pedir gracias particulares. Pero no ahondan en la
profundidad de la fe…Si poseen el don del Espíritu lo tienen
todo, todo lo demás vendrá por añadidura".
También
pide el ayuno –según la tradición de la Iglesia, los miércoles
y viernes- a pan y agua, y del corazón. Mucho antes de la
guerra dijo, no en una sino en varias ocasiones, que con la
oración y el ayuno es posible evitar las guerras, o detener a
las ya iniciadas, y suspender las leyes naturales.
    
Nos invita a que todo lo hagamos en la humildad y el amor. Ella
viene a guiarnos en el amor. Dice la Escritura que la oración
del humilde horada las nubes y llega hasta el mismo trono de
Dios
.
    
Nos pide que vivamos la Santa Misa, no hay nada más
importante que la Misa. Allí es el mismo Jesús el Señor, Dios
que se hizo hombre por nosotros, quien se está inmolando al
Padre por nuestra salvación. En la Eucaristía está
verdaderamente Jesús
presente, en alma, cuerpo, sangre y
divinidad. Nos llama a la adoración eucarística y a adorar a
la cruz.

    
"Adoren al Santísimo Sacramento del Altar sin
interrupción. Yo estoy siempre presente cuando los fieles están
en adoración. En ese momento se reciben grandes gracias."
    
La comunión, o sea el Sacramento Eucarístico, está
indisolublemente ligada al Sacramento penitencial o de
reconciliación, la confesión. La Virgen, por ello, nos
invita a que tengamos al menos una confesión mensual, a los
consagrados les pide que sea semanal. La confesión no debe ser
un mero recitado de faltas sino la consecuencia del
arrepentimiento del pecado. "Si vosotros salís del
confesionario como habéis entrado -nos dice- entonces será muy
difícil que os convirtáis."
    
Así como el Señor ponía de manifiesto el valor de la fe, así
también lo hace la Virgen. Relatan los videntes que la oración
que pone más feliz a la Madre es el Credo. Solicita el
rezo diario del Credo. También ella ha dicho a los
sacerdotes y a la gente que deben "creer
firmemente."
Y los enfermos o quienes los llevan e
interceden por ellos tienen que tener fe, no vacilar. Tal la
condición para sanarse.
    
A continuación ofrecemos algunos de los mensajes, de entre los
miles que la Virgen está dando.

    
"Hijos queridos, sabéis que es por vuestra causa que
permanezco tanto tiempo, para enseñaros a dar los primeros
pasos en el camino de la santidad. Por ello, hijitos, orad sin
cesar y vivid todos los mensajes que os doy; porque lo hago con
un gran amor hacia Dios y hacia vosotros. Queridos hijos, deseo
que comprendáis que Dios os ha elegido a cada uno de vosotros
como instrumento para el plan de salvación de la humanidad. Os
invito a la oración del corazón para que la oración sea diálogo
con Dios. Deseo que cada uno le consagre más tiempo al Señor;
satanás es fuerte y desea destruiros y engañaros de muchas
maneras. Por ello, mis hijitos queridos, orad todos los días
para que vuestras vidas sean un bien para vosotros y para todos
aquellos que encontréis. Estoy con vosotros y os protejo, no
obstante satanás quiera destruir mis proyectos y parar lo que
el Padre Celestial desea realizar acá.
    
Vosotros no podéis entender cuán importante es vuestro
puesto en este plan de Dios, por esto, hijos queridos, orad para
que en la oración logréis comprender el plan de Dios a través
vuestro. Estoy con vosotros para que podáis realizarlo
plenamente.
    
Hijos, dadle al Señor todo vuestro pasado, todo el mal que
se acumuló en vuestros corazones. Deseo que cada uno sea feliz,
pero nadie puede serlo con el pecado. Para ello, hijos queridos,
orad y en la oración conoceréis el nuevo camino de la alegría.
La alegría se manifestará en vuestros corazones y así podréis
ser testigos gozosos de lo que mi Hijo y yo deseamos de cada uno
de vosotros.
    
Os invito a que cada uno comience a vivir la nueva vida, que
Dios desea de vosotros, y a empezar a hacer buenas obras de amor
y de misericordia. No quiero, hijos queridos, que viváis los
mensajes y al mismo tiempo cometáis el pecado, que no me
agrada.
    
