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martes, 6 de diciembre de 2016

Iglesia Ortodoxa - La Primera Iglesia Cristiana

Iglesia Ortodoxa - La Primera Iglesia Cristiana


   





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Iglesiaortodoxa










Iglesia Ortodoxa de la Santísima Virgen María
Párroco: Padre Francisco Salvador
Av. Pedro de Valdivia 92
Providencia - Santiago - Chile
Teléfonos: 22317284 - 22320860

Cada Domingo
11:00 Matutinos
12:00 Divina Liturgia
13:00 Escuela Dominical, para los Niños - Café
comunitario, para los adultos
Cada Jueves
16:00 Visita Solidaria al Hogar de Niñas
Cada Miércoles
19:30 Divina Liturgia
20:30 Unción de los Enfermos
20:45 Curso Bíblico
Cada Viernes
18:00 taller de Iconografía
Cada Sábado
16:00 taller de Iconografía










 








El Templo
de Dios

- una isla Celestial sobre la tierra
pecadora

Obispo Alejandro (Mileant).
Traducido por Matushka Elena Amilahvari



El significado
del Templo

El Templo es un edificio , dedicado a
Dios y asignado a los Oficios Divinos. En el Templo
el Señor está presente de manera invisible y recibe nuestras
plegarias, tal como él lo ha dicho: : "Donde
están dos o tres congregados en Mi nombre, allí estoy Yo en
medio de ellos"
 (Mat.
18:20). Aquí "las fuerzas celestiales lo sirven
invisiblement
e junto con nosotros" por eso se puede
decir, que el templo es un pedacito del Cielo en la tierra,
o es una isla del Reino del Cielo.

En este folleto daremos a conocer al
lector la historia de la aparición del Templo y de las
formas arquitectónicas, la organización interior del templo
y el significado de los diferentes objetos en él, les
contaremos sobre los principales Oficios Divinos, sobre las
reglas de conducta dentro del Templo y sobre la preparación
para la confesión y la Eucaristía.

El Templo - es el
centro de nuestra vida espiritual. En él se realiza nuestro
nacimiento espiritual y transfiguración, aquí nosotros
recibimos el Santo Sacramento - la Eucaristía, que nos da la
vida eterna, recibimos la bendición para la vida familiar
(en el Sacramento 
del
matrimonio); también aquí nos acompañan al camino de la vida
eterna (en el entierro). En el Templo especialmente se
siente la vivificante gracia de Dios. Después de rezar en el
templo la persona devota sale purificada, consolada y
fortalecida espiritua
lmente.
Llamados por la gracia de Dios, los creyentes siempre
procuran venir al Templo. "Señor,
amo la morada de Tu casa, el lugar del asiento de Tu
gloria...Oh, qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa
de Dios"
 (salmo
de David).


El nacimiento del Templo
y sus formas arquitectónicas

La
organización del Templo ortodoxo está basada sobre una
milenaria tradición, que se remonta al primer templo-tienda
(Morada de Dios), construido por el profeta Moisés 1500 años
antes de nacimiento de Jesucristo.
El Templo del Antiguo
Testamento y los diferentes objetos sagrados: el altar de la
Ofrenda , el candelero con 7 velas, el incensario, las
vestiduras sacerdotales y otras - eran elaborados por orden
del Altísimo. "Conforme
a todo que Yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el
diseño de todos sus utensilios, así lo haréis. Y alzarás el
tabernáculo conforme al modelo que te fue mostrado en el
monte"
 (Éxodo
25:9; 26:30), dijo el Señor a Moisés.
Aproximadamente 500 años mas
tarde el rey Salomón sustituyó el tabernáculo transportable
por un magnífico templo de piedra en la ciudad de Jerusalén.
Durante la consagración del templo, una nube misteriosa bajó
y lo llenó. El Señor dijo a Salomón: "Yo
consagré éste Templo y estarán Mis ojos y Mi corazón en el
por los 
siglos" (1
Rey. cap. 8-9; 1 Cron., cap. 6-7). Durante 10 siglos, desde
el reinado de Salomón hasta los tiempos de la vida de
Jesucristo, el Templo de Jerusalén era el centro de la vida
espiritual para todo el pueblo judío.
El Señor Jesucristo visitaba el
templo de Jerusalén, reconstruido después de la destrucción,
y rezaba en el. Él exigía de los judíos un trato respetuoso
del templo, haciendo referencia a las palabras del profeta
Isaías: "Mi casa
se llamará casa de oración para todos los pueblos," 
y
expulsó del templo aquellos que
se portaban indignamente (Is. 56:7; Mt. 21:12-13; Mc. 11:16;
Jn. 2:13-20).
Después de Pentecostés los
apóstoles, siguiendo el ejemplo del Salvador, también
visitaban el Templo del Antiguo Testamento y rezaban en él .
(Hechos 2:46). Pero también comenzaron a complementar los
servicios del templo con oraciones propiamente cristianas y
con los Sacramentos . Los domingos (día del Señor) los
apóstoles con los cristianos se reunían en las casas de los
fieles (a veces en los locales de
signados
para la oración - ikoses) y allí rezaban, leían la Sagrada
Escritura, realizaban la Liturgia ("partían el pan") y
recibían la Sagrada Eucaristía. Así surgieron las primeras
iglesias domésticas (Hechos, 5:42;12:12; 20:8; Rom. 16:4;
Col. 4:15). Mas 
tarde,
durante las persecuciones por parte de los gobernantes
paganos, los cristianos se reunían en la catacumbas (locales
subterráneos) y allí realizaban la liturgia sobre las tumbas
de los mártires.
En los tres primeros siglos del cristianismo, a causa de
las constantes persecuciones, los templos cristianos eran
raros. Solamente después de la declaración de Constantino el
Grande de la libertad de culto, en el año 313, los templos
cristianos comenzaron a surgir en todas partes. Al principio
los templos te
nían forma
de Basílica, un rectángulo alargado con un atrio en la
entrada y un ábside (una pared en semicírculo) en el lado
opuesto a la entrada. El espacio interior de la basílica se
dividía por hileras de columnas en tres o cinco partes,
llamadas nefas (
o naves).
La nave central era mas alta que las laterales, y por encima
de esta había ventanas. Las basílicas se caracterizaban por
abundancia de luz y aire.
Pronto comenzaron a surgir
también otras formas del templo. Desde el siglo V, en
Bizancio comenzaron a construirse los templos en forma de
cruz, con techumbre y una cúpula sobre en la parte central.
Rara vez se construían los templos circulares o en forma
octangular. La arquitectura eclesiástica bizantina tuvo
mucha influencia en el Este (Oriente) orto
doxo.
Simultáneamente, con admisión
del cristianismo en Rusia, surge la arquitectura
eclesiástica rusa. Su característica particular consiste en
construcción de cúpulas, que recuerdan la llama de una vela.
Mas tarde aparecieron también otras formas arquitectónicas;
por ejemplo en el (Occidente) Oeste - estilo gótico: los
templos con picos altos. De esta manera, el aspecto del
templo cristiano se desarrolla creaba durante siglos,
adquiriendo en cada país y en cada época su aspecto irre
petible.
Desde tiempos antiguos, los templos adornan las ciudades y
aldeas. Ellos llegaron a ser símbolos del mundo espiritual,
prototipo de la futura renovación del universo.
La cantidad de
capullos cúpulas
sobre el templo tiene su significado. Una sola cúpula se
erige en honor del Dios único; tres - en honor de la
Santísima Trinidad; cinco - en honor del Salvador y los
cuatro Evangelistas, siete - en honor de los 7 sacramentos,
trece - en honor del Salvador y sus 12 apóstoles.
Encima de la entrada o junto al
templo está el campanario. El sonido de las campanas
recuerda a los creyentes los oficios que se celebran en el
Templo. El toque lento de la campana mas grande de llama
"Blagovest" (la buena noticia) y se usa antes de comienzo de
un Oficio Sagrado: a
ntes
de las Vísperas o de la Liturgia. El toque melódico y alegre
de todas las campanas, se llama "Tresvon," y se usa en días
de fiestas. En Rusia, antes de la revolución, el "tresvon"
sonaba durante toda la semana pascual (desde el día de la
Resurrección 
de
Cristo). El toque triste de diferentes campanas
alternadamente de llama "Peresvon" y se usa durante el
entierro.
El sonido de las campanas no es
solamente un gong, que llama la gente a la iglesia, sino una
melodía, que santifica los alrededores del Templo, que
recuerda la oración a los ocupados en el trabajo, o quien
esta de viaje, o los sumergidos en la vida cotidiana... El
toque de campana es una especie de sermón musical, fuera de
la Iglesia. "Proclama la verdadera fe, illumina la vida y
despierta una
 conciencia
dormida" (Padre Alexander Men).


El interior del Templo

Según el
modelo del templo del Antiguo Testamento, que tenia el
atrio, el Santo y el Santo de los Santos, el templo ortodoxo
también se divide en tres partes: el nártex, la parte cent
ral
y el altar.
El Nártex es
la parte oeste del templo, donde esta la entrada principal.
En la iglesia antigua era el sitio para los que preparaban
para el Bautismo (catecúmenos) y para los penitentes
(excomulgados por pecados (graves)pesados). Generalmente los
nártex eran de gran tamaño , y a veces allí se encontraban
las piscinas para el bautismo de las personas mayores . En
el templo actual el nártex es más pequeño, en él se venden
las velas y las "prósforas."
La parte (nave) central del templo, donde se
encuentran los feligreses se divide del altar con un muro o
valla que sirve de separación (el iconostasio), adornado con
muchos iconos. (En la antigüedad) este muro era bajo y sin
iconos. Solamente desde los fines del siglo VIII, después de
la condena 
de
la herejía iconoclasta, se comenzaron a fijar allí los
iconos y a hacerlo más alto. Así con los siglos se creó el
iconostasio, que consta de varias filas de iconos,
distribuidos según un plan fijo.
El iconostasio tiene
tres puertas que conducen al altar.
La central - Puerta Real o Puerta Santa (por ella
invisiblemente el Rey Celestial, el Señor mismo entra
(penetra durante la celebración de los...) dentro los Santos
Sacramentos), y dos puertas laterales. Del lado derecho "la
puerta sur," y del lado izqu
ierdo
- "la puerta norte." En la Puerta Real se representan la
Anunciación (a la Madre de Dios) y los 4 Evangelistas:
Mateo, Marco, Lucas y Juan. En las puertas laterales se
representan - los (santos) arcángeles Miguel y Gabriel. Al
lado derecho de la puer
ta
Real se encuentra siempre el icono de Nuestro Señor
Jesucristo y al lado izquierdo - el de la Santísima Madre de
Dios. A la derecha del icono del Salvador se coloca el icono
del Patrono (la advocación en honor de quien se ha erigido
el templo) .
Sobre la Puerta Real siempre se
encuentra el icono de la Santa Cena , que nos recuerda el
Sacramento principal que se realiza en el Templo: la
Eucaristía . En la fila inferior del iconostasio se colocan
los iconos de los santos más venerados (san Juan Bautista, 
san
Nicolás y otros). Los iconostasios generalmente tienen
varias filas. En la segunda fila están los iconos de las 12
Fiestas Principales , en la tercera fila los Apóstoles, en
la cuarta - los Profetas . La parte superior se corona con
la cruz.
El iconostasio se edifica sobre
la parte mas alta (solea), que se asigna para los
participantes en el Oficio Divino. La parte central de la
solea, delante de la Puerta Real, se llama ambón . El ambón
el diácono (canta las letanías y lee) pronuncia las
oraciones (le
tanías) y
lee el Evangelio. También aquí los fieles suben para recibir
el Sacramento de la Comunión. Por los lados de solea se
encuentran los "cleros" , destinados a los lectores y
cantores. En los cleros" están colocados unos iconos sobre
tela , fijados e
n astas
de madera (jorúgvi), que se usan como estandartes y son
llevados durante las procesiones como insignias
eclesiásticas.
El Altar o
Santuario es la parte más sagrada del templo. En el centro
del altar esta puesta la Santa Mesa, una mesa cuadrangular,
especialmente consagrada , en la cual se realiza el
Sacramento de la Eucaristía . Está cubierta con ornamentos
sagrados y sobre ella se colocan la Cruz (Cruz manual), el
Evangelio, el antimensio y los cofres (tabernáculos)
especiales destinados a guardar
 la
reserva de los Santos Dones. Un cofre está destinado a
guardar los Dones en la Liturgia de Presantificados . Otro
pequeño cofre se usa para llevar los Santos Dones para la
comunión de los enfermos en sus casas o en los hospitales.
El Antimensio es
un paño de seda, en el cual se
encuentran representados el entierro de Jesucristo en la
tumba y las insignias de la Pasión del Salvador: la corona
de espinas, la lanza, la esponja, la columna de flagelación,
los clavos y otros. En él se indica para qué iglesi
a,
cuándo y por que Obispo ha sido consagrado. En el revés del
antimensio se cose una bolsita con reliquias de los santos o
mártires, siguiendo la tradición de los primeros cristianos,
que realizaban la Liturgia sobre las tumbas de los mártires.
Sin el ant
imensio,
consagrado por el Obispo, no se puede oficiar la Liturgia.
Para su mayor protección el antimensio se envuelve en otro
paño de seda (eilêton).

Detrás de la Santa Mesa se encuentran la
Cruz y el candelabro de siete brazos.

En el ángulo nordeste del
altar esta la el Prótesis (o
altar del ofertorio) - una mesa destinada para preparar el
pan y vino para la realización del Misterio Eucarístico
(Sacramento de la Eucaristía). Esta mesa también esta
cubierta con ornamentos sagrados . Sobre la prótesis están
los objetos sagrados: el Cáliz (potír), en el cual se pone
el vino ritual (el "vino de Misa" , o sea, vino
confeccionado con un proceso sin tratamientos químicos o
aditivos). El Discos - plato o "patena" con pie, con un
grabado del Niño Jesús en el pes
ebre.
Sobre el "discos" se coloca el pan ("Cordero de Dios" - un
cubo de pan, recortado de la prósfora) para ser consagrado
en la Liturgia, y también las partículas sacadas de otras
prósforas en honor de la Virgen y de los Santos y en
recuerdo de vivos y d
ifuntos,
que acompañan al "cordero" pero que no se consagran; el
"Asterisco" o "estrella" - son dos laminas, unidas en forma
de cruz para que el velo que cubre el discos no toque las
partículas de las prósforas; la "Lanza" , un cuchillo con
esta forma con 
el
cual se corta el "Cordero de Dios" y las otras partículas de
las prósforas; la "Cucharilla" para la Comunión de los
fieles; la "Esponja" para secar el Cáliz.

En algunos Templos, además del altar
principal, existen altares laterales, adicionales. En ellos
se celebran liturgias temprano en la mañana, o algunos
oficios menos solemnes.

El altar principal, al cual
están dirigidas las miradas de los feligreses se encuentra
en el lado este del templo. Desde los tiempos de los
Apóstoles es (costumbre) rezar mirando al Este, que
simboliza a Jesucristo, Hijo de Dios, que ilumina a cada
persona, que llega al mundo. La Liturgia, celebrada en el
templo no es de origen terreno, , sino Celestial. A esta
conclusión lleva la visión del Apóstol San Juan, el Teólogo,
que 
reveló
en el libro del Apocalipsis. En realidad, el oficio
celestial, la adoración a Dios, que él ha visto, recuerda en
mucho nuestra Liturgia ortodoxa: la Santa Mesa, el
candelabro de 7 velas, el incensario dorado con el Cáliz, el
Cordero sacrificado en m
edio
de la Santa Mesa, los ancianos en vestimentas radiantes y
coronas doradas, de pie ante la Santa Mesa, y más lejos - la
multitud incontable de los ángeles y de los santos justos,
alabando al Creador (Ap. cap. 4:5; 1 Paralipómenos 24:1-18).
Como en el Cielo, así en el
templo ortodoxo el Cordero sacrificado se encuentra en la
Santa Mesa - Santo Trono. Lo que ve el Apóstol Juan debajo
del Santo Trono: las almas de los sacrificados por la
Palabra de Dios, corresponde a las reliquias de los
mártires, sobre 
las
cuales en la antigüedad se celebraban Liturgias. Así,
viniendo al Templo para la Santa Misa, tenemos que tener
plena conciencia, de que tenemos el honor de participar en
una magna y misteriosa celebración sagrada . En ella
nuestras oraciones se unen co
n las
oraciones de los ángeles y de los santos, que rodean el
santo Trono del Rey del Cielo.


