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El poder de la alabanza (página 2)
Enviado por JORGE EDGARDO OPORTUS ROMERO
Partes: 1, 2
Antes, pensaba que la historia de Josué y la batalla de Jericó era una mezcla de mito, exageración y una bonita fábula. Pero los arqueólogos que han estudiado las ruinas de la antigua Jericó en años recientes han encontrado una amplia evidencia de que los muros de la ciudad cayeron en el tiempo histórico que corresponde a la narración bíblica: Los muros de Jericó se desplomaron. El poder de Dios estaba obrando mientras que su pueblo mostraba su confianza al alabarle con trompetas y aclamaciones.
Los ejemplos de Josafat y de Josué demuestran claramente que Dios gana nuestras victorias por medios sencillos y mediante principios que, aparentemente, son contradictorios, para nuestra sabiduría y estrategia humana.
Se nos pide que confiemos en El, que le alabemos y que dejemos que él actúe. Esto es, esencialmente, la forma en que actuaba Jesucristo durante el tiempo de su ministerio en Israel. Abiertamente, él admitía que de sí mismo nada podía hacer. Se sometía a la voluntad de su Padre en perfecta obediencia, en confianza, y en fe, en fin de que el poder de Dios pudiera alcanzar las necesidades del pueblo.
Veamos algunas oraciones de Jesús relacionadas con los problemas difíciles
Por ejemplo, el caso de los 5,000 que le habían seguido fuera de la ciudad para oírle predicar. Estaban hambrientos. Lo único de lo que disponía Jesús era la comida de un muchacho: cinco panes y dos pececillos.
¿Cómo oró Jesús?, ¿Intercedió él con Dios para que realizase un milagro? Mirando al cielo, dio gracias y partió los panes, dándolos a sus discípulos para que los repartieran entre la gente. Repartió también los dos pescados entre todos. Todos comieron y quedaron satisfechos: y después llenaron doce canastas con los pedazos de pan que sobraron (Marcos 6: 41-43)
Algunos de nosotros podemos pensar: "¡Pero se trataba de Jesús, y el sabía lo que Dios podía hacer!", ¡Esto no tiene validez para nosotros!
Más Jesús dijo a los que le seguían: "En verdad les digo, que el que cree en mí, hará también las cosas que yo hago, y cosas todavía más grandes, porque yo me voy a donde está el Padre. Y todo lo que ustedes pidan en mi nombre, yo lo haré, para que el Hijo muestre la gloria del Padre. Yo haré cualquier cosa que ustedes pidan en mi Nombre" (Juan: 14: 12-14)
La Biblia dice que Jesús vino al mundo para que pudiésemos alabar a Dios, Isaías el profeta predijo la venida de Jesús diciendo que El vendría para "…predicar las buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; proclamar el año de la buena voluntad de "YAVE, y el día de venganza del Dios Nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les de gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, canto de alegría en lugar del espíritu angustiado" (Isaías 61: 1-3)
Amigo(a), fácilmente podrás reconocer tu propia condición en esta lista:
¿Está quebrantado/a de corazón?; ¿Confinado/a por limitaciones físicas, enfermedades, limitaciones espirituales? ¿En cautividad física o en prisión por tu propia ceguera espiritual?; ¿Está de duelo?, ¿Incapaz de regocijarse, de estar agradecido/a de Dios para alabarle?, ¿Está tu espíritu pesadamente agobiado, o siente frustración? Si es así, entonces tal vez sea porque no has aceptado y comprendido plenamente las buenas nuevas que Jesús vino a traer.
La alabanza, es una respuesta activa a lo que sabemos que Dios ha hecho y está haciendo en nuestras vidas en este mundo por medio de su Hijo Jesucristo y la persona del Espíritu Santo.
Dudamos en nuestro interior de lo que Dios ha hecho y está haciendo, no podemos alabarle de todo corazón. La incertidumbre acerca de las buenas nuevas será siempre una barrera para alabarle. Si queremos estar dispuesto a alabar a Dios en todas las cosas, necesitamos estar seguros de que nuestro fundamento es sólido y sin grietas producidas por las dudas o la incertidumbre.