Por eso, queridos hijos, deseo que cada uno inicie una nueva
vida sin que destruya todo lo que Dios obra en cada uno de
vosotros y todo lo que os está dando. Os amo, por eso deseo que
seáis santos. No quiero que satanás os obstaculice en el
camino.
    
Orad y aceptad todo lo que Dios os pone en esta vía, que es
dolorosa, pero a quien comienza a recorrerla, Dios le revela
toda la dulzura, de modo que responderá con gusto a cada
llamado Suyo.
    
No déis importancia a las cosas pequeñas de acá. ¡Tended
a las del Cielo!
    
Yo os invito a la conversión total, que es difícil para
todos los que no han elegido a Dios. Os invito hijos queridos a
que os convirtáis totalmente a Dios. Dios puede daros todo lo
que le pidáis; pero vosotros sólo buscáis a Dios cuando
vienen las enfermedades, los problemas, las dificultades y pensáis
que Él esté lejos de vosotros y que no os escucha y no
satisface vuestras oraciones. No, queridos hijos, ¡eso no es
cierto! Si estáis lejos de Dios no podréis recibir gracias
porque no lo buscáis con fe firme. Oro por vosotros todos los días
y deseo aproximaros siempre más a Dios, pero no puedo hacerlo
si vosotros no lo deseáis. Por ello, hijos queridos, poned
vuestras vidas en las manos de Dios.
    
Os bendigo.
    
Queridos hijos, hoy también os invito al total abandono a
Dios. En este tiempo deseo especialmente que renunciéis a
aquellos cosas a las que estáis adheridos y que dañan vuestras
vidas espirituales. Por ello, hijitos queridos, decidíos
completamente por Dios y no le permitáis a satanás que entre
en vuestras vidas, a través de aquello que os daña y que
perjudica vuestras vidas espirituales.
    
Hijitos, Dios se os ofrece en plenitud y debéis descubrirlo
y conocerlo sólo en la oración. Por tanto decidíos por la
oración.
    
Vosotros, hijos queridos, no sois conscientes del gran amor
con que Dios os ama; es por ese amor que Él me permite estar
aquí con vosotros, para instruiros y ayudaros a encontrar el
camino de la paz. Sin embargo, si no oráis no encontraréis ese
camino. Por ello, hijos queridos, dejadlo todo y dedicad vuestro
tiempo a Dios, y Dios os recompensará y os bendecirá. Hijitos
pequeños, no olvidéis que vuestras vidas pasan como una
florecilla de primavera, que hoy es maravillosa y mañana no se
encuentra rastros de ella. Por ello orad, de modo tal que la
oración y el abandono a Dios se vuelvan una señal del camino.
Así vuestros testimonios no tendrán solamente valor ahora para
vosotros sino para toda la eternidad.
    
El abandono a Dios debe ser total. Orad, hijitos, para que
satanás no os sacuda como ramas al viento. Sed fuertes en Dios.
Deseo que a través vuestro el mundo entero conozca al Dios de
la alegría. Dad testimonio con vuestras vidas del gozo divino.
No estéis ni angustiados ni preocupados. Dios os ayudará y os
mostrará el camino. Deseo que améis a todos, a buenos y a
malos, con mi amor. Sólo así el amor vencerá en el mundo.
    
Hijitos, vosotros sois míos; os amo y deseo que os abandonéis
en mí, para que pueda yo conduciros hasta Dios. Orad
incesantemente para que satanás no pueda sacar ventajas de
vosotros. Orad para que comprendáis que sois míos. Todo lo que
hagáis y todo lo que tengáis dadlo a Dios, para que pueda Él
reinar en vuestras vidas como Rey de todo.
    
No temáis porque estoy con vosotros, aún cuando penséis
que no hay camino de salida y que satanás es el que reina. Yo
os traigo la paz, soy vuestra Madre y la Reina de la Paz. Sólo
así el Señor podrá guiaros, a través mío, en las
profundidades de la vida espiritual. La invitación que os hago
al total abandono en Dios es el llamado a la gran alegría y a
la paz que solamente Dios puede daros. Que todo lo que poseáis
esté en manos de Dios. Sólo así tendréis alegría en el
corazón.
    
Hijitos, alegraos por todo lo que tenéis. Agradeced a Dios
porque todo es don suyo, hacia vosotros. Así podréis en la
vida agradecer por todo y descubrir a Dios en todo, aún en las
flores más pequeñas. Descubrid a Dios.
    