El sentido y el
propósito
de los servicios sagrados

Una persona con sensibilidad
espiritual tiene conciencia de que toda su existencia y los
bienes que disfruta de la vida
- todos provienen de la benevolencia de Dios. Esta
conciencia produce la necesidad de agradecer a Dios.
"Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser Su Santo
Nombre" (Todas las mejores y nobles fuerzas del hombre, que
participan en g
lorificación
del Señor). 
De
aquí proviene la glorificación en el templo con la lectura,
el canto, la representación de pinturas y otras artes y todo
lo que contribuye al digno servicio sacro.
Propósito de la oración:
La oración es el diálogo con Dios, parecido al dialogo con
la gente. ¿Sobre qué hablamos nosotros con la gente? -
Expresamos nuestros pensamientos y sentimientos, pedimos
ayuda, escuchando a otros aprendemos, agradecemos, elogiamos
o pedimos perdón, Una conversación semejante sucede también
en 
la
Casa de Dios. Los elementos básicos de su contenido son los
siguientes: a) Agradecimiento y glorificación a Dios; b)
Arrepentimiento de los pecados y por incumplimiento de los
deberes cristianos; c) Pedido de ayuda, de liberación de las
enfermedades, de
 los
peligros, oración por la salvación, oración de unos por
otros, por la Iglesia, por el pueblo, por todo el mundo. Un
tipo especial de oración por el prójimo es la oración por
nuestros difuntos padres y hermanos, pidiendo perdón y
consuelo para ellos. E
n casi
en todas nuestras invocaciones vemos la unión de varios
tipos de plegarias, o sea de nuestras peticiones a Dios,
unidas con el arrepentimiento, el agradecimiento, o la
glorificación.
"La propia oración consuela a
todos, predispone para el arrepentimiento de los pecados,
para la corrección, para la vida de virtud, nos conmueve,
nos exige los frutos del arrepentimiento, nos recuerda la
muerte y el Juicio Final, presentándonos el temible juicio
del Señor para todo el mundo, nos presenta nuestra horribl
e corrupción,
de la cual es imposible librarse sin auxilio del el
Salvador, sin la curación de la fe, sin los sacramentos de
la Confesión y la Eucaristía, sin el ayuno y las lágrimas,
sin esfuerzos de mortificación del cuerpo, sin las limosnas.
El Oficio S
agrado
enseña, consuela, alimenta y fortifica las almas cristianas.
El eleva y alegra el espíritu. Es un tesoro celestial sobre
la tierra, que nos ha sido dado por nuestro misericordioso
Señor y Redentor; es un tesoro de todos los bienes, de todas
las grac
ias del Espíritu
Santo, un depósito de todas las fuerzas necesarias para
llevar una vida virtuosa, cuyo ejemplo tenemos en personas
dignas de imitación - los santos, como San Nicolas, San
Jorge, San Serafin, san Juan de Kronstadt, y otros. Pidiendo
ayuda a
 Dios,
también les pedimos orar por nosotros a los santos de Dios,
los que están mas cerca de El que nosotros mismos.


El significado de la
cruz

La Cruz
es el símbolo de la victoria del 
Bien.
Con sus sufrimientos sobre la Cruz, nuestro Salvador lavó
los pecados humanos, venció al diablo, derrotó la muerte y
abrió para los hombres el camino a la vida eterna. La Cruz
testimonia el amor sin fin de Dios a la humanidad pecadora.
Pero la Cruz es algo mucho mas grande que un símbolo: la
Cruz posee una fuerza 
espiritual.
Con el signo de la Cruz se
efectúan todos los sacramentos en la Iglesia: la
santificación del agua, la entrega de la Gracia del Espíritu
Santo en la Confirmación, la transformación de pan y vino en
Cuerpo y Sangre de Cristo en la Eucaristía etc. Al
persignarse con la Cruz, el creyente atrae la renaciente
fuerza de los redentores sufrimientos del Dios-hombre. Con
la Cruz se santifica el aire, el agua y toda la naturaleza.
Los espíritus caídos tienen miedo de la cruz y escapan como
insectos del f
uego.
La veneración de la Cruz por
los cristianos asciende al primer siglo. En el II y III
siglo la veneración de la Cruz se hizo tan difundida, que
los paganos llamaban a los cristianos "adoradores de la
Cruz." El signo de la Cruz lo encontramos en los an
tiguos
monumentos cristianos y en las catacumbas.
Por celestial revelación el
emperador Constantino el Grande, siendo todavía pagano,
grabó sobre las banderas de su ejercito el signo de la Cruz
y, gracias a esto, venció al enemigo de los cristianos - el
emperador Majencio, que tenia un ejército mucho mas grande.
Tomando la conciencia de esa milagrosa ayuda en la guerra
contra Majencio, Constantino el Grande se hizo protector de
los cristianos. Gracias a esto, la fe cristiana, perseguida
anteriormente, com
enzó a
tomar fuerza en diferentes países del Imperio Romano. Desde
aquellos tiempos comenzaron a adornar los templos con las
cruces, tanto afuera, como adentro. Durante el Bautismo al
recién bautizado le ponen una crucecita para llevarla
siempre en el pech
o, como sello de Dios, para defensa
contra toda maldad.
Los Santos Padres de la Iglesia
escribieron mucho sobre la magnifica fuerza de la Cruz del
Señor. Explicando las Sagradas Escrituras, ellos vieron
prototipos de la Cruz en varios acontecimientos bíblicos: en
la unción de puertas con la sangre del cordero pascual, en
la serpiente de bronce , alzada en desierto por Moisés (Ex.
12:7-13; Num. 21:8-9), en la marca de los justos con una
misteriosa escritura sobre la frente (Iez. 9:4; Ap. 7;3,
9:4,14:1). Los
 cristianos
ortodoxos se distinguen de otros cristianos, persignándose.
Pero no todos lo hacen de igual manera: unos se persignan
con fe y como corresponde, otros lo hacen con apuro y
negligencia. Mejor persignarse menos veces, pero bien. Lo
correcto es pe
rsignarse
con la mano derecha, unidos tres dedos juntos (pulgar,
índice y tercero), lo que simboliza la Santísima Trinidad.
Los dedos anular y meñique se doblan hacia la palma, como
símbolo de las dos naturalezas de Señor Jesucristo - divina
y humana.. Los
 dedos
se colocan primero sobre la frente (para santificar nuestra
mente), abajo del pecho (para santificar nuestros sentidos
interiores) y después en el hombro derecho e izquierdo (para
tener fuerzas espirituales y físicas).
Se debe hacer signo de la cruz
al entrar al templo, durante las oraciones, delante los
iconos a los que rezamos, también en los momentos
importantes de la vida, en peligros y aflicciones. Se debe
recordar que el signo de la Cruz atrae sobre nosotros la fu
erza
Divina y al mismo tiempo rechaza las malas influencia de los
demonios.
Notas de la Cruz ortodoxa rusa:
A la presentación rectangular de la Cruz, los rusos agregan
en la parte superior un pequeño travesaño, que recuerda la
tablita de la Cruz de Jesucristo, que decía: "Jesús
Nazareno, Rey de los Judíos." El travesaño inclinado en la
parte baja de la cruz octogonal recuerda a los dos ladrones,
crucificados a los lados del Salvador. El ladrón del lado
derecho se arrepintió y entro en el paraíso (parte alt
a del
travesaño). El ladrón del lado izquierdo blasfemaba a Cristo
y pereció (el travesaño indica el descenso).


Iconos y frescos

Los
atributos sustanciales del templo ortodoxo son los iconos y
frescos con la representación artística del Salvador, de los
Ángeles, de los Santos de Dios y de temas bíblicos. Los
iconos hacen recordar a Dios y sus hechos misericordiosos
sobre el mundo celestial. Ellos transmiten en pinturas lo
que la Sagrada Escritura describe con palabras. Estas santas
representaciones c
rean
en el templo disposición para la oración. Sin ellos, el
templo seria parecido a un salón para reuniones laicas.
Orando ante el icono, se debe
recordar, que estamos orando al Señor, a la Virgen o al
santo que está representado y no a la sustancia del cual el
icono esta hecho. Todo lo que vemos y oímos influye sobre
nuestros pensamientos y ánimo, - así es nuestra naturaleza .
Por eso es mas fácil para nosotros concentrarnos en oración,
cuando vemos la imagen de Dios, que cuando tenemos delante
los ojos 
una
pared o algo que no se refiere a la oración. Los
protestantes (los luteranos y muchos otros) condenan el uso
de los iconos, refiriéndose al 2do mandamiento del Antiguo.
Testamento., que prohíbe el servicio a los dioses falsos.
Ellos comprenden equivoca
damente
este mandamiento. Nosotros sabemos por la historia sagrada,
que Señor, prohibiendo la adoración a los ídolos, al mismo
tiempo mandó a Moisés colocar querubines de oro sobre la
tapa del Arca del Testamento, donde prometió aparecérsele :
"Harás dos q
uerubines de
oro...en los dos extremos del propiciatorio... Y allí me
declararé a ti, y hablaré contigo desde sobre el
propiciatorio de entre los dos querubines..." De la manera
semejante en el templo de Salomón, en el sitio hacia donde
miraban rezando los
 sacerdotes,
se encontraban dos esculturas e imágenes bordadas de los
querubines (Ex. 25:18-22, 26:1-37; 3 Rey. 6:27-29). En el
reconstruido templo de Jerusalén que también contenía
semejantes querubines - iban a rezar nuestro Señor
Jesucristo, sus apóstole
s y los primeros cristianos.
El icono mas antiguo es uno de
Jesucristo llamado "no hecho con manos humanas" . La leyenda
cuenta que, el Señor envió al enfermo príncipe Aggar de
Edesa la imagen de Su Santa Faz, que fue milagrosamente
estampada sobre una tela. Después de rezar ante esta Imagen,
Aggar sanó de la lepra. El evangelista Lucas, siendo también
pintor hizo varios retratos de la Santísima Virgen María,
los cuales sirvieron de ejemplo para los iconos de Ella
(muchos de los cuales han sido milagrosos
).
Los antiguos sitios de oración de los cristianos, las
catacumbas, hasta nuestros días conservan las imágenes
sagradas de aquellos tiempos. Estas se distinguen por su
gran simbolismo en comparación con los iconos actuales. Pero
la idea es la misma: recor
dar a Dios.
Entre las antiguas
representaciones se debe mencionar el Cordero - símbolo de
Señor Jesucristo, sacrificado por la gente; al león -
símbolo de Su poderío; el pez, porque su nombre en griego
contiene los iniciales de Jesucristo, Hijo de Dios; el ancla
- signo de la esperanza cristiana; la paloma - símbolo del
Espíritu Santo; el ave fénix y el gallo - símbolos de
resurrección; el pavo real - símbolo de la inmortalidad; el
racimo de uva - y la cesta con pan - símbolos de la
Comunión, etc. Se encue
ntran
en las catacumbas composiciones mas complicadas, que se
refieren a los acontecimientos bíblicos y las parábolas
Evangélicas: Noé en el arca, la adoración de los Reyes, la
resurrección de Lázaro, de profeta Jonás en la ballena,
Moisés recibiendo los M
andamientos
escritos sobre tablas de piedra, la parábola del sembrador,
la de las diez vírgenes y otras. Con los siglos estos
antiguos símbolos cristianos y las composiciones se tornaron
mas artísticos y variados.
En los iconos Dios se representa en el modo
como El se hacia ver a la gente. Así, por ejemplo, la
Santísima Trinidad se representa como tres
peregrinos-ángeles, sentados ante la mesa, como la vio
Abraham. En otros iconos cada persona de la Trinidad tiene
su propio símbolo gráfico . Dios Padre - c
omo
anciano, tal como apareció a los profetas Isaías y Daniel.
Jesucristo - como hombre, como era El en la tierra: o Niño
en brazos de la Virgen María, o bien enseñando al pueblo y
haciendo milagros, también en la Transfiguración o sufriendo
en la cruz, en
 la
tumba, resucitado o ascendiendo al cielo. Dios Espíritu
Santo se representa como paloma (así se apareció Él durante
el bautismo del Salvador en el Jordán), o como lenguas de
fuego (así descendió Él visiblemente sobre los apóstoles en
la fiesta de Pente
costés).
Los iconos deben diferenciarse
de los cuadros comunes o fotos. Las imágenes de ellos deben
ser adecuados a la tradición, elaborada durante los siglos.
El icono recién escrito debe ser santificado en el templo y
rociado con agua bendita. Así se torna en objeto sagrado por
medio del cual obre la gracia del Espíritu Santo. Es sabido
de muchos iconos milagrosos, de los cuales suceden múltiples
sanaciones. Entorno de la cabeza del Salvador y los santos
de Dios se dibujan aureolas - un circulo dorado, q
ue
se llama nimbo. El nimbo simboliza la gracia de Dios que
reposa sobre el representado.

El esplendor de la luz de Dios,
generalmente invisible para el ojo material, a veces por la
voluntad de Dios se hace visible a la gente. Así, por
ejemplo, el profeta Moisés tenía que cubrir su cara con
paño, para no cegar a la gente con la luz, que emanaba de su
cara. Los apóstoles fueron dignos de ver el esplendor de la
Divinidad de Cristo en el monte Tabor.

La cara de san Serafín durante
la conversación con Motovilov resplandecía como el sol.
Motovilov testifica que le era imposible mirarlo en la cara.
Semejantes descripciones se puede leer también el la vida de
muchos otros santos. En el nimbo de Jesucristo generalmente
se escriben letras en griego ***, lo que sign
ifica
"El que existe," porque Él , como Dios, existe eternamente.
Encima de la cabeza de Virgen María se escribe en griego ***
- Madre de Dios.


Los ciclos de los
oficios servicios
y las figuras eclesiásticas los tipos
eclesiásticos

a) El ciclo anual



Cada día del año se dedica a la
memoria de algunos santos y también a los acontecimientos
sacros, fiestas. Existen fiestas fijas, las cuales siempre
se festejan en las mismas fechas: la Navidad (con su
precedente ayuno Navideño), la Asunción de la Virgen 
(con
ayuno previo). Además existen fiestas móviles, que cambian
de fecha cada año. Son las fiestas unidas con Pascua, como
el Domingo de Ramos, la Ascensión del Señor y Pentecostés.
Pascua es una fiesta cristiana
de máxima alegría. Es la "fiesta de las fiestas y el festejo
de los festejos." Señor Jesucristo resucitó de los muertos
al día siguiente de la Pascua judía, la cual en el año de su
crucifixión cayó en día sábado. Como la Pascua del Antiguo.
Testamento. se festeja según el calendario lunar y todos 
los
años cae en distintas fechas, así la Pascua cristiana del
Nuevo Testamento se festeja de acuerdo a los cálculos del
Viejo Testamento. El primer concilio Ecuménico designó
festejar la Pascua cristiana siempre aparte de la de los
judíos, y siempre en el 
primer
domingo después de luna llena primaveral. Existen tablas de
Pascua (pascalias), donde se indica la fecha de Pascua para
cada año. La pascua mas temprana puede ser el 4 de abril (22
de marzo según calendario juliano) y la mas tardía el 8 de
mayo (25 
de
abril). 7 semanas antes de Pascua comienza el gran ayuno
(Cuaresma).

Cada domingo de Cuaresma se dedica a un
suceso especial. Una semana antes de Pascua se celebra el
Domingo de Ramos, 40 días después de Pascua se celebra la
Ascensión del Señor, y diez días mas tarde - Pentecostés, la
Trinidad (el Descenso del Espíritu Santo sobre los
apóstoles). Esta es la lista de las 12 fiestas principales,
con sus fechas según el calendario nuevo (gregoriano):

    • La Natividad de Jesucristo - 7 de enero


    • Epifanía-Bautismo del Señor - 19 de enero

    • Presentación al Templo del Señor - 15 de febrero




    • La Anunciación de la Ssma Virgen -7 de abril




    • Entrada del Señor a Jerusalén (Domingo de Ramos)
      ultimo domingo antes de Pascua

    • Pascua de Resurrección

    • Ascensión del Señor - 40 días después de Pascua




    • El descenso del Espíritu Santo sobre los
      apóstoles (Pentecostés, el día de la Ssma. Trinidad)
      - 50 días después de Pascua

    • Transfiguración del Señor - 19 de agosto

    • La Dormición
      (Asunción) de la Madre de Dios 
      -28
      de agosto

    • Natividad de la Ssma Virgen - 21 de septiembre





    • Exaltación de la Cruz del Señor - 27 de
      septiembre


    • La entrada al templo de la Ssma Virgen Maria - 4
      de diciembre

Después de la fiesta de la Ssma Trinidad
comienza a alternarse de manera los "8 tonos" - en el canto
y en las lecturas diarias de las epístolas y del Evangelio.

B) Ciclo semanal de
los servicios eclesiásticos, (que existe además del anual):
depende del acontecimiento sagrado, o el santo al que se
dedica cada día de la semana. Así, el día domingo se dedica
a la Resurrección de Jesucristo, el lunes - a los ángeles;
el martes - a los profetas con san Juan Bautista a la
cabeza; los miércoles y viernes - a la conmemoración de la
pasión del Salvador en la Cruz (son días de ayuno): el
 miércoles
Judas de Iscariote traicionó a Jesucristo a los sumos
sacerdotes judíos, además el miércoles se conmemora a la
Madre de Dios, El jueves se recuerdan los santos apóstoles y
sus sucesores (los obispos), entre los cuales San Nicolás,
el Milagroso s
e venera
muy especialmente. El sábado se recuerdan los santos monjes,
los mártires y todos los santos, y también todos los
difuntos. (En el lenguaje eclesiástico eslavo el nombre
actual de la semana "nedelia" significa el domingo, "día sin
quehaceres munda
nos," y
los 7 días de la semana se llaman "sedmiza," o sea "grupo de
los 7."
C) Los ciclos diarios de
los servicios eclesiásticos
.

