Introducción
Yo no soy teólogo, ni hijo de teólogo. En mis años "oficiales" de teología fui mal estudiante. No tengo ninguna clase de títulos. Acabé los estudios trampeando lo antes que pude. Mi único idealera ser sacerdote campesino. Por ello, de vuelta al Paraguay, junto con otros compañeros, compartíla vida campesina. Queríamos convertirnos en campesinos "auténticos". Trabajábamos con nuestrasmanos la tierra. Pero aquellos campesinos pacientemente nos fueron convenciendo de que lo queellos querían de nosotros era ante todo que les ayudáramos a fortalecer su organización naciente:las Ligas Agrarias. Y así, a instancias de ellos, llegué a dedicarme completamente a cursillos deformación.Al comienzo los cursos eran de corte socioeconómico. Pero poco a poco fue saliendo asuperficie una realidad de hondas raíces: la fe campesina. Medellín explotó en Paraguay comocohete alegre de fiesta. Los campesinos comenzaron a pedir que les ayudáramos a caminar por unnuevo sendero que descubrían con gozo: la Biblia. Y así, suavemente, ellos me forzaron a volver alos libros de teología. Pero esta vez con el corazón asentado en un pueblo oprimido, pero creyentey en marcha.Después de años de compartir con ellos el despertar de la fe, puedo llegar a afirmar que jamás he quedado defraudado en un curso bíblico con campesinos. Todavía sigo con capacidad deadmiración frente a la fe creciente de este campesinado latinoamericano. En su fidelidad creativasiempre hay algo que me sorprende con gozo. Vivo, cada vez más profundamente, aquella alegríagratificante de Jesús ante el hecho de la revelación del Padre
"a la gente sencilla; sí, Padre,bendito seas por haberte parecido eso bien"
(Mt 11,26).En los últimos años se va notando en Latinoamérica un acontecimiento nuevo: ciertos gruposcampesinos piden cada vez más formación en la fe, de un modo sistemático y constante, de acuerdoa su cultura y a sus necesidades. ¡La Buena Nueva de Jesús en nuestro continente está siendo jaladadesde abajo, por este pueblo creyente y oprimido! La unión de su fe y de su realidad con la Bibliaha sido el detonante que les ha despertado y les ha puesto en marcha.A partir de este despertar bíblico, el pueblo va imponiendo respeto a su fe y a sureligiosidad, a su cultura, a sus comunidades y a su organización. Es más, en muchos casos este pueblo va imponiendo su ritmo a sacerdotes y a teólogos. Ellos están comenzando a señalar lostemas a investigar y a marcar el ritmo a seguir.Según mi parecer, tres son los temas bíblicos principales en los que se centra el despertar campesino: la hermandad, la tierra y Jesús. El primer impacto es el descubrimiento de lahermandad como exigencia de la fe. En segundo lugar, con frecuencia reciben un ánimo profundomuy gozoso cuando descubren que la Biblia tiene mucho que decirles sobre su realidad campesina.Sobre esta doble plataforma resulta mucho más profundo el encuentro personal y comunitario conJesús. Conocer y seguir a Jesús es su meta. Se trata de un encuentro sencillo, gozoso, cuestionante,entre viejos amigos por largo tiempo distanciados. A partir de estas experiencias se vaconstruyendo un nuevo modo de ser Iglesia y una nueva espiritualidad.Acompañando este caminar a lo largo de los años me he visto forzado por ellos a devolverlessistematizado lo mucho que voy aprendiendo de ellos. Su deseo de hermandad me llevó a escribir
"Vivir como Hermanos"
. La exigencia de respeto de su religiosidad me obligó a investigar yescribir
"Religiosidad campesina y Liberación".
El gozo de encontrar su realidad campesina en laBiblia produjo
"Luchar por la Tierra".
El descubrimiento de un Dios distinto se plasmó en
"Dioses bueno".