Estoy con vosotros e intercedo por vosotros ante Dios, todos
los días. Os invito, hijitos, a que me escuchéis y a que viváis
los mensajes que os doy. Desde hace ya años que sois invitados
a la santidad, sin embargo estáis lejos aún de ello. Os
bendigo con la bendición de la alegría.
    
Queridos hijos, hoy os invito al amor, que es agradable y
caro a Dios. Hijitos, el amor acepta todo, todo lo que es duro y
amargo, por Jesús que es Amor. Por eso, queridos hijos, orad a
Dios para que venga en ayuda vuestra; pero no según vuestros
deseos sino según ¡Su Amor!
    
Abandonaos a Dios para que Él pueda sanaros, consolaros y
perdonaros por todo aquello que hay en vosotros y os impide
avanzar en el camino del amor. Así Dios podrá plasmar vuestras
vidas y vosotros podréis crecer en el amor.
    
Glorificad a Dios, hijitos, con el Himno a la Caridad (1 Cor
13), para que el amor de Dios pueda día a día crecer en
vosotros, hasta alcanzar la plenitud.
    
¡Qué la Santa Misa sea la vida para vosotros! Tratad de
entender que la Iglesia es la Casa de Dios, el lugar donde os reúno
y donde deseo mostraros el camino que lleva a Dios. ¡Venid y
orad! No estéis mirando a los otros y criticándolos. Que, en
cambio, vuestras vidas sean un testimonio en el camino de la
santidad.
    
Las iglesias son dignas de respeto y consagradas porque Dios
-que se hizo hombre- está dentro de ellas, día y noche.
    
Por todo, hijitos, creed y orad para que el Padre os
acreciente la fe y luego, entonces, pedid aquello que es
necesario. Estoy con vosotros y gozo por vuestras conversiones.
Os protejo con mi manto materno.
    
Queridos hijos, os invito a orar. Hijitos, es mediante la
oración que recibiréis paz y alegría. A través de la oración
sois más ricos de la Gracia Divina. Por ello, hijitos queridos,
que la oración sea vida ,para cada uno de vosotros. En
particular os invito a que oréis por todos los que están lejos
de Dios, para que se conviertan. Entonces, los corazones serán
más ricos, porque Dios reinará en los corazones de todos los
hombres. Por ello, hijitos, ¡orad, orad, orad!
    
¡Que reine la oración en todo el mundo!
    
Yo os bendigo de especial manera con mi bendición materna, e
intercedo ante Dios para que os done la conversión del corazón.
Desde hace años ya, os estoy invitando y exhortando a una vida
espiritual profunda en la simplicidad. Pero vosotros ¡estáis
tan fríos! Por ello, hijitos queridos, os ruego que recibáis y
viváis mis mensajes seriamente, para que vuestras almas no se
entristezcan cuando yo no esté más con vosotros y no pueda
guiaros como a niños inseguros, en sus primeros pasos. Por eso,
hijitos, leed cada día los mensajes que os he dado y
transformadlos en vida.
    
Os amo y es por eso que os invito, a todos, al camino de la
salvación con Dios.
    
Os invito, queridos hijos, a que os decidáis por Dios,
porque el alejamiento de Dios da como fruto la falta de paz en
vuestros corazones. ¡Sólo Dios es paz! Por esto acercaos a
Dios por medio de la oración personal y entonces viviréis la
paz en vuestros corazones. Y así la paz podrá correr como un río,
desde vuestros corazones, por el mundo. No habléis de paz, ¡practicadla!"
    
A todos os pido que ofrezcáis oraciones y sacrificios por
mis intenciones para que pueda yo ofrecerlas a Dios por lo que
sea más necesario. Olvidad vuestros deseos y orad, hijos
queridos, por aquello que Dios quiere y no por lo que vosotros
deseáis.
    
Os invito a que renovéis la oración en familia, para que
cada familia se convierta en gozo para mi Hijo Jesús. Por ello,
hijos queridos, orad y dadle más tiempo a Jesús , entonces
llegareis a entender y a aceptar todo, aún las enfermedades y
las más duras cruces.
    