Siguiendo la tradición bíblica, el día se
comienza en la tarde ("Y atardeció y amaneció: día primero,"
Génesis 1:5). Por eso el primer servicio del día
eclesiástico - es el de "Vísperas" . El total de los
servicios durante las 24 horas son 9:"Víspera," el "oficio
de Medianoche," los "Maitines," las "Horas" (1ª, 3ª, 6ª, y
9ª) (Prima, Tercia, Sexta y Nona) y la Divina Liturgia.
Estos oficios en su totalidad se cumplan en los monasterios
y en algunas catedrales muy concurridas.
"Vísperas" es el oficio en el final del
día, al atardecer, En ella los fieles agradecen al Señor por
el día pasado y piden Su bondad para la Tarde. (Povecherie -
son oraciones antes de acostarse, pidiendo a Dios perdón por
los pecados y la defensa del diablo durante la noche).
El "Oficio de Medianoche" es de carácter
monástico, en recuerdo de oración del Salvador en Getsemaní.
Las oraciones de medianoche llaman a velar y estar siempre
preparados para el día del Juicio Final, que llegará de
súbito, como el Novio en la de medianoche. (Parábola de las
10 vírgenes).

Los "Maitines" - se celebran en la madrugada antes de la
aurora. En el agradecemos a Dios por la noche
pasada y pedimos ayuda para el día venidero.
La "Horas" - son oficios muy
cortos, que se leen en transcurso del día, sin canto. (La
hora "Prima") La 1ª hora corresponde a las 7 de la mañana,
porque en antigüedad la antigüedad las horas se contaban
desde la salida del sol. En la hora 3ª (hora "Tercia") (9 de
la mañana) se recuerda el descenso del Espíritu Santo sobre
los apóstoles. El la hora 6ª (hora "Sexta") (12 del
mediodía) - la crucifixión de Nuestro Señor Jesucristo. En
la (hora "Nona") 9ª (3 
de
la tarde) - la muerte del Salvador en la Cruz.
El oficio mas importante, la
Liturgia (Misa) - se celebra antes del mediodía. En la
Liturgia ante la mirada espiritual del orante se presenta
toda la vida terrenal del Salvador. Sobre todo la Santa
Cena, cuando el Señor estableció el sacramento de Comunión.
En este Sacramento sucede un milagro: el Espíritu Santo
desciende sobre el pan y vino y los trasmuta. El pan se
convierte en verdadero Cuerpo de Cristo y el vino del cáliz
- en la verdadera sangre de Cri
sto.
En los monasterios antiguos todos los oficios se celebraban
en su tiempo indicado. Después, en las parroquias, para la
comodidad los oficios fueron unidos en dos grupos: el de la
tarde y el matutino. En el oficio de la tarde entraron las
Vísperas, Mai
tines y la
1ª hora. En el matutino - 3ª y 6ª hora y Liturgia. En las
parroquias se omiten los otros oficios.

En la víspera de las fiestas y de los
domingos el oficio de la tarde se celebra con mas solemnidad
y se llama (vigilia) trasnoche, o sea - toda la noche, en
recuerdo de los tiempos antiguos, que el servicio duraba
toda la noche y terminaba en la mañana con la Liturgia.



Los rangos
del sacerdocio

Los
apóstoles establecieron 3 (órdenes) rangos de jerarquía
sacerdotal: el obispo, el presbítero o sacerdote y el
diácono. Ellos reciben la Gracia del Espíritu Santo para
servir a la Iglesia. La ordenación se recibe por manos del
Obispo, impuestas para ordenar a los sacerdotes y diáconos.
Los Obispos reciben
el máximo grado de la gracia. Los obispos son todos iguales
en el grado de gracia, pero por sus obligaciones
administrativos se dividen en obispos, vicarios, arzobispos,
metropolitanos y patriarcas. A los obispos, además de la
celebración de todos los oficios y la predicación
propagación de
la palabra
de Dios, les pertenece el derecho de ordenar, de consagrar
el Miron (el Santo Crisma), los antimensios y los templos, y
dirigir los asuntos en las parroquias subordinadas. Los
candidatos a obispos se escogen únicamente de entre los
monjes.
Los Sacerdotes (en
griego ieréi)
reciben la gracia para celebrar, con la bendición de su
obispo, los oficios eclesiásticos y los sacramentos
(excluyendo la ordenación), predicar la palabra de Dios y
dirigir los asuntos en su parroquia. Los sacerdotes de mas
ran
go se llaman protoierei.
Los sacerdotes monjes se llaman hieromonjes,
más alto rango es igúmeno (superior monástico) y mas alto
aun - archimandrita (abad mitrado).
Diácono en
griego significa servidor. Los diáconos ayudan a los obispos
y sacerdotes, pero por su propia cuenta no pueden oficiar.
El servicio de diácono adorna el oficio, pero no es
obligatorio y algunos templos no tienen diáconos. El primer
diácono, que sirve al obispo se llama protodiácono 
,
o si es monje -archidiácono.
En el oficio también toman
parte el lector,
quien lee las oraciones y salmos y además puede cantar en el 
cleros.
Muchas veces en el cleros ayudan
los feligreses, que saben cantar y leer los textos. El coro
con su director ayudan a la solemnidad de los oficios.
El clero del Templo junto con
los feligreses forman una familia espiritual - la pequeña
iglesia. Todos los miembros de esta iglesia deben tener una
meta: salvar su alma y ayudar a la salvación de otros. Los
miembros fijos de tal o cual templo se llaman feligreses. En
s
u templo
ellos se confiesan y reciben la Comunión, se casan, aquí
traen a sus hijos para bautizarlos y a los difuntos para el
servicio de despedida antes del entierro.

Cada cristiano ortodoxo debe ser feligrés
de algún templo, considerarlo como su casa sagrada
principal, preocuparse de su bienestar, y también por el
sostenimiento económico de las personas, ocupadas en el
servicio del templo.



Las vestiduras sagradas.

Para oficiar las misas el clero se
viste en vestiduras sagradas, adornadas con cruces.
Las vestiduras del
diácono
: estijarion
(túnica), orarion y sobremangas o puños
. El Estijarion es
una vestimenta larga, abierto arriba para la cabeza y con
las mangas amplias. Este tipo de vestimenta pueden llevarla
los monaguillos y los salmistas .
El Orarion -
es una banda larga y ancha de la misma tela del estijarion y
se usa sobre el hombro izquierdo encima del estijarion. Las Sobremangas o
puños se ponen en las muñecas para mayor comodidad durante
el oficio.
Las vestiduras del sacerdote:
Túnica, Epitrajilio, cinturón (faja), sobremangas y felonio. Túnica -
es una especie de estijarion. Se hace de la tela fina con
las mangas estrechas y tirillas con las cuales se fija al
puño. Encima de la túnica se pone el 
felonio.
Epitrajilio (estola) es
semejante al orarion
del diácono pero rodea el cuello y sus dos puntas descienden
por delante sobre el pecho hasta muy abajo ; para mayor
comodidad las dos partes delanteras están unidas con
botones. Sin el Epitrajilio el sacerdote no puede oficiar
ningún oficio divi
no,
como el diácono sin el orarion. El ceñidor o faja se pone
encima del epitrajilio y de la túnica para tener mas
libertad de acción durante el oficio. El Felonio se pone
encima de otras vestiduras. El Felonio es largo y ancho, sin
mangas, tiene arriba un
a abertura
para la cabeza y adelante un gran recorte para dar libre
acción a las manos. Por su aspecto el felonio nos recuerda
aquel manto escarlata, el cual le echaron encima al Salvador
durante su pasión. Encima de felonio el sacerdote tiene
puesta una c
ruz
pectoral. Algunos sacerdotes, con los años reciben
condecoraciones: la 
skufia (un
birrete violeta, en forma de cono); la sobre-cadera (un
paño rectangular que cuelga sobre el lado derecho); el 
kamilavka -
un gorro especial; la cruz
de oro
; la Pálitza - rectángulo
de tela dura con forma del rombo, que queda suspendido a la
altura del muslo derecho y representa la Espada del Espíritu
Santo, "la cual es la Palabra de Dios..."
Las vestiduras del obispo (arzobispo):
La túnica, el epitrajilio, las sobremangas y el ceñidor ,
como los de sacerdote; pero en lugar del felonio, los
obispos se ponen "Sakkos," una dalmática parecida al
estijarion, pero acortado abajo y con las mangas mas cortas.
Por encima del sakkos los obispos llevan el
omoforion (estola
episcopal) que
es una pieza larga y ancha, adornada con las cruces, puesta
sobre los hombros, cayendo una parte hacia adelante y la
otra, pasando el hombro izquierdo, queda hacia atrás. Sin el
omoforion el obispo no puede oficiar ningún oficio divino:
esta vestidur
a le
recuerda, que el debe preocuparse para salvación de los
extraviados, como el buen Pastor Evangélico, quien, al
encontrar a la oveja perdida, la lleva a la casa en sus
hombros. En el muslo derecho el obispo pone la pálitza 
-
pieza en forma de rombo. En el
pecho por encima del sakkos, además de la cruz, el obispo
lleva la Panagía - pequeño icono ovalado o redondo del
Salvador o de la Madre de Dios, generalmente adornado con
piedras preciosas.
Durante el oficio los obispos
usan un bastón - el Báculo
Pasto
ral,
como símbolo de la máxima autoridad pastoral. En el oficio
divino en el templo el obispo tiene puesta la 
Mitra,
que es como una corona en la cabeza, adornada con iconos y
piedras preciosas. Debajo de los pies, durante el oficio, al
obispo le ponen alfombrillas
redondas con la imagen del águila, que vuela sobre la
ciudad.

El color de las vestiduras corresponde a
las fiestas y periodos del calendario eclesiástico. La mayor
parte del año se usan vestiduras doradas. En las fiestas en
honor de la Virgen - azul celeste. En periodo de Pascua o de
Navidad - blancas. Durante Cuaresma, los días de semana y en
la Semana Santa - negros. En los sábados y domingos de la
Cuaresma - rojos. En Pentecostés y el Domingo de Ramos -
verdes.



La bendición del sacerdote.

Los
obispos y los sacerdotes son portadores de la gracia Divina.
Ellos han sido llamados para educar y consagrar a los
creyentes e invocar la bendición de Dios sobre ellos.
Todavía en los tiempos del Antiguo. Testamento. Dios ordenó
a los sacerdotes: 
"Bendicen
a los hijos de
 Israel,
diciéndole : Que Dios te bendiga y te ayude... que invoquen
así Mi nombre sobre los hijos de los israelitas y Yo los
bendeciré"
 (Num.
6:23-27). La fuerza espiritual mas grande todavía les da a
los creyentes la bendición sacerdotal del Nuevo Testamento.
Bendiciendo, el sacerdote sigue el ejemplo del Salvador,
Quien, abrazando a los niños, impuso sus manos sobre ellos,
y los bendijo (Mc. 10:16; Luc. 24:50).
Cuando el sacerdote bendice en forma de la cruz, pone los
dedos de tal manera que
representan las iniciales del nombre el Señor -XP
(Jesús-Cristo) . Al recibir la bendición se pone la palma de
mano derecha sobre la izquierda hacia arriba y se pide:
Bendíceme, Padre (o Bendíceme, Señor,). Esa bendición se
debe recibir con plen
a fe de obtener la gracia de
Dios, y es costumbre besar la mano del que bendice, como si
fuera la mano invisible del Salvador.


Velas y prósforas

Todo lo
que tenemos y de que disfrutamos - es un don de Dios. De
aquí resulta el deber natural para agradecer a Dios. Desde
los tiempos inmemorables la gente expresaba su
agradecimiento a Dios en forma de sacrificios de sus frutos
y rebaños. La Palabra de Dios educaba a los antiguos judíos:
"Llevarás a la casa de tu Dios, las mejores primicias de tu
suelo" (E
x. 23:19).
Cuando iban al templo, había que llevar sin falta algo para
agradecer a Dios, como dice Señor: "Nadie se presentara
delante de Mi con las manos vacías" (Gen. 4;2-4; Ex.
23:15-19; Num. 15:18-21; Lev. 223;34-40; 1 Cor. 16:27).
De igual manera nosotros,
cuando pedimos a Dios en el templo los diferentes dones y
ayuda, no debemos quedarnos estériles e ingratos. Nuestras
oblaciones van para la manutención y el embellecimiento del
templo, para ayuda a los clérigos, que dedican su vida para
servir a Dio
s y
al prójimo, y también para la ayuda a los necesitados, que
piden ayuda a la Iglesia. En los tiempos de los Apóstoles,
los cristianos llevaban a la iglesia óleo, vino, incienso y
la cera, que son necesarios para los oficios divinos.
También la miel, dis
tintos
productos y donaciones para el "ágape" cena de caridad (cena
en la cual los cristianos acomodados traían comida para los
creyentes , sobre todo para los miembros pobres de la
comunidad y los necesitados. Paulatinamente, estas
donaciones se concretar
on
fundamentalmente en dos - las velas y las prósforas.

La vela expresa el calor de nuestra fe.
La prósfora se entrega, como oblación a Dios, para
recordatorio de los familiares y conocidos, cuyos nombres se
anotan en forma completa, pero sin apellidos.



Libros de Oficio

Todos los
Oficios Divinos de la Iglesia Ortodoxa tienen sus partes
invariables y variables, además están las partes destinadas
a los celebrantes y las que usa el Lector y el Coro, no
pudiendo reunirse todo esto en un solo libro. A continuación
nombraremos algunos de los más usuales:
El Libro de los Oficios que
contiene el Liturgicón y los Formularios de las Vísperas, de
los Matutines y diversas variaciones de éstos Oficios, para
los Ministros celebrantes. (Permanece en el Santuario).
Oktoij contiene
las partes variables según
los ocho tonos
, para los Domingos y para toda la
semana.
Minea de todo el año (12 libros) que
contienen las partes variables de
acuerdo al santo del día de
todo el año. Faltando una tal Minea en la Iglesia, se usan
los formularios comunes a grupos de Santos (e.d. para todos
los Apóstoles, Profetas, Mártires, etc.) incluidos casi
siempre en el "Libro de las Horas."

Minea de las principales fiestas del año (también
incluida en la Minea General de todo el año).

Triod de la Gran Cuaresma -
Libro que contiene las partes variables que se intercalan en
los Oficios Divinos del período de la Gran Cuaresma.
Triod Colorada - Libro
que contiene las partes variables del período de los
cincuenta días que comienza con Pascua y terminan con
Pentecostés (incl. las dos fiestas) y también los dos
domingos subsiguientes al Pentecostés.
Libro de las Horas - contiene
además de las horas, las partes invariables (para todo el
año y para la Gran Cuaresma) de t
odos los Oficios
Divinos del Ciclo 24 horas para a uso del Lector y del Coro.
Para mayor comodidad a este libro se le agrega casi siempre:
el Oktoij
Dominical y la Minea
común de Santos.
Trebnik - Libro
para los Oficios especiales, particularmente pedidos (7
Sacramentos, requiem, tedeum, etc.).
Tipicon -
Calendario invariable para todo el año y reglamentos
especiales para la celebración de Oficios Divinos.


Inclinaciones

Las
"metanías" o inclinaciones de medio cuerpo (tocando el piso
con la mano), el arrodillarse , el santiguarse , la
elevación de brazos, la inclinación de la cabeza y los besos
a los iconos - todo esto es expresión de la conducta
cristiana, de la cual apóstol dice: "Ofreced vuestros
cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dio
s;
tal sea vuestro culto espiritual" (Rom. 12:1). Conscientes
de nuestro impropio ante Dios, nosotros con humildad nos
postramos ante Él . Los inclinaciones pueden ser de medio
cuerpo (metanías) , cuando arrodillados tocamos la tierra
con la cabeza (proskí
nesis
o postración). Sin embargo, con raras excepciones no se
acostumbren rezar en el templo arrodillados, Este tipo de
oración es mas adecuado a solas, aparte.


