Translate

jueves, 3 de abril de 2014

Oración Conclusiva

Oración Conclusiva


[Devocionario Católico]
Principal > Eucaristía > Adoración eucarística

[Ir a la página anterior]
[Indice]

[Ir a la página principal]
[Principal]


[Ir a la página siguiente]
[Indice]

ADORACIÓN EUCARÍSTICA
OCTAVARIO BREVE AL SANTÍSIMO





Versión PDF para imprimir folleto tríptico
» Más información

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, que por el amor que tenéis a los hombres estáis de noche y
de día en este Sacramento, todo lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y
recibiendo a todos los que vienen a visitaros: yo creo que estáis presente en el
Augusto Misterio del altar, os adoro desde el abismo de mi nada y os doy gracias
por todas las mercedes que me habéis hecho, especialmente por haberme dado en
este Sacramento vuestro cuerpo, vuestra sangre, vuestra alma y vuestra dignidad,
por haberme concedido como abogada a vuestra Santísima Madre la Virgen María, y
por haberme llamado a visitaros en este lugar santo. Adoro vuestro amantísimo
Corazón, y deseo adorarle con tres fines: el primero, en agradecimiento de esta
tan preciosa dádiva; el segundo, para desagraviaros de todas las injurias que
habéis recibido de vuestros enemigos en este Sacramento, y el tercero, porque
deseo en esta visita adoraros en todos los lugares de la tierra, donde estáis
sacramentado con menos culto y más olvido.

¡Jesús mío!, os amo con todo mi corazón; pésame de haber tantas veces ofendido
en lo pasado a vuestra infinita Bondad; propongo, ayudado de vuestra gracia,
enmendarme en lo venidero; y ahora, miserable como soy, me consagro todo a Vos;
os doy y entrego toda mi voluntad, mis afectos mis deseos y todo cuanto me
pertenece. De hoy en adelante haced, Señor, de mí y de mis cosas todo lo que os
agrade. Lo que yo quiero y os pido es vuestro Santo Amor, la perfecta obediencia
a vuestra santísima voluntad y la Perseverancia final. Os encomiendo las almas
del Purgatorio, especialmente las más devotas del Santísimo Sacramento y de
María Inmaculada, y os ruego también por todos los pobres pecadores. En fin,
amado Salvador mío, uno todos mis afectos y deseos con los de vuestro
amorosísimo Corazón, y así unidos los ofrezco a Vuestro Eterno Padre y le pido
en vuestro nombre que por vuestro amor los acepte y los mire benignamente. Amén.

Rezar seis Padrenuestros, Avemarías y Glorias y la comunión espiritual.



COMUNIÓN ESPIRITUAL

[Oración ante el Santísimo. Estampa religiosa antigua]

Oh Jesús mío, creo que estáis en el Santísimo Sacramento; os amo sobre todas las
cosas y deseo recibiros dentro de mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo
sacramentalmente venid a lo menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya
hubieseis venido, os abrazo y me uno todo a Vos; no permitáis jamás que vuelva a
abandonaros.

- De la desgracia de recibir indignamente vuestro Cuerpo y Sangre, líbranos,
Señor.
- De la concupiscencia de la carne, líbranos, Senor.
- De la concupiscencia de los ojos, líbranos Señor.
- De la soberbia de la vida, líbranos, Señor.
- De toda ocasión de ofenderos, líbranos, Señor.
- Jesús, oídnos.
- Jesús, escuchadnos.

V. Les habéis dado un pan venido del cielo.
R. Un pan que encierra toda dulzura.

Rezar a continuación la oración del día que corresponda:



DÍAS
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8

* * *

DÍA PRIMERO [Ir al principio de esta página]

¡Oh Dios, que en el admirable Sacramento nos dejasteis una memoria de vuestra
Pasión!, os rogamos, Señor, nos concedáis que de tal manera veneremos los
misterios de vuestro Cuerpo y Sangre que perennemente sintamos en nosotros el
fruto de vuestra redención: Vos que vivís y reináis con Dios Padre, en unión del
Espíritu Santo. Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

Alabado y bendito sea para siempre y a cada instante cl Divino Santísimo
Sacramento del Altar.

__________

DÍA SEGUNDO[Ir al principio de esta página]

Dulcísimo Jesús Sacramentado, ya que todo lo puedes, remedia mi impotencia. Sin
Ti, ni tan siquiera puedo pronunciar tu dulcísimo Nombre.

Ya que os dignáis aceptar mis humildes adoraciones, haced que cada día sean
menos indignas de Vos. Os lo pido, Señor, por mediación de la Santísima Virgen
María, vuestra dulcísima Madre y Madre mía también, y de mi Padre el Patriarca
San José y de San Pascual Bailón, nuestros Patronos y Protectores de nuestra
obra de adoración. ¡Oh buen Jesús, que vives y reinas por los siglos de los
siglos! Amén.

__________

DÍA TERCERO [Ir al principio de esta página]

Soberano Señor Sacramentado, yo creo en Ti, espero en Ti, te amo con todo mi
corazón. La memoria de mis pecados oprime mi alma con un vivo dolor. Concédeme
el perdón y la paz de una reconciliación perpetua. La vista de las virtudes que
me faltan y que sinceramente debo adquirir, juntamente con mi debilidad e
impotencia, me llenan de angustiosa ansiedad. Concédeme, Señor, la victoria
sobre mí mismo y las virtudes que necesito, para que mi adoración sea pura,
perfecta y santa. Os lo pido por mediación del Sagrado Corazón de María, mi
Madre, y por tu Sagrado Corazón, dulcísimo Jesús, que vives y reinas por los
siglos de los siglos. Amén.

__________

DÍA CUARTO [Ir al principio de esta página]

Virgen Santísima, pon en mis labios y en mi corazón el Magnificat de tu eterna
gratitud a Nuestro Señor Jesús, tu Hijo Santísimo. Alabado sea tu santo Nombre.
¡Oh María, Madre de la Eucaristía!, adoctríname en el amor de Jesús
Sacramentado; introdúceme en el Sagrado Corazón Eucarístico para que en Él y por
Él dé gracias sin fin al Eterno Padre, que con el Verbo Encarnado y el Espíritu
Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

__________

DÍA QUINTO [Ir al principio de esta página]

¡Oh radiante Sol de la Eucaristía! Con perfección infinitamente mayor que el sol
de la tierra, Tú iluminas, enciendes y fecundas el mundo sobrenatural de
nuestras almas. Tú conviertes nuestro ser terreno en otro ser celestial y
divino. Vuelve a nosotros como vencedor de las densas sombras de la falsa
humildad, del temor servil con que la herejía quiso apartar de Ti a las almas.
Despierta en tu pueblo la antigua vida eucarística, vida de luz y de amor, de
sacrificio y de alegría, principio y continuación de la eterna vida, que es
adorarte, servirte y amarte en tus tabernáculos para continuar nuestra vida de
adoración en los cielos. Amén.

__________

DÍA SEXTO [Ir al principio de esta página]

¡Oh Soberano Señor Sacramentado! Por un deber y un estímulo de mi conciencia,
deseo con toda mi alma reparar el mal de mis pecados e ingratitudes cometidos
contra Vos. Por un deber de caridad con mis prójimos, deseo reparar todas sus
ofensas, desagraviar vuestro Divino Corazón, consolaros y atraer vuestro Divino
Corazón, consolaros y atraer vuestro perdón sobre mí y sobre mis hermanos, sobre
todos los hombres. A ello me mueve el amor que os profeso sobre todas las cosas,
con todo el afecto de mi corazón, porque quiero veros triunfante, bendecido y
alabado de todos los corazones. Uno mis deseos a vuestra reparación infinita en
el Santísimo Sacramento, mis pensamientos y mis obras, y sobre todas ellas, tu
adoración perpetua, Real y Universal. Las uno a mi Madre Reparadora y por su
Mediación os pido, con humildad y confianza, el espíritu de la verdadera
Reparación; a Ti, oh dulce Jesús mío, que, con el Padre y el Espíritu Santo,
vives y reinas por todos los siglos. Amén.

__________

DÍA SÉPTIMO [Ir al principio de esta página]

Señor mío Jesucristo, que, derramando sobre los hombres las riquezas de vuestro
amor, instituisteis el Sacramento de la Eucaristía, os suplicamos nos concedáis
que podamos amar siempre vuestro Corazón amantísimo y hacer un uso digno y
fructuoso de este Augusto Sacramento. Vos que vivís y reináis con el Padre en la
unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

__________

DÍA OCTAVO [Ir al principio de esta página]

¡Oh Cristo Jesús! Yo os reconozco por Rey universal. Todo lo que ha sido hecho,
ha sido creado por Vos. Ejerced sobre mí todos vuestras derechos. Yo renuevo mis
promesas del bautismo, renunciando a Satanás, a sus pompas y a sus obras, y
prometo vivir como buen cristiano. Y de un modo particular, yo me obligo a hacer
triunfar, según mis fuerzas, los derechos de Dios y de vuestra Iglesia. Divino
Corazón de Jesús, yo os ofrezco mis pobres oraciones para alcanzar que todos los
corazones reconozcan vuestra Realeza Sagrada, y que así el Reino de vuestra paz
se establezca en todo el universo. Así sea.
[Ir a la página anterior]
[Indice]

[Ir al principio de esta página]
[Subir]


[Ir a la página siguiente]
[Indice]

Principal | Eucaristía | S. Trinidad | Dios Padre | Jesucristo
Espíritu Santo | Virgen María | San José | Santos
Devociones varias | Lecturas | Información

Devocionario Católico - http://www.devocionario.com
Copyright - Enviar correo - Ayuda




[Devocionario Católico]
Principal > Eucaristía > Adoración eucarística


ADORACIÓN EUCARÍSTICA [1]
1. ORACIONES

Páginas: 1. Oraciones | 2. Oraciones



[La virgen ante el Sacramento de J. A. Ingres]

La Virgen ante el Sacramento
de Jean Auguste Ingres. 1854
Museé d'Orsay
Virgen María,
Nuestra Señora
del Santísimo Sacramento,
gloria del pueblo cristiano,
gozo de la Iglesia universal,
ruega por nosotros
y concede a todos los fieles
verdadera devoción
a la Sagrada Eucaristía,
siendo dignos de recibirla
cada día.


HIMNO A JESÚS SACRAMENTADO
POR SANTO TOMÁS DE AQUINO
(Adoro te devote)

Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte. Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta palabra de verdad. En la Cruz se escondía sólo la Divinidad, pero aquí se esconde también la Humanidad; creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido. No veo las llagas como las vio Tomas pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere y que te ame. ¡Oh memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que das vida al hombre: concede a mi alma que de Ti viva y que siempre saboree tu dulzura. Señor Jesús, bondadoso Pelícano, límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero. Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.

__________

ORACIÓN DE SAN ALFONSO Mª LIGORIO [2]

Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombre estás noche y día en este sacramento, lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a cuantos vienen a visitarte: creo que estás presente en el sacramento del altar. Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy gracias por todas las mercedes que me has hecho, y especialmente por haberte dado tu mismo en este sacramento, por haberme concedido por mi abogada a tu amantísima Madre y haberme llamado a visitarte en este iglesia.

Adoro ahora a tu Santísimo corazón y deseo adorarlo por tres fines: el primero, en acción de gracias por este insigne beneficio; en segundo lugar, para resarcirte de todas las injurias que recibes de tus enemigos en este sacramento; y finalmente, deseando adorarte con esta visita en todos los lugares de la tierra donde estás sacramentado con menos culto y abandono.

__________

ORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO
DE SANTO TOMAS DE AQUINO

¡Oh, Santísimo Jesús, que aquí sois verdaderamente Dios escondido; concededme desear ardientemente, buscar prudentemente, conocer verdaderamente y cumplir perfectamente en alabanza, y gloria de vuestro nombre todo lo que os agrada. Ordenad, ¡oh Dios mío!, el estado de mi vida; concededme que conozca lo que de mí queréis y que lo cumpla corno es menester y conviene a mi alma. Dadme, oh Señor Dios mío, que no desfallezca entre las prosperidades y adversidades, para que ni en aquellas me ensalce, ni en éstas me abata. De ninguna cosa tenga gozo ni pena, sino de lo que lleva a Vos o aparta de Vos. A nadie desee agradar o tema desagradar sino a Vos. Séanme viles, Señor, todas las cosas transitorias y preciosas todas las eternas. Disgústeme, Señor, todo gozo sin Vos, y no ambicione cosa ninguna fuera de Vos. Séame deleitoso, Señor, cualquier trabajo por Vos, y enojoso el descanso sin Vos. Dadme, oh Dios mío, levantar a Vos mi corazón frecuente y fervorosamente, hacerlo todo con amor, tener por muerto lo que no pertenece a vuestro servicio, hacer mis obras no por rutina, sino refiriéndolas a Vos con devoción. Hacedme, oh Jesús, amor mío y mi vida, obediente sin contradicción, pobre sin rebajamiento, casto sin corrupción, paciente sin disipación, maduro sin pesadumbre, diligente sin inconstancia, temeroso de Vos sin desesperación, veraz sin doblez; haced que practique el bien sin presunción que corrija al prójimo sin soberbia, que le edifique con palabras y obras sin fingimientos. Dadme, oh Señor Dios mío, un corazón vigilante que por ningún pensamiento curioso se aparte de Vos; dadme un corazón noble que por ninguna intención siniestra se desvíe; dadme un corazón firme que por ninguna tribulación se quebrante; dadme un corazón libre que ninguna pasión violenta le domine. Otorgadme, oh Señor Dios mío, entendimiento que os conozca, diligencia que os busque, sabiduría que os halle, comportamiento que os agrade, perseverancia que confiadamente os espere, y esperanza que, finalmente, os abrace. Dadme que me aflija con vuestras penas aquí por la penitencia, y en el camino de mi vida use de vuestros beneficios por gracia, y en la patria goce de vuestras alegrías por gloria. Señor que vivís y reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

__________

AL AMOR DE LOS AMORES JESÚS SACRAMENTADO
ORACIÓN DE SANTA TERESA DE LISIEUX

Sagrario del Altar el nido de tus más tiernos y regalados amores. Amor me pides, Dios mío, y amor me das; tu amor es amor de cielo, y el mío, amor mezclado de tierra y cielo; el tuyo es infinito y purísimo; el mío, imperfecto y limitado. Sea yo, Jesús mío, desde hoy, todo para Ti, como Tú los eres para mi. Que te ame yo siempre, como te amaron los Apóstoles; y mis labios besen tus benditos pies, como los besó la Magdalena convertida. Mira y escucha los extravíos de mi corazón arrepentido, como escuchaste a Zaqueo y a la Samaritana. Déjame reclinar mi cabeza en tu sagrado pecho como a tu discípulo amado San Juan. Deseo vivir contigo, porque eres vida y amor.