El encuentro con Jesús se ha ido jalonando en tres pasos:
"Cristo es Esperanza", "CristoCompañero"
y ahora
"El Dios de Jesús".
Todos son libros salidos e inspirados en la fe campesina.Los problemas y el espíritu que todo este despertar suscita en los agentes de pastoral intentollevarlo a la oración en
"Consagrados a Cristo en los Pobres".
Por último, he sentido también la
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necesidad de historiar parte de este proceso; así han nacido
"Liberación Campesina: Las Ligas Agrarias del Paraguay"
y
"En busca de la Tierra sin Mal: Movimientos campesinos en el Paraguay, 1960-1980".
Pero este libro que presento,
"El Dios de Jesús"
, tiene un nacimiento distinto. Ahora no parto tanto de la base, sino de los teólogos. Queriendo ayudar a este deseo creciente de encuentroentre Jesús y su pueblo, se me ocurrió organizar una "minga" de teólogos. Las dos grandes culturassudamericanas, la quichua y la guaraní, saben organizar mingas para resolver sus problemas. Setrata de trabajos comunitarios, en los que todos juntan su fuerza, con alegría, gratis, al servicio dela comunidad. Algo así he querido hacer con los teólogos.En los veinte últimos años se ha escrito mucho y muy lindo sobre Jesucristo. La mayoría deestos teólogos tienen sus ojos puestos en los pobres, pero su lenguaje no es el de los pobres. Por esomuchos de sus hermosos y caros libros no les sirven a los pobres, aunque cada vez los necesitanmás. Fue así como se me ocurrió servir de puente entre la buena voluntad de unos y el hambre delos otros. Hacer como de traductor. Y para ello me he puesto a leer, resumir, simplificar, coordinar las muchas ideas lindas de tantos hermanos teólogos. Los he puesto a trabajar juntos, con la alegrelibertad de las mingas.El presente libro, pues, no tiene nada de original. Todo está copiado. Es puro plagio, con elmayor descaro. Se unen y se entremezclan unas citas con otras; se cambian sin empacho las palabras complicadas; otras veces se copia al pie de la letra. No se respetan los derechos de autor.Es que se trata de una minga de teólogos: todos juntos, trabajando gratis, alegremente, al serviciode la fe de este pueblo, de lo mejor de este pueblo: los animadores bíblicos de las ComunidadesCristianas. ¡Gracias, hermanos!En estos nueve años el presente libro ha sido editado en diversos países. He recibido muchosagradecimientos porque estas páginas han ayudado a muchas personas a conocer, amar y seguir más de cerca a Jesús. Mucho le doy gracias a Dios por ello. Ahora presento una nueva edición popular paraguaya, en la que he suprimido las notas. Las personas que quieran consultarlas las pueden encontrar con facilidad en las otras ediciones: Paulinas de Colombia y Argentina, EDICAYde Ecuador, CRT de México y VOZES del Brasil.JOSÉ L. CARAVIASAsunción, marzo de 1993
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1La fe de Jesús
Acabo de afirmar en la introducción que creo con todo mi ser que Jesús es Dios, y que esta es la fede nuestro pueblo latinoamericano. Si Jesús no fuera Dios, perdería sentido todo lo que vamos adecir de él. Su vida, su predicación y su testimonio nos serviría de muy poco. Pero creyendofirmemente en su divinidad, toma una fuerza muy especial toda su humanidad. Este quiere ser elsentido de este primer capítulo sobre la conciencia y la fe de Jesús. A través de lo humano de Jesúsllegar hasta Dios.