Ayunos

Para la
renovación espiritual del hombre ayudan dos hechos: oración
y el ayuno. Todos los justos se salvaron no solamente por la
oración, sino también por el ayuno. Los cristianos antiguos
durante el ayuno o no comían nada, o la comida mas simple:
pan y agua. Actualmente los ayunos se volvieron menos
estrictos, pero es debido abstenerse
 de
toda clase de carne y de los productos lácteos; de todo tipo
de excesos, sino profundizarse en la oración y meditación
sobre Dios. El ayuno desarrolla la costumbre de abstinencia,
ayuda a refrenar las pasiones, contribuye a fortalecer el
espíritu a cue
nta de la debilidad corporal.
Los ayunos están establecidos
en la antigua Iglesia cristiana según el ejemplo de
Jesucristo, Quien ayunó 40 días, y según su mandamiento
sobre el ayuno (Mat. 6:16-18). Los ayunos se dividen en
ayunos por día y ayunos por periodo. Los primeros abarcan
los miércoles y viernes de cada semana con excepción de las
"semanas enteras" (cuando hay una celebración importante)
Semanas sin ayuno son: la después de Pascua, de la Trinidad,
periodo Navideño hasta la víspera de Epifanía, sem
ana
del fariseo y antes del Cuaresma Pascual, y algunos durante
el año.
Entre los ayunos por período,
el principal es de Cuaresma, que comienza 7 semanas antes de
Pascua. La ultima semana es la semana de la Pasión, en la
cual se recuerdan las pasiones del Salvador. El viernes de
la semana de la Pasión se acostumbra de no comer hasta el
traslado del "epitafio." Otros periodos de ayuno son: 1)
Ayuno de Asunción de 2 semanas (1-15 de agosto). 2) Ayuno de
los Apóstoles Pedro y Pablo, que comienza después de la
 semana
entera de Trinidad hasta 12 de julio. 3) Ayuno Navideño -
del 28 de noviembre hasta 6 de enero. El ultimo día, la
Víspera, es especialmente estricto, se permite comer después
de la aparición de la primera estrella.


Las reglas de
conducta en el templo

La
santidad del templo exige un comportamiento especialmente
respetuoso. Ap. Pablo enseña, que en las reuniones para
oración "Hágase todo con decoro y orden." Con este fin están
establecidas las siguientes reglas:
    • Para que la presencia en el templo
      seria útil, es importante pensar todavía en el
      camino, que aspiramos presentarse ante el Rey
      Celestial, ante Quien con trepidación están
      presentes millares de ángeles y de los santos.






    • Señor no es severo para los piadosos ante El,
      pero con misericordia llama a todos, diciendo:
      "Venid a Mi todos los que estáis fatigados y
      sobrecargados, y Yo os daré descanso."
      Apaciguamiento, fortalecimiento y lucidez del alma -
      son las metas de ir al Templo.


    • Se debe venir al templo con ropa limpia y
      decente, como lo exige
      el sitio sagrado. Las ; también mujeres deben
      demostrar modestia cristiana y no tener vestidos
      demasiado cortos y abiertos, o en pantalones,
      también quitar la pintura de los labios, para no
      dejar huellas en los iconos, la cruz y el cáliz.





    • Al entrar al templo
      se debe persignarse sin apuro e inclinarse hasta la
      cintura en dirección hacia el altar, diciendo
      mentalmente: Dios, ten piedad de mi, pecador; o
      Dios, purifica a mi, pecador y ten piedad de mi.






    • Después de eso se compran las velas y se colocan
      el los candelabros ante los iconos, como su donación
      a Dios. Si vino temprano en la Liturgia, puede
      comprar la prósfora y entregar con su lista de
      nombres por la salud de los vivos, o por el reposo
      de los difuntos.

    • Después de besar el
      icono principal del Templo y otros, con calma, sin
      empujar a nadie, pase a un sitio donde va a rezar
      durante el oficio divino. Si está pasando en frente
      de la Puerta Real, pare para persignarse e
      inclinarse hacia el trono. La costumbre es que los
      hombres estén parados
       del
      lado derecho, y las mujeres - a la izquierda. Nártex
      debe quedar libre para poder pasar.



    • Sin falta se debe
      venir a la iglesia para el comienzo del oficio
      divino. Si por algún motivo llega tarde, no hay que
      estorbar la oración de otra gente. Es prohibido
      caminar por el Templo durante la lectura del
      Evangelio, o el canto del himno Querúbico (Himno de
      los Querubines), o del Canon Eucarístico (desde el
      himno :Digno y justo es,,, hasta el Himno de la
      Virgen: "Digno es verdaderamente"), o durante el
      canto
       del
      "Padre Nuestro." Solamente al terminar estas
      importantes partes del oficio se puede pasar a su
      puesto en la Iglesia.


    • A la gente conocida
      se saluda calladamente con la inclinación de la
      cabeza, nunca con la mano y no haciendo ningunas
      preguntas duran
      te el oficio divino. No hay
      que ser curioso, observando a los que rodean. No se
      admiten conversaciones ajenas o bromas, lo que es
      pecado.


    • En la Iglesia se
      debe estar parado. Se permite sentarse en el caso de
      malestar o debilidad física, o a las personas
       de
      mucha edad.


    • Hay que rezar como participante del oficio
      divino y no solamente como publico presente. Todas
      las oraciones y cantos oídos que salen de tu corazón
      también.

    • A oír las palabras de bendición a todos, como,
      por ejemplo: "Paz a todos," "La gracia del Señor
      nuestro Jesucristo" y otras semejantes, se inclina
      la cabeza sin persignarse, igual para la
      incensación.


    • No se debe salir de la iglesia hasta el final
      del oficio divino, porque es falta de respeto al
      Templo y distrae a otros de la oración.





    • Para la Comunión acérquese piadosamente con las
      manos sobre el pecho en forma de cruz, sin
      persignarse (para no empujar al Cáliz), con cuidado
      da el bezo al Cáliz, y después de tomar la "tibieza,
      regrese a su sitio, agradeciendo a Dios. La mujeres
      se acercan al Cáliz con la cabeza cubierta y labios
      sin pintura.


    • Al ver personas con ropas inadecuadas o violando
      las reglas, hay que avisar al intendente, pero por
      su cuenta no hay que decir nada
      y no llamar atención.



    • Al salir del templo, persignase y trate de
      conservar la gracia recibida por el resto del día.





La preparación para
la confesión y la Comunión


"Tomad el Cuerpo de Cristo,
Gustad de la Fuente Inmortal."

La
Confesión y la Comunión - dos fuertes remedios para la
renovación espiritual. En antigüedad los cristianos
comulgaban cada domingo, y se confesaban según la necesidad.
Quien se prepara para recibir
la Santa Comunión debe compenetrarse con profunda conciencia
de sus pecados y de su insignificancia ante Dios. Debe
reconciliarse con todos y cuidarse de los sentimientos de
malicia e irritación, contenerse de censurar a otros, de
pensamientos impuros, de conversaciones superfluas ,
abstenerse de vanas y pecaminosas diversiones 
(televisores,
cines, música fuerte) etc. Se debe meditar sobre la grandeza
del Sacramento de Comunión, pasando el tiempo, según lo
posible, en soledad, lecturas espirituales y meditación.
La persona que desea comulgar,
debería la víspera confesarse durante el oficio divino de la
tarde. Traer a Dios el sincero arrepentimiento de los
pecados cometidos, abrir su alma ante el sacerdote, sin
esconder nada, con el firme propósito de corregir su vida.
Durante la confesión es mejor no esperar las preguntas del
sac
erdote, sino decir
uno mismo todo lo que pesa en su alma y no justificarse a si
mismo, pasando la culpa a otros. Después de la confesión ,
es necesario tomar la decisión de mejorar y no repetir los
pecados cometidos anteriormente.

Antes de la Comunión hay que leer las
oraciones preparatorias a , y también con sus propias
palabras pedir a Dios la bondad y la renovación espiritual.
Para recibir la Comunión hay que estar en ayunas: desde
medianoche no se puede comer, beber ni fumar.

Nota: es posible confesarse por
la mañana también, pero antes de la Liturgia y no durante
ella. Confesarse durante la Liturgia demuestra falta de
respeto a la confesión, que será de prisa por falta de
tiempo y que además interrumpe la continuidad del oficio
divino.


Conclusión

En este
folleto hemos presentado la historia de aparición del Templo
y su desarrollo, , el significado de los diferentes objetos
que hay en él, los principales oficios sagrados, los ciclos
diarios, semanales y anuales; hemos recordado las reglas
básicas de la conducta en el templo, explicando el
significado de la Comunión y como el cristiano se debe
preparar a ella.
Ya en el camino hacia la iglesia, nos debemos disponerse
adecuadamente y recordar que estamos entrando en un mundo
diferente, distinto del mundo
común lleno de vanidad y tentaciones. Aquí nos presentamos
ante nuestro Creador y Salvador, aquí conjuntamente con los
ángeles y los santos le traemos nuestra ofrenda de alabanza
y agradecimiento.
Para que nuestra estadía en la
Iglesia sea útil para nuestra alma, es necesario
concentrarse en el contenido de los oficios divinos, meditar
y ahondar en ellos. La oración comunitaria en la iglesia
tiene una fuerza de renovación grandísima. Esta oración,
dadora de gracia, recibida conscientemente, limpia la c
onciencia,
apacigua el alma, perfecciona y fortalece la fe, enciende el
amor a Dios en el corazón.

Así que vamos a valorar nuestra iglesia
ortodoxa, como una isla del cielo sobre la tierra pecadora.
Vamos a contribuir a su belleza y a la dignidad de los
servicios sagrados oficiados en ella. Y el Señor, generoso y
misericordioso, nos enviará sus dones espirituales y
terrenales, para que nosotros, protegidos con su
todopoderosa ayuda, seamos dignos de la vida eterna en su
Reino Celestial. . Amén.



 
El Templo y
Su Estructura




 
Las iglesias orientales, de modo
especial las de rito bizantino conservan en su plan
estructural el modelo de las basílicas constantinianas.
Construidas éstas, a su vez, según el delineamiento general
de las basílicas profanas, bueno será remontarse a ellas
para comprender la disposición y distribución de sus
diversas partes.
Eran las basílicas profanas amplios edificios públicos,
rodeados de pórticos, donde el pueblo encontraba abrigo para
tratar sus asuntos comerciales o judiciales, e incluso para
distraer sus ocios.
Su planta, de forma rectangular, se dividía en tres naves
por medio de dos hileras de columnas. Dentro de este plano,
tres secciones aparecían bien característicamente
determinadas: las naves, el transepto -así
llamado por hallarse emplazado más allá de la barrera (trans
septum) que separaba esta parte de la nave principal de las
otras naves y de las dos extremidades de la misma principal-
que era el
lugar destinado a los juristas, y, finalmente, el ábside, donde
se colocaban el tribunal y los asientos para los jueces.
La nave central, más elevada que las laterales, permitía, a
causa de su misma elevación, la solución de un doble
problema capital: la iluminación del edificio y la
visualidad de las galerías erigidas sobre las naves
laterales y destinadas a los ociosos y los espectadores.
Todo esto por lo que respecta al interior del edificio; en
cuanto a su exterior, las basílicas profanas se
caracterizaban por su extrema sencillez. Puede decirse que
todo adorno quedaba reducido a una simple ventana de forma
circular (óculus) abierta
en el frontispicio, correspondiente al encuadramiento de las
vertientes de la. techumbre, y al pórtico,levantado
delante de la fachada, que daba una nota de solemnidad al
lugar de acceso.
Tal era, en esquema, el plan estructural de la basílica,
conforme al cual se erigieron las antiguas basílicas
cristianas, comúnmente llamadas constantinianas, y
cuyo delineamiento, en lo esencial, es fácil descubrir en
las iglesias orientales antiguas y modernas.

Plan general
de las basílicas constantinianas

La distribución de las basílicas
constantinianas, aun siendo subsidiaria en lo esencial de
las basílicas profanas, cuya estructura general reproduce,
recibieron sin embargo su característica peculiar del nuevo
uso a que se las destinó, a saber, las celebraciones del
culto litúrgico.
En el fondo del ábside, un trono de mármol blanco (thronos o cathedra) señalaba
el lugar del obispo, presidente de la asamblea litúrgica. En
derredor suyo se colocaban los sacerdotes formando el
llamado presbyterium (asamblea
de ancianos) y que los griegos denominan synthronon. Los
clérigos inferiores ocupaban el transepto, y allí cantaban y
salmodiaban, alternando a dos coros, de donde el nombre de choros dado
a este lugar. En la parte superior de éste se colocaba el
altar; y a derecha e izquierda se elevaban dos tribunas o ambones desde
los que se leía la Epístola y el Evangelio. Las naves
laterales estaban destinadas a los fieles: la derecha a los
hombres y la izquierda a las mujeres. La nave central
quedaba libre, con el fin de permitir los movimientos del
clero. En el extremo de esta nave más cercano al coro,
denominado solea o liminar, recibían
la comunión aquellos a quienes la entrada en el coro les
estaba prohibida. Esto explica el que dicho lugar estuviera
más ricamente pavimentado que el resto de la nave. Las
galerías superiores estaban destinadas a las vírgenes y
viudas consagradas a Dios, y de ahí el nombre de gineceo con
que se las designaba.
El nártex o pronaos, especie
de pórtico cerrado, daba acceso al templo por medio de tres
puertas correspondientes a las tres naves. Era además el
lugar destinado a los catecúmenos y a los penitentes de
segunda clase (audientes) hasta
tanto fuesen admitidos al bautismo o a la reconciliación,
respectivamente
No sin frecuencia, el nártex estaba precedido por un atrio, especie
de patio abierto y bordeado de pórticos, en cuyo centro se
colocaba una fuente (cantharon,
labron, nymphaion, phialla), 
en
la que los fieles lavaban sus manos y rostro en señal de
purificación.
En los pórticos de este atrio permanecían los penitentes de
la primera clase (plorantes) hasta
pasar al grado de audientes. Finalmente,
un segundo pórtico (exonartes), especie
de peristilo abierto, precedía, en algunos casos, al
susodicho atrio. En este nártex exterior debían permanecer
los pecadores públicos, separados de la comunión de los
fieles.
A todos estos diversos elementos del edificio basilical hay
que añadir el secretarium, llamado
por los griegos diakonikón, que.
corresponde a las sacristías, y el oblationarium o gazophylakión, destinado
a depositar las ofrendas de los fieles.
Tal era, en general, la estructura de la basílica
constantiniana. Muy pronto, sin embargo, la arquitectura
cristiana vio ampliarse su horizonte. A las iglesias de
plano basilical se añadieron enseguida los edificios de
planta central con domo o
cúpula esférica, tales como San Vidal de Rávena, San Sergio
de Constantinopla, etcétera. De la combinación de la planta
central con la planta basilical surgió un nuevo género
arquitectónico: la iglesia de cúpula (tholos,
trulos), 
cuyo
máximo exponente fue Santa Sofía de Constantinopla. El
desarrollo sucesivo y la adaptación funcional de los
diversos elementos condujo al tipo, clásico en Oriente, de
la iglesia en forma de cruz griega.

Características y
disposición general
de las iglesias orientales

Al hablar ahora de las iglesias
orientales, queremos aclarar una vez más que tomamos como
modelo la basílica bizantina. A. ello nos mueven dos razones
fundamentales: en primer lugar, que, las iglesias de los
otros ritos guardan, en general, su misma distribución y
estructura; y en segundo término, que sólo las iglesias
mayores, de tipo basilical, y no las menores, pueden darnos
una, idea clara y completa de esa misma distribución y
estructura.
La basílica bizantina ofrece, al que la observa desde el
exterior, la forma de un rectángulo con un anexo de forma
absidal. Este anexo, colocado siempre en el lado opuesto a
la entrada, está dirigido preferentemente, dada la
orientación del edificio, hacia el Oriente, quedando, por
tanto, la entrada al Occidente. El simbolismo de esta
orientación es palmario, como tendremos ocasión de ver.
En cuanto al interior, la semejanza con el tipo basilical
común es grande. Dos columnatas y los cuatro grandes pilares
que sostienen la cúpula dividen la basílica en sus diversos
compartimientos. El área del ábside, casi siempre
sobreelevada con relación a la planta del edificio, se
extiende en forma de hemiciclo, formando, propiamente, el
santuario en el que se colocan el altar y el trono del
obispo. Este carácter sagrado del ábside está bien señalado
por los diversos nombres con que se lo designa: hagion
bema 
(santo
bema), hierateion (sagrario), hagia
ton hagion 
(Santo
de los Santos).