Por sólo tus amores, Jesús, mi bien amado, en Ti mi vida puse, mi gloria y porvenir. Y ya que para el mundo soy una flor marchita, no tengo más anhelo que, amándote, morir.


1. "¡Cuan consoladores y suaves son los momentos pasados con este Dios de bondad! ¿Estas dominado por la tristeza? Ven un momento a echarte a sus plantas, y quedaras consolado. ¿Eres despreciado del mundo? Ven aquí, y hallaras un amigo que jamas quebrantara la fidelidad.¿Te sientes tentado? aquí es donde vas a hallar las armas mas seguras y terribles para vencer a tu enemigo. ¿Temes el juicio formidable que a tantos santos ha hecho temblar? Aprovechate del tiempo en que tu Dios es Dios de misericordia y en que tan fácil es conseguir el perdón. ¿Estas oprimido por la pobreza? Ven aquí, donde hallaras a un Dios inmensamente rico, que te dirá que todos sus bienes son tuyos, no en este mundo sino en el otro". Santo Cura de Ars, Sermón sobre el Corpus Christi. [Volver]

2. "Así como Jesucristo esta vivo en el cielo rogando siempre por nosotros, así también en el Santísimo Sacramento del altar, continuamente de día y de noche esta haciendo este piadoso oficio de abogado nuestro, ofreciéndose al Eterno Padre como victima, para alcanzarnos innumerables gracias y misericordias". San Alfonso Mª. de Ligorio, Visitas al Stmo. Sacramento, 31. [Volver]

[Ir a la página anterior]
[Indice]

Principal | Eucaristía | S. Trinidad | Dios Padre | Jesucristo
Espíritu Santo | Virgen María | San José | Santos
Devociones varias | Lecturas | Información

Devocionario Católico - http://www.devocionario.com
Copyright - Enviar correo - Ayuda



[Devocionario Católico]
Principal > Eucaristía > Adoración eucarística

[Ir a la página anterior]
[Página 1]

[Ir a la página principal]
[Principal]


[Ir a la página siguiente]
[Indice]

ADORACIÓN EUCARÍSTICA
2. ORACIONES

Páginas: 1. Oraciones | 2. Oraciones



ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN

Oh Jesús, redención, amor y deseo nuestro, yo os invoco y clamo a Vos con un clamor grande y de todo corazón, os suplico que vengáis a mi alma, entréis en ella y la ajustéis y unáis tan bien con Vos que la poseáis sin arruga ni mancha alguna; pues la morada en que ha de habitar un Señor tan santo como Vos, muy justo es que esté limpia.

Vos habéis fabricado este vaso de mi corazón; santificadlo, pues; vaciadlo de la maldad que hay en él, llenadlo de vuestra gracia, y conservadlo lleno para que sea templo perpetuo y digno de Vos.

Dulcísimo, benignísimo, amantísimo, carísimo, potentísimo, deseadísimo, preciosísimo, amabilísimo y hermosísimo Señor, Vos sois más dulce que la miel, más blanco que la nieve, más suave que el maná, más precioso que las perlas y el oro, y más amado de mi alma que todos los tesoros y honras de la tierra.

Pero cuando digo esto, Dios mío, esperanza mía, misericordia mía, dulzura mía, ¿qué es lo que digo? Digo, Señor, lo que puedo y no digo lo que debo. ¡Oh si yo pudiese decir lo que dicen y cantan aquellos celestiales coros de ángeles! ¡Oh cuán de buena gana me emplearía todo en vuestras alabanzas, y con cuánta devoción, en medio de vuestros predestinados, cantaría mi alma vuestras grandezas, y glorificaría incesantemente vuestro santo nombre!

Como no hallo palabras para glorificaros dignamente os suplico no miréis tanto a lo que ahora digo, cuanto a lo que deseo decir.

Bien sabéis Vos, Dios mío, a quien todos los corazones están manifiestos, que yo os amo y quiero más que al cielo y a la tierra y a todas las cosas que hay en ella. Yo os amo con grande amor y deseo amaros más.

Dadme gracia para que siempre os ame cuanto deseo y debo, para que en Vos solo me desvele y medite, en Vos piense continuamente de día; en Vos sueñe de noche; con Vos hable mi espíritu, y mi alma siempre platique con Vos. Ilustrad mi corazón con la lumbre de vuestra santa visitación, para que, con vuestra gracia y vuestra dirección camine yo de virtud en virtud. Os suplico, Señor, por vuestras misericordias, con las cuales me librasteis de la muerte eterna, que ablandéis mi corazón, y que me abracéis con el fuego de la compunción, de manera que merezca yo ser cada hora vuestra hostia viva.

__________

ORACIONES A JESÚS
EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO

Señor mío Jesucristo, que por el amor que tenéis a los hombres, permanecéis de día y noche en este Sacramento, lleno de misericordia y ternura, esperando, llamando y acogiendo a todos los que vienen a visitaros, yo creo que estáis aquí presente. Os adoro desde el abismo de mi nada, os doy gracias por todos los favores, y especialmente por haberos Vos mismo dado a mí en este Sacramento; por haberme concedido a María vuestra propia Madre, como intercesora; y por haberme llamado a visitaros en esta iglesia.

Yo saludo hoy a vuestro amadísimo Corazón y deseo adorarle, en agradecimiento por este grande don, en reparación de todos los ultrajes que Vos mi amado Jesús, recibís en este Sacramento de vuestros enemigos.

Oh Jesús mío, os amo de todo corazón. Me arrepiento de haberos ofendido tantas veces. Me propongo con vuestra gracia no ofenderos más en adelante, y ahora, aunque, estoy lleno de faltas e imperfecciones me consagro todo a Vos. Haced de mi, lo que os agrade. Yo sólo os pido y sólo deseo vuestro santo amor, y la perseverancia hasta el fin.

Os encomiendo también las almas del purgatorio, especialmente a aquellas que han sido más devotas del Santísimo Sacramento y de María Inmaculada.

Por fin, mi amado Salvador, uno todos mis afectos a los de vuestro amorosísmo Corazón, y los ofrezco a vuestro Padre Eterno, suplicándole que por amor a Vos, se sirva aceptarlos y escucharlos. Así sea.

__________

SALUDO JESÚS SACRAMENTADO

Oh Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, aquí presente en el Santísimo Sacramento del altar, creo todo lo que Vos, mi Señor, me habéis revelado. Arrepentido de todos mis pecados, esperando en Vos que nunca permite que sea confundido, agradeciendo por este don supremo, amándoos sobre todas las cosas en este Sacramento de vuestro amor, adorándoos en el misterio profundo de vuestra humildad, os manifiesto y hago patente todas las heridas y miserias de mi pobre corazón y os pido me deis todo lo que necesito y deseo. Pero tan solo os necesito a Vos, oh Dios mío, tan solo os deseo a Vos, vuestra gracia y la gracia de usar debidamente vuestras gracias, poseeros en esta vida y poseeros en la otra.

Bendito seáis, oh poder divino de vuestro paternal Corazón, que aunque todo lo podéis, sin embargo, no podíais darnos un don más precioso que este Santísimo Sacramento.

Oh Pan celestial, gran Sacramento, os adoro y os alabo en todo momento. (repítase después de cada alabanza.)

Bendita seáis, oh Sabiduría del Verbo Divino, que todo lo sabéis y lo ordenáis, y sin embargo no sabíais prepararnos una comida más exquisita, que este Santísimo Sacramento.

Bendito seáis, oh Dios mío, que en vuestra inefable dulzura de amor os habéis transformado en este pan para dárosnos como el más dulce manjar.

Bendito seáis, oh Dios mío, que habéis encerrado todos vuestros misterios en esta humilde forma de pan terrenal. ¡Oh Trinidad Santísima!

__________

ORACIÓN PARA UNA VISITA

¡Oh Jesús de mi alma, encanto único de mi corazón!, heme aquí postrado a tus plantas, arrepentido y confuso, como llegó el hijo pródigo a la casa de su padre. Cansado de todo, sólo a Ti quiero, sólo a Ti busco, sólo en Ti hallo mi bien. Tú, que fuiste en busca de la Samaritana; Tú, que me llamaste cuando huía de Ti, no me arrojarás de tu presencia ahora que te busco.

Señor, estoy triste, bien lo sabes, y nada me alegra; el mundo me parece un desierto. Me hallo en oscuridad, turbado y lleno de temor e inquietudes...; te busco y no te encuentro, te llamo y no respondes, te adoro, clamo a Ti y se acrecienta mi dolor. ¿Dónde estás, Señor, dónde, pues no gusto las dulzuras de tu presencia, de tu amor?

Pero no me cansaré, ni el desaliento cambiará el afecto que me impulsa hacia Ti. ¡Oh buen Jesús! Ahora que te busco y no te encuentro recordaré el tiempo en que Tú me llamabas y yo huía... Y firme y sereno, a despecho de las tentaciones y del pesar, te amaré y esperaré en Ti.

Jesús bueno, dulce y regalado padre y amigo incomparable, cuando el dolor ofusque mi corazón, cuando los hombres me abandonen, cuando el tedio me persiga y la desesperación clave su garra en mí, al pie del Sagrario, cárcel donde el amor te tiene prisionero, aquí y sólo aquí buscaré fuerza para luchar y vencer.

No temas que te abandone, cuando más me huyas, más te llamaré y verteré tantas lágrimas que, al fin, vendrás... Sí..., vendrás, y al posarte, disfrutaré en la tierra las delicias del cielo.

Dame tu ayuda para cumplir lo que te ofrezco; sin Ti nada soy, nada puedo, nada valgo... Fortaléceme, y desafiaré las tempestades.

Jesús, mío, dame humildad, paciencia y gratitud, amor..., amor, porque si te amo de veras, todas las virtudes vendrán en pos del amor.

Te ruego por los que amo... Tú los conoces, Tú sabes las necesidades que tienen; socórrelos con generosidad. Acuérdate de los pobres, de los tristes, de los huérfanos, consuela a los que padecen, fortalece a los débiles, conmueve a los pecadores para que no te ofendan y lloren sus extravíos.

Ampara a todos tus hijos, Señor, más tierno que una madre.

Y a mí, que te acompaño cuando te abandonan otros, porque he oído la voz de la gracia; a mí, que no te amo por el cielo, ni por el infierno te temo; a mí, que sólo busco tu gloria y estoy recompensado con la dicha de amarte, auméntame este amor y dadme fortaleza para luchar y obtener el apetecido triunfo.

Adiós, Jesús de mi alma salgo de tu presencia, pero te dejo mi corazón; en medio del bullicio del mundo estaré pensando en Ti, y a cada respiración, entiende. oh Jesús, que deseo ser tuyo. Amén.

[Ir a la página anterior]
[Indice]

[Ir al principio de esta página]
[Subir]


[Ir a la página siguiente]
[Indice]

Principal | Eucaristía | S. Trinidad | Dios Padre | Jesucristo
Espíritu Santo | Virgen María | San José | Santos
Devociones varias | Lecturas | Información

Devocionario Católico - http://www.devocionario.com
Copyright - Enviar correo - Ayuda



[Devocionario Católico]
Principal > Eucaristía > Adoración eucarística

[Ir a la página anterior]
[Indice]

[Ir a la página principal]
[Principal]


[Ir a la página siguiente]
[Indice]

ADORACIÓN EUCARÍSTICA
15 MINUTOS EN COMPAÑÍA
DE JESÚS SACRAMENTADO [1]

[Niño llamando al sagrario. Estampa antigua]

¡Ah!, y ¿que haremos, preguntáis algunas veces, en la presencia de Dios Sacramentado? Amarle, alabarle, agradecerle y pedirle. ¿Que hace un pobre en la presencia de un rico? ¿Que hace un enfermo delante del médico? ¿Que hace un sediento en vista de una fuente cristalina?