1. LA CIENCIA DE JESÚS
Hasta no hace muchos años pensaban los teólogos que Jesús durante su vida terrena lo sabíatodo, lo pasado, lo presente y lo futuro; conocía todas las ciencias, todas las técnicas, todos losinventos que se iban a realizar a través de la historia. Conocía personalmente a todas las personasdel mundo, sus problemas y sus pensamientos. Decían que Jesús no ignoraba nada y que cuandodurante su vida demostraba no saber algo era solamente porque él disimulaba para poder asíenseñarnos.Pero en estos últimos tiempos, en los que tanta gente se ha dedicado a estudiar en serio laBiblia, hemos sabido aceptar en su profundidad la realidad que muestran los Evangelios: que Jesúsfue un hombre completo, y que, como todo hombre, él no lo conocía todo, y, por consiguiente,estuvo siempre en actitud de búsqueda y de aprendizaje, y tuvo dudas en su caminar, crisis ytentaciones.Esto no dice nada en contra de su divinidad. Justamente el que Dios quisiera hacerse hombrecompleto, con todas sus consecuencias, es una de las asombrosas maravillas de su amor hacianosotros.La humanidad de Jesús no pudo ser una comedia o una farsa. Y ello sería así si Jesús lohubiera conocido absolutamente todo. Jesús, como hombre, tenía que poder crecer en sabiduría ytenía que tomar sus propias opciones con libertad y dolor. El tomó sobre sí todas las consecuenciasde su encarnación, como, por ejemplo, la ley de la maduración humana; y todas las consecuenciasde nuestro pecado, como la ignorancia y las tentaciones; sólo que él jamás pecó (Heb 4,15). Si nofuera así, su pasión y su muerte no hubieran sido verdaderas.Pero Jesús vivió una humanidad con mucha más profundidad que cualquiera de nosotros. Yen su humanidad encontró como lo más íntimo de sí mismo al propio Dios. Jesús se sabe unido alPadre con una intimidad total y desconocida para nosotros. En su vida y en su conducta no hay otrarazón de ser que el Padre. Hablaremos de ello largamente a través de todo el libro, y másconcretamente, en seguida, sobre su actitud constante de búsqueda de Dios.Fijémonos por el momento en cómo los evangelistas presentan a Jesús compartiendo el saber cultural de sus contemporáneos. No tienen miedo en afirmar que
"Jesús iba creciendo en saber,estatura y en el favor de Dios y de los hombres"
(Lc 2,52). Jesús pregunta con frecuencia paraenterarse de lo que no sabe; ignora el día del juicio; sufre tentaciones; duda del camino a seguir;cambia de modo de proceder; pide que la muerte se aleje de él. Nada de ello se presenta comofingiendo, sino totalmente real. No hay razón alguna para negar que aprendió realmente de sus padres, de su pueblo, de su cultura. Aunque él transformará y dará una profundidad insospechable atoda la gran riqueza de su pueblo.Según lo presentan los Evangelios, Jesús aprende continuamente nuevas cosas y hace nuevas
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experiencias que le sorprenden, siempre a partir de las ideas de la cultura de su pueblo. Sin dudaalguna él pasó por un proceso histórico de aprendizaje.Tiene además, a veces, como todo humano, crisis de identificación: dudas de quién es él yqué debe hacer; aunque todo ello envuelto en una profunda fe en la voluntad providente del Padre.Hasta tuvo que reconocer que el Reino de Dios, por causa de la dureza del corazón de susoyentes, no llegaría tan rápidamente como él había pensado al principio de su predicación.Todo esto se explica algo dentro del misterio sabiendo que Jesús tenía una concienciahumana distinta a la conciencia del Verbo de Dios. Si las dos conciencias fueran la misma, elVerbo estaría dirigiendo siempre la realidad humana de Jesús, que se convertiría entonces en algomeramente pasivo. La conciencia humana de Jesús no era como un doble de la conciencia divina.En realidad su autoconciencia humana se relacionaba con Dios en una distancia de criatura, conlibertad, obediencia y adoración, lo mismo que cualquier otra criatura humana, aunque con una profunda conciencia de cercanía radical respecto a Dios.Creer que el Jesús histórico conocía todo, sería confundir su vida terrena con su vidagloriosa de resucitado. No se pueden atribuir al Cristo terreno cualidades que son sólo del Cristoglorioso.Pero sí podemos afirmar que Jesús tuvo durante su vida momentos de particular claridad yexperiencias de profundidad inaudita y de una apertura única al misterio de la creación y la vida. Elrecibió como regalo de Dios el conocimiento profético necesario para llevar a cabo su misión.Como revelador, tuvo un conocimiento totalmente único del misterio de Dios y de su plan desalvación. Jesús hombre, vivía con Dios en una proximidad y una amistad insospechadas hastaentonces.Resumiendo: Cristo en su experiencia terrena tenía dos clases de ciencia: Un saber adquiridoen relación con la cultura de su época, y un conocimiento profético, como don de Dios, que lecapacitaba para cumplir a la perfección su misión de revelador del Padre. El campo delconocimiento profético estaba delimitado por el de esta misión suya.