El iconostasio

Ya hemos dicho más arriba que el
ábside aparece al exterior como un anexo o apéndice del
edificio. Pues bien: por dentro se encuentra también aislado
del resto del edificio por una especie de mampara fija de
madera o mármol, ricamente decorada con imágenes sagradas.
Es el comúnmente llamadoiconostasio (eikonostasis). Debemos
advertir, sin embargo, que este término no es original, ni
tampoco hasta punto oficial que haya desplazado otras
denominaciones. Así, por ejemplo, se le da a veces el nombre
de katapésmata, indicando
que, en su origen, consistía en una gran cortina, recuerdo,
a su vez, del velo existente en el templo de Jerusalén. Esta
cortina subsiste todavía entre los armenios. El término de cancela
(kinklides) 
con
que también se lo designa, pudo ser exacto en otro tiempo en
que estaba constituido por una especie de reja, pero ahora
resulta del todo inadecuado, ya que más que una reja de
separación es un verdadero muro cerrado. Otro tanto cabe
decirse de los términos dryphakta y diástyla. El
primero indica una barrera de madera y el segundo es una
palabra clásica para significar una construcción con
columnas espaciadas por una distancia de seis módulos. Es
evidente que al denominardiástyla al
elemento de que venimos hablando se amplía el significado
clásico para designar, simplemente, una barrera construida
entre columnas.
En cuanto al nombre iconostasio
(eikonóstasis, eikonostasion), 
su
empleo es de fecha más reciente. Es cierto que el término se
encuentra ya en Codinus (De
officiis aulae byzantinae, 
c.
VI, P. G., t.
CLVII, col. 61 D.), pero en sentido bastante diferente. Se
trata allí de un pedestal colocado en una sala del palacio
para poner sobre él, en la vigilia de Navidad, la imagen del
Salvador y otras imágenes. Según H. Brockhaus, el empleo
definitivo del término iconostasio para
designar conjuntamente el muro que separa el ábside del
resto del templo y las imágenes en él colocadas, es de
origen ruso. Entre los griegos, según dicho autor, iconostasio correspondería
a cada una de las tres partes en que se divide dicho muro,
con sus respectivas imágenes; y templon seria
el término para designar todo el conjunto.
Conviene advertir que los modernos iconostasios, fruto de
una progresiva evolución, están muy lejos de su sencillo
delineamiento originario y de evocar la idea exacta de lo
que fue en un principio. Parece ser que la excesiva
acumulación de iconos fue causa, primero en Rusia y luego en
el resto del Oriente, de que la primitiva barrera fuera
elevándose más y más hasta llegar a las altas proporciones
que caracterizan a los actuales iconostasios.
Mas como se han generalizado bastante ciertas inexactitudes
respecto a dicha evolución, será útil dar aquí algunas
indicaciones históricas.
"La arquitectura de las antiguas iglesias que se han
conservado -escribe S. D. Filimonoff- nos demuestran que los
iconostasios, tales como hoy día los conocemos, están lejos
de corresponder a una costumbre primordial, y que durante
los primeros siglos del cristianismo las iglesias (el autor
habla de las iglesias rusas, pero podemos hacerlo extensivo
a todas las iglesias orientales) presentaban un
delineamiento más conforme con los principios del arte
bizantino. Por lo que al iconostasio se refiere -explica
Filimonoff-, en un principio consistió en una reja baja o
cancela que aislaba el altar. Más tarde, en la edad de oro
de Bizancio, la cancela fue sustituida por una barrera baja
en forma de columnata y arcadas, que soportaba un
entablamiento bastante bajo. En esta forma se conserva
todavía en algunas iglesias de la región balcánica
pertenecientes a los siglos X al
XIII. Dentro de los módulos artísticos de la iglesia
bizantina, esta barrera tenía fundamentalmente una función
arquitectónica, pero ofrecía, por su parte, un magnífico
pretexto para colocar en ellas imágenes decorativas, como se
hizo, en efecto. Los iconos portátiles tuvieron también su
lugar sobre los pilares de esta barrera. La Pintura, por su
parte, constituyó el elemento decorativo de los muros,
brillantes con el esplendor de sus frescos y sus mosaicos."
()
Este texto de Filimonoff nos da una idea justa de los
principios arquitectónicos y decorativos del arte bizantino;
en el que, escultura y pintura se armonizan . Si, para dar
cabida al elemento escultural nada se prestaba mejor que la
barrera de mármol o piedra de que hemos hablado, sin embargo
ésta debía ser baja a fin de no impedir la visión del fondo
del ábside en el que resaltaba la maravilla de las obras
pictóricas.
Esto nos permite concluir que no puede ser originario del
arte bizantino ese tipo moderno de iconostasio, elevado y
abigarrado de pinturas. Su origen debe buscarse en una
influencia ajena a los cánones artísticos bizantinos. Y como
dice Mouratoff: "No es temerario considerar esta revolución
introducida en el estilo original como un efecto de la
influencia rusa, pues está en la más perfecta armonía con
las exigencias de su estética nacional." ()
Parece cierto que el origen exacto de esta innovación hay
que buscarlo en Novgorod y en su región, donde aparecieron
los primeros iconostasios en madera, a fines del siglo XIV y
principios del XV. ¿Cómo, empero, pudo extenderse esta
innovación en todo el Oriente? La explicación la da
suficientemente el hecho de la creciente influencia de los
artistas rusos, junto con una tendencia, popular muy
acentuada a la exageración en el culto de las imágenes, que
habían sobrevivido a la victoria sobre los iconoclastas.
El iconostasio tiene tres puertas. En el centro, la puerta
real 
o puerta
santa, 
reservada
a los obispos y a los sacerdotes oficiantes; los diáconos no
pueden franquearla sino en algunos momentos especialmente
solemnes, durante el desempeño de su oficio. Si las hojas de
las puertas no son suficientemente elevadas para. ocultar
totalmente el altar, lo que acontece con frecuencia,
entonces se añade una cortina (velothyron) que
cierra la parte superior y que solamente se descorre en
aquellos momentos, previstos por el ceremonial, en los
cuales pueden los fieles ver el altar. A la derecha se halla
la puerta diaconal, reservada,
como su nombre lo indica, al diácono. A la izquierda, está
la puerta común, destinada
a los clérigos inferiores.

Diakonikon y próthesis

Las naves laterales, cuando se
prolongan más allá del transepto, terminan en absidiolas.
Estos no forman capillas laterales, como frecuentemente
sucede en Occidente, sino que forman parte del santuario,
que está de la parte de allá del iconostasio, y cada uno
tiene su destino especial. El de la derecha es elskevophylakión, en
dónde se guardan los vasos y los ornamentos sagrados, bajo
la vigilancia de los diáconos; de aquí su otra denominación,
más frecuente, de diakonikón. La
absidiola de la izquierda contiene la próthesis, pequeña
mesa, especie de altar secundario, en que se realiza, antes
de la misa, la preparación del pan y del vino destinados
para el sacrificio: de ahí las denominaciones de paratrapezion (mesa
lateral, altar lateral) y proskomide (oblación,
ofertorio), con que a veces se la designa.
Si las naves laterales no terminan en absidiolas, en ese
caso el diakonikon y
la próthesis se
hallan dentro del mismo santuario.
No lejos de la próthesis se
halla la piscina (thalassidion,
thalassa), 
más
frecuentemente denominada khoneuterion, en
la cual se deposita el agua de las abluciones, la que ha
servido para el bautismo y las cenizas de los objetos
benditos, pero que han tenido que ser quemados por hallarse
fuera de uso. A veces las piscinas son dos: una en el
santuario, la que acabamos de describir, y otra en el
nártex, bajo la pila bautismal, cuando ésta es fija. Si, por
el contrario, la pila fuere móvil, entonces, después de cada
bautismo se va a vaciarla en la piscina del santuario,
quedando suprimida la del nártex.

Solea, naves y nártex

Delante del iconostasio, pero sólo en
el espacio de la nave central, entre los dos coros, se
extiende la solea (del
latín solea,
solium, solum; 
los
griegos escribían también soleas), especie
de plano elevado una o varias gradas sobre el nivel del
coro. En la solea se
colocaban en otro tiempo los subdiáconos y los lectores, lo
que exigía un espacio bastante amplio. En la actualidad, la solea se
reduce, con frecuencia, a una simple escalera de mármol
colocada delante de la puerta real; allí se colocan los
fieles de uno en uno para recibir la comunión.
La parte central de la iglesia, comprendida entre el
santuario y el nártex, lleva el nombre de naos o
de kyrios
naos. 
En
medio del pavimento del coro existe una placa de mármol con
la representación de un águila bicéfala: este lugar se
denomina aetos
y 
señala el
punto en que debía colocarse el trono del emperador. Cuando
las iglesias se hallan divididas en tres naves, las dos
laterales se denominan klitos o meros. En
una de estas naves laterales, la de la izquierda, se colocan
las mujeres cuando no existe el gineceo o
galería superior colocada sobre esta misma nave. Por lo
demás, se deja la más amplia libertad, sobre todo en las
iglesias pobres. Cuando éstas tienen una sola nave, como
suele suceder casi siempre, las mujeres ocupan el fondo, y
los hombres la parte: delantera, cerca del coro. No es raro,
sin embargo, ver hoy en día. a hombres y mujeres mezclados.
El doble nártex de las iglesias primitivas apenas si se
conserva hoy en día más que en los monasterios. En el
interior o esonártex los
monjes recitan la mayor parte de sus oficios, reservando el
coro solamente para el de Vísperas, Laudes y la Liturgia.
Por razón se colocan sillas o escaños en el esonártex, ya
que en verdad hace las veces de oratorio monástico.
El nártex exterior o exonártex está
destinado a preservar los fieles de la intemperie tanto a la
entrada como a la salida los oficios divinos.
No debemos confundir el nártex con el émbolos, pórtico
situado a un lado de la iglesia y correspondiente al deambulatorio las
iglesias occidentales.
La fachada de las iglesias, de líneas simplicísimas posee
una o tres puertas, según el número de naves, que dan acceso
al interior. Delante de ella existe, generalmente, un
pórtico (proaulia) que
recuerda el antiguo atrio.

La decoración de la
iglesia

Las iglesias orientales no admiten
otra decoración que la pintura y el mosaico. La escultura,
al menos la estatuaria, está prohibida, como consecuencia
las largas y encarnizadas luchas iconoclastas. Un plan de
conjunto, no exento de grandiosidad, dirige la obra
decorativa.
La iglesia bizantina de la Edad Media y también un buen
número de iglesias más recientes de Rusia, Siria, Egipto,
etc., son asimismo libros abiertos que nos hablan a través
del lenguaje elocuente de sus pinturas y mosaicos.
Pero no se crea que sólo en la Edad Media se comenzó decorar
en Oriente las iglesias. La costumbre es mucho más antigua.
Ya en la segunda mitad del siglo IV la historia bíblica
aparece reproducida en cuadros sobre los muros de las
iglesias y en las miniaturas de los manuscritos. El templo
venía a ser un catecismo viviente. Por tal razón, el autor
del Tratado
sobre las imágenes contra Constantino 
escribía:
"Si un pagano viene y te dice: Muéstrame tu fe..., condúcele
a la iglesia y hazle ver la decoración que la adorna. Si él
te pregunta: ¿Quién es ese crucificado? ¿ Quién es ese
hombre que resucita y que pisa la cabeza de ese anciano?...
¿ No es de la imagen de donde sacarás entonces la doctrina
para enseñarle que el crucificado es el Hijo de Dios muerto
por nosotros, que ese resucitado ha resucitado a su vez a
Adán, y que con sus pies pisa el infierno?..." Estas
palabras fueron escritas hacia fines del siglo VIII.
Un siglo después, un discurso de Focio con motivo de la
inauguración de la Nueva Iglesia, erigida en el palacio
imperial por Basilio el Macedonio, nos permite apreciar más
detalladamente la distribución, en cierto modo clásica, de
las pinturas y mosaicos, y su doble función: decorativa e
instructiva. 'Sobre la bóveda -dice- una figura humana
representa a Cristo. Diríase que inspecciona la tierra, que
medita su ordenamiento y su gobierno. El artista ha querido
expresar de ese modo, por medio de formas y colores, la
solicitud del Creador respecto de nosotros. En las pechinas
una multitud de ángeles montan guardia alrededor de su Rey
común. En el ábside que domina el altar, la imagen de la
Virgen brilla en todo su esplendor con sus manos extendidas
hacia los hombres en señal de su poderosa mediación... En
fin, el coro de los apóstoles, de los profetas y de los
patriarcas llena y embellece, con sus venerables figuras, el
templo todo..." ()
Por breve que esta descripción resulte, basta para darnos
una idea del plan de conjunto que presidía desde entonces
toda la obra decorativa de las iglesias bizantinas. La gran
figura del Cristo
Pantocrátor 
domina
desde la cúpula, rodeado de una corte de ángeles, de
profetas, de patriarcas, de apóstoles y de mártires. La
Virgen, por su parte, desde la cabecera del edificio, parece
recoger las alabanzas de los santos y las oraciones de los
fieles para ofrecerlas a su Hijo. Y siendo la iglesia, por
sobre todo, el lugar del sacrificio, esta idea viene pronto
a plasmarse en el orden decorativo mediante la imagen del Cristo
Pontífice, 
yuxtapuesta
a la del Pantocrátor. Un
cortejo de espíritus celestes rodea al Sacerdote divino,
llevando en sus manos los instrumentos del sacrificio de la
cruz y del altar: tal es la representación de la divina
liturgia. 
Las
figuras de Abel, Melquisedec y Abraham, como evocación de
los sacrificios preparatorios y simbólicos del Antiguo
Testamento, junto con las de algunos grandes pontífices de
la Nueva Ley (Basilio, Gregorio, Juan Crisóstomo, etc.) y de
los diáconos Esteban y Lorenzo, forman la hierática corona
de la divina
liturgia. 
Por
último, siendo la misa, según el precepto del Salvador, laanámnesis o
recuerdo de todos los misterios de su vida, de su muerte, de
su resurrección y de su ascensión, se eligen diversos
episodios de estos mismos misterios, los que se juzgan más
elocuentes, según las fiestas más destacadas presentadas por
el calendario eclesiástico. No es raro, por otra parte, ver
junto a la representación de los triunfos del Cristo
glorioso, el eco de los mismos en la representación de los
triunfos de la Iglesia, su Cuerpo místico. Así, con alguna
frecuencia, puede contemplarse la escena que reproduce el
triunfo de la ortodoxia en
los siete grandes concilios ecuménicos y otras parecidas.
Los hechos y los documentos se presentan como prueba
irrefragable de que este plan de conjunto se ha fijado
después de varios siglos de una tradición firme, y sobre la
base de una indisoluble unión entre teología, liturgia y
simbolismo A este respecto, resulta sumamente elocuente la
obra de Dionisio de Furna:Guía de la pintura (siglo
XVIII), reproducción probablemente, de un manual técnico de
varios siglos de anterioridad, en el que se detallan las
reglas de arte que deben regir la decoración pictórica de
los diversos monumentos.

Simbolismo teológico y
litúrgico

En la iglesia tipo de la obra de
Dionisio de Furna, uno de los rasgos sobresalientes lo
constituyen los diversos aspectos en que Cristo aparece
representado Cristo
Pantocrátor, Cristo Pontífice, Cristo Ángel del gran
consejo, Cristo Vid mística, 
etc.
A nadie se le escapa la riqueza simbólica de estas
representaciones; pero donde realmente el sistema alcanza su
máximo de expresividad es en el tema denominado La
divina liturgia.
El autor de la Guía
de la pintura 
lo
describe del modo siguiente: "Una cúpula. Debajo, una mesa
sobre la cual está depositado el santo Evangelio; encima, el
Espíritu Santo. El Padre eterno, sentado sobre un trono,
imparte con sus divinas manos la bendición, al tiempo que
pronuncia estas palabras, escritas sobre un cartel: Ante
luciferum genui Te. 
Al
lado derecho de la mesa, aparece Cristo revestido de
ornamentos pontificales y en actitud de bendecir. Delante de
él, todos los órdenes angélicos, con vestiduras
sacerdotales, forman un círculo rodeando el altar. Un ángel,
revestido de diácono, presenta a Cristo una patena; otros
dos lo inciensan, y otros dos, finalmente, permanecen de pie
con sendos candelabros encendidos. En el fondo aparecen
otros ángeles cada uno con un instrumento relacionado con el
sacrificio de la Cruz: una esponja, una lanza, una cruz, una
caña." ()
No cabe duda de que nos hallamos ante un verdadero catecismo
de imágenes o, por mejor decir, ante una verdadera teología
litúrgica. Cristo, único Redentor y Sumo Sacerdote de la
Nueva Alianza, prefigurado por los patriarcas, anunciado por
los profetas, nacido entre nosotros, inmolado sobre la cruz
y perpetuando sobre nuestros altares un sacrificio, con el
cual, al decir del apóstol, "consumó a los santificados",
dando fin a los sacrificios rituales de la antigua Ley.
Pero a esta idea central conviene añadir algunos otros
conceptos de orden secundario, aunque no menos interesantes
y elocuentes; nos referimos al simbolismo de la iglesia en
cuanto tal.
Según San Máximo de Crisópolis, "la iglesia es la imagen de
Dios, pues,
a semejanza de El, realiza la unión de todos los seres. Es
el tipo (símbolo) del mundo: del mundo espiritual, por el
santuario; del mundo sensible, por la nave. Es la imagen del
hombre, cuyo cuerpo está figurado en la nave, y el alma en
el santuario. Es, en fin, símbolo del alma, cuyas facultades
sensibles están representadas por las naves, al tiempo que
las facultades intelectuales lo están por el santuario. En
cuanto a los ritos sucesivos de la sinaxis sagrada, nos
recuerdan las diversas fases de los acontecimientos de la
vida de Cristo." ()
De modo parecido se expresa San Germán: "La iglesia es el
cielo sobre la tierra, el lugar en que el Dios celestial
mora. La iglesia representa la crucifixión, la sepultura y
la resurrección de Cristo... Ella ha sido prefigurada en los
patriarcas, anunciada por los profetas, fundada en los
apóstoles, adornada en los obispos, consumada en los
mártires..." ()
Pero donde encontramos una exposición detallada de toda la
simbología es en la obra de Simeón de Tesalónica, De
sacro templo. 
En
el capítulo CXXXI, titulado El
templo, tipo de Dios Uno y Trino, 
se
expresa así:
"El templo, como casa de Dios, figura al mundo entero: pues
Dios está en todas las partes y por encima de todo. Para
indicar esto, el templo se divide en tres partes: porque
Dios es Trino. Esto mismo estaba representado en el
Tabernáculo, dividido también en tres partes, y en el templo
de Salomón, el cual, al decir del apóstol, estaba dividido
en estos tres compartimientos: el Santo de los Santos, el
Santo y el atrio... El santuario es el símbolo de las
esferas celestes y supracelestes, donde, se dice, está el
trono de Dios inmortal y el lugar de su reposo. Esto mismo
lo representa el altar. Por doquier se hallan las jerarquías
celestiales; pero entre ellas tienen su lugar los
sacerdotes. El pontífice representa a Cristo; el templo
representa a este mundo visible; el pavimento, las cosas de
esta tierra y el paraíso terrestre; el exterior, las partes
inferiores y aquellos seres que no viven según la razón y no
poseen ningún impulso hacia las cosas superiores... El
santuario recibe en su interior al Pontífice, que representa
al Hombre-Dios, Jesús, que posee todo poder en el cielo y en
la tierra; los otros ministros sagrados representan a los
apóstoles, y de modo especial a los ángeles y arcángeles,
cada uno según propio orden. Menciono a los ángeles con los
apóstoles, los pontífices y los sacerdotes, con el fin de
manifestar que no hay más que una sola Iglesia desde el
momento que Dios ha descendido hasta nosotros y ha cumplido
su misión entre nosotros y para nosotros. Por eso hay un
solo sacrificio del Señor, una sola comunión y una sola
contemplación. Todo esto se realiza en el cielo y en la
tierra. Pero con esta diferencia, que en el cielo ya no
existe velo alguno que nos oscurezca la claridad de las
realidades divinas, mientras que en la tierra, donde vivimos
sujetos al yugo de esta carne corruptible, todo se nos
presenta a través de los velos de símbolos y figuras. El
trono del santuario significa la ascensión de Jesús al
cielo, donde reina cual Soberano universal, sentado a la
diestra del Padre. Las gradas, por su parte, simbolizan las
diversas jerarquías de ángeles, representados en los grados
de la jerarquía eclesiástica." ()
Simbolismo del cielo y de las jerarquías celestes;
simbolismo de Cristo, de su sacerdocio, de su sacrificio, de
su realeza; simbolismo de la comunión universal de los
santos en Jesucristo. Tales son las ideas que se superponen
y entremezclan en la teología de los comentadores litúrgicos
y la de los decoradores de las iglesias orientales.