San Pablo escribió así a los creyentes de Filipo: "Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la Palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado…Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro". (Filip 2:14-16; 3:1)
Es nuestra falta de murmuraciones y nuestra felicidad en Cristo lo que nos capacita para resplandecer como luminarias, asidos de la Palabra de Vida en un mundo oscuro. Esto era cierto, entonces, en Filipo, y es cierto hoy día, de tal modo dejemos nuestras murmuraciones y alabemos al Señor por cada cosa oscura y torcida que veamos a nuestro alrededor. Hagámoslo, y esperemos que la luz de Dios penetre en la oscuridad.
Enciende una luz
Dejadla brillar
La Luz del Señor
No te abandonará
Ideas para ayudarte a entrar en alabanza
Utiliza canciones de alabanza y adoración. Puedes empezar poniendo alguno de tus CD cristianos favoritos y escuchar sin distracciones.
Lista los nombres de Dios y Jesús encontrados en la Biblia. Ejm: "Dios tu eres Jehová Jireh (mi proveedor), tú eres mi pastor, tu eres mi pan de vida, el camino, la verdad y la vida, mi verdad…". Te ayuda a crecer en tu devoción hacia Dios.
Busca vocabulario nuevo para describir el carácter de Dios. Estamos tan acostumbrados a decirle. "Te exalto, te alabo, eres digno, te adoro, eres omnisciente, omnipotente, santo cordero, etc. etc.". ¡Muchas cosas que ni siquiera sabemos que significan! En lugar de esto busca palabras del diccionario que conozcas y lo describan y utilízalas: Asombroso, auténtico, agresivo, por siempre, bello, bondadoso, bendito, brillante, cuidador, campeón, comunicativo, profundo, un deleite, querido, dinámico, eterno, edificante, eminente, entronado, perdonador, fiel, haces lo que dices, firme, caballero, gentil, santo, sanador, alto, ayudador, atractivo, ideal, inmenso, alegre, celoso, jovial, bueno, rey, protector, amante, sufrido, extenso, señor. ¿Entendiste el punto? Busca ahora tu diccionario e ¡Inténtalo! Agrega otros adjetivos…
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Algunas oraciones de alabanza a modo de ejemplo. (puedes hacer tu propia oración)
ALABANZAS AL DIOS ALTÍSIMO.
(S. Francisco de Asís)
Tú eres el Señor Dios;
Tú eres el Dios de los dioses, quien solo obras maravillas.
Tú eres fuerte, tú eres grande, tú eres Altísimo; tú eres Todopoderoso.
Tú santo Padre, Rey de la tierra y del cielo.
Tú eres trino y uno; Señor Dios de dioses.
Tú eres bueno, eres todo lo bueno,
eres el mayor bien; el Señor Dios, vivo y veraz.
Tú eres amor, caridad; tú eres sabiduría; tú eres humildad.
Tú eres paciencia; tú fortaleza y prudencia.
Tú eres seguridad, tú eres descanso; tú eres gozo y contentamiento.
Tú eres justicia y templanza; t ú eres todo nuestro tesoro y abundancia.
Tú eres la belleza, tú eres la suavidad; tú eres el protector;
Tú eres el guardián y el defensor.
Tú eres nuestro refugio y fortaleza;
Tú eres nuestra fe, esperanza y caridad.
Tú eres nuestra gran dulzura; tú eres nuestra vida eterna.
Infinita Bondad, grande y admirable Señor Dios Todopoderoso:
amante y misericordioso Salvador.
CANTICO DE LAS CRIATURAS
(S. Francisco de Asís)
Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, corresponden
y ningún hombre es digno de hacer de ti mención.
Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,
especialmente el señor hermano Sol,
el cual es día y por el cual nos alumbras.
y él es bello y radiante con gran esplendor:
de ti, Altísimo, lleva significación.
Loado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas;
en el cielo las has formado luminosas, y preciosas, y bellas.
Loado seas, mi Señor, por el hermano viento,
y por el aire, y el nublado, y el sereno, y todo tiempo,
por el cual a tus criaturas das sustento.
Loado seas, mi Señor, por la hermana agua,
la cual es muy útil, y humilde, y preciosa, y casta.
Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual alumbras la noche:
y él es bello, y alegre, y robusto, y fuerte.
Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra,
la cual nos sustenta y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor
y soportan enfermedad y tribulación.
Bienaventurados aquellos que las sufren en paz,
pues por ti, Altísimo, coronados serán.
Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal!
Bienaventurados aquellos a quienes encontrará en tu santísima voluntad, pues la muerte segunda no les hará mal.