2. LA FE DE JESÚS
¿Tuvo fe Jesús? A algunos les cuesta admitir que Jesús tuviera fe, porque piensan que él veíasiempre a Dios, como los bienaventurados del cielo. Sin embargo, la respuesta a esta pregunta nosva a llevar a un conocimiento más profundo del mismo Señor Jesús, y al mismo tiempo nos va aenseñar el valor de nuestra propia fe.Vamos a ver cómo Jesús es el auténtico creyente en Dios, que promueve entre los hombresuna nueva fe. Es el hombre total porque ha sido el creyente total.Aunque en el Nuevo Testamento no se habla expresamente de la fe de Jesús, no hay duda deque en numerosos pasajes se le atribuye una actitud de fe.Dice la carta a los hebreos:
"Corramos con constancia en la competición que se nos presenta, fijos los ojos en el pionero y consumador de la fe, Jesús"
(Heb 12,2). Según este textogenial, Jesús es presentado como el modelo perfecto de los creyentes, el que ha llevado la fe a la plenitud de la perfección, experimentándola en su propia vida, en una situación humanamente muydura, al tener que elegir entre el gozo y la cruz, pasando por encima de la ofensa y el desprecio.Jesús es el modelo perfecto de la fe perseverante: él ha tenido que luchar hasta el final para dar todasu perfección a su actitud de creyente.Jesús es el primero de los creyentes, "el pionero", en cuanto que los demás hemos de recorrer su mismo camino en la misma actitud. El recorrió nuestro camino de fe como modelo y precursor.Y lo recorrió como nosotros en la oscuridad de la tierra; y desde ella practicó la esperanza y laobediencia en medio de la contradicción y de súplicas y lágrimas. Pero su hastío y su miedo fueronsuperados por la fe y transformados en amor. Por eso él es el primero de los creyentes.Así como Pablo considera a Cristo como el primero de los resucitados, el hermano mayor enla gloria, Hebreos lo considera como el primero que ha vivido ya como resucitado en la historia por
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haber vivido plenamente la fe.De este modo, creer en Jesús es fundamentalmente creer en lo que él creyó y esperar laliberación que él esperó y alcanzó. La fe de Jesús enfrenta al hombre con la realidad "Dios" en laque creyó y con los dioses oficiales a los que se opuso tenazmente. Por su humanidad Jesús es elcamino para llevar a los hombres a creer en Dios como él creyó y a ser de Dios como lo fue él.Cuenta San Marcos que en cierta ocasión en la que los discípulos no habían podido curar aun niño epiléptico, Jesús protesta diciendo:
"¡Gente sin fe! ¿hasta cuándo tendré que estar conustedes?, ¿hasta cuándo tendré que soportarlos?"