Estoy con vosotros y deseo llevaros en mi Corazón y
protegeros; pero vosotros no os decidís. Por ello, hijos
queridos, os estoy buscando para que oréis y a través de la
oración me permitáis ayudaros. Orad, hijitos, para que la
oración se convierta, en vosotros, pan de cada día."
    
La Santísima Madre insiste en su llamado a la conversión, en
su camino de oración y penitencia. Hubo veces en que dio
mensajes tan lacónicos y elocuentes como éste: "¡Orad,
orad, orad!"
    
Y otras como el 25 de marzo de 1992, en que dijo:
"Queridos hijos, hoy como nunca antes, os invito a que viváis
y practiquéis mis mensajes en vuestras vidas. He venido hasta
vosotros para ayudaros, y es por ello que hoy os invito a que
cambiéis de vida, porque habéis tomado por el camino de la
desdicha, de la ruina.
    
Cuando os dije: "Convertíos, orad, ayunad,
reconciliaos", vosotros habéis acogido esos mensajes
superficialmente. Comenzasteis a vivirles y luego dejasteis de
hacerlo, porque para vosotros resultaba difícil. Sabed, hijos
queridos, que cuando algo es bueno debéis perseverar en el bien
y no pensar "Dios no me ve, no me escucha. No me
ayuda". De esa manera os habéis apartado de Dios y de Mí
-por motivo de vuestros desdichados intereses-, Yo quería
crear, a partir de vosotros, un Oasis de Paz, Amor y Bondad.
Dios quería, con el amor vuestro y con Su Ayuda, que hiciérais
milagros y así diérais el ejemplo. Por eso, os digo "satanás
está jugando con vosotros y con vuestras almas y yo no puedo
ayudaros porque estáis lejos de mi corazón. Por tanto, orad,
vivid mis mensajes y entonces veréis los milagros del amor de
Dios en vuestras vidas de todos los días."
    
Constantemente hace llamados al amor y en esos llamados, en
estos tiempos en que el pecado se ha enseñoreado de la
humanidad, descubrimos la gracia sobreabundante de Dios. "Queridos
hijos, hoy como nunca os invito a orar. Que vuestras vidas se
vuelvan plenas de oración. Sin amor no podéis orar. Por ello
os invito ante todo a amar a Dios Creador de vuestras vidas;
luego reconoceréis y amareis a Dios en todos, como Él os ama a
vosotros.
    
Queridos hijos, esto- que Yo pueda estar con vosotros- es una
gracia. Por ello, por el bien vuestro, aceptad y vivid mis
mensajes. Os amo y por eso estoy con vosotros para enseñaros y
guiaros hacia una vida nueva; la de la renuncia y la conversión.
Solamente así descubriréis a Dios y a todo lo que ahora está
alejado de vosotros. Hijitos, por esto, -¡ orad!
    
Nuevamente os invito a aceptar y vivir mis mensajes con
seriedad. Éstos son los días en que debéis decidiros por
Dios, por la paz y por el bien. Que de vuestras vidas y vuestros
pensamientos salgan todo odio y todo celo, y que allí sólo esté
el amor a Dios y al prójimo. Así, y sólo así, seréis
capaces de distinguir las señales de este tiempo. Yo estoy con
vosotros y os guío hacia un tiempo nuevo, tiempo que Dios os da
como gracia para que lo conozcáis aún más.
    
Satanás quiere destruir todo lo que es santo en vosotros y
en torno vuestro. Él quiere principalmente arruinar vuestras
almas y alejaros lo más posible de la vida cristiana y de los
Mandamientos que la Iglesia os llama a vivir. Por tanto,
hijitos, orad, orad, orad para poder comprender todo lo que el
Señor os da a través de mis venidas…
    
Leed la Sagrada Escritura, vividla y orad para comprender las
señales de este tiempo. Este es un tiempo particular y por ello
estoy con vosotros para acercaros a mi Corazón y al Corazón de
mi Hijo Jesús.
    
Queridos hijitos, deseo que seáis hijos de la luz y no de
las tinieblas; por eso vivid lo que os digo".
    
Nos propone el refugio que Dios ha preparado para estos tiempos
que es la Consagración a su Corazón Inmaculado. Acto éste
que cada uno puede hacer en su corazón, y renovarlo
diariamente, refrendándolo en el momento de la Eucaristía, y
solemnemente en una fiesta mariana. "Me siento muy feliz
por quienes han decidido consagrarse a mí. Os agradezco, no os
habéis equivocado. Mi Hijo Jesucristo quiere - a través mío-
concederos gracias especiales."
    