Load y bendecid a mi Señor
y dadle gracias y servidle con gran humildad.
ALABANZAS QUE SE HAN DE DECIR EN TODAS LAS HORAS.
(S. Francisco de Asís)
Santo, santo, santo Señor Dios omnipotente,
el que es, y el que era, y el que ha de venir:
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Digno eres, Señor Dios nuestro,
de recibir la alabanza, la gloria, el honor y la bendición:
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Digno es el cordero que ha sido degollado de recibir el poderío,
y la divinidad, y la sabiduría, y la fuerza;
y el honor, y la gloria, y la bendición:
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo:
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Bendecid al Señor todas las obras del Señor:
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Alabad a nuestro Dios todos sus siervos
y los que teméis a Dios, pequeños y grandes.
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Alaben al que es glorioso los cielos y la tierra.
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Y todas las criaturas del cielo y de la tierra,
y las que están bajo la tierra y el mar,
y todo lo que hay en él:
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo:
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Como era en el principio y ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Oración: Omnipotente, santísimo, altísimo y sumo Dios, todo bien, sumo bien, bien total, que eres el solo bueno, a ti te tributemos toda alabanza, toda gloria, toda gracia, todo honor, toda bendición, y te restituyamos todos los bienes. Hágase. Hágase. Amén.
SALMO 150
¡Aleluya!
Alabad al Señor en su santuario,
alabadlo en su majestuoso firmamento,
alabadlo por sus grandes hazañas,
alabadlo por su inmensa grandeza,
alabadlo al son de las trompetas,
alabadlo con la cítara y el arpa,
alabadlo con danzas y tambores,
alabadlo con cuerdas y con flautas,
alabadlo con címbalos sonoros,
alabadlo con címbalos vibrantes.
Que alabe al Señor todo cuanto vive. ¡Aleluya!
GLORIA
(del ritual de la misa)
Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres
que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos,te adoramos,
te glorificamos,te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre, todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros;
porque sólo tú eres Santo,
sólo tú, Señor, sólo tu Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén
Comunica tu amor y afecto
Hay una libertad indescriptible cuando le declaramos nuestro amor verbalmente. Habrá veces que le adorarás y abrirás tanto el corazón que te gastarás todo tiempo de adoración sin orar ninguna otra cosa más. Nada satisface más nuestra alma que amarlo y adorarlo ¡para esto fuimos creados! Nada toca, alegra y enternece más el corazón de un padre que las palabras de amor y honor que sus hijos le digan con un corazón libre y agradecido.
¡Fuera las murmuraciones y las quejas!
¡Has salido de tu casa en un día claro, hermoso y soleado, respirando aire fresco y dando gracias a Dios por su maravillosa creación?. Pero, ¿qué sucedió otro día, gris y lluvioso?, ¿No te sentiste automáticamente algo deprimido/a al asomarte a la ventana?. ¿Tiene la costumbre de dar gracias a Dios únicamente por lo que deseas?, ¿O acostumbra refunfuñar aunque sea sólo un poco, cuando las cosas no van como quisieras? ¿Es algo malo quejarse un poco?. No parece una gran cosa. ¿Cuál es la diferencia?
¡Toda la diferencia del mundo! Cada cosa depende de cómo respondemos a las cosas pequeñas de la vida.
Un abogado especialista en problemas matrimoniales, nos dirá que el vínculo matrimonial se rompe, por lo general, por cosas pequeñas. Se necesita únicamente un pequeño clavo para pinchar un neumático. Un pequeño error de un mecánico puede causar la explosión de un avión gigante. Un mal entendido puede dar lugar a una guerra. Una palabra airada puede producir un disparo. Cosas pequeñas significan mucho, según el nivel en que vivamos.
A todos nos resulta tan fácil murmurar que muchas veces no nos damos cuenta de lo que estamos haciendo. Pero murmurar es completamente contrario de dar gracias. La queja es lo contrario de la confianza; una murmuración en contra de tu esposo/a cuando algo no le sale bien es lo contrario de una aceptación amorosa.
El diccionario define la queja como una acusación. Al lamentarte y quejarte estás acusando a Dios de administrar mal los detalles de tu día. La actitud de alabanza libera el poder de Dios en nuestras vidas, y la actitud de murmuración o de lamentación impide el poder.