. Y ante la petición del padre que le dice:
"Sialgo puedes, ten lástima de nosotros"
, Jesús le replicó:
"¡Qué es eso de 'si puedes'! Todo es posible para el que tiene fe"
(Mc 9,19.22-23). Y en seguida curó al niño.Jesús, pues, fundamenta su "poder" en la fe que le anima. El es el que cree con fe ilimitada.Por eso puede curar al niño, porque
"todo es posible para el que tiene fe"
. La fuerza con la que élactúa es la fuerza de Dios, que anida en todo hombre que tiene fe en él.Fe aparece aquí en el sentido bíblico de confianza en Dios. Y en esta línea es la que podemosafirmar que Jesús tuvo fe, verdadera fe, la fe plena en el sentido total de la Biblia.En efecto, en los Evangelios sinópticos aparece la fe como confianza absoluta en laomnipotencia de Dios en situaciones humanamente desesperadas (Mt 9,1-8; Mc 5,21-43; 10,46-52;7,24-30; Mt 9,27-31; Lc 17,11-19; etc.). Para San Juan la fe es una entrega total confiada en la persona de Jesús. Según San Pablo la fe está íntimamente ligada a la actitud de obediencia (Rm6,16-17; 15,18) y a la confianza (Rm 6,8; 2 Cor 4,18; 1 Tes 4,14). En la carta a los Hebreos (c.11)la fe es la certeza de una realidad que no se ve, a la que va ligada la firme confianza en la promesade Dios y la obediencia fiel del hombre a Dios.Esta actitud fundamental, que en la Biblia se llama fe, es ciertamente la actitud fundamentalque define lo más íntimo, lo más personal y típico de Jesús. El se entrega incondicionalmente a suPadre Dios y acepta sus planes en absoluta docilidad, confianza y abandono, aun en los momentosde mayor obscuridad. Jesús superó siempre toda tentación de apoyarse en sí mismo o en los demás por medio de su fe-confianza, por su abandono total en el Padre.De esta manera Jesús es el jefe de fila, el creador y consumador de nuestra fe. Nuestracondición de creyentes tiene que estar calcada de la suya. La fe de cualquier persona, como la de él,se tiene que realizar en la confianza, en el abandono en manos de Dios y muchas veces en laoscuridad y en la soledad de la cruz.Creer es lo mismo que aceptar a Jesús, pero no de cualquier manera, sino precisamente ensu actitud de creyente en medio del dolor.
3. BÚSQUEDA CONSTANTE DE DIOS Y DE SU REINO
Parece que Jesús no tuvo desde el comienzo una idea del todo clara acerca de la voluntad deDios sobre él. No comenzaría sabiéndolo todo sobre Dios. Jesús pasó por un proceso de"conversión", no como elección entre el bien y el mal, sino como un ir descubriendo cada vez máscerca a Dios y cada vez más clara su voluntad.En todo momento tuvo Jesús una actitud muy sincera de búsqueda de Dios. Poco a poco,desde sus más tiernos años, a partir de una actitud constante de oración, fue comprendiendo, cadavez más profundamente, quién era Dios para él y qué quería Dios de él. Desde las raíces culturalesde su pueblo, desde la meditación constante del Antiguo Testamento, desde la observación de larealidad de la vida, iluminadas siempre por una fe sincerísima y profunda, Jesús fuecomprendiendo cada vez mejor al Dios de Israel; se fue haciendo más transparente su actitud dehijo que se siente querido, hijo débil, agradecido y obediente a "su" Padre.Toda la vida de Jesús estuvo centrada en Dios como Padre. Hablaremos de ello largamenteen los próximos capítulos.Intentemos por el momento, ahondar un poco más en su actitud de búsqueda constante deDios. Esta búsqueda sincera es expresión profunda de su fe. La perfección histórica de esa