San Alfonso Mª de Ligorio
Visitas al Stmo. Sacramento, 1


Versión PDF para imprimir folleto tríptico
» Más información



No es menester, hijo mío, saber mucho para agradarme; basta que me ames con fervor. Háblame sencillamente, como hablarías al más íntimo de tus amigos, o a tu madre, o a tu hermano.

I. ¿Necesitas hacerme en favor de alguien una súplica cualquiera? Dime su nombre, bien sea el de tus padres, bien el de tus hermanos y amigos: dime al punto qué quisieras hiciese actualmente por ellos. Pide mucho, mucho; no vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos, que llegan a olvidarse en cierto modo de sí mismos para atender a las necesidades ajenas. Háblame con sencillez, con llaneza, de los pobres a quienes quisieras consolar, de los enfermos a quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas volver al buen camino, de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado. Dime por todos una palabra de amigo, entrañable y fervorosa. Recuérdame que prometí escuchar toda súplica salida del corazón, ¿y no ha de salir del corazón el ruego que me dirijas por aquellos que tu corazón ama especialmente?



II.Y para ti ¿no necesitas alguna gracia? Hazme, si quieres, una lista de tus necesidades y léela en mi presencia.

Dime francamente que sientes soberbia, amor a la sensualidad y al regalo; que eres tal vez, egoísta, inconsciente, negligente..., y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para sacudir de encima de ti tales miserias.

No te avergüences, ¡pobre alma! ¡Hay en el cielo tantos justos, tantos santos de primer orden, que tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad..., y poco a poco se vieron libres de ellos.

Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales: salud, memoria, éxito feliz en tus trabajos, negocios o estudios; todo eso puedo darlo, y lo doy, y deseo que me lo pidas en cuanto no se oponga, antes favorezca y ayude a tu santificación. Por hoy, ¿qué necesitas? ¿Qué puedo hacer en tu bien? ¡Si supieras los deseos que tengo de favorecerte! ¿Traes ahora mismo entre manos algún proyecto? Cuéntamelo todo minuciosamente. ¿Qué te preocupa? ¿Qué piensas? ¿Qué deseas? ¿Qué quieres haga por tu hermano, hermana, por tu amigo, por tu superior? ¿Qué desearías hacer por ellos?

¿Y por mí? ¿No sientes deseos de mi gloria? ¿No quisieras poder hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos, a quienes amas mucho y que viven quizá olvidados de mí? Dime qué cosa solicita hoy particularmente tu atención, qué anhelas más vivamente y con qué medios cuentas para conseguirlo. Dime si te sale mal tu empresa, y Yo te diré las causas del mal éxito. ¿No quisieras que me interesase algo en tu favor? Hijo mío, soy dueño de los corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, adonde me place.



III. ¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió? ¿Quién lastimó tu amor propio? ¿Quién te ha despreciado? Acércate a mi Corazón, que tiene bálsamo eficaz para curar todas esas heridas del tuyo. Cuéntamelo todo, y acabarás en breve por decirme que, a semejanza de Mí, todo lo perdonas, todo lo olvidas, y en pago recibirás mi consoladora bendición.

¿Temes por ventura? ¿Sientes en tu alma aquellas vagas melancolías que, no por ser infundadas, dejan de ser desgarradoras? Échate en brazos de mi Providencia. Contigo estoy; aquí, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo, ni un momento te desamparo.

¿Sientes desvío de parte de personas que antes te quisieron bien, y ahora, olvidadas, se alejan de ti sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas, y yo las volveré a tu lado, si no han de ser obstáculo a tu santificación.



IV. ¿Y no tienes tal vez alguna alegría que comunicarme? ¿Por qué no me haces partícipe de ella a fuer de buen amigo?

Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, ha consolado y hecho como sonreír tu corazón. Quizá has tenido agradables sorpresas, quizá viste disipados negros recelos, quizá recibiste faustas noticias, alguna carta o muestra de cariño; has vencido alguna dificultad o salido de algún lance apurado. Obra mía es todo esto, y Yo te lo he proporcionado: ¿por qué no has de manifestarme por ello tu gratitud y decirme sencillamente, como hijo a su padre: ¡Gracias, Padre mío, gracias! El agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le agrada verse correspondido.



V. ¿Tampoco tienes alguna promesa que hacerme? Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón. A los hombres se les engaña fácilmente, a Dios no; háblame, pues, con toda sinceridad. ¿Tienes firme resolución de no exponerte ya más a la ocasión aquella de pecado? ¿De privarte de aquel objeto que te dañó? ¿De no leer más aquel libro que avivo tu imaginación? ¿De no tratar más a la persona que turbó la paz de tu alma? ¿Volverás a ser dulce, amable y condescendiente con aquella otra a quien, por haberte faltado, has mirado como enemiga?

Ahora bien, hijo mío: vuelve a tus ocupaciones habituales; al taller, a la familia, al estudio...; pero no olvides los quince minutos de grata conversación que hemos tenido aquí los dos, en la soledad del santuario. Guarda en cuanto puedas silencio, modestia, recogimiento, resignación, caridad con el prójimo. Ama a mi Madre, que lo es también tuya, y vuelve otra vez mañana con el corazón más amoroso, más entregado a mi servicio. En mi Corazón hallarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, consuelos nuevos.


1. De autor anónimo, esta guía de reflexión aparece en muchos devocionarios. Menos conocido puede también verse en este mismo sitio Quince minutos en compañía del Corazón de María. [Volver]
[Ir a la página anterior]
[Indice]

[Ir al principio de esta página]
[Subir]


[Ir a la página siguiente]
[Indice]

Principal | Eucaristía | S. Trinidad | Dios Padre | Jesucristo
Espíritu Santo | Virgen María | San José | Santos
Devociones varias | Lecturas | Información

Devocionario Católico - http://www.devocionario.com
Copyright - Enviar correo - Ayuda




[Devocionario Católico]
Principal > Eucaristía > Adoración eucarística

[Ir a la página anterior]
[Indice]

[Ir a la página principal]
[Principal]


[Ir a la página siguiente]
[Indice]

MI VISITA A
JESÚS SACRAMENTADO




Versión PDF para imprimir folleto tríptico
» Más información

[Visita a Jesús Sacramentado. Estampa religiosa antigua]


Actos de adoración:

Vengo, Jesús mío, a visitarte.
Te adoro en el sacramento de tu amor.
Te adoro en todos los Sagrarios del mundo.
Te adoro, sobre todo, en donde estás más abandonado y eres más ofendido.
Te ofrezco todos los actos de adoración que has recibido desde la institución de este Sacramento y recibirás hasta el fin de los siglos.
Te ofrezco principalmente las adoraciones de tu Santa Madre, de San Juan, tu discípulo amado, y de las almas más enamoradas de la Eucaristía.
Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.
Ángel de mi Guarda, ve y visita en mi nombre todos los Sagrarios del mundo.
Di a Jesús cosas que yo no sé decirle, y pídele su bendición para mí.

Actos de fe:

Creo, Jesús mío, que eres el Hijo de Dios vivo que has venido a salvarnos.
Creo que estás presente en el augusto Sacramento del Altar.
Creo que estás, por mi amor, en el Sagrario noche y día.
Creo que has de permanecer con nosotros hasta que se acabe el mundo.
Creo que bendices a los que te visitan, y que atiendes los ruegos de tus adoradores.
Creo que eres el viático de los moribundos que te aman para llevarlos al cielo.
Creo en Ti, y creo por los que no creen. (Comunión espiritual).

Actos de esperanza:

Espero en Ti, Jesús mío, porque eres mi Dios y me has creado para el cielo.
Espero en Ti, porque eres mi Padre. Todo lo he recibido de tu bondad. Sólo lo malo es mío.
Espero en Ti, porque eres mi Redentor.
Espero en Ti, porque eres mi Hermano y me has comunicado tu filiación divina.
Espero en Ti, porque eres mi Abogado que me defiendes ante el Padre.
Espero en Ti, porque eres mi Intercesor constante en la Eucaristía.
Espero en Ti, porque has conquistado el cielo con tu Pasión y muerte.
Espero en Ti, porque reparas mis deudas.
Espero en Ti, porque eres el verdadero Tesoro de las almas.
Espero en Ti, porque eres tan bueno que me mandas que confíe en Ti bajo pena de condenación eterna.
Espero en Ti, porque siempre me atiendes, y me consuelas, y nunca has defraudado mi esperanza.
¡Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío!

Actos de caridad:

Te amo, Jesús mío, y te amo con todas las veras y como a nadie.
Porque Tú me has amado infinitamente,
Porque Tú me has amado desde la eternidad.
Porque Tú has muerto para salvarme
Porque Tú no has podido amar más.
Porque Tú me has hecho participante de tu divinidad y quieres que lo sea de tu gloria.
Porque Tú te entregas del todo a mi en la Comunión.
Porque Tú me das en manjar tu Cuerpo y en bebida tu Sangre.
Porque Tú estás siempre por mi amor en la Santa Eucaristía.
Porque Tú me recibes siempre en audiencia sin hacerme esperar.
Porque Tú eres mi mayor Amigo.
Porque Tú me llenas de tus dones.
Porque Tú me tratas siempre muy bien, a pesar de mis pecados e ingratitudes.
Porque Tú me has enseñado que Dios es Padre que me ama mucho.
Porque Tú me has dado por Madre a tu misma Madre.
¡Dulce Corazón de Jesús, haz que te ame cada día más y más!
Dulce Corazón de Jesús, sé mi amor.
Te amo por los que no te aman.
Te amo por los que nunca piensan en Ti.
Te amo por los que no te visitan.
Te amo por los que te ofenden e injurian.
¡Que pena por esto!
Te amo y te digo con aquel tu siervo:
¡Oh Jesús, yo me entrego a Ti para unirme al amor eterno, inmenso e infinito que tienes a tu Padre celestial! ¡Oh Padre adorable! Te ofrezco el amor eterno, inmenso e infinito de tu amado Hijo Jesús, como mío que es. Te amo cuando tu Hijo te ama. (S. Juan Eudes).

Actos de contrición:

¡Jesús mío, misericordia!
Jesús mío; te pido perdón por los muchos pecados que he cometido durante mi vida.
Por los de mi niñez y adolescencia.
Por los de mi juventud.
Por los de mi edad adulta.
Por los que conozco y no conozco.
Por lo mucho que te he disgustado con ellos.
Por lo mal que me he portado contigo.
Siento mucho haberte ofendido.
¡Perdóname, perdóname, perdóname!
Perdóname según tu gran misericordia.
Perdóname por lo ingrato que he sido para Ti.
Perdóname y no quieras ya acordarte de mis pecados.
Perdóname y limpia mi alma de toda basura e infidelidad.
Perdóname y ten misericordia de este pobre pecador.
Perdóname, porque estoy muy arrepentido.
Perdóname, que quiero ser bueno en adelante con tu divina gracia.
Perdóname y aparta tu rostro de mis ingratitudes.
Perdóname, que me causan mucho miedo mis pecados.
Perdóname, porque me reconozco pecador y reo.
Perdóname, porque no obstante Tú sabes que te quiero mucho.
Jesús, sé para mí Jesús.
Madre mía, intercede por mí ante tu divino Hijo Jesús.
¡Dulce Corazón de María, sé mi salvación!

Actos de gratitud:

Oh Jesús, te doy rendidas gracias por los beneficios que me has dado.
Yo no sabré nunca contarlos sino en el cielo, y allí te los agradeceré eternamente.
Padre Celestial, te los agradezco por tu Santísimo Hijo Jesús.
Espíritu Santo que me inspiráis estos sentimientos, a Ti sea dado todo honor y toda gloria.
Jesús mío, te doy gracias sobre todo por haberme redimido.
Por haberme hecho cristiano mediante el Bautismo, cuyas promesas renuevo.
Por haberme dado por Madre a tu misma Madre.
Por haberme dado un grande amor a tan tierna Madre.
Por haberme dado por Protector a San José, tu Padre adoptivo.
Por haberme dado al Ángel de mi Guarda.
Por haberme conservado hasta ahora la vida para hacer penitencia.
Por tener estos deseos de amarte y de vivir y morir en tu gracia.

Actos de súplica:

Te ruego, Jesús mío, que no me dejes, porque me perderé.
Que persevere siempre en tu amor.
Que estés siempre conmigo, sobre todo cuando esté en peligro de pecar, y en la hora de mi muerte.
Que no permitas que jamás me aparte de Ti.
Que sepa padecer con resignación por Ti.
Que no me preocupe sino de amarte.
Que ame también a mis prójimos.
Que ame mucho a los pecadores.
Que ame mucho a los pobres y a los enfermos.
Que ame mucho a las almas del Purgatorio. Que saque muchas almas del Purgatorio con mis obras, que te las ofrezco a este fin.
Que ampares a tu Iglesia.
Al romano Pontífice, tu Vicario visible en la tierra.
A los Prelados y a los Sacerdotes.
A los Religiosos y Religiosas.
A los que mandan en tu nombre.
A los que gobiernan nuestra nación
A nuestra querida patria.
A mis amados parientes y allegados.
Que pagues a mis bienhechores
Que favorezcas a los que ruegan por mí.
Que bendigas a los que me miren con indiferencia y no me quieran.
Que trabaje mucho por Ti hasta la muerte.
Que me concedas una muerte santa.
Que diga al morir: ¡Jesús, Jesús, Jesús!
Que me lleves al cielo cuando muera.
Amén.