Pablo se refiere al comportamiento de los israelitas en su peregrinación desde Egipto a la Tierra prometida. ¿Qué hicieron y cuáles fueron las terribles consecuencias?. "El pueblo se quejó a oídos de YAVE, y lo oyó YAVE, y ardió su ira" (Números 11:1)
Moisés había sacado a los israelitas de Egipto, y Dios les había dado pruebas maravillosas de su presencia y de su interés por ellos. El dividió el mar Rojo, permitiendo así que lo atravesaran por tierra firme, y, después volvió el agua a su cauce anegando a los soldados egipcios que los perseguían. Dios prometió llevar a su pueblo a la Tierra prometida; prometió alimentarles en el desierto; echar fuera a sus enemigos de delante de ellos, con sólo que confiasen en él. Como señal, la presencia de Dios iba delante en forma de una columna de fuego durante la noche.
Pero los israelitas no confiaron en Dios. Se quejaban amargamente. Primero, por la falta de alimentos y de agua, y, después porque no les agradaba el sabor del agua que Dios les daba. Se cansaron de la comida que Dios le proporcionaba. Se inquietaban y se lamentaban por cosas insignificantes. ¿Cuál fue la consecuencia?
Pacientemente, Dios satisfizo a sus hijos quejumbrosos. Una vez y otra vez remedió sus necesidades, hasta que se dio cuenta de que no aprendían. Cuando se cansaron del gusto del maná y querían carne en su lugar, Dios dijo que les daría carne, no sólo un día o dos, sino un mes entero, "hasta que os salga por las narices, y la aborrezcáis, por cuanto menospreciasteis a YAVE" (Números 11:20)
Durante cuarenta años peregrinaron los israelitas, y siempre había algo que marchaba mal, por lo que se quejaban amargamente y querían volver a Egipto. Pero, ¿Porqué tardaron cuarenta años en recorrer trescientos kilómetros?, aún con mujeres, niños y ganado, hubiera podido hacerse ese recorrido en unas semanas. Se retrasaron a causa de sus murmuraciones y no quisieron confiar en que Dios cumpliría su promesa, teniendo cuidado de todas sus necesidades.
Dios decidió dejar que los israelitas se agitasen con sus propias lamentaciones. Ninguno de los que lamentaban habría de vivir para pisar la Tierra Prometida. En vez de eso, la nación de Israel habría de vagar por el desierto. Una nueva generación, entraría guiada por Josué y Caleb, los dos únicos que habrían de sobrevivir.
Nuestras quejas y murmuraciones en contra de Dios por cosas pequeñas pueden impedirnos entrar en el perfecto plan que tiene para nuestras vidas.Y son quejas y murmuraciones el preguntarle a Dios el por qué o el cómo pudiste permitir que tal o cual cosa nos haya sucedido. Cuando algo te suceda que te haga sufrir, solo da gracias a Dios por esa situación dolorosa pues está dentro de los planes de Dios para tu vida y, los planes son buenos, son bendiciones aunque antes debamos pasar por el fuego purificador. Solo confiar en el Señor es nuestra meta: "Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros de corazón malo e incrédulo para apartarse del Dios vivo" (Hebreos 3:12).
La causa de las murmuraciones de los israelitas era la falta de fe, y la falta de fe es la raíz de cada una de las pequeñas quejas.Esta falta de fe no permitió que los israelitas entrasen en Canaán. Pero Dios quería hacer algo más que llevarles sólo a una localidad geográfica. La tierra prometida de Dios era también un lugar de descanso perfecto, una actitud de confianza perfecta y paz mental.
"Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberla alcanzado…Pero los que hemos creído entraremos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, no entrarán en mi reposo" (Hebreos 4:1-3)
Dios tiene un lugar de descanso perfecto preparado para nosotros ahora. El descanso en él es el estado perfecto, y en el cual podemos entrar todos por la fe. Pero, a fin de hacerlos así, tenemos que dejar nuestro pecado de incredulidad, nuestras lamentaciones, nuestras quejas, nuestras murmuraciones. La incredulidad es una ofensa seria en contra de Dios. Son pecadores, dice Cristo, "porque no creen en mí" (Juán 16:9)
La incredulidad, como todos los pecados, es un acto deliberado de rebelión contra Dios. Podemos elegir creer o no creer. Si la incredulidad es una negación de la creencia entonces somos responsables de nuestras acciones, y debemos hacer algo, y ese algo es confesar nuestra incredulidad. Este es el primer paso.