La familia y los jóvenes son motivos de particular
atención en los mensajes de la Virgen. Fundamentalmente, pide
que la familia se reúna a orar, que ore junta, que sea activa
en la oración. También: "amad en primer lugar a
vuestra familia y luego podréis aceptar a los demás."
    
Nos insta a seguir el llamado evangélico de construir nuestra
casa sobre la sólida roca, que es Cristo -edificar es fruto de
la oración del corazón, del amor y la unión familiar-, y no
sobre la arena de los tiempos, de los falsos valores que se nos
proponen.
    
Asimismo, la Santísima Madre hace mención a cosas concretas
como la televisión diciendo, por ejemplo: "Renunciad a
los programas que son un peligro moral para vuestras familias.
La televisión ha provocado la destrucción de muchos hogares.
Después de ver televisión ya no pueden orar, ya nadie consigue
recogerse para entrar en oración… Renovad, en cambio, la
oración en familia. Estimulad a los más pequeños a la oración
y haced que los niños se acerquen a la Misa"
La
televisión se interpone en la familia impidiendo la tertulia
familiar, contaminando la pureza y los valores morales, haciendo
imposible el diálogo con Dios. En Cuaresma ha pedido que apagáramos
el televisor. Y otra vez recalcó: "El ayuno del cuerpo
es necesario, pero más necesario aún es el ayuno del pecado.
Renunciar a las pasiones, a los placeres, al alcohol y al exceso
de ver televisión. La televisión os está destruyendo, por
culpa de ella vosotros ya no sabéis orar."
    
Cuando la Virgen habla de destrucción no está sólo refiriéndose
al desplazamiento que se hace de la oración, por la distracción
que provoca ese entretenimiento, sino, antes bien, a los valores
antievangélicos, por tanto anticristianos, que a través de ese
medio se promueven.
    
Baste considerar que, según recientes estadísticas de la
Comisión Nacional de Televisión de los EEUU, un niño
norteamericano ve en 10 años (los que median entre los 5 y los
15 años) de su vida, nada menos que 14.000 muertes violentas,
por televisión. A ello hay que sumar estupros, escenas
fuertemente eróticas, etc, etc. Los films, aún los dibujos
animados están cargados de violencia.
    
La Virgen nos propone actos concretos, específicos, que nos
hagan dirigirnos a Dios. Colocar el televisor a un costado y
centrar, físicamente también, en el hogar la Sagrada
Escritura. Abrir el Evangelio para escuchar la Palabra de Dios y
hacer silencio al mal que quiere invadirnos desde dentro.
    
Nos invita a que en nuestras casas tengamos en un lugar
privilegiado, además de la Biblia, imágenes sacras
-bendecidas-, haciendo de él un sitio para reunirnos a orar,
leer y meditar la Palabra.
    
Si osáramos resumir a su esencia los mensajes, notaríamos que
como verdadero llamado a la salvación, son apelación a la
cooperación en el plan de Dios, que partiendo de lo individual
abarca a todos los hijos. Diríamos, entonces, que en sustancia
nos está invitando a que nos convirtamos para convertir. "¡Queridos
hijos! En vuestras vidas todos habéis experimentado la luz y
las tinieblas. Dios concede a cada hombre conocer el bien y el
mal. Os invito a la luz que debéis vosotros llevar a los
hombres que están en las tinieblas. Todos los días llegan
hasta vuestras puertas hombres que viven en las tinieblas.
Queridos hijos, ¡dadles la luz!"
    
Igualmente, nos exhorta a vivir sus mensajes con humildad y a
dar testimonio con nuestras vidas. Nos enseña que no se trata
de ir pregonando las apariciones o simplemente hablar de los
mensajes sino, antes bien, de hacerlos vida para que
fructifiquen en nosotros y sirvamos de testimonios para los demás.
De nada vale creer en las apariciones o enterarse de los
mensajes si no se los practica.
    
Por otra parte, nos recuerda la Virgen que las pruebas deben
servirnos para crecer en el amor y en la fe y para acercarnos a
Dios en el amor. Como lo repetimos en el Padre Nuestro debemos
también orar para no caer en la tentación, para superar la
prueba.





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