[Adorno]

ORACIÓN FINAL



Jesús mío, échame tu bendición antes de salir, y que el recuerdo de esta visita, que acabo de hacerte, persevere en mi memoria y me anime amarte más y más. Haz que cuando vuelva a visitarte, vuelva más santo. Aquí te dejo mi corazón para que te adore constantemente y lo hagas más agradable a tus divinos ojos.

Adiós, adiós, Jesús mío.



H. ORZANCO (C.M.)

[Ir a la página anterior]
[Indice]

[Ir al principio de esta página]
[Subir]


[Ir a la página siguiente]
[Indice]

Principal | Eucaristía | S. Trinidad | Dios Padre | Jesucristo
Espíritu Santo | Virgen María | San José | Santos
Devociones varias | Lecturas | Información

Devocionario Católico - http://www.devocionario.com
Copyright - Enviar correo - Ayuda




[Devocionario Católico]
Principal > Eucaristía > Adoración eucarística

[Ir a la página anterior]
[Indice]

[Ir a la página principal]
[Principal]


[Ir a la página siguiente]
[Página 2]

ADORACIÓN EUCARÍSTICA [1]
1. ORACIONES

Páginas: 1. Oraciones | 2. Oraciones



[La virgen ante el Sacramento de J. A. Ingres]

La Virgen ante el Sacramento
de Jean Auguste Ingres. 1854
Museé d'Orsay
Virgen María,
Nuestra Señora
del Santísimo Sacramento,
gloria del pueblo cristiano,
gozo de la Iglesia universal,
ruega por nosotros
y concede a todos los fieles
verdadera devoción
a la Sagrada Eucaristía,
siendo dignos de recibirla
cada día.


HIMNO A JESÚS SACRAMENTADO
POR SANTO TOMÁS DE AQUINO
(Adoro te devote)

Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte. Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta palabra de verdad. En la Cruz se escondía sólo la Divinidad, pero aquí se esconde también la Humanidad; creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido. No veo las llagas como las vio Tomas pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere y que te ame. ¡Oh memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que das vida al hombre: concede a mi alma que de Ti viva y que siempre saboree tu dulzura. Señor Jesús, bondadoso Pelícano, límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero. Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.

__________

ORACIÓN DE SAN ALFONSO Mª LIGORIO [2]

Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombre estás noche y día en este sacramento, lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a cuantos vienen a visitarte: creo que estás presente en el sacramento del altar. Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy gracias por todas las mercedes que me has hecho, y especialmente por haberte dado tu mismo en este sacramento, por haberme concedido por mi abogada a tu amantísima Madre y haberme llamado a visitarte en este iglesia.

Adoro ahora a tu Santísimo corazón y deseo adorarlo por tres fines: el primero, en acción de gracias por este insigne beneficio; en segundo lugar, para resarcirte de todas las injurias que recibes de tus enemigos en este sacramento; y finalmente, deseando adorarte con esta visita en todos los lugares de la tierra donde estás sacramentado con menos culto y abandono.

__________

ORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO
DE SANTO TOMAS DE AQUINO

¡Oh, Santísimo Jesús, que aquí sois verdaderamente Dios escondido; concededme desear ardientemente, buscar prudentemente, conocer verdaderamente y cumplir perfectamente en alabanza, y gloria de vuestro nombre todo lo que os agrada. Ordenad, ¡oh Dios mío!, el estado de mi vida; concededme que conozca lo que de mí queréis y que lo cumpla corno es menester y conviene a mi alma. Dadme, oh Señor Dios mío, que no desfallezca entre las prosperidades y adversidades, para que ni en aquellas me ensalce, ni en éstas me abata. De ninguna cosa tenga gozo ni pena, sino de lo que lleva a Vos o aparta de Vos. A nadie desee agradar o tema desagradar sino a Vos. Séanme viles, Señor, todas las cosas transitorias y preciosas todas las eternas. Disgústeme, Señor, todo gozo sin Vos, y no ambicione cosa ninguna fuera de Vos. Séame deleitoso, Señor, cualquier trabajo por Vos, y enojoso el descanso sin Vos. Dadme, oh Dios mío, levantar a Vos mi corazón frecuente y fervorosamente, hacerlo todo con amor, tener por muerto lo que no pertenece a vuestro servicio, hacer mis obras no por rutina, sino refiriéndolas a Vos con devoción. Hacedme, oh Jesús, amor mío y mi vida, obediente sin contradicción, pobre sin rebajamiento, casto sin corrupción, paciente sin disipación, maduro sin pesadumbre, diligente sin inconstancia, temeroso de Vos sin desesperación, veraz sin doblez; haced que practique el bien sin presunción que corrija al prójimo sin soberbia, que le edifique con palabras y obras sin fingimientos. Dadme, oh Señor Dios mío, un corazón vigilante que por ningún pensamiento curioso se aparte de Vos; dadme un corazón noble que por ninguna intención siniestra se desvíe; dadme un corazón firme que por ninguna tribulación se quebrante; dadme un corazón libre que ninguna pasión violenta le domine. Otorgadme, oh Señor Dios mío, entendimiento que os conozca, diligencia que os busque, sabiduría que os halle, comportamiento que os agrade, perseverancia que confiadamente os espere, y esperanza que, finalmente, os abrace. Dadme que me aflija con vuestras penas aquí por la penitencia, y en el camino de mi vida use de vuestros beneficios por gracia, y en la patria goce de vuestras alegrías por gloria. Señor que vivís y reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

__________

AL AMOR DE LOS AMORES JESÚS SACRAMENTADO
ORACIÓN DE SANTA TERESA DE LISIEUX

Sagrario del Altar el nido de tus más tiernos y regalados amores. Amor me pides, Dios mío, y amor me das; tu amor es amor de cielo, y el mío, amor mezclado de tierra y cielo; el tuyo es infinito y purísimo; el mío, imperfecto y limitado. Sea yo, Jesús mío, desde hoy, todo para Ti, como Tú los eres para mi. Que te ame yo siempre, como te amaron los Apóstoles; y mis labios besen tus benditos pies, como los besó la Magdalena convertida. Mira y escucha los extravíos de mi corazón arrepentido, como escuchaste a Zaqueo y a la Samaritana. Déjame reclinar mi cabeza en tu sagrado pecho como a tu discípulo amado San Juan. Deseo vivir contigo, porque eres vida y amor.

Por sólo tus amores, Jesús, mi bien amado, en Ti mi vida puse, mi gloria y porvenir. Y ya que para el mundo soy una flor marchita, no tengo más anhelo que, amándote, morir.


1. "¡Cuan consoladores y suaves son los momentos pasados con este Dios de bondad! ¿Estas dominado por la tristeza? Ven un momento a echarte a sus plantas, y quedaras consolado. ¿Eres despreciado del mundo? Ven aquí, y hallaras un amigo que jamas quebrantara la fidelidad.¿Te sientes tentado? aquí es donde vas a hallar las armas mas seguras y terribles para vencer a tu enemigo. ¿Temes el juicio formidable que a tantos santos ha hecho temblar? Aprovechate del tiempo en que tu Dios es Dios de misericordia y en que tan fácil es conseguir el perdón. ¿Estas oprimido por la pobreza? Ven aquí, donde hallaras a un Dios inmensamente rico, que te dirá que todos sus bienes son tuyos, no en este mundo sino en el otro". Santo Cura de Ars, Sermón sobre el Corpus Christi. [Volver]

2. "Así como Jesucristo esta vivo en el cielo rogando siempre por nosotros, así también en el Santísimo Sacramento del altar, continuamente de día y de noche esta haciendo este piadoso oficio de abogado nuestro, ofreciéndose al Eterno Padre como victima, para alcanzarnos innumerables gracias y misericordias". San Alfonso Mª. de Ligorio, Visitas al Stmo. Sacramento, 31. [Volver]

[Ir a la página anterior]
[Indice]

[Ir al principio de esta página]
[Subir]


[Ir a la página siguiente]
[Página 2]

Principal | Eucaristía | S. Trinidad | Dios Padre | Jesucristo
Espíritu Santo | Virgen María | San José | Santos
Devociones varias | Lecturas | Información

Devocionario Católico - http://www.devocionario.com
Copyright - Enviar correo - Ayuda

oración Real, Perpetua y Universal al Santísimo
Tienen por objetivo la búsqueda de personas capaces de dar media hora de su tiempo a la semana, a Jesús Sacramentado

Adoración Real, Perpetua y Universal al Santísimo
Adoración Real, Perpetua y Universal al Santísimo
Es un movimiento de la Santa Iglesia Católica, de ámbito universal, con personalidad jurídica propia, que bajo la vigilancia y régimen de la Conferencia Episcopal Española, tiene por finalidad promover con la mayor intensidad la fe en la presencia real y permanente de Jesús en la Eucaristía y la adoración continua al Santísimo Sacramento en las parroquias (donde tiene su lugar de preferencia), templos, catedrales y otras comunidades eclesiales (colegios, seminarios, comunidades religiosas....).

La A.R.P.U, fiel a su carisma fundacional, tiende a encomendar de modo ininterrumpido los objetivos de la pastoral universal, diocesana, parroquial, de la comunidad y las vocaciones sacerdotales, las de especial consagración y las de laicos comprometidos. Cada miembro se compromete a hacer media hora semanal de visita al Santísimo.

Se Adora para amar en donación y gratuidad como nos ama Dios y en el sentido en que se entiende el amor en el Evangelio.

Ahora bien, el descubrimiento espiritual de que Dios es mi Padre y mi relación de intimidad con Él, me implica humana e inevitablemente en mis relaciones fraternales y en el compromiso por el Reino.

Es característico de un adorador:

Ser eucarístico. Fomentando clima eucarístico en las familias y comunidades eclesiales, así como participar frecuentemente en la Celebración Eucarística y en el Sacramento de la Penitencia.

Ser evangelizador. Distinguiéndose por su colaboración en las tareas eclesiales.

Ser mariano. Con un gran amor a María a la que se tendrá como modelo paradigmático de adoración junto con su esposo San José.

PALABRAS BENEDICTO XVI SOBRE LA ADORACIÓN

"Quiero también reiteraros mi invitación a hacer de la Adoración al Santísimo Sacramento fuera de la Santa Misa una practica habitual en las comunidades cristianas, según el espíritu y normas de la Iglesia. Este culto prolonga y prepara de la mejor forma el encuentro con Cristo en el sacrificio y banquete eucarísticos, y es expresión de Adoración y amor de toda la comunidad cristiana a su Señor. De ese encuentro con Cristo en el Sagrario nacerán vocaciones sacerdotales, religiosas, misioneras, que lleven la luz del evangelio hasta los confines del mundo. En ese crisol "del amor de los amores" se forjará el temple apostólico de los laicos cristianos testigos de Cristo en medio de las realidades temporales; en la intimidad del tabernáculo recibirán nuevo vigor los valores que han de reinar en los hogares para hacer de la familia lugar de encuentro con Dios, centro de irradiación de la fe, escuela de vida cristiana. En el pan del cielo, podrá hallar la familia el sustento que la mantenga unida al peligro del presente y la preserve como baluarte de la vida frente a la cultura de la muerte."

Página principal
Quiénes somos
Contenidos de ARPU
Meditaciones Eucarísticas
Oracional Eucarístico
Poesías
Reflexiones
Acerca de la Eucaristía
Enlaces católicos
Formación católica
Escríbenos
Servicios externos
Evangelio del día
Asesor espiritual
Santoral
Horarios de Misa
en Madrid
Horarios de Misa
en el mundo
Buscador


Información sobre el Movimiento de
Adoración Real, Perpetua y Universal
al Santísimo Sacramento
(ARPU)


LEMA Y FIN DE NUESTRO MOVIMIENTO

"QUIERO SER ADORADO DE TODOS LOS HOMBRES EN TODOS LOS SAGRARIOS DE LA TIERRA". Esta era la consigna que, como inspiración divina, resonaba constantemente en el alma de la Fundadora, JUANA CAROU, cuyo carisma era pasar todo el tiempo posible acompañando, desagraviando y reparando con todo su amor a Jesús-Eucaristía, por tanto abandono como recibe en los SAGRARIOS por parte de los hombres, en éste Sacramento de Amor Eucarístico en el que nos está esperando día y noche a todos y cada uno de nosotros.

LA ADORACIÓN REAL, PERPETUA Y UNIVERSAL AL SANTÍSIMO SACRAMENTO, cuyas siglas son A.R.P.U. nació en el año 1927, es una asociación privada de fieles, de ámbito nacional e internacional ,por eso también se denomina universal.

De acuerdo con las leyes de la Iglesia Católica, y bajo la aprobación, vigilancia y régimen de la Conferencia Episcopal Española, se rige por sus propios estatutos. Así mismo está reconocida con el mismo fin, en el Ministerio de Justicia, en el Registro de Entidades Religiosas.

EL FIN DE ESTA OBRA, ES ACOMPAÑAR, ADORAR Y DAR GRACIAS, REPARAR Y DESAGRAVIAR AL SANTÍSIMO SACRAMENTO, REUNIENDO ALREDEDOR DE LOS SAGRARIOS EL MAYOR NÚMERO POSIBLE DE PERSONAS, DE MANERA QUE FORMEN UNA CADENA ININTERRUMPIDA DE GUARDIA DE HONOR EN TORNO AL SAGRARIO; ES UNA OBRA DE FE, QUE SE APOYA EN EL DOGMA DE LA PRESENCIA REAL Y PERMANENTE DE JESUCRISTO EN LA EUCARISTÍA, Y EN EL DEBER DE CORRESPONDENCIA POR PARTE DE LOS HOMBRES AL AMOR QUE ÉL NOS DEMUESTRA EN ÉSTE MISTERIO.



ASPIRA ESTA OBRA A LA PERENNIDAD Y UNIVERSALIDAD DE LA ADORACIÓN, SIENDO ESTAS DOS NOTAS CARACTERÍSTICAS DE SU FIN ESPECIFICO , QUE LAS DISTINGUE EN CIERTO MODO, DE OTRAS SIMILARES.



Como norma general, cada miembro de ésta Obra se compromete a practicar un día a la semana, MEDIA HORA DE ADORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO, en las parroquias (donde tiene su lugar de preferencia), templos, catedrales y otras comunidades eclesiales (colegios, seminarios, comunidades religiosas....). escogiendo el día y la hora que prefiera, fuera del los cultos parroquiales, y/o de distintas instituciones religiosas.



Esta Obra está bajo el amparo y patrocinio de la Santísima Virgen María (Madre de Dios y Madre nuestra),como primer Sagrario viviente y primera adoradora junto a su esposo San José, copatrono de esta Obra.



¡¡QUE HAYA SIEMPRE UN ALMA ANTE EL SAGRARIO!!


¡¡Quiero unirme a A.R.P.U.!!! Escribir a A.R.P.U. para unirme

estimonio del Hijo
Juan 5, 31-47. Cuaresma. Es Dios quien confirma que todo lo que Cristo dice es verdad.

Testimonio del Hijo
Testimonio del Hijo
Del santo Evangelio según san Juan 5, 31-47

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido. Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la verdad. No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para que os salvéis. Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz. Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que Él ha enviado. Vosotros investigáis las escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí; y vosotros no queréis venir a mí para tener vida. La gloria no la recibo de los hombres. Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis. ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza. Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí. Pero si no creéis en sus escritos, cómo vais a creer en mis palabras?

Oración introductoria

Señor y Dios mío, que eres tan bueno y que me has dado tantas gracias,heme aquí, a mí a quien muchas veces ni me acuerdo de Ti. Me pongo en tu presencia en este pequeño momento de oración. Lo único que quiero es recibirte en mi corazón, mas sabiendo que no te puedo recibir sacramentalmente, quiero acogerteal menos espiritualmente. Ayúdame a encontrar la verdadera felicidad.

Petición

Señor, Tú que lo puedes todo, aumenta mi confianza para que pueda creer con una fe más desinteresada. Ayúdame aolvidarme de mí mismo y a lanzarme a encontrar tu voluntad.

Meditación del Papa Francisco

Se puede conocer a Jesús en el catecismo porque éste nos enseña muchas cosas sobre Jesús. Debemos estudiarlo, debemos aprenderlo, conocemos al Hijo de Dios, que ha venido para salvarnos; entendemos toda la belleza de la historia de la Salvación, del amor del Padre, estudiando el Catecismo.
¿Cuántos han leído el Catecismo de la Iglesia Católica desde que se publicó hace 20 años? Sí, se debe conocer a Jesús en el Catecismo. Pero no es suficiente conocerlo con la mente: éste es sólo un paso, es necesario conocerlo en el diálogo con Él, hablando con Él, en la oración, de rodillas. Si tú no rezas, si tú no hablas con Jesús, no lo conoces. Tú sabes cosas de Jesús, pero no vas con ese conocimiento que te da el corazón en la oración. Y una tercera vía: el discipulado, ir con Él, caminar con Él, es necesario conocer a Jesús con el lenguaje de la acción. (Cf. S.S. Francisco, 26 de septiembre de 2013, homilía en la capilla de Santa Marta).

Reflexión

Creer no es añadir una opinión a otras. Nosotros tenemos muchas opiniones de Dios en nuestras vidas. Pasa con mucha frecuencia que pensamos que Dios es un juez, el omnipotente dictador de los cielos que gobierna con suprema autoridad.Algomuy diferente de lo que es realmente Dios.Por eso, nos cuesta aceptar, creer y hacer Su voluntad.¡Dios no es así! Dios es misericordia, perdón, amor. Dios no se porta como dictador, sino, más bien, como un Padre que corrige para señalar el camino correcto, porque ama y quiere lo mejor para su hijo. Actúa sabiendo que va a doler, pero es para que todo salga adelante.

En esta verdadera orientación, encontramos a Dios, y surge naturalla confianza de que creemos en Dios, porque hemos hecho la experiencia del verdadero Dios, aquel que comprende, entiende y ayuda. Y es lógico que, después de esta experiencia tan fuerte y viva, nuestro creer se transforme en acción. Un creer que va más allá de lo que es aceptar el amor de Dios de forma pasiva; un creer que se compromete a entregarse totalmente a Él, en lo que me pida.

Jesús en este evangelio nos dirige un reproche. Cristo intenta defender su nombre, no porque le interesara en sí, sino para que mayor número de personas creyeran en Él. Hace un esfuerzo por presentarse ante los judíos, siguiendo su mentalidad de confiar en el testimonio de otros.

Hace y dice todo cuanto puede. Sin embargo, parece que sus palabras chocan y resbalan, ante la incredulidad de los corazones soberbios.

Jesús apela al testimonio mismo del Padre, manifestado en los escritos de Moisés y en Juan Bautista. Al primero, Dios lo había elegido para liberar y guiar a su pueblo a través del desierto hacia la tierra prometida. ¿No es Jesús mismo que nos guía en medio del desierto de nuestra vida hasta la patria eterna? El segundo, Juan, proclamó la llegada del Mesías y propuso un bautismo de penitencia. Jesús, en otro pasaje afirma, que era Elías, señalado como su predecesor, que allanaría montes y rellenaría valles para el paso del Señor. ¿No es Jesús la voz que sigue gritando en el desierto de las conciencias de tantos hombres, llamándoles a la conversión, atrayéndolos a su amor? Pero los judíos no le entendieron. ¿Le entenderemos hoy nosotros?

Es triste, pero es verdad. En este evangelio Jesús nos reprocha no haber comprendido su mensaje. Vamos en busca de la gloria que da el mundo a quienes obran según el slogan del momento. Corremos tras la vanidad del tener más y más; sin compartir lo que Él mismo nos ha dado: amor, cariño y comprensión. Esto es leer las escrituras y no entender el mensaje de Cristo: ir a misa y después no vivir el evangelio; llamarse cristiano y apenas conocer a Jesús. Pero Jesús es paciente. Nos espera. Y si nos reprocha algo en nuestra conciencia, es porque nos ama y nos quiere cerca de su amantísimo Corazón. Podemos corresponderle, acercándonos a la parroquia, viviendo y compartiendo nuestra fe. Regalando al mundo sonrisa que da la alegría de la esperanza y la confianza en Jesús.

Propósito

Hoy amaré más al Señor en mi familia, ayudando a todos en los que necesiten de mí.

Diálogo con Cristo

Los momentos que reservo para tus cosas, Señor, son muy pocos y pasan rapidísimos. ¿Qué más puedo hacer por ti? No quiero dejar pasar este momento de oración, como muchos que ya se han ido, sin dejar en mí una verdadera experiencia de ti, Señor. No puedo salir sin comprometerme de verdad contigo.Ya he contemplado tu amor, cómo eres Túen verdad; ahora, falta mi parte. Tú me conoces, soy débil, pero sé que con tu gracia puedo; en ti, está mi fuerza; contigo, no vacilo.

... ninguna prueba de la caridad divina hay tan patente como el que Dios, creador de todas las cosas, se hiciera criatura, que nuestro Señor se hiciera hermano nuestro, que el Hijo de Dios se hiciera hijo de hombre.(Sto. Tomás, Sobre el Credo 1.c 59).


Preguntas o comentarios al autor
Pedro Queiroz, L.C.











Aquí podrás escuchar el Himno Eucarístico
de A.R.P.U.
La música y la letra fueron compuestas por nuestra fundadora Dña. Juana Carou.
(Puede tardar unos minutos en descargarse, pero garantizamos que vale la pena). Oración para una visita a Jesús Sacramentado por el Papa Juan Pablo II

¡Oh Jesús de mi alma, encanto único de mi corazón!, heme aquí postrado a tus plantas, arrepentido y confuso, como llegó el hijo pródigo a la casa de su padre. Cansado de todo, sólo a Ti quiero, sólo a Ti busco, sólo en Ti hallo mi bien. Tú, que fuiste en busca de la Samaritana; Tú, que me llamaste cuando huía de Ti, no me arrojarás de tu presencia ahora que te busco.

Capilla de la sede
de ARPU en Madrid
(clik para aumentar)






Señor, estoy triste, bien lo sabes, y nada me alegra; el mundo me parece un desierto. Me hallo en oscuridad, turbado y lleno de temor e inquietudes...; te busco y no te encuentro, te llamo y no respondes, te adoro, clamo a Ti y se acrecienta mi dolor. ¿Dónde estás, Señor, dónde, pues no gusto las dulzuras de tu presencia, de tu amor?

Pero no me cansaré, ni el desaliento cambiará el afecto que me impulsa hacia Ti. ¡Oh buen Jesús! Ahora que te busco y no te encuentro recordaré el tiempo en que Tú me llamabas y yo huía... Y firme y sereno, a despecho de las tentaciones y del pesar, te amaré y esperaré en Ti.

Jesús bueno, dulce y regalado padre y amigo incomparable, cuando el dolor ofusque mi corazón, cuando los hombres me abandonen, cuando el tedio me persiga y la desesperación clave su garra en mí, al pie del Sagrario, cárcel donde el amor te tiene prisionero, aquí y sólo aquí buscaré fuerza para luchar y vencer.

No temas que te abandone, cuando más me huyas, más te llamaré y verteré tantas lágrimas que, al fin, vendrás... Sí..., vendrás, y al posarte, disfrutaré en la tierra las delicias del cielo.
Dame tu ayuda para cumplir lo que te ofrezco; sin Ti nada soy, nada puedo, nada valgo... Fortaléceme, y desafiaré las tempestades.

Jesús, mío, dame humildad, paciencia y gratitud, amor..., amor, porque si te amo de veras, todas las virtudes vendrán en pos del amor.

Te ruego por los que amo... Tú los conoces, Tú sabes las necesidades que tienen; socórrelos con generosidad. Acuérdate de los pobres, de los tristes, de los huérfanos, consuela a los que padecen, fortalece a los débiles, conmueve a los pecadores para que no te ofendan y lloren sus extravíos.

Ampara a todos tus hijos, Señor, más tierno que una madre.

Y a mí, que te acompaño cuando te abandonan otros, porque he oído la voz de la gracia; a mí, que no te amo por el cielo, ni por el infierno te temo; a mí, que sólo busco tu gloria y estoy recompensado con la dicha de amarte, auméntame este amor y dadme fortaleza para luchar y obtener el apetecido triunfo.

Adiós, Jesús de mi alma salgo de tu presencia, pero te dejo mi corazón; en medio del bullicio del mundo estaré pensando en Ti, y a cada respiración, entiende. oh Jesús, que deseo ser tuyo.

Amén.

Objeto de esta página web

Cristo llama a tu puerta, ¡déjale habitar en tu corazón!
Esta página tiene por objetivo la búsqueda de personas capaces de dar media hora de su tiempo a la semana, a Jesús Sacramentado. ¿Serías capaz de quitarle media hora a la TV, radio, a Internet, o a cualquier otro entretenimiento, para encontrarte a solas con quien mejor te quiere?

Él te espera a ti, oculto en el Sagrario. quizá pienses:"no estará sólo, seguro que alguien irá a visitarle, y yo tengo tantas cosas que hacer... ¡no tengo tiempo!"; No es así, lo que tú no hagas, no lo hará otro. Jesús se quedó en un pedacito de pan en la Tierra preso del Sagrario, y espera que tú y yo acudamos a Él.
"Dios que te creo sin ti, no te salvará sin ti"

Te invitamos a adorar a Jesús Sacramentado. Si quieres obtener más información, o escoger un día y una hora, por favor escríbenos indicando que información deseas.



¡Te esperamos!!

arpumadrid@arpu.es




Y si quieres adorar a Jesús sacramentado
con A.R.P.U. indica:



Lectio divina
Hechos de los Apóstoles
Servidores y testigos de la Verdad
ARZOBISPADO DE MADRID

Selección de textos y comentarios:
Andrés García Serrano (coord)

LA LECTIO DIVINA

La lectio divina es, sobre todo, la obra del Espíritu en nosotros que habla al hombre por medio de la Palabra de Dios para mostrarle la voluntad del Padre. De este modo, la lectio divina permite mostrar la esencia más íntima del hombre facilitándole conocer el plan de Dios sobre él, y, por tanto, conocerse a sí mismo. Para ello la lectio divina parte del texto de la Palabra de Dios, realizando una lectura atenta que preste atención a cada mínimo detalle del texto. La lectio divina consiste en un leer atentamente el texto bíblico, meditando en su significado para hacerlo nuestro. Es ese entrar en diálogo confiado con Aquel que nos dirige su palabra hasta quedarnos contemplando, admirados, la belleza del rostro de quien nos habla. Y esta contemplación ciertamente transforma nuestra vida.

Una imagen vale más que mil palabras. Palabra y visión no se oponen, son cauces complementarios que pueden ayudar a comprender la esencia de la lectio divina. Tratemos de explicarla mediante la contemplación de un cuadro de Tiziano en el que aparece San Jerónimo rezando. San Jerónimo, patrono de los exegetas católicos puesto que el Papa español San Dámaso le encargó la traducción de las Sagradas Escrituras al latín, la lengua del pueblo en aquel momento, nos puede ayudar en el arte de la lectura espiritual de la Sagrada Escritura, con la que queremos rezar a lo largo de este curso 2013-2014.

Observemos el cuadro. Su marco es el desierto agreste. Todo evoca al retiro y al silencio, pero nada dice. Nada distrae al espectador de la imagen de San Jerónimo y de su mirada ardiente, clavada en los clavos de Cristo, clavada en Cristo. Es el marco de toda búsqueda de Dios, que no puede darse sin silencio, sin interioridad, sin un cierto pararse y darse solo a Él. ¡Cuánto necesitamos este silencio en medio del vértigo de nuestros días! La contemplación de la Palabra de Dios será un oasis de paz en Dios, un escuchar tranquilamente la voz de Dios que habla en nuestra intimidad.

En el ángulo superior izquierdo encontramos, casi un detalle, la Cruz. En su humildad, la Cruz de Cristo no llena la escena, pero sin embargo, todo converge hacia ella. No se impone, pero sin ella la obra entera carecería de sentido. Todo el cuadro invita a buscarla. Este cuadro es todo un tratado de contemplación sobre la búsqueda del rostro de Cristo. Jerónimo busca a su Señor, el consuelo y la gloria del Resucitado. Parece como si todo el cuerpo pendiera de esa mirada. La mirada profunda de San Jerónimo es la mirada del que ama a Cristo y se identifica con Cristo, hasta en la cruz. La oración sólo se ilumina cuando tendemos y miramos a Cristo y no a nosotros mismos.
¿Pero quién busca a Cristo? San Jerónimo, en su humanidad desnuda, sin tapujos. El Santo se encuentra, con el peso de sus años, orientado hacia el objeto de su deseo, la visión del Señor. Es decir, San Jerónimo no sólo mira a Cristo, sino que también se deja mirar por Él. Deja que Cristo mire su carne desnuda, enferma, quizás herida por su pecado, anciana. Ese diálogo de las miradas es la oración contemplativa que une la carne gloriosa de nuestro Señor con nuestra desnuda carne.

El cuerpo, con su verdad desnuda, se cubre parcialmente con un manto rojo. Es la Iglesia. Tiziano lo expresa con este manto cardenalicio, teñido de púrpura en la sangre de los mártires. El que reza está en soledad, pero nunca solitario. Esta dimensión eclesial es un rasgo esencial de toda contemplación cristiana. En el seno de la Iglesia, el rostro de Cristo se hace accesible a todo el que lo busca con sincero corazón. Dejémonos acompañar por la Iglesia, por su Magisterio, por sus santos y por nuestras comunidades parroquiales.
Si la mirada de San Jerónimo orienta el cuerpo y tira de él hacia Cristo, las manos nos enseñan el camino. La una está sobre la Biblia; la otra sobre la piedra. San Jerónimo busca al Señor en las palabras del Señor. Y nuestra madre la Iglesia nos dice que la Palabra de Dios es la Biblia. Parece como si San Jerónimo se impulsara hacia el crucifijo apoyándose en el libro santo. Como decían los Padres de la Iglesia, ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo mismo. Pero no sólo eso, del mismo modo, conocer las Escrituras nos lleva a conocer el corazón de Dios en la Palabra de Dios.

En la otra mano, San Jerónimo tiene una piedra. La lectura orante de las Sagradas Escrituras no es superficial, ni de una mirada curiosa. Se trata de una mirada empeñativa, que está dispuesta a sufrir y luchar por amor. El amor busca la unión, la identificación, aunque cueste. Queremos leer y meditar la Palabra de Dios uniéndonos al Señor hasta formar una sola cosa con Él. La oración sería un simple pasatiempo, una evasión, si se la priva de este deseo de cambiar la vida, de hacer todo aquello que el Señor nos manifiesta en la oración. Es una contemplación transformadora, aunque cueste. Se trata, en definitiva, de descubrir la voluntad de Dios para luchar para hacerla propia. La piedra expresa la actitud de quien dice: «Señor, ¿qué quieres que haga?», ¿qué he de hacer para identificarme más contigo?. La Palabra de Dios es ese libro de discernimiento (mano izquierda) que ilumina las dificultades propias de la vida (mano derecha) para identificarnos progresivamente al Verbo Encarnado, el hombre perfecto.
X Aniversario del atentado de Atocha.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies


Especiales Ecclesia »
Conferencia Episcopal Española »
Santa Sede





Ecclesia Digital

Iglesia actualidad. Información religión en digital al minuto.
Advertisement




Iglesia en España »
Internacional
Santa Sede
Cultura
Firmas
Rincón Litúrgico
Documentación »


Contacto Ecclesia
Somos Ecclesia



No te pierdas

Firmas Ecclesia
No podemos (ni queremos) eludir esta aventura, por José Luis Restán
firmas-ecclesia-4
Línea Cope sobre las reacciones a la homilía del cardenal Rouco
Firmas Ecclesia
Cuadros de espiritualidad, mes de abril de 2014, por la laica Araceli de Anca
procesion
La fe no aliena a los creyentes, por José-Román Flecha (Diario de León, 5-4-2014)
la voz de mi pueblo
Sólo soy la voz de mi pueblo, por José Luis Restán




0
Posted 24 noviembre, 2012 by Redactora in Cultura

Sobre la Adoración Eucarística Perpetua (AEP)
santisimo

¿Qué es la AEP? Es adorar al Señor presente en la Eucaristía, día y noche, y todos los días del año. ¿Adorar? ¿Y las 24 horas del día? ¿Y todos los días? Estas son algunas preguntas que seguramente se harán quienes no han oído hablar nunca de la AEP. Otros simplemente pensarán que se trata de una devoción más o de una devoción antigua. Pues, nada de eso. Más bien todo lo contrario. La AEP, es en todo caso una magnífica manifestación de la Nueva Evangelización (NE).

Pero, vamos por partes. ¿A qué se llama Eucaristía? La Eucaristía es la acción de gracias por el don que Jesucristo hizo y hace de sí mismo en la permanente y reactualizada presencia de su sacrificio, en cada Misa. Eucaristía es, en tanto celebrada, presencia del sacrificio redentor; pero también presencia viva, real de Jesucristo entre nosotros. De la presencia de su Persona divina. Por tanto, siendo Dios exige el culto de adoración, culto exclusivo de Dios. “Sólo a Dios adorarás y a Él rendirás culto”.

Él permanece con nosotros. Lo prometió: “Estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Ese estar es fundamentalmente el permanecer presente en el pan consagrado. Pues, si Él permanece con nosotros, nuestra respuesta de fe y también de amor y de reconocimiento es estar con Él todos los días, siempre. Esto es la AEP. Una respuesta a Dios hecho hombre y presente en el Santísimo Sacramento que damos comunitariamente.

¿Por qué NE? NE no es nueva por el contenido, ya que ése no puede cambiar. La novedad está en el método de evangelizar como en el tipo de expresión y el ardor. Todo eso es la AEP. La principal novedad reside en que es llevada adelante por seglares. Son los laicos quienes principalmente cubren todas las horas y quienes forman la estructura portante de la coordinación, con el objetivo primero que las horas estén siempre cubiertas, o sea que el Santísimo no quede nunca solo.

Claro, dirán todavía algunos, ahora se entiende más pero evidentemente esto es para personas quizás mayores y de todos modos con un camino de fe, con un grado de compromiso en la Iglesia. Pues, mire Usted, no. No es así. No que no haya personas mayores y de años de práctica religiosa y muy devotas. Claro que las hay. Pero también hay personas jóvenes y hasta niños y de edad media, y de toda extracción social. Y no sólo eso. Lo más maravilloso es que participan otras personas que no habían puesto un pie en la iglesia, que no van nunca a Misa, que están o estaban muy alejadas. La gran pregunta es ¿Y por qué? ¿Cómo puede ser eso? Y ahora entramos en el meollo de la AEP. La respuesta es porque estamos ante el misterio de la presencia del Señor, que no deja de atraer y llamar a todos. Delante del Santísimo expuesto en el altar, aquellas palabras “Venid a mí, vosotros que estáis cansados y agobiados. Yo os aliviaré”, cobran toda su fuerza y reciben plena confirmación. Jesucristo dijo: “Cuando sea alzado de la tierra atraeré todos hacia mí”. Dice la Escritura que se refería a su elevación en la cruz. Pero, también es cierto que, cuando nosotros lo alzamos y entronizamos en AEP, Él los atrae a todos, especialmente a los más alejados.

La AEP es culto, el mayor culto luego de la Misa, a Dios y al mismo tiempo servicio en beneficio del hombre. Porque por medio de la AEP a Dios se lo adora “en la tierra como en el Cielo”, es decir sin interrupción alguna, y porque la capilla permanece siempre abierta para que todo el que quiera pueda acercarse y encontrarse con el Señor. A cualquier hora, en cualquier día. La capilla de AEP es signo de los brazos de Cristo siempre abiertos que esperan abrazar en su misericordia a todos los que ahí llegan, especialmente a los que se alejaron, a los que están heridos por culpa propia o por la vida.

La AEP se desarrolla en silencio, pero un silencio pleno de la Presencia. Una Presencia que le habla a nuestro silencio. Un silencio que se vuelve escucha de Aquél que es la Palabra. Un silencio que nos rescata de tanto ruido que aturde. La capilla se vuelve así un oasis de paz que permite detenerse en el ajetreo de la vida para pasar un tiempo con el Señor y recibir su paz y sus gracias. Es una puerta abierta al Cielo que permanece abierta. Es un espacio de reencuentro con Dios. Es una escuela de crecimiento espiritual porque Jesucristo, aún en nuestro silencio, tiene el poder de transformarnos en cada hora de adoración, tiene el poder de hacer nuevas todas las cosas.

Evidentemente estamos hechos de materia y de un alma espiritual. Sin embargo, el mundo material nos ha absorbido de tal manera que hemos ahogado el espíritu. Por eso, vemos que aún muchos de los que dicen tener fe, su fe es cansada. Vemos tanta tristeza y hasta desesperación porque el mundo de las cosas, del dinero, del tener, se está derrumbando. Porque falta el trabajo y como también suele faltar la fe, ya que no se la alimentado con la oración, entra la depresión y la desesperación que puede desembocar en tragedias.

En prueba que estamos sumidos en lo material y se ha dejado de lado la vida espiritual baste pensar que nadie se pregunta ni se asombra porque haya negocios que estén abiertos las 24 horas del día, pero sí que haya un lugar donde se le rinda culto a Dios día y noche.

La Beata Madre Teresa de Calcuta decía que la AEP salvará al mundo. Y sabía muy bien lo que decía. Toda la actividad misionera suya y de sus Misioneras de la Caridad parte de la contemplación, de la adoración de la Eucaristía. Decía la santa: “Primero vamos a Cristo en el Santísimo Sacramento, para luego ir a Cristo en el pobre”. Esto demuestra que no sólo la contemplación no está disociada de la acción caritativa, o como se dice hoy, del compromiso social, sino que para que sea verdadero y duradero ese compromiso, esa acción debe ir precedida de la adoración. Porque en la adoración la persona recibe todo lo que después debe llevar al mundo. Recibe la paz, las fuerzas, el amor para ir a los demás.

Si pensamos que la AEP significa poner a Dios en el centro de nuestras vidas entenderemos por qué son tantos los frutos y beneficios. Frutos y beneficios de los que testimonian las casi 30 capillas de AEP de España.

En el mundo son alrededor de 3000, de las cuales casi la mitad están en los EEUU. Pero también hay en países que no son cristianos como Irak, Siria, Nepal, India, Corea. En Corea son diez veces más las capillas de AEP que en España. En una sola diócesis de los Estados Unidos y prácticamente en la ciudad, Houston, Texas, hay unas cincuenta capillas de AEP.

Entonces, como se ve, sí es posible tener la AEP. Es el Señor quien lo hace posible porque es Él quien llama. Al adorador inscrito se le pide al menos una hora de adoración semanal.



P. Justo Antonio Lofeudo MSE

Misionero de la Santísima Eucaristía

justolofeudo@yahoo.es


Rating: 10.0/10 (1 vote cast)
Rating: +1 (from 1 vote)

Sobre la Adoración Eucarística Perpetua (AEP), 10.0 out of 10 based on 1 rating
pf button sq grn m Sobre la Adoración Eucarística Perpetua (AEP)

Share

Adoración nocturna AEP perpetua
Redactora





More articles by Redactora »

Relacionado:

Adoración nocturna
perpetua


adoracion-1 Adoración Nocturna permanente en Siria para suplicar por la paz y para detener el terrorismo
anfe La diócesis de Castellón acoge las Jornadas Nacionales de ANFE
vigilia-lucena La Adoración Nocturna Española organiza una Vigilia Eucarística en Lucena (Córdoba)

adoradores-nocturnos Santander es la sede del Encuentro anual de Jóvenes de la Adoración Nocturna
adoracion-nocturna-guadix Se celebra en Guadix el encuentro de Jóvenes de Adoración Nocturna de las Diócesis del Sur

0 Comments


Be the first to comment!




Suscribirse a nuestras a alertas informativas

Para suscribirse a nuestro boletín sólo tiene que añadir su correo electrónico. Recibirá un correo de confirmación.
Eterno Padre, yo te agradezco porque Tu infinito Amor me ha salvado, aún contra mi propia voluntad. Gracias, Padre mío, por Tu inmensa paciencia que me ha esperado. Gracias, Dios mío, por Tu inconmensurable compasión que tuvo piedad de mí. La única recompensa que puedo darte en retribución de todo lo que me has dado es mi debilidad, mi dolor y mi miseria.
Estoy delante Tuyo, Espíritu de Amor, que eres fuego inextinguible y quiero permanecer en tu adorable presencia, quiero reparar mis culpas, renovarme en el fervor de mi consagración y entregarte mi homenaje de alabanza y adoración.
Jesús bendito, estoy frente a Ti y quiero arrancar a Tu Divino Corazón innumerables gracias para mí y para todas las almas, para la Santa Iglesia, tus sacerdotes y religiosos. Permite, oh Jesús, que estas horas sean verdaderamente horas de intimidad, horas de amor en las cuales me sea dado recibir todas las gracias que Tu Corazón divino me tiene reservadas.
Virgen María, Madre de Dios y Madre mía, me uno a Ti y te suplico me hagas partícipe de los sentimientos de Tu Corazón Inmaculado.
¡Dios mío! Yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de todos los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pobres pecadores.


ACTO DE FE Y ADORACIÓN


Sagrado Corazón de JesúsCreo, oh Jesús, con mi más viva fe, que estás realmente presente, aquí, delante mío, bajo las especies Eucarísticas; Tú, el Verbo eterno del Padre, engendrado desde todos los siglos y encarnado luego en las entrañas de la Virgen Madre, Jesucristo Redentor y Rey. Creo, realmente, que estás presente en la verdad inefable de Tu Divinidad y de Tu Humanidad.
Jesús, eres el mismo de Belén, el divino Niño que aceptara por mí, el aniquilamiento, la pobreza y la persecución. Eres el Jesús de Nazaret, que por mi amor abrazó el ocultamiento, las fatigas y la obediencia. Eres el Divino Maestro, aquel que vino para enseñarme las dulces verdades de la fe, a traer el gran mandamiento del amor: Tu mandamiento. Eres el Salvador Misericordioso, el que te inclinas sobre todas mis miserias con infinita comprensión y conmovedora bondad, pronto siempre a perdonar, a curar, a renovar. Eres la Víctima Santa, inmolada para gloria del Padre y bien de todas las almas. Eres el Jesús que por mí sudó sangre en el Huerto de Getsemaní; quien por mí sufrió la condenación de tribunales humanos, la dolorosísima flagelación, la cruel y humillante coronación de espinas, el martirio cruel de la crucifixión. Eres quien quiso agonizar y morir por mí. Tú eres Jesús Resucitado, el vencedor de la muerte, del pecado y del infierno. Quien está deseoso de comunicarme los tesoros de la vida divina que posees en toda su plenitud.
Jesús mío, Te encuentras aquí, presente en la Hostia Consagrada, Santa, con un Corazón desbordante de ternura, un Corazón que ama infinitamente. En Tu Corazón, Jesús, encuentro el Amor Infinito, la Caridad divina: Dios, principio de vida, existente y vivificante. ¡Qué dulce me es, Dios mío, Trinidad Santísima, adorarte en este Sagrario en el que ahora estás!
Por ello me uno a los Angeles y Santos quienes, invisibles pero presentes y vigilantes junto a Tu Sagrario, Te adoran incesantemente. Me uno, sobre todo, a Tu Santísima Madre y a los sentimientos de profunda adoración y de intenso amor que brotaron de Su alma desde el primer instante de Tu Encarnación y cuando te llevaba en Su seno inmaculado.
Y mientras Te adoro en este Sagrario, lo hago en todos los del mundo y, especialmente, en aquellos en los cuales estás más abandonado y olvidado. Te adoro en cada Hostia Consagrada que existe entre el Cielo y la tierra.
Te adoro, Dios Padre, porque por medio de Cristo has descendido hasta mi humanidad y porque, por Su Corazón adorable, Te has unido tan estrechamente al hombre, a mí, pobre criatura ingrata. Te adoro en este templo, santificado por la presencia siempre actual de Tu Ser divino; me postro hasta la nada, en adoración delante de Tu Majestad Soberana pero, al mismo tiempo, el amor me eleva hasta Ti.
Te adoro, Dios Padre, y te amo; el amor y la adoración están totalmente confundidos y mezclados en mi alma, tanto que no sabría decir si más adoro que amo o si más amo que adoro... Te adoro porque encuentro en Ti todo poder y toda santidad, justicia y sabiduría; porque Tú eres mi Creador y mi Dios. Te amo porque encuentro en Ti toda belleza, toda bondad, toda ternura y toda misericordia. Te amo porque me has hecho el regalo de un tesoro invalorable.
Jesús es mi tesoro, es mío y a cada instante puedo sacar de El gracias a manos llenas, pues lo encuentro siempre abundante. De El tomo cuanto necesito para pagar mis deudas, para remediar mis necesidades, encontrar delicia, ganarme una corona. ¡Qué don inefable es este Jesús con Su Corazón desbordante de ternuras! Un tesoro que jamás se agota: mientras más saco, él más aumenta.
Oh, Dios Padre, tanto has amado a tus criaturas que les diste a Tu único Hijo y, para que la Majestad de Tu Verbo no nos infundiese temor y nuestras almas se pudieran dirigir a El con confianza, lo revestiste de una carne semejante a la nuestra. Lo has embellecido con las gracias más atrayentes y, sobre todo, le has dado un Corazón infinitamente perfecto; tanto que debía ser la morada de Tus delicias, porque Tu divina plenitud vive en El y la más humilde de las criaturas tiene allí su lugar de privilegio.
Ese adorado Corazón, inmenso como Tú, Dios mío, porque te contiene, es también mi morada, pues me ama. En El me encuentro con Tu divinidad y, al verme en este Sagrado asilo, Tu justa ira se aplaca y Tu justicia se desarma.
Te adoro, Dios Padre, por Jesús y en Jesús. Adoro a Jesús, Tu Hijo, quien por Su Humanidad es mi hermano y por Su Divinidad es mi Dios. Te amo por Jesús y con Jesús. Te amo por el Corazón de Jesús, que el amor hizo mío. Te amo en Jesús. Por El Te llega mi amor, por El puedo alcanzarte y abrazarte.

R/: Dios mío, reconozco que Tú eres la Bondad Infinita y creo en Tu amor por mí.

En el misterio sublime de la Unidad de Tu Naturaleza y de la Trinidad de Tus Personas, R/.
En la armonía de Tus perfecciones innumerables, R/.
En la riqueza inagotable con que haces los seres de la nada, R/.
En la pacífica posesión de Tu eterna Bienaventuranza, R/.
En la sabiduría infinita con que gobiernas todas las cosas, R/.
En la bondad inefable con que elevas al hombre a la dignidad de hijo Tuyo, R/.
En la Misericordia infinita con que toleras y conservas al pecador, R/.
En el misterioso decreto que estableció la Redención, R/.
En el infinito abajamiento de Tu Encarnación, R/.
En las humillaciones, en los ocultamientos, en los trabajos de Tu vida terrena, R/.
En los oprobios de Tu Pasión y muerte, R/.
En la gloria de Tu Resurrección, de Tu Ascensión y de Tu triunfo en los Cielos, R/.
En Tu divino Corazón, abierto por la lanza en el Calvario, R/.
En Tu divino Corazón revelado a Tus Santos en el transcurso de los siglos, R/.
En Tu divino Corazón que late de amor por nosotros en Tu pecho adorable y presente en nuestros Sagrarios, R/.
En Tu divino Corazón, desbordante de misericordia para los pobres pecadores, especialmente en el Sacramento de la Penitencia, R/.
En Tu Sacerdocio, que a través de los siglos continúa Tu obra de Misericordia y de salvación, R/.
En Tu Vicario, que te representa visiblemente en la tierra, R/.
En la Iglesia, que conserva y dispensa a las almas los tesoros de Tu divina gracia, R/.
En su magisterio infalible, en su sabio gobierno, en su inefable poder de santificación, R/.
En María Santísima, Tu Madre, enriquecida con tantos privilegios y constituida también Madre, Corredentora y Abogada nuestra, R/.
En la exhuberante fecundidad con que produces Santos, R/.
En la conmovedora generosidad con que dispensas tus dones, R/.
En el misterioso trabajo de la gracia en la intimidad de las almas, R/.
En el don purificador de tu Cruz, R/.
En la maravillosa providencia con que sigues a cada criatura en el curso de su vida, R/.
En Tu gloria infinita, que comunicas a Tus elegidos haciéndolos eternamente felices en el Cielo, R/.

Jesús carga la CruzSeñor: La Iglesia, en la recitación del Gloria de la Santa Misa, me invita a darte gracias por Tu gran gloria, me invita a agradecerte, glorificarte y alabarte por lo que Tú eres, Dios mío. Por este motivo, me es grato repetirte: Te doy gracias, porque eres el Amor Infinito.
Después de haberme postrado para adorarte en el Corazón de Jesús, quiero agradecerte. Te agradezco, mi Dios, porque Tú eres el Amor y te agradezco por los dones de Tu amor. Y ya que los dones más preciados, los de la vida sobrenatural, nos los diste por Jesús, es también por El, con El y en El que quiero elevar hasta Ti el himno de reconocimiento.
En unión con Jesús te agradezco, Dios Padre, por todas las gracias personales que me has concedido. Tú me diste la vida, sacándome de la nada y me la conservaste día a día hasta este momento. Pero Tú Me has dado otra vida más valiosa, la de la gracia, que me hace partícipe de Tu misma vida divina y, después de la primera gracia con la que me santificaste en el día del bautismo, ¡cuántas gracias me han sido concedidas, que conservaron, aumentaron y, tal vez, reconquistaron la vida sobrenatural!

Pienso en los dones de tu amor de los que tanto he gozado:

En la Iglesia, que me has dado para que sea mi maestra y guía hacia la eternidad.
En los Sacerdotes, que me han otorgado los dones de Tu amor.
En los perdones continuadamente renovados.
En la Eucaristía, que ha sido para mí, alimento, sostén y consuelo.
En la Virgen, que es mi buena Madre, mi consoladora, mi ayuda, mi especial protectora en cada instante de mi vida.
En el Paraíso, que me has preparado y que con Tu gracia espero alcanzar.

Contemplo mi vida sembrada de alegrías y dolores y comprendo que todo en ella ha sido amor. Todo, oh mi Dios, porque de Tu Corazón amante no puede salir nada que no sea gracia y amor.
Por todo ésto, R/: Te doy gracias, Dios mío.

Por las alegrías que me has permitido gozar, así como por los dolores y las pruebas con que has sembrado mi camino, R/.
Por las gracias conocidas y por las desconocidas, R/.
Por los favores del pasado y los del futuro, R/.
Por todo lo que has hecho en mí y por mí, y por todo lo que todavía querrás hacer en el futuro, R/.
Sobre todo, por haberme llamado al conocimiento de Tu Amor y a consagrarme a él, R/.
Por la luz y la alegría Tuyas, que estoy tan lejos de merecer, R/.
Por la luz y la alegría que el conocimiento de Tu Amor trajo a mi vida, R/.
Por la posesión de Tu amor que Te hace mío y a mí me hace Tuyo, R/.

Nuestra Santísima Virgen MaríaPero no quiero y no puedo darte gracias sólo por mí. Te doy gracias también por todos los dones que Tu Amor ha derramado en la Iglesia. Por los beneficios otorgados a los Angeles y a los Santos, alabanzas perennes de Tu Amor. Y sobre todo, por los beneficios innumerables que has hecho a María Santísima, nuestra dulce Madre. Te doy gracias por haberla hecho tan grande, tan santa, tan hermosa. Te doy gracias por los privilegios que le concediste, por el trono de gloria sobre el cual la colocaste, por la misión que le confiaste. Te doy gracias por haber hecho de esta criatura predilecta, una madre en la que puedo y debo colocar todas mis esperanzas.
Para que mi reconocimiento sea más eficaz me permito, oh Señor, vivificarlo con el amor. Por eso Te digo y Te repito: que Te amo con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente y con todas mis fuerzas.

A Ti, que eres el amor infinito, R/: Te amo, Dios mío.
A Ti, que me has salvado por Tu amor, R/.
A Tí, que me ordenas amarte, R/.
Con todo mi corazón, R/.
Con toda mi alma, R/.
Con todo mi espíritu, R/.
Con todas mis fuerzas, R/.
Por encima de todos los bienes y honores, R/.
Por encima de todos los placeres y las alegrías, R/.
Más que a mí mismo y que a todo cuanto me pertenece, R/.
Más que a mis padres y que a mis amigos, R/.
Más que a todos los hombres y ángeles, R/.
Por encima de todas las cosas creadas en el cielo y en la tierra, R/.
Solamente por Ti mismo, R/.
Porque Tú eres el Sumo Bien, R/.
Porque Tú eres infinitamente digno de ser amado, R/.
Porque Tú eres infinitamente perfecto, R/.
Aunque no me hubieras prometido el Paraíso, R/.
Aunque no me amenazaras con el infierno, R/.
Aunque me probases con la miseria y la desventura, R/.
En la abundancia y en la pobreza, R/.
En la prosperidad y en el infortunio, R/.
En los honores y en los desprecios, R/.
En las alegrías y en los dolores, R/.
En la salud y en la enfermedad, R/.
En la vida y en la muerte, R/.
En el tiempo y en la eternidad, R/.
En unión al amor con que todos los Santos y Angeles Te aman en el Cielo, R/.
En unión al amor con que Te ama la Bienaventurada Virgen María, R/.
En unión al amor infinito con que nos amas eternamente, R/.

Oh, Dios mío, que posees en una abundancia incomprensible todo cuanto puede haber de perfecto y digno de amor, extingue en mí todo amor culpable, sensual y desordenado hacia las criaturas, y enciende en mi corazón el fuego purísimo de Tu amor, a fin de que ame sólo a Ti, por Ti, hasta el punto que, consumido en Tu santísimo amor, pueda yo ir a amarte eternamente en el Cielo, con los elegidos. Amén.
Señor, ahora quiero hacer ante Ti reparación. Oh, Jesús, Víctima divina de nuestros altares, grande y único Reparador, yo también me uno a Ti para cumplir, contigo y por medio Tuyo, el oficio de pequeña alma reparadora.
Y me dirijo también a ti, oh Madre mía, para que así como en el Calvario ofreciste al Padre a Tu Jesús, que se inmolaba por su gloria y por la salvación de las almas, así renueves en este momento el místico ofrecimiento en mi lugar.
En el cáliz de Tu Corazón Inmaculado ofrece, oh Virgen dulce, los dolores de Jesús junto a los Tuyos, para invocar la Divina Misericordia sobre mí y sobre el mundo entero. Después de haberte dado gracias por Tus dones sin fin, ¿cómo puedo no confundirme a la vista de mis culpas y de mis infidelidades? ¡Con cuánta ingratitud y frialdad he respondido a tus beneficios!
Postrado ante Ti, que tanto me has amado, lleno de confusión y de arrepentimiento, invoco Tu perdón y Tu Misericordia.

Por el mal uso que hice de los dones naturales recibidos: mi vida, mis energías, mi tiempo, mis sentidos, mi inteligencia, mi lengua,
R/: Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!
Por las desobediencias, pequeñas y grandes a Tu ley, R/.
Por los deberes descuidados o mal cumplidos, R/.
Por el bien que pude hacer y no hice, R/.
Porque dejé triunfar muchas veces en mí las malas inclinaciones del orgullo, de la vanidad y del egoísmo, R/.
Porque no practiqué el mandamiento de caridad, como Tú lo ordenaste, R/.
Porque dejé estériles en mí tantas gracias, R/.
Por la tibieza con que practiqué mi vida de piedad, R/.
Por la indiferencia y frialdad con que respondí a los dones de Tu amor, R/.
Por haber preferido muchas veces a las criaturas y las satisfacciones humanas, en lugar de Ti y de tus consolaciones, R/.
Por la poca fidelidad y generosidad con que he vivido mi consagración, R/.
Por la falta de fe y abandono en tu amor, R/.
Por la falta de dedicación a las almas y a la Iglesia, R/.
Por mis rebeliones y mi poco amor a Tu Voluntad y a Tu cruz, R/.

Me confundo en Tu presencia, oh mi Dios.
Me arrodillo a Tus pies.
Me postro junto a Ti, oh Jesús, Hostia Divina, Redentor y Salvador mío, como un día la Magdalena. Y si bien es cierto que soy indigno de Tu amor, estoy seguro que tendrás para mí, la misma ternura misericordiosa.
Atrás

Próxima

HOME - NOTICIAS - FE - TELEVISIÓN - RADIO - BIBLIOTECA - GALERÍA _- GENERAL



LETANÍAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS














































































V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, ten piedad de nosotros.
R: Cristo, ten piedad de nosotros.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.

V: Cristo, óyenos.
R: Cristo, óyenos.
V: Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.

V: Dios, Padre celestial,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Hijo, Redentor del mundo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Espíritu Santo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Trinidad Santa, un solo Dios,

R: ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.
R: Ten piedad de nosotros.
V: Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el
seno de la Virgen María, R/.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al
Verbo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, R/.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, R/.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor, R/.
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad, R/.
Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, R/.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, R/.
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, R/.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, R/.
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros
de la sabiduría y la ciencia, R/.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud
de la divinidad, R/.
Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus
complacencias, R/.
Corazón de Jesús, en cuya plenitud todos hemos recibido, R/.
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados, R/.
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, R/.
Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan, R/.
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad, R/.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, R/.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos, R/.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, R/.
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, R/.
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra, R/.
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, R/.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, R/.
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan, R/.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren
y esperan, R/.
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos, R/.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: perdónanos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: óyenos, Señor.
V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: ten piedad y misericordia de nosotros.
V: Jesús, manso y humilde de corazón,
R: haz nuestro corazón semejante al Tuyo.
V: Sagrado Corazón de Jesús,
R: en Vos confío.

V: Sagrado Corazón de María,
R: salvad el alma mía.

V: Jesús y María os quiero con toda mi alma,
R: salvad almas y salvad el alma mía.
Atrás

Próxima

HOME - NOTICIAS - FE - TELEVISIÓN - RADIO - BIBLIOTECA - GALERÍA _- GENERAL



SÚPLICA








































Antes de alejarme de este Santo Sagrario quiero, oh Jesús mío, recurrir a las riquezas infinitas de Tu Corazón divino.
Consagrado a Tu amor, creo que no puedo pedir nada mejor que la satisfacción de Tus mismos deseos. Son estos, Tus deseos divinos, los que quiero presentar al Padre antes de terminar este tiempo de gracias y en Tu nombre suplicar que los escuche.
El primer deseo de Jesús es la salvación de las almas; redimir al mundo mediante el amor, establecer el Reino del Amor Infinito en toda la tierra.
Permite pues, oh Jesús, que exprese mi ardiente voto de que se establezca en todo el mundo el Reino de Tu Amor. Oh Amor Infinito, viviente en el Divino Corazón de Jesús, hazte conocer de los hombres a fin de que ellos Te amen como Tú quieres ser amado.
El segundo deseo de Jesús es el de servirse, para este gran trabajo, de los Sacerdotes; hacer de ellos obreros activos y, por su intermedio, obrar en las almas y en el mundo.
Oh Jesús, Sacerdote eterno y Salvador del mundo, para rea-lizar este ardiente deseo de Tu Corazón, multiplica las vocaciones. Envía muchos y santos operarios a Tu mies.
Oh Jesús, haz de cada Sacerdote un verdadero sembrador de Tu amor.
Te ruego por el Santo Padre, por los Obispos, por todos los Sacerdotes que me han hecho bien... por todos los Sacerdotes.
Te pido, oh Jesús que los sostengas en las batallas, los confortes en la soledad, los alientes en los fracasos, fecundes sus fatigas y derrames en sus corazones el amor de Tu Corazón divino.

Señor, para celar Tu honra y Tu gloria,
R/: danos Sacerdotes santos.
Señor, para aumentar nuestra fe, R/.
Señor, para sostener Tu Iglesia, R/.
Señor, para predicar Tu doctrina, R/.
Señor, para defender Tu causa, R/.
Señor, para contrarrestar el error, R/.
Señor, para aniquilar las sectas, R/.
Señor, para sostener la verdad, R/.
Señor, para dirigir nuestras almas, R/.
Señor, para mejorar las costumbres, R/.
Señor, para desterrar los vicios, R/.
Señor, para iluminar al mundo, R/.
Señor, para enseñar las riquezas de Tu Corazón, R/.
Señor, para hacernos amar al Espíritu Santo, R/.
Señor, para que todos Tus ministros sean luz del mundo y sal de la tierra, R/.

Oh Jesús, Sacerdote Santo, Te pedimos con la mayor humildad del alma, que aumentes las vocaciones sacerdotales y que los formes según los designios de Tu amante Corazón. Sólo así conseguiremos Sacerdotes santos y pronto en el mundo no habrá más que un sólo rebaño y un sólo Pastor. Amén.




ORACIÓN CONCLUSIVA






















































Oh, Jesús, Sacerdote Eterno, Divino Sacrificado, Tú que en un impulso de incomparable amor a los hombres, Tus hermanos, hiciste brotar de Tu Sagrado Corazón el Sacerdocio cristiano, dígnate continuar derramando sobre Tus ministros, los torrentes vivificantes del Amor Infinito.
Vive en Tus Sacerdotes, transfórmalos en Ti; hazlos, por Tu gracia, instrumentos de Tu misericordia; obra en ellos y por ellos, y haz que, después de haberse revestido totalmente de Ti, por la fiel imitación de Tus adorables virtudes cumplan, en Tu Nombre y por el poder de Tu Espíritu, las obras que Tú mismo realizaste para la salvación del mundo.
Divino Redentor de las almas, mira cuán grande es la multitud de los que aún duermen en las tinieblas del error; cuenta el número de las ovejas descarriadas que caminan entre precipicios; considera la turba de pobres, hambrientos, ingnorantes y débiles que gimen en el abandono.
Vuelve, Señor, a nosotros por Tus Sacerdotes, revive verdade-ramente en ellos, obra por medio de ellos y pasa de nuevo por el mundo, enseñando, perdonando, consolando, sacrificando y renovando los lazos sagrados del amor, entre el Corazón de Dios y el corazón del hombre. Amén.
Haz, oh Jesús, que la Obra de Tu Amor responda siempre plenamente a los fines para los cuales la quisiste; haz que se extienda y se consolide y conquiste todas las almas al Reino dulcísimo de Tu Amor.
Oh, Jesús, he pedido Tu Reino. No es necesario que pida nada para mí, tendré todo el resto por añadidura. Tú conoces lo que necesito; mira y haz lo que Tu Corazón Te sugiera. Yo me confío a Tu Corazón, me abandono en Tu dulce Providencia y, mientras, Te doy gracias por el don de estas horas de intimidad Contigo. Te agradezco desde ya, unido a María, por todos los benificios que Tu Amor me reserva aún en el tiempo y en la eternidad.

CÁNTICO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN:
"EL MAGNÍFICAT"

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra Mi espíritu en Dios, mi Salvador, porque ha mirado la humillación de Su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí; Su Nombre es Santo y Su Misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con Su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel Su siervo, acordándose de Su Misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.


Atrás

HOME - NOTICIAS - FE - TELEVISIÓN - RADIO - BIBLIOTECA - GALERÍA_- GENERAL

Atrás

Próxima

HOME - NOTICIAS - FE - TELEVISIÓN - RADIO - BIBLIOTECA - GALERÍA_- GENERAL



ORACIÓN CONCLUSIVA






















































Oh, Jesús, Sacerdote Eterno, Divino Sacrificado, Tú que en un impulso de incomparable amor a los hombres, Tus hermanos, hiciste brotar de Tu Sagrado Corazón el Sacerdocio cristiano, dígnate continuar derramando sobre Tus ministros, los torrentes vivificantes del Amor Infinito.
Vive en Tus Sacerdotes, transfórmalos en Ti; hazlos, por Tu gracia, instrumentos de Tu misericordia; obra en ellos y por ellos, y haz que, después de haberse revestido totalmente de Ti, por la fiel imitación de Tus adorables virtudes cumplan, en Tu Nombre y por el poder de Tu Espíritu, las obras que Tú mismo realizaste para la salvación del mundo.
Divino Redentor de las almas, mira cuán grande es la multitud de los que aún duermen en las tinieblas del error; cuenta el número de las ovejas descarriadas que caminan entre precipicios; considera la turba de pobres, hambrientos, ingnorantes y débiles que gimen en el abandono.
Vuelve, Señor, a nosotros por Tus Sacerdotes, revive verdade-ramente en ellos, obra por medio de ellos y pasa de nuevo por el mundo, enseñando, perdonando, consolando, sacrificando y renovando los lazos sagrados del amor, entre el Corazón de Dios y el corazón del hombre. Amén.
Haz, oh Jesús, que la Obra de Tu Amor responda siempre plenamente a los fines para los cuales la quisiste; haz que se extienda y se consolide y conquiste todas las almas al Reino dulcísimo de Tu Amor.
Oh, Jesús, he pedido Tu Reino. No es necesario que pida nada para mí, tendré todo el resto por añadidura. Tú conoces lo que necesito; mira y haz lo que Tu Corazón Te sugiera. Yo me confío a Tu Corazón, me abandono en Tu dulce Providencia y, mientras, Te doy gracias por el don de estas horas de intimidad Contigo. Te agradezco desde ya, unido a María, por todos los benificios que Tu Amor me reserva aún en el tiempo y en la eternidad.

CÁNTICO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN:
"EL MAGNÍFICAT"

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra Mi espíritu en Dios, mi Salvador, porque ha mirado la humillación de Su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí; Su Nombre es Santo y Su Misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con Su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel Su siervo, acordándose de Su Misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.


Atrás

HOME - NOTICIAS - FE - TELEVISIÓN - RADIO - BIBLIOTECA - GALERÍA_- GENERAL

No hay comentarios:

Publicar un comentario