Nota:
Durante años dije con presunción que rara vez murmuraba, esto es, raramente murmuraba en voz alta. Cultivé y mantuve una fachada sonriente, pero era en mi interior un murmurador habitual. Por supuesto, entre tanto, no pensaba que era culpable de murmuración porque creía que mis quejas eran legítimas. Me lamentaba cuando no podía dormir bastante, y tenía que levantarme por la mañana sin haber podido descansar lo suficiente. Me quejaba en voz baja si encontraba que el cuarto de baño estaba ocupado por otro miembro de la familia; me quejaba cuando tenía que desayunar apresuradamente. Me quejaba cuando las cosas iban mal en mi trabajo con mis alumnos y colegas. Me quejaba cuando veía injusticias sociales, políticas, económicas... me quejaba de vivir solo, en fin, me quejaba de todo creyendo -obviamente bajo mi óptica- que mis quejas eran fundadas. ¡Que error tan grande! Cuando, finalmente, el Espíritu Santo empezó a mostrarme lo que la Biblia decía en cuanto a dar gracias a Dios en todas las cosas, empecé a darme cuenta de que había estado haciendo lo contrario durante años y de que nunca había pensado en ello.
El primer paso hacia la rehabilitación era admitir que era un murmurador. Creo que el modo más eficaz de tratar con nuestros pecados es ser precisos con ellos. Admitámoslo, confesémoslo, pidiendo perdón a Dios y tomar la decisión tajante de no caer en ellos nuevamente.
Entonces, pidamos a Dios que nos quite el pecado y nos de la fuerza para poder resistir cualquier tentación. Por último, démosle gracias por ello y prosigamos con fe creyendo que está hecho.
Una vez que hagamos el propósito de no murmurar y prometamos en su lugar, dar gracias a Dios por cada cosa, por pequeña fuere, que nos hacía murmurar, entonces podremos esperar que Dios obre en nosotros.
No podemos cambiarnos a nosotros mismos de murmuradores incrédulos en creyentes agradecidos. Es Dios quien tiene que hacer el cambio.
Hemos de tomar la decisión de dejar de murmurar y comenzar a alabar y dar gracias a Dios, pero es el poder de Dios el que tiene que obrar la transformación. A nosotros nos corresponde mantener nuestros ojos fijos en Jesús y agradecer a Dios por lo que puede hacer.
En la práctica, veremos que Dios ha de traer a nuestras vidas las mismas circunstancias que emplea para hacer desaparecer nuestras murmuraciones. Cuando las veamos venir, demos gracias a Dios porque está empleando los mismos incidentes para llevar el cambio en nosotros. Antes, nos hacían tropezar, ahora, nos mostrarán el poder de Dios. Servirán para aumentar nuestra fe.
Aceptando cada cosa pequeña que nos ocurre con gozo y gratitud, el poder de Dios nos librará, en nosotros y a través de nosotros, y, pronto también experimentaremos un sentimiento de gozo. Pero no mires el sentimiento como un signo. Nuestra alabanza y nuestra gratitud deben estar basadas en la Palabra de Dios, y no en nuestros sentimientos.
¿Tienes una queja preferida en cuanto a su propia vida? ¿Piensa en tu interior que si hubiera podido vivir otra vez, tendría otra posición, vecinos diferentes, un matrimonio distinto? ¿Puedes aceptar el que Dios te haya colocado precisamente donde quiere que estés ahora?...
Ciertamente, a veces hay cosas que son elecciones equivocadas. Pero la promesa de Dios es que él hace que todas las cosas, incluidas nuestras elecciones equivocadas, obren para bien, si confiamos en él.
Es posible que te encuentres en un trabajo o en una situación que Dios quiere que cambies. Sin embargo, es esencial que ahora mismo aceptes tu presente situación con gozo y gratitud a Dios por ello. Como quiera que, al dar gracias a Dios por cada dificultad, sometemos a su voluntad cada cambio, él puede trasladarnos al lugar en que desea que estemos. De modo que puedes estar seguro de que si Dios hubiese deseado que estuviese en otro lugar o circunstancia en este mismo momento, te habría situado allí. Lo que nos atañe ahora es darle gracias por donde estemos en el momento presente.
Si Dios, por su Espíritu Santo, te muestra que hiciste una elección equivocada hace algún tiempo, cuando deliberadamente eligiste ir en contra de lo que sabías entonces era la voluntad de Dios para ti, confiésele ese deseo equivocado, pidiéndole perdón, dándole gracias y rogándole te guíe para cambiar en bien lo que hiciste mal. Pon el resto de tu vida completamente en las manos de Dios y confía que ahora Dios se ocupará totalmente de ti. Alábale ahora y dále gracias por tus circunstancias actuales exactamente como sean en cada uno de sus detalles. Entonces pronto podrás notar el poder de Dios obrando muy rápidamente en tus circunstancias actuales, o podrás ver cómo el poder de Dios está transformándote en medio de las circunstancias, pero ocurra lo que ocurra, continúa dándole gracias, pues él se encargará de ello. Recuerda que mientras se alberga temor y resentimiento por una situación, se está impidiendo que Dios realice en la vida lo que uno se proponga. Tan pronto como se deposite toda la confianza en él y se le alabé por los problemas propios de la vida, entonces Dios puede situarlo a uno donde El deseaba que esté.
El resentimiento y el temor, la murmuración y la lamentación, ocasionan retrasos en el desarrollo del plan de Dios. El tiene un plan perfecto del tiempo, y nosotros tenemos que darnos cuenta de que su forma de contar el tiempo no siempre coincide con la nuestra.
Entréguemosle la administración de nuestras vidas. El nos llevará donde él quiera que estmos, a la hora que quiera que estemos, si confíamos en Dios. Su plan es bueno para cualquier compromiso y para toda hora. Dios no fuerza su horario en nosotros, pero si le confiamos nuestro tiempo y nuestros días, lo arregla de modo que estemos donde desea que estemos a su tiempo.
Esto no significa que podamos sentarnos cómodamente y decir "Si el Señor quiere que esté allí, tendrá que arreglarlo. Yo me quedo tranquilamente aquí y descansaré hasta que él me mueva". No es la actitud correcta, tenemos que hacer lo que a nosotros nos corresponde, y no preocuparnos en cuanto al tiempo. Tenemos que hacer todo lo mejor posible, levantarnos temprano por las mañanas, preparar con tiempo nuestros compromisos, dar luego gracias a Dios por lo que pueda ocurrir, sea esto para nosotros positivo o negativo. El sabe las cosas.
Dios tiene un doble propósito en enseñarnos a confiar y alabarle en todas las cosas. Su poder se manifiesta en nuestra situación y también lleva a otros a él.
Todos conocemos la expresión: "Todos tenemos nuestros días buenos y nuestros días malos". Esta es una manera de pensar, descuidada, y aún peligroso, porque sugiere que los días buenos y los días malos son algo normal en la vida cristiana. La Biblia nos dice que nuestras circunstancias exteriores pueden ser mejores o peores, pero nuestra actitud interior debe ser un estado permanente de gozo en Cristo.
San Pablo, hallándose encarcelado, escribió así: "He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:11-13)
Es importante que aprendamos a responder con confianza y alabanza en todas las situaciones, sean o no agradables para nosotros las consecuencias. Cuando aprendamos a tocar el timbre de la alabanza en lugar del timbre del pánico, nuestras vidas y nuestras actitudes cambian, aunque la situación que nos atañe sea un caso dramático o una simple irritación.
El resultado de nuestras reacciones es acumulativo. Con cada paso positivo de fe, se hace más fácil creer. Del mismo modo, cada vez que le permitimos a la incredulidad negar la presencia y el amor de Dios es una situación difícil, los resultados negativos se aumentan, y se hace más fácil creer. Del mismo modo, cada vez que le permitimos a la incredulidad negar la presencia y el amor de Dios en una situación difícil, los resultados negativos se aumentan, y se hace muchísimo más difícil dominar nuestra voluntad para ejercitar la fe. Cuanto más murmuramos, tanto más nos enredamos en la trama de la derrota. Muchas pequeñas murmuraciones contribuyen a hundirnos en las montañas de la depresión.
Nota final:
Este documento lo he preparado con cariño para cada uno de ustedes sabiendo que harán de el, un documento de estudio para incrementar la fe en Dios nuestro Señor. Los insto a creer en las promesas plasmadas en la Santa Biblia. Muchas de las promesas bíblicas, también se encuentran en otros libros sagrados como el Corán por dar un ejemplo.
Autor:
Jorge Edgardo Oportus Romero
Partes: 1, 2
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