El Mobiliario Litúrgico

1) El altar y sus accesorios
En todas las épocas el Oriente griego tuvo, para designar el
altar, un cierto número de nombres, entre los cuales dos
sobre todo se han hecho clásicos: thysiasterion (Hebr
13:10) y trapeza
Kyriou 
(Cor
10:21). Pero, hoy en día la expresión más usada es la de hagia
trapeza.
El altar primitivo de las iglesias cristianas era, por lo
general, una simple mesa de madera. Esta clase de altar-mesa
se conservó en las basílicas constantinianas; hoy, es
todavía común entre los orientales. Con alguna frecuencia,
la plancha superior de la mesa descansa sobre un macizo o
sobre cuatro soportes de madera, dando al conjunto un
aspecto de sepulcro. Otras veces, descansa simplemente sobre
cuatro columnas o bien sobre una sola, colocada en medio y
denominada calamos o bomos.
Cuando se consagra un altar se emplea, para unir la mesa a
su pie, una mezcla de cera, almáciga y mármol molido (keromastikós), a
todo lo cual se añade un poco de polvo de reliquias.
Hasta el siglo IV, el altar se colocaba directamente sobre
el pavimento, al nivel del plano del ábside; pero a partir
de esa época, se lo comenzó a colocar sobre una plataforma
(grada). Asimismo, desde el siglo IV, por decreto del Papa
San Silvestre, se hizo obligatorio el construir los altares
de piedra y no de madera. Entre los orientales se observa
todavía esta prescripción: la mesa santa debe ser de piedra;
el pie puede ser de otro material, pero debe estar revestido
de láminas de oro o de plata.
En cuanto al ornato del altar, conviene advertir que durante
los primeros tiempos, a saber, durante la época de las
persecuciones, se pensó muy poco en ello; puede decirse que
todo él se reducía a una gran profusión de lámparas de cobre
o arcilla. Pero, acabadas las persecuciones, se pudo ya
pensar en rodear al altar, elemento primordial del templo,
de un mayor lujo. Téngase, sin embargo, en cuenta que con
esto no queremos decir que se convirtiera el altar en un
receptáculo de obras de arte. En realidad, sobre él
solamente se colocaban los vasos sagrados y el santo
Evangelio, único que era juzgado digno de figurar junto a la
Eucaristía. Este uso se observa así entre los orientales. La
decoración del altar, propiamente dicha, consistía en
adornos de oro y plata, de prederías y esmaltes, de lujosos
y riquísimos tapices colocados delante o sobre el altar.
Entre los paramentos actuales, es preciso señalar el hyphasma, trozo
de lino con la imagen, o simplemente con el nombre, de uno
de los cuatro evangelistas. El obispo lo coloca de modo fijo
en cada uno de los ángulos del altar después que éste ha
sido consagrado. Sobre los hyphasmata se
extiende un primer mantel que por su nombre, katasarkion, recuerda
el lienzo en que fuera envuelto el cuerpo del Salvador. Este
mantel está fijo por medio de unos cordones que, cruzando la
mesa del altar, se anudan alrededor del pedestal. Sobre éste
se coloca otro segundo mantel, denominado endyton,
ependitês 
o ephaplôma.Durante
la celebración del santo Sacrificio se despliega un tercer
mantel, el eilêton, que
envuelve el antimension.
Pero debe tenerse en cuenta que tanto el eilêton como
el antimension no
son paramentos del altar propiamente dichos, sino más bien
lienzos sagrados destinados al momento de la celebración de
los santos misterios.
El adorno característico del altar de las basílicas era, y
sigue siéndolo todavía en casi todo el Oriente, el kibôrion, llamado
también trullion,
pyrgós. 
Se
trata de un baldaquino fijo, soportado por cuatro columnas,
que cubre el altar. Para provocar mayor veneración en el
ánimo de los fieles, en los respectivos intercolumnios
solían colocarse, en otro tiempo, unas cortinas que en
determinados momentos se corrían, ocultando de ese modo el
altar Este uso parece haber ido desapareciendo conforme se
fue ampliando la estructura del iconostasio.
En algunos casos, bajo el kibôrion
principal, 
existía,
y aun existe en ciertas iglesias, un kibôrion más
reducido cuyas columnitas se apoyan en los cuatro ángulos
del altar: es el denominado peristerion, porque
allí se coloca la paloma eucarística (perístera)
Por regla general en las iglesias orientales existe un solo
altar Esta unicidad de altar es el símbolo elocuente de la
unidad del Sacrificio. Por lo demás, la unidad de Sacrificio
es también plásticamente enseñada por el rito de la
concelebración de todos los sacerdotes en el único altar de
la iglesia.
Sin embargo, la necesidad de facilitar, en los centros de
mayor población, la asistencia a la eucaristía dominical y
de otros días festivos, persuadió, con el tiempo, a tolerar
en los domingos y días de fiesta la celebración de dos y
tres eucaristías en la misma iglesia. Estas liturgias no se
celebran en el mismo altar, ni por el mismo sacerdote, ni
sobre el mismo antimension, sino en altares laterales.
Sobre la mesa del altar, junto con el libro de los
Evangelios, se coloca la pequeña cruz "manual" con la que el
celebrante bendice a los fieles en los ritos sagrados.
Detrás de la mesa santa se encuentra el tabernáculo (artophórion) para
la reserva de las sagradas especies ,allí donde no existe la
paloma eucarística.
Detrás del tabernáculo, o encima de él, se coloca la cruz
con la imagen del Crucificado, que domina todo el conjunto
del altar. Más tarde hablaremos de los flabelos
(hexaptérigos), 
especie
de abanicos litúrgicos de metal que se colocan delante de
los candeleros.
A la izquierda del altar se encuentra la próthesis. En
ella se realizan los ritos de la preparación del pan y del
vino destinados al Sacrificio. La próthesis debe
estar cubierta al menos con un mantel, puesto que después de
la comunión se transporte allí el cáliz, con lo que haya
podido quedar de la Sangre y del Pan consagrado, para
efectuar su purificación. Con frecuencia, junto a la próthesis se
coloca un lavabo para
uso de los ministros sagrados.
El ambón, especie
de tribuna o de cátedra a la que se asciende por medio de
uno o dos escalones, tenía en otros tiempos diferentes
destinos. En la actualidad, éstos se reducen a dos: la
lectura solemne del Evangelio y la predicación. Antiguamente
se erigía en medio de la iglesia, en el eje de la nave: aquí
tiene su origen el nombre de eukhê
opisthambonos 
(oración
teniendo detrás el ambón), dado a la oración final que sirve
de epílogo a las oraciones de la liturgia y que el sacerdote
recita en el coro, delante de la puerta santa y vuelto hacia
el icono de Cristo que preside la primera fila de las
imágenes del iconostasio; en otro tiempo, cuando el ambón se
colocaba en medio del coro, el sacerdote se encontraba al
recitar esta oración teniendo al mismo tiempo el iconostasio
delante y el ambón detrás. Algunas iglesias tienen doble
ambón, uno frente al otro. En la parte delantera de los
mismos y formando un atril para colocar el Evangeliario,
suele ponerse un águila de madera o metal con las alas
extendidas.
Debemos señalar aquí la importancia que tiene en las
iglesias orientales la cátedra
episcopal. 
Se
trata de la sede, más o menos rica, desde la que el obispo
preside las asambleas litúrgicas y predica la palabra de
Dios al pueblo. El nombre de trono o cátedra refleja
perfectamente esta doble función que desde ella realiza el
obispo. En realidad existen dos cátedras episcopales. Una,
es colocada en el fondo del ábside, detrás del altar, como
en las antiguas basílicas. El obispo se sienta allí cuando
celebra la liturgia pontifical. A derecha y a izquierda, se
colocan otras sedes destinadas a los concelebrantes, de ahí
el nombre desynthronon con
que se designa a todo este conjunto. El segundo trono o
cátedra episcopal entre los griegos se coloca a la derecha
de la nave, del lado de acá del coro. Está protegido por un
baldaquino y sobreelevado respecto del pavimento por medio
de dos o tres gradas. Este segundo trono recibe el nombre de archieraticós
thronos 
o
también despótikon. En
Constantinopla, sin embargo, este término se usaba para
designar el trono reservado detrás del coro para el
emperador. Cuando, empero, el patriarca comenzó a ocuparlo
con exclusividad se continuó denominándolo así. En las
ceremonias no pontificales el obispo toma asiento en una
silla más sencilla y baja colocada cerca del despótikon y
llamada parathronos; en
Constantinopla lleva el nombre de gedekion, que
es de origen turco. Su análogo occidental es el faldistorio.
Entre los eslavos el segundo trono de ubica en medio de la
nave central, sobre una tarima, mirando hacia el
iconostasio.
Desde la edad media comenzó a colocarse una serie de sillas
a derecha e izquierda de la nave destinadas al clero y a los
cantores. Antes de esta época, tanto los fieles como los
clérigos permanecían de pie. Sin embargo, a fin de que esta
posición no resultara excesivamente molesta para los que
tenían que soportar así ceremonias de una considerable
largura, se permitía llevar una especie de bastón (dekanikion) para
poder apoyarse en él. Este uso se conserva aún en gran
número de iglesias coptas y maronitas, así como en muchos
monasterios.
A la altura de las primeras sillas del coro se coloca un analogion, especie
de pupitre destinado para colocar sobre él los libros de los
cantores.
Un elemento muy peculiar de las iglesias orientales es el kérostâtes. Se
trata de un gran candelabro colocado delante de las imágenes
del Salvador y de la Virgen. El grueso cirio que en él se
coloca permanece encendido durante las ceremonias
religiosas. Las iglesias orientales se caracterizan por una
extraordinaria profusión de lámparas colocadas delante de
las imágenes y del altar.
En medio de la iglesia, de modo que todos puedan verlo, se
coloca el proskynetarion, un
mueble destinado a soportar el icono del santo cuya fiesta
se celebra, o del titular de la iglesia. El nombre de proskynetarion le
viene de las reverencias o inclinaciones respetuosas (proskynema) de
que los fieles hacen objeto a dicho icono.
2) El baptisterio
Las fuentes bautismales se hallan constituidas por una
piscina (loutron) en
la que el bautizando es sumergido totalmente, ya que se
practica el bautismo por inmersión. También se denomina a
veces la fuente bautismal con los términos kolymbethra y fotisterion; este
último, que significa lugar de iluminación, nos recuerda el
nombre especial conque los antiguos cristianos designaban el
bautismo, como sacramento en el que por primera vez se
recibe la iluminación de la gracia divina por la infusión
del Espíritu Santo.
Cuando el baptisterio forma parte del edificio del templo se
lo coloca, de ordinario, en el nártex. Sin embargo, hoy en
día existen muchas iglesias que no poseen pila bautismal
fija; en este caso, se sirven de una especie de pila
bautismal móvil, que se coloca momentáneamente en el nártex
y, una vez terminado el rito bautismal, se la transporta
hasta la piscina del santuario (khoneuterion) para
depositar allí el agua usada en el rito sagrado.