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búsqueda de Dios la va consiguiendo Jesús, por contraste, a partir de dos realidades profundamentehumanas: la tentación y la ignorancia.En los Evangelios sinópticos la escena de las tentaciones está centrada a nivel de la fe en lomás profundo de la actividad y la personalidad de Jesús: su relación con el Padre y su misión alservicio del Reino. Sus tentaciones nos dan la clave para comprender la fe de Jesús en su doblevertiente de confianza en el Padre y obediencia a la misión del Reino: El poder que controla lahistoria desde fuera o el poder que se sumerge dentro de la historia; el poder de disponer sobre loshombres o el poder de entregarse a los hombres. A Jesús se le presentan las dos posibilidades deafianzar su personalidad concreta a través del verdadero o el falso mesianismo.En el huerto, la noche anterior a su muerte, Jesús parece sentir con fuerza la tentación deluso del poder, pues era lo único que parecía poder salvarle. La agonía del huerto no es sino la crisisabsoluta de la idea del Reino que tuvo Jesús al comienzo de su predicación. Es la
"hora en la quemandan las tinieblas "
(Lc 22,53). Y supera la tentación no huyendo del conflicto, sino metiéndoseen él y dejándose afectar por el poder del pecado.En la pasión, la tentación toca más que nunca a la fe en Dios. Parece que el Dios que seacerca en gracia ha abandonado a Jesús (Mc 15,34). La fe de Jesús entra en una tentación radical:quién es ese Dios que se aleja y exige un total abandono en sus manos en medio de una absolutaobscuridad. Jesús supera la tentación con la misma actitud de siempre:
"No se haga lo que yoquiero, sino lo que quieres tú "
(Mc 14,36). Que la fe sea total entrega de sí mismo y que el amor liberador sea amor en el sufrimiento es una novedad para Jesús, novedad que acepta al vencer latentación.Jesús supera, pues, sus tentaciones históricas y con ello va madurando cada vez más su fe enel Padre y en el Reino.Unas páginas atrás decíamos que Jesús no lo sabía todo. Pues bien, sus ignorancias seconvierten desde el punto de vista de la fe en componentes de la perfección de esta fe.A la fe le pertenece dejar a Dios ser Dios. Esto es lo que en el Antiguo Testamento se conocecomo trascendencia o santidad de Dios. En Jesús aparece la absoluta familiaridad con Dios, suentrega absoluta al Padre, pero siempre en el contexto fundamental de dejar a Dios ser Dios. Por eso está dispuesto a hacer su voluntad hasta el fin, incluso en la agonía del huerto. Y por estotambién no quiere saber el día de Yavé: es un secreto que le pertenece a Dios. Jesús respeta latrascendencia de Dios, y de ahí que sus ignorancias no son ninguna imperfección, sino la expresiónde sentirse criatura de Dios, hijo de Dios; son la expresión de un mesianismo que vive del Padre yno de su propia iniciativa.La limitación del saber de Jesús es la condición histórica de hacer real la búsqueda y laentrega al Padre, en igualdad de condiciones y solidaridad con todos los hombres. Sólo así podíaentregar Jesús su persona al futuro del Padre.La fe de Jesús, o sea, su confianza y obediencia al Padre, para poder expresarse y crecer,necesitaban de situaciones históricas de conflictividad, de tentaciones y de ignorancias. Dejar aDios ser Dios no es cuestión sólo de ideas, sino de actitudes históricas realizadas dentro de lahistoria. Por ello en el "no saber" sobre el día de Yavé, Jesús "sabía" del Padre, precisamente porque le dejaba ser Padre, es decir, el misterio absoluto de la historia.
4. JESÚS SE SIENTE ENVIADO DEL PADRE
La actitud que tuvo Jesús desde sus primeros años de continua búsqueda de Dios y sumisióna él, fue cuajando en una conciencia cada vez más clara de que Dios le había mandado al mundocon una misión muy especial.En sus años de predicación pública esta conciencia de enviado se manifiesta de continuo.
"Yo no estoy aquí por decisión propia; no, hay realmente uno que me ha enviado"
(Jn 7,28).El "Enviado" puede ser un nombre muy propio para Jesús.
"Esta es la vida eterna,reconocerte a ti como único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesús"
(Jn 17,3).
"Tú me enviaste al
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