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martes, 6 de diciembre de 2016

El arte de Clara Peeters - Exposición - Museo Nacional del Prado

El arte de Clara Peeters - Exposición - Museo Nacional del Prado




























































































































El arte de Clara Peeters


Museo Nacional del Prado

25/10/2016 - 19/02/2017
Tras su exhibición en Amberes, el Museo del Prado recibe en su sede una muestra dedicada a Clara Peeters,
pintora flamenca perteneciente a la primera generación de artistas
europeos especializados en naturalezas muertas y una de las escasas
mujeres que pudo dedicarse profesionalmente a la pintura en Europa en la
Edad Moderna.

La presencia de este grupo de quince obras
relevantes de Clara Peeters en el Prado quiere destacar los logros de
esta dotada y delicada artista, de la que se conocen apenas cuarenta
obras de su mano.

Tanto la exposición como el catálogo que la
acompaña suponen el estudio más actualizado hasta la fecha sobre su vida
y su obra situando a Clara Peeters en el contexto| +
Comisario:
Alejandro Vergara, Jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo del Prado.





Acceso

Sala D. Edificio de los Jerónimos



Patrocinada por:
Fundación AXA
Coorganizada por:
Real Museo de Bellas Artes de Amberes (KMSKA)
Con la colaboración de:
Gobierno de Flandes



Clara Peeters. Una historia en imágenes






Multimedia






Exposición


La exposición



La exposición


Bodegón con pescado, vela, alcachofas, cangrejos y gambas
Clara Peeters
Óleo sobre tabla, 50 x 72 cm
1611
Madrid, Museo Nacional del Prado



Clara Peeters cultivó el
género del bodegón y un estilo que insiste en la apariencia real de las
cosas, premisas que revelan un espíritu emprendedor y una mentalidad
vanguardista, ya que, cuando comenzó a trabajar en este género, en la
primera década del siglo XVII, solo unas cuantas obras de este tipo
formaban parte de las colecciones de los Países Bajos Meridionales y el
realismo se ofrecía como una alternativa al idealismo de la tradición
renacentista.

Los bodegones expuestos, fechados entre 1611 y 1621,
proceden de colecciones particulares (seis), instituciones del norte de
Europa (tres), Inglaterra (uno), Estados Unidos (uno) y del propio
Museo del Prado (cuatro). Quince obras que incluyen aves y pescados
listos para ser cocinados; alimentos ya preparados y dispuestos sobre la
mesa; y vajillas y objetos diversos, la mayoría de lujo, que se
caracterizan por la minuciosa descripción de las formas y las texturas, y
por el elegante contraste entre objetos luminosos y fondos oscuros, que
contribuyen a crear una impresión general de sobriedad.

Estas
obras revelan los gustos y costumbres de las clases más prósperas de los
comienzos de la Edad Moderna, así se pueden observar productos
importados como dulces, vinos, frutas o pescado -alimento este último
que Peeters convirtió en protagonista de alguna de sus composiciones
siendo la primera artista en hacerlo- como en Bodegón con pescado, vela, alcachofas, cangrejos y gambas;
gavilanes o halcones peregrinos junto a aves muertas -los primeros
bodegones dedicados al tema de la caza, actividad asociada a la vida
aristocrática- en Bodegón con halcón peregrino y su presa-; y conchas -cuyo origen exótico y peculiar belleza las hacían valiosas- representadas en Bodegón con pastel, taza de plata con dulces, porcelana, conchas y ostras.

También
en sus pinturas aparecen otros muchos tipos de objetos que podrían
asociarse a la riqueza, el buen gusto, la educación o la cultura. Entre
ellos están la porcelana; las copas y tazas de plata dorada; el vidrio
soplado; y los contenedores de plata para la sal.

Clara Peeters a
menudo incluyó, en sus cuadros, autorretratos reflejados en las
superficies de jarras y copas. Estos retratos, apenas visibles, aparecen
en al menos ocho de sus obras, de las cuales, seis se pueden contemplar
en esta exposición. En Bodegón con flores, copa de plata dorada, almendras, frutos secos, dulces, panecillos, vino y jarra de peltre
los reflejos en la copa de plata y la jarra de peltre muestran a la
artista con un tocado, un gran cuello y un vestido de hombros altos.
Otros como Bodegón con pescado, vela, alcachofas, cangrejos y
gambas, Bodegón con arenque, cerezas, alcachofa, jarra y plato de
porcelana con mantequilla, Bodegón con quesos, almendras y panecillos
, y Bodegón con quesos, gambas y cangrejos de río muestran tan solo la cabeza de la artista reflejada en las tapas de las jarras. Bodegón con flores, copas doras, monedas y conchas
refleja, en la superficie de la copa de la derecha, hasta seis
autorretratos de Peeters en los que se muestra con pinceles y paleta
reafirmando su condición de mujer pintora y animando al espectador a
reconocer su existencia.

Estos autorretratos también descubren su calidad como artista, ya que, su diminuta escala es una demostración de su maestría.

Clara Peeters



Clara Peeters


Mesa con mantel, salero, taza dorada, pastel, jarra, plato de porcelana con aceitunas y aves asadas
Clara Peeters
Óleo sobre tabla, 55 x 73 cm
c. 1611
Madrid, Museo Nacional del Prado



La escasez de referencias
documentales sobre Clara Peeters convierte su obra en una fuente de
información extraordinaria para descubrir a esta pintora, contemporánea
de Jan Brueghel el Viejo, Rubens, Snyders y Van Dyck, formando parte de un período de apogeo en la historia del arte europeo.

Clara
Peeters fue pionera en el campo de la naturaleza muerta y una de las
pocas mujeres que se dedicaron a la pintura en Europa en la Edad
Moderna. Diversos testimonios permiten suponer que desarrolló su trabajo
en Amberes, aunque pudo realizar algún viaje a Holanda. Aunque no
aparece inscrita en el gremio de pintores de la ciudad, es citada en un
documento como pintora de Amberes y al menos seis de los soportes que
empleó para sus cuadros tienen marcas que indican que las tablas fueron
preparadas para esa ciudad. Además, en la hoja de tres de los cuchillos
de plata, que se incluyen en sus obras y en los que aparece escrito su
nombre, se puede ver una marca de la ciudad de Amberes. Estos cuchillos,
que los comensales llevaban a los banquetes, se empleaban como regalo
de boda y al contener su firma, podrían ser un recuerdo de su propio
matrimonio que, en cualquier caso, no está documentado.

Clara
Peeters nació alrededor de 1588-90. Once de sus obras conocidas están
fechadas y las más tempranas son de 1607 y 1608. Su momento de mayor
actividad fue alrededor de 1611-1612, pero se desconoce si pintó después
de 1621.

La amplia distribución de su obra en colecciones de
Róterdam, Ámsterdam o Madrid sugiere que aspiraba a obtener beneficios
de su obra y que trabajaba de forma altamente profesional exportando su
arte a través de marchantes.

Por otro lado, las diferentes calidades de su pintura sugieren que trabajaba con la ayuda de un taller.

La mujer artista en el siglo XVII



La mujer artista en el siglo XVII


Bodegón con flores, copas doradas, monedas y conchas (detalle)
Clara Peeters
Óleo sobre tabla, 59,5 x 49 cm
1612
Karlsruhe, Staatliche Kunsthalle



Aunque la costumbre y la
ley no favorecían la integración de la mujer en el mundo profesional, un
reducido número de mujeres consiguieron salvar las limitaciones
existentes y convertirse en pintoras. Pero condicionantes como la
dificultad del aprendizaje del dibujo anatómico a partir de modelos
vivos, normalmente masculinos que posaban desnudos, a los que las
mujeres no tenían acceso, limitaban su producción al género del bodegón o
al retrato.

Catharina van Hemessen (1527/28-1560) es la primera
mujer artista documentada en Flandes y una de las primeras en Europa.
Nació en Amberes y fue la profesión de su padre, el pintor Jan Sanders van Hemessen, lo que le permitió aprender en casa. La mayor parte de los cuadros que se conocen de esta artista son retratos.

Para Sofonisba Anguissola
(h. 1532-1625) fue su condición social lo que le permitió ser artista.
Trabajó como dama de honor de Isabel de Valois y de su hija la infanta
Isabel Clara Eugenia. Su talento artístico hizo que le encargaran
retratos por los que nunca recibió un salario, pero sí joyas y vestidos.

Artemisia Gentileschi fue una de las mujeres pintoras más reconocidas al inicio de la Edad Moderna. Hija del famoso pintor Orazio Gentileschi,
nació en Roma en 1593. Cultivó el género del bodegón, un aspecto poco
conocido de su carrera, pero también pudo aprender con su padre a pintar
otro tipo de obras.

Varias mujeres pintoras de los siglos XVI y
XVII fueron también hijas de pintores, entre ellas Lavinia Fontana, Fede
Galizia, Isabel Sánchez Coello, Levinia Teerlinc y Elena Recco.





Obras










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