Los Vasos e
Instrumentos Litúrgicos

Es necesario distinguir entre los
vasos sagrados, directamente al servicio de la Eucaristía, y
los vasos no sagrados, que sirven a las diversas funciones
del culto.
1) Vasos e instrumentos sagrados
Los vasos e instrumentos sagrados en el rito bizantino, son:
el cáliz, la patena (diskos), la
lanceta, el asterisco, la cucharita, el artoforion o
cofrecito para la santa reserva.
El cáliz (poterion) al
distribuirse la comunión bajo las dos especies obliga a
utilizar cálices de mayores proporciones que los usados en
los ritos occidentales.
El diskos o diskarion (patena)
es grande y profundo, a fin de poder contener el pan
destinado al rito eucarístico. El diskos tiene a veces un
soporte en forma de pie, sobre todo en las patenas rusas. La
parte interior aparece adornada en algunos casos con la
escena de la Santa .Cena.
La lanceta (lónje) es
un pequeño cuchillo cuya empuñadura termina por una cruz. En
el rito bizantino, único que hace uso de él, lo emplea el
sacerdote cuando, en la próthesis, corta el pan destinado al
sacrificio. Primeramente la partícula central llamada "el
cordero" y que está destinada a ser la hostia principal, y
luego toda una serie de partículas en conmemoración de la
Virgen Santísima y de los Santos, así como las que serán
dejadas como antidóron o
pan bendito. El origen de este instrumento litúrgico parece
remontarse al siglo XII.
El asterisco (estrella)
es una especie de cruz de metal precioso, compuesta de dos
láminas cruzadas la una sobre la otra y unidas en su centro
por un tornillito y terminando en forma de pie. Del centro
pende ordinariamente una estrellita que simboliza la de
Belén. Este instrumento litúrgico se usa para colocarlo
sobre la patena, de modo que el velo especial conque se
recubre ésta (diskokalymma.) no
toque las partículas del pan.
La cucharita (labis): es de metal precioso destinada
para distribuir con ella la comunión a los fieles bajo las
dos especies. En efecto, habiendo sido colocadas las
partículas del pan consagrado dentro del cáliz con la
Preciosa Sangre, llegado el momento de distribuir la
comunión el sacerdote toma con la cucharita cada una de las
partículas empapadas y las administra a los fieles.
Para la reserva del Santísimo, en el rito bizantino se
emplea de ordinario un cofrecito de metal precioso, aunque a
veces, en las iglesias pobres, se lo ve también de madera, y
lleva el mismo nombre que el tabernáculo en el cual se lo
encierra: artoforion. Allí
donde se conserva todavía la paloma eucarística(peristera) en
lugar del tabernáculo, el cofrecito eucarístico se abre por
la parte superior de la paloma. El Sacramento solamente se
guarda con miras al Viático. Y sólo se renueva la reserva
una vez al año, el Jueves Santo. Para impedir que las
sagradas Especies se corrompan se las somete a la acción del
fuego, después de la consagración, hasta llegar a desecarlas
totalmente. Este pan consagrado, previamente embebido en
Preciosa Sangre y luego desecado es el que se usa para
administrar el Viático, habiéndolo rociado previamente con
unas gotas de vino.
2) Vasos
y objetos no sagrados
Recipientes para el agua bendita. - Los orientales, hacen
uso abundante del agua bendita. Los griegos le dan el nombre
genérico de hagiasma: cosa
bendita, y a la ceremonia de la bendición: hagiasmos. Para
el agua se emplean diferentes recipientes; entre otros, una
especie de pila portátil llamada por los griegoshagiasmatarion. El
aspersorio recibe el nombre de hagiaster o rhantistron. En
determinadas ceremonias, por ejemplo durante la Semana
Santa, se asperja a las personas y a los objetos con una
agua especial llamada agua de rosa (rhodostagma). Para
esta aspersión se usa un frasco de metal de forma alargada y
cuya abertura, muy estrecha, está cerrada por un tamiz
finísimo (kanion o bikion). Con
el nombre de bikion se
designa también la ampolla destinada para el santo crisma;
pero más comúnmente recibe ésta el nombre de alabastron.
Para el sacramento de la Confirmación el ministro realiza la
unción con el dedo pulgar, pero para el Euchelaion o
Unción de Enfermos, así como para otras determinadas
unciones hechas sobre la frente de los fieles con el óleo de
las lámparas santas, el sacerdote se sirve de un pequeño
pincel, o simplemente de un pequeño utensilio en cuya
extremidad se coloca un poco de algodón y que recibe el
nombre de aleiptron (instrumento
para ungir).
El thermaion, también
llamado orkiólion (vaso),
sirve para contener el agua caliente o zeon que
después de haber sido bendecida por el sacerdote, el diácono
vierte en el cáliz inmediatamente antes de la comunión.
El incensario oriental (thymiaterion). - Se lo maneja sólo
con la mano derecha, tomándolo por el borde de las cadenas e
impulsándolo en sentido de vaivén hacia la persona u objeto
que se inciensa. Con frecuencia las cadenas están adornadas
de pequeños cascabeles que sirven para advertir la presencia
del diácono o del sacerdote cuando van a realizar la
incensación.
En lugar del incensario de cadenas, en algunas ceremonias,
procesiones, liturgia de presantificados, ritos funerarios
en la casa del difunto, etc., se emplea un sencillo
recipiente en el cual se queman perfumes.
A estos vasos sagrados debemos añadir el teston, usado
en la ceremonia del lavatorio del altar el Jueves Santo; se
emplea también para purificar los lienzos sagrados; el kherniboxeston (jarra
y jofaina para lavar las manos al obispo), y el poterion, copa
especial en la cual, durante la ceremonia del Sacramento del
Matrimonio, el sacerdote bendice el vino que luego deben
beber los desposados en un rito simbólico.
La cruz (stauros). - En los ritos orientales la cruz está
confeccionada en metal o en madera. La efigie del Salvador
nunca aparece en ella esculpida, sino pintada, grabada o en
relieve. Se distinguen: 1) la cruz del altar, la de la
prothesis y la del diakonikon; 2) la cruz que domina el
iconostasio; es, por lo general, de gran dimensión, y
aparece flanqueada por las imágenes de la Virgen y de San
Juan; 3) la cruz procesional, fijada sobre un asta de la que
suele pender un velo de seda; 4) la pequeña cruz "manual"
que sirve para bendecir a los fieles y los objetos durante
las ceremonias; 5) una cruz, que contiene reliquias, sobre
todo de la Vera Cruz, y que es llevada sobre una plataforma
adornada de flores en las procesiones realizadas en honor de
la Santa Cruz, y expuesta a la veneración de los fieles; 6)
la cruz pectoral de los obispos y de los archimandritas;
derivase ésta del encolpion, del
que hablaremos al tratar de las insignias pontificales.
El rhipidion o hexaptérigon. - Es una especie de abanico de
metal que el diácono agita en determinados momentos sobre el
cáliz y la patena. Suelen colocarse en las extremidades del
altar, al cual sirven de ornamento. A este mismo título de
puro adorno son transportados en algunas procesiones por
diáconos, clérigos inferiores e incluso por niños de coro,
colocados a ambos lados del libro de los santos Evangelios o
de las ofrendas destinadas al Santo Sacrificio, o, en fin,
de la Sagrada Eucaristía en la misa de los Presantificados.
Entre los eslavos están reservados a las funciones
pontificales.
Los candelabros (kerostates). - En los ritos orientales se
usan varias clases de candeleros:
1) el manualion, candelero
en el que se coloca un cirio bastante grueso, llamado lampas, y
que es llevado en la mano por el lector en las ceremonias y
en las procesiones;
2) el dikerion y
el trikerion, dos
pequeños candelabros, de los cuales uno tiene dos cirios, y
el otro tres que se cruzan entre sí. El primero significa
las dos naturalezas de Cristo, y el segundo las tres
Personas de la Ssma. Trinidad. Después del trisagio de
la misa pontifical, el obispo hace la señal de la cruz con
ambos sobre el Evangelio; después, teniendo el trikerion en
su mano izquierda y el dikerion en
la derecha, se adelanta hacia la solea, cruza
los antebrazos y canta por primera vez, vuelto hacia los
fieles, la fórmula siguiente:
"Señor, Señor, mira de lo alto del cielo, visita y fortalece
esta viña plantada por tu diestra."
A continuación, separando los brazos, bendice a la asamblea;
3) En el oficio de la vigilia de resurrección y durante la
semana pascual el celebrante lleva en la mano para las
incensaciones de la Liturgia y el oficio divino, un
candelabro de tres luces con la cruz y la imagen del
resucitado, adornado con flores.
4) finalmente, cuando el patriarca celebra el rito
pontifical, se lleva delante de él un candelabro de dos
brazos (dibampoulos). El
origen de este candelabro parece ser la costumbre bizantina
de los tiempos imperiales que un lampadario colocado al lado
del emperador le ofrecía un candelabro con dos cirios con
los que bendecía a los presentes. Dicho candelabro
significaba el doble poder, civil y eclesiástico, que se
reconocía al soberano.
A todos estos instrumentos litúrgicos debemos añadir, para
terminar, el uso de las campanas universalmente extendido, y
entre éstas una conservada sobre todo entre los monjes, el sémantron.
Se la usa para dar la señal para los oficios divinos. Consta
de una placa de madera o de metal colocada a la entrada de
la Iglesia y que el sacristán hace resonar golpeándola con
un martillo de madera cuando tiene que convocar para alguna
hora del oficio divino. A veces existen dos sémantron, uno
de metal y otro de madera; en tal caso el segundo sirve para
dar la primera señal y el otro, para dar la señal de
entrada,

Los Lienzos Litúrgicos

El antimension y el eilêton
El antimension, por
su origen, está destinado a servir de altar portátil,
haciendo las veces del altar consagrado. Se trata de un
lienzo de lino o de seda consagrado y adornado con
reliquias. Su fin primario, como se desprende de lo dicho
arriba, era convertir en altar una simple mesa sobre la cual
se colocaba. "En circunstancias en que falta el altar
ordinario, fijo, adornado de reliquias y ungido con el santo
Crisma, como acontece en los barcos, en los campos, en los
oratorios, el respeto debido a la Eucaristía hace pensar en
el altar portátil. Recordemos que todos los ritos orientales
se sirven aún hoy en día de altares portátiles de madera,
excepción hecha del rito bizantino que, habiéndolos usado en
otros tiempos, como consta por testimonios de San Teodoro
Estudita y de Nilo Kerameus, sin embargo desde ya hace mucho
tiempo los ha reemplazado por los antimension... el
antimension consta de un lienzo de lino o seda de figura
cuadrada de unos 50 a 60 cmts. de lado; sobre él se imprimen
el descendimiento de la cruz o la sepultura de Jesús y otros
símbolos: la Trinidad, los profetas, los evangelistas, los
santos doctores, los instrumentos de la Pasión, etc. De la
otra parte, una pequeña bolsita encierra las reliquias.
Podría decirse que el antimension es una "simplificación"
del altar consagrado que se remonta hasta el tiempo de las
persecuciones iconoclastas (s. VIII), y se explica por la
necesidad de proveer a la celebración del Santo Sacrificio
por aquellos sacerdotes que permanecían fieles a la
ortodoxia, en momentos en que la mayor parte de las iglesias
se hallaban profanadas por la presencia de ministros herejes
o relacionados con la herejía.
La consagración del antimension se realiza por medio de
ritos análogos a los de la consagración de los altares.
Entre los griegos va, generalmente, unida a la consagración
de una iglesia. Puede, no obstante, realizarse
independientemente de ella si así lo exige la necesidad.
La función del eilêton queda prácticamente reducida a servir
de envoltura exterior y protectora del antimension.
La esponja y los kalymmata
La esponja (en griego Mousa o Spongos) sirve
al sacerdote y al diácono para reunir en la patena las
partículas de pan durante la preparación de la próthesis,
para echarlas de la patena en el cáliz después de la
consagración y para purificar los vasos después de la
consagración. Téngase presente que la esponja no excluye el
uso del purificador, paño rectangular de tela, de color
rojo. Este es necesario al ministro sagrado para enjugarse
los labios y para purificar los bordes exteriores del cáliz
después de comulgar la Preciosa Sangre. (Después
del Sacrificio, se introduce en el cáliz una esponja más
grande con el fin de impedir la penetración de ningún cuerpo
extraño en su interior.)
Otras esponjas más grandes todavía se usan para lavar el
altar el Jueves Santo y en los ritos de la consagración del
mismo. Estas esponjas son luego distribuidas por el obispo a
los fieles. Es esto algo que merece ser notado, sobre todo
por el respeto que supone para con todo lo que tiene o ha
tenido alguna relación con la Eucaristía.
Los kalymmata son
unos velos de seda ricamente bordados, con los cuales el
sacerdote cubre el pan y el vino contenidos en el cáliz y la
patena. Son tres: el primero, próton
kalymma, 
o
velo de la patena (diskokalymma), se
lo coloca sobre la patena, pero de modo que no toque el pan.
Esto lo impide el asterisco, como ya dijimos anteriormente;
el segundo velo, deuteron
kalymma, 
o
velo del cáliz, cubre el cáliz; el tercero, o gran velo,
llamado simplemente kalymma, o
también aér (aire)
o nefele (nube),
porque protege a los otros dos velos como la atmósfera cubre
y protege la tierra. Según San Germán de Constantinopla, el
velo primero simboliza el sudario que cubrió la faz del
Salvador, el segundo simboliza el lienzo que cubrió su
cuerpo y el tercero es símbolo de la piedra que cubría la
puerta del sepulcro.
En algunas ceremonias, el obispo, para proteger sus
vestiduras sagradas, se reviste dc un lienzo denominado sabanon. Dichas
ceremonias son señaladamente el lavatorio de los pies en
Jueves Santo y la consagración de un altar.
Este mismo nombre de sabanon lo
emplean las rúbricas para designar el vestido de que debe
ser revestido el neófito después del bautismo.

Vestiduras, Ornamentos
e Insignias Litúrgicas

El ceñidor (zóna)
Es una faja de tela negra para los clérigos seculares
(bordada entre los rusos), y un cinturón de cuero para los
monjes. Con esto se sujeta la sotana por la cintura. Los
altos dignatarios eclesiásticos llevan con frecuencia una
faja de color morado o rojo, de modo especial en aquellas
iglesias enclavadas en los territorios que en otro tiempo
pertenecieron al imperio austro-húngaro.
El konton
Se trata de una especie de sobretodo corto, de color negro.
No tiene botones, y está dotado de unas mangas relativamente
largas. Está adherido al cuello por medio de un prendedor o
bien por unos cordones.
El rason
Es un vestido amplio y de mangas largas, análogo a la toga
de los magistrados o de los profesores de la Universidad.
Los rusos lo llaman Rasa; los
árabes, Djebbè. Este
Raso, común a todos los clérigos, es preciso distinguirlo
del Raso especial
de los novicios, llamado rasóforos.
El kamelaukion
En su origen, como lo indica el nombre, era una especie de
tocado hecho con pelos de camello. Hoy en día, es un bonete
cilíndrico, de unos 15 ctms. de alto. Entre los griegos, los
clérigos mayores lo usan adornando con un borde superior,
mientras que los clérigos inferiores lo llevan sin ningún
adorno. Este último es denominado, más comúnmente, skoufos. En
la actualidad, el kamelaukion puede
ser de seda o de terciopelo, generalmente de color negro,
aunque en Rusia y en alguna otra parte las dignidades
seculares (no monjes) lo usan de color morado. Por
privilegio imperial, los arzobispos de Petrogrado, de Kiev y
de Moscú lo llevan de color blanco.
El epanókamelaukion
Es un velo negro, muy ligero, que se añade al kamelaukion y
que cubre la nuca, cayendo luego sobre las espaldas, donde
se divide en tres bandas. Es llevado por los los monjes.
Sirve al obispo (que timbien es un monje) en aquellas
ceremonias en que no se usa mitra. En los archimandritas y
monjes es considerado como un signo de modestia y de
renunciamiento religioso.
El origen de esta prenda, así como de la anterior, es
monástico, y parece que en un principio constituyeron una
sola pieza. Los sacerdotes seculares, que no tenían derecho
para usarla, se cubrían, durante los oficios y durante los
preliminares de la misa, con una especie de casco de pelo,
de color violeta oscuro y de forma redondeada, ceñido en su
parte inferior por una especie de turbante que se prolongaba
de manera más sencilla sobre la nuca y sobre la espalda.
El kazranion
Finalmente, fuera de la iglesia los obispos usan el kazranion (palabra
de origen turco), es decir, un bastón de madera, con
empuñadura de plata o de marfil, que les sirve de apoyo y,
al mismo tiempo, de insignia. Lo usan también en la iglesia
en las ceremonias en que- no oficia de pontifical y en las
que, por tanto, no usa el báculo pastoral (pateritsa).

Vestiduras E
Insignias Sagradas

Por vestiduras sagradas entendemos aquellas que usan los
ministros en la celebración de los oficios litúrgicos.
Comenzaremos por las vestiduras correspondientes al primer
grado de la jerarquía sagrada: el Obispo.
Ornamentos del obispo
El stikharion (literalmente:
hábito adornado de bandas), llamado también podêrês (que
desciende hasta los pies, término equivalente al latino talaris), es
una túnica con mangas que caen hasta los pies y cuyo único
adorno es, hoy en día, una cenefa bordada en la parte
inferior. Sus mangas se estrechan en su dirección hacia las
manos, quedando en su extremidad cortadas por la parte
inferior, de modo que se puedan unir por un lazo o por un
broche.
En su origen fue una vestimenta civil muy usada por los
romanos. Los ministros sagrados la usaban, al igual que los
demás, como vestido ordinario. Su nombre le viene de las
franjas de púrpura con que ordinariamente estaba adornada la
túnica romana con la cual se confundía. Con el tiempo se
introdujo unstikharion especial
para las ceremonias sagradas. Este debía ser blanco. San
Juan Crisóstomo llama al stikharion litúrgico: khitoniskos. Este
ornamento era de lino, de seda o de cualquier otra clase de
tela preciosa.
El simbolismo de esta vestidura sagrada es la pureza de que
debe estar adornado el sacerdote. Tal es la evocación propia
del color blanco. Pero durante la Cuaresma, y en las fiestas
muchas veces se usan diferentes colores. Conviene advertir
que, a pesar de que el color blanco es el ordinario, sin
embargo en la práctica, al menos en Constantinopla, se usa
indiferentemente cualquier color.
El stikharion es
un ornamento litúrgico común a todos los clérigos. No
obstante, el del obispo poseía en otros tiempos ciertas
particularidades Sólo él estaba adornado de "ríos" (potamoi), de trigonia o
triángulos y de gammatta, especie
de cruces formadas por la yuxtaposición de letras gamma.
Los "ríos" eran unas rayas rojas y blancas que atravesaban
la túnica de arriba abajo. Debían su nombre a las palabras
de Cristo: "De su seno correrán ríos de agua viva." (Juan 7,
38), y significaban la abundancia de doctrina que el obispo
debía expandir en derredor suyo. Las líneas blancas y rojas
simbolizaban el agua y la sangre que manó del costado de
Cristo.
El epitrakheljon o peritrakhelion (de peri: alrededor,
y trakhelos: cuello),
es la estola propia del obispo y del sacerdote. Su origen
hay que buscarlo en el orarion o sudario, especie
de pañuelo destinado a enjugar el sudor, y que en el siglo
IV constituía una señal de dignidad para ciertos dignatarios
imperiales. Desde fines del mismo siglo, el concilio de
Laodicea reservó su uso a los clérigos superiores solamente.
El epitrakhelion o
estola es una larga banda de lino o seda, de unos 10 ctms.,
que el obispo y el sacerdote llevan alrededor del cuello y
cuyas extremidades caen por delante casi hasta los pies.
Entre los rusos, la estola es más estrecha en la parte
superior; entre los griegos, por el contrario, es más ancha,
adornada de una cruz y recortada en forma de semicírculo, a
fin de adaptarla más fácilmente al cuello. Las dos bandas
que caen por delante están unidas entre sí por medio de
broches o de botones, o bien cosidas una con otra. Se adorna
con cruces. La estola termina en unas franjas orladas,
símbolo de las almas sobre las que el sacerdote tiene
responsabilidad.
La estola es el símbolo eminentemente sacerdotal. Siempre
que el sacerdote, como ministro de Dios, preside una oración
pública, debe estar revestido de ella. Simeón de Tesalónica
afirma que "la estola es de tal modo necesaria al sacerdote
en la celebración o presidencia de los oficios litúrgicos
que, en caso de no hallar una a mano, debe bendecir de
inmediato un trozo de tela o inclusive una cuerda y
ponérsela a modo de epitrakhelion." (P. G., t. CLV, col.
868.). A partir de entonces se le considera elemento
consagrado.
El ceñidor
(Zonâ, Zônarion, Zôster): 
Está
constituido por una estrecha banda de tela del mismo color
que la casulla. Con él se ciñe el obispo y el sacerdote a
fin de sujetar el stikharion y
el epitrakhelion. Está
adornado, por lo general, con una o dos cruces y se sujeta
por detrás por medio de un broche o de un cordoncito. Los
melkitas lo sujetan por delante cuando el prendedor o broche
es muy elegante.
Las epimanikia. Son
dos manguitos adornados de una cruz, que cubren las
extremidades de las mangas del stikharion. Significan,
según los liturgistas, el poder divino comunicado al
sacerdote en el momento en que se dispone a celebrar los
divinos oficios.
Su origen parece ser la costumbre de que el emperador
bizantino, al entrar en el santuario para recibir en la mano
la sagrada Eucaristía, llevaba las manos cubiertas con
guantes. El uso de éstos les estaba también permitido a los
clérigos; pero como éstos podían recibir la Eucaristía sobre
la mano descubierta, entonces los guantes dieron lugar a los
manguitos. Hasta el siglo XII estaba reservado su uso
solamente a los obispos; pero luego se hizo extensivo a los
sacerdotes y a los diáconos. ()
El epigonation: Es
un losanje de unos 30 centímetros de lado, de tela fuerte y
resistente, adornado con bordados y una cruz o imagen. Se lo
lleva colocado a la altura de la rodilla derecha con la
ayuda de una cinta pasada por el hombro izquierda o atada a
la cintura.
Reservado hasta el siglo XII solamente a los obispos, fue
más tarde concedido su uso al gran protosnycello y a todos
los dignatarios eclesiásticos.
Es posible que el epigonation derive
de la máppula o
servilleta que se usaba en Roma como parte integrante de
algunas vestiduras de ceremonias, como, por ejemplo, cuando
el cónsul inauguraba los juegos del circo.()
Entre los rusos existe otra especie de epigonation alargado
y rectangular, denominado nabedrensk (bolsa).
Es la primera insignia concedida a los sacerdotes
meritorios. Si el que es así honrado obtiene además el
derecho a llevar el epigonation ordinario,
suspende entonces el nabedrensk sobre
el costado derecho.()
El felonion: En
el siglo V, dice Duchesne, la indumentaria de los personajes
oficiales se componía esencialmente de un vestido interior,
con o sin mangas, y de la pénula, amplio
sobretodo sin abertura delantera y sin mangas. Se pasaba la
cabeza por una abertura realizada en medio y se la podía
recoger sobre los brazos cuando se quería hacer uso de las
manos. Esta era también la indumentaria del clero y de las
personas de condición. A la túnica interior sucedió el stikharion...;
a 
la pénula sucedió
el failonion que
muy pronto fue de uso exclusivo de los sacerdotes y obispos.
()
La túnica y la pénula estaban en uso entre el clero mucho
antes del siglo V, pero en concurrencia con el manto de los
filósofos (tribonion), hábito
preferido por los ascetas. Así, San Pablo usaba la pénula (II
Tim., 
IV,
13); igualmente la usaban San Justino, San Gregorio
Taumaturgo, Tertuliano, etc. Este último, en su obra De
pallio, 
la
recomienda como el vestido que mejor conviene a los
sacerdotes cristianos. Los ministros sagrados se servían de
una y de otra vestimenta, tanto en la celebración de los
santos misterios como en la vida ordinaria. Se tenía, sin
embargo, la precaución de que los usados para las funciones
litúrgicas fueran más decentes, limpios y esmerados que los
usados de ordinario. Su color era, por lo general, blanco.
Este color no estaba permitido fuera de las funciones
sagradas. Sólo el patriarca de Jerusalén, según Metafraste,
tenía el privilegio de vestir de blanco fuera de las
funciones litúrgicas.()
En el rito bizantino ha quedado reservada exclusivamente al
sacerdote en tiempo relativamente reciente. Se le entrega
todavía en forma simbólica (el pequeño felonio, muy
recortado) al lector en la ceremonia de su ordenación como
prenda del sacerdocio al cual aspiran, pero terminada la
ordenación no pueden hacer uso de él.
El polystaurion: En
época muy antigua, pero que no es fácil precisar con
exactitud, la casulla del patriarca, y luego la de los
metropolitanos, se cubría de una gran multitud de cruces,
por cuya causa se llamaba polystaurion. El polystaurion no
era nada más que un felonio cubierto de cruces. En las
pinturas y mosaicos sirve para distinguir a los pontífices.
El sakkos: Cuando
el polystaurion cesó
de estar exclusivamente reservado a los patriarcas, apareció
el sakkos, ornamento
de tal manera reverenciado entre los griegos que, al decir
de Demetrio Chomatianos, el patriarca solamente lo usa tres
veces al año: Pascua, Pentecostés y Navidad.
Algunos hacen remontar su origen hasta San Juan Crisóstomo;
pero, en realidad, no fue introducido en la Iglesia, como
casi todos los ornamentos de origen imperial, hasta una
época bastante posterior.
El sakkos es
una túnica corta, en otro tiempo sin mangas, hoy con medias
mangas, suntuosamente bordada y abierta de arriba abajo por
los costados. Las dos largas bandas que la constituyen están
unidas entre sí por cintas o por unos broches con pequeños
cascabeles, a semejanza de la túnica del gran sacerdote
entre los hebreos. Su figura es muy parecida a la dalmática
latina.
Primitivamente era la túnica de los emperadores, cuyo uso
permitieron ellos a los patriarcas exclusivamente. Más
tarde, otorgaron este mismo honor a algunos obispos a
quienes querían honrar particularmente. Al parecer, fue
después de la toma de Constantinopla por los turcos (1453)
cuando se hizo extensivo este uso a todos los obispos.
Desde el punto de vista del simbolismo, el sakkos recuerda
el saco de penitencia del A. T. Sobre las espaldas del
emperador, significaba que el príncipe de la tierra se
humillaba ante el Rey del Cielo, reconociendo su total y
pleno dominio sobre todo lo creado; sobre las del obispo,
recuerda el manto de burla con que cubrieron a Cristo los
soldados romanos.
El omoforion (de omas: hombro;
y fero: llevar):
Ciertos funcionarios romanos llevaban encima de la pénula un
palio de color vistoso. Era una especie de banda que servía
para hacer conocer a los demás su dignidad. El cónsul, en el
acto solemne de la inauguración de las carreras, cuando daba
la señal para que los caballos empezaran a correr, lo
llevaba puesto de una manera que guarda cierta analogía con
el modo de usarlo en la actualidad los dignatarios
eclesiásticos que gozan de él. Parece que esta pieza
ornamental fue concedida por los primeros emperadores
cristianos a los obispos como insignia de su dignidad. Su
color es igual al del conjunto de los ornamentos que se
usan.
Según Isidoro de Pelusa, el omoforion debe
ser de lana y no de tela porque en él está simbolizada la
oveja descarriada que el Señor ha venido a conducir sobre
sus hombros al redil.()
Se usan dos clases de omoforion. El gran
omoforion, 
que
es una larga banda de tela, sobre la cual se bordan unas
cruces. El obispo se lo coloca alrededor del cuello, lo
cruza en forma de ángulo sobre el pecho y hace descender las
extremidades casi hasta la tierra, una por delante y otra
por detrás. El pequeño
omoforion, 
cuyo
origen es reciente, se coloca alrededor del cuello y cae
sobre el pecho solamente.
El obispo usa el gran
omoforion 
desde
el comienzo del Sacrificio hasta el fin de la lectura del
Apóstol. Se lo quita para la lectura del Evangelio "porque,
representando al Buen Pastor, debe deponer toda
manifestación de grandeza cuando el Verdadero Maestro toma
la palabra, como acontece en el Evangelio". (Simeón de
Tesalónica, cap. 97 y 209, P. G., t. CLV, col. 294c y
422-424).
El pequeño
omoforion 
lo
usa desde la oración del Querubicón hasta
el fin de la Liturgia. Lo deja, sin embargo, durante la gran
entrada, 
y
entonces uno de los sacerdotes lo lleva delante de las
ofrendas. También se sirve de él para las ordenaciones y
para la mayoría de las funciones sagradas.
La cruz
pectoral (stauros)
: La usan los obispos y otros
dignatarios (archimandritas, protoieréi, etc.) y por
privilegio imperial los sacerdotes rusos. La llevan
suspendida del cuello por medio de una cadena y reposa sobre
el pecho. Esta cruz es un derivado del encolpion.
El encolpion (literalmente:
objeto llevado sobre el seno): Es llamado también panagion, a
causa de la imagen santa que lo adorna. Se trata de un
medallón grande, adornada con la imagen de Nuestro Señor o
de la Virgen Santísima, que el obispo lleva sobre el pecho
al lado de la cruz pectoral. Significa que el obispo debe
honrar a Cristo y a su Madre con corazón puro y espíritu
recto. El encolpion era primitivamente un pequeño relicario
que contenía un trocito de la verdadera Cruz o reliquia de
los mártires.
Los cristianos primitivos lo usaban a modo de talismán
protector y garantía del auxilio divino. Su forma era unas
veces ovalada y otras, de cruz. Más tarde, primó
definitivamente la primera, después de haber dado origen a
la cruz pectoral y dejó de ser un relicario.
La mitra o
corona (mitra 
o stéfanos): se
trata de una especie de tiara o bonete esférico o
cuadrilobado, adornada de ricos bordados y de piedras
preciosas y coronada de una cruz. La llevan actualmente los
obispos en las funciones pontificales.
En Rusia solamente llevan cruz en la mitra a partir de los
metropolitanos, y el uso de la mitra se hace extensivo a los
archimandritas y algunos protoiréi.
Según los simbolistas orientales, la mitra significa la
corona de espinas colocada sobre la cabeza de Cristo por los
soldados del pretorio.
Acerca de su origen, los liturgistas no están de acuerdo.
Balsamón, a quien siguen Nicéforo Calisto y Simeón de
Tesalónica, dice que antiguamente todos los obispos
orientales celebraban con la cabeza descubierta, a excepción
de los Patriarcas de Alejandría, sucesores de San Cirilo,
que había recibido la mitra del Papa San Celestino cuando
fue encargado de presidir el Concilio de Efeso (431). (Cfr.
P. G. CXXXVIII, col. 1048). Pero según algunos autores
modernos, el Patriarca de Constantinopla después de la caída
del imperio de Bizancio, habría recogido la corona imperial
y la habría adoptado para las ceremonias sagradas. Lo que es
cierto, sea lo que sea de las diversas suposiciones
anotadas, es que la forma de la mitra se asemeja realmente a
la corona imperial. Según el liturgista Papadopoulos, el uso
de la mitra se hizo extensivo a todos los obispos no antes
del S. XVIII.
El báculo
(poimantiké rhabdos: 
Bastón
Pastoral). Popularmente se lo denomina también pateritsa (bastón
del padre, del anciano), dekanikion,
baktería 
(bastón
de apoyo). Termina en la parte superior en dos pequeños
brazos en forma de serpiente con las cabezas vueltas sobre
sí mismas.
Primitivamente el báculo era un simple bastón de madera
terminado en una cruz en forma de T. A la madera sucedió
luego el marfil, el ébano y, a veces, la plata; la parte
superior era de marfil o de metal esculpido.
El báculo simboliza el poder pastoral. Las dos serpientes,
por su parte, simboliza la prudencia que debe adornar a todo
pastor en su labor de conducir la grey que el Señor le ha
encomendado. Los higúmenos o
superiores monásticos llevan una especie de dekanikion
terminado en dos cuernos cuyas extremidades se vuelven hacia
abajo. En Rusia, algunos archimandritas usan el báculo como
insignia de su jurisdicción.
El dikerion y
el trikerion. Son
los dos candelabros de dos y tres brazos de que ya hemos
hablado anteriormente. Constituyen las últimas insignias que
toma el prelado después de haberse revestido de los
ornamentos pontificales descritos hasta aquí.
Debemos advertir que estos ornamentos solamente los emplea
en su totalidad el obispo para la celebración de la Divina
Liturgia y en algunas otras ceremonias especialmente
solemnes como la bendición del agua el día de Epifanía, la
ceremonia del epitafios
hymnos 
en la
tarde del Viernes Santo y las segundas Vísperas de Pascua.
El mandyas. A
todas las vestiduras sagradas enumeradas podemos añadir el mandyas que,
juntamente con el epirriptarion o epikhamenlaukion, el báculo, el epitrakelion y
el pequeño
omoforion, 
lleva
el obispo en diversas ceremonias a las que asiste como
pontífice.
El nombre de mandyas es
de origen persa y servía para designar un manto militar. Por
extensión se aplicó esta denominación al manto precioso que
llevaban los emperadores bizantinos y, más tarde, por
derivación, al manto de los obispos. El origen más probable
del mandyas episcopal, según Goar (Eukologion, p. 495) es el
mandyas monástico que, a su vez, deriva del manto de los
filósofos adoptado por los primeros ascetas cristianos. Los
obispos, elegidos de entre los monjes, continuaban usándolo
como un recuerdo venerado de su anterior estado, pero
adornándolo según las exigencias de su nueva dignidad. El
obispo lo emplea en todas las ceremonias en que no usa el
omoforion, y además antes de la misa hasta el momento de
revestirse de los ornamentos litúrgicos. Es un manto muy
amplio y abierto por delante, que se vuelve a unir
(abrochado) en la parte inferior. En la iglesia rusa los
archimandritas tienen el privilegio de llevar el mandyas.
El aetos. El aetos o
águila es una insignia del obispo. Se trata de un tapiz en
el que está dibujada o bordada una ciudad sobre la cual
planea un águila con las alas extendidas e iluminadas por
los rayos del sol. Se pone este tapiz a los pies del prelado
cuando oficia. La ciudad significa su ciudad episcopal a la
que debe amar y guardar y el mundo al que debe despreciar.
El águila con las alas iluminadas simboliza la pureza de que
debe estar adornado, la elevación de sentimientos y la
ciencia teológica que debe poseer para poder instruir a sus
fieles.
El aetos es
usado de modo habitual solamente en Rusia en forma de
pequeña alfombra; entre los griegos su uso ha quedado
reservado únicamente para la ceremonia de la consagración
episcopal en un gran alfombra . Puesto sobre él, el nuevo
obispo hace su profesión de fe leyendo en determinados
momentos las fórmulas adecuadas.
Los ornamentos del sacerdote y del
diácono
Los ornamentos del sacerdote son: el stikharion, el epitrakhelion,
el ceñidor (zona), 
las epimanikia y
el felonion. Si
goza de alguna dignidad eclesiástica, puede llevar el epigonation y
el kamelaukion. Se
reviste de todos estos ornamentos para la celebración de la
Liturgia, para las Horas Reales, para lasVísperas del
Viernes Santo, para el oficio de Epitafios y
para las segundas Vísperas de Pascua. Para todas las demás
ceremonias usa solamente el felonion y
el epitrakhelion.
Las diferencias entre estos ornamentos sacerdotales y los
episcopales son apenas considerables y han quedado ya
indicadas en su lugar. En cambio, creemos conveniente
señalar las particularidades de los ornamentos diaconales.
Son éstos: el stikharion, las epimanikia y
el orarion.
El color está por regla general en concordancia con el del
celebrante. Por lo demás, está casi siempre hendido de
arriba abajo por los costados. Las dos partes están unidas,
en este caso, por cintas o botones. Es también más estrecho
que el del sacerdote y cae libremente hasta el suelo sin
estar sujetado por un ceñidor. En una palabra, el stikharion
del diácono se asemeja mucho a la dalmática latina, con la
diferencia de que es más larga y se coloca directamente
sobre el hábito eclesiástico, sin alba y sin ceñidor.
Las epimanikia del
diácono en lugar de cubrir las mangas del stikharion, cubren
las de la sotana o hábito eclesiástico.
El orarion. La
estola diaconal lleva el nombre de orarion. Sobre
el origen de este nombre no están de acuerdo los
liturgistas. Unos lo hacen derivar de la palabra latina orare:
orar, 
porque
el diácono, cuya insignia peculiar es el orarion, dirige
la oración colectiva de los fieles; otros, con Balsamon a la
cabeza, la derivan del verbo griego oraó: ver,
observar, porque el diácono es el encargado de velar por el
buen orden de las ceremonias; otros, en fin, como Simón de
Tesalónica, del verbo oraidso: embellecer,
adornar, porque este ornamento, distintivo especial de los
diáconos, simboliza la belleza de los ángeles cuyas
funciones desempeñan aquellos. No es fácil, como se ve,
hallar una explicación convincente y definitiva.
En la actualidad, el orarion es
una banda de tela, ordinariamente de seda, estrecha y
adornada de bordados; sobre ella está escrita la palabra hagios en
tres direcciones y, a veces, se las reemplaza por tres
cruces. El diácono lleva el orarion fijo
sobre el hombro izquierdo, y le cae hasta los pies tanto por
delante como por detrás. En momentos en que desempeña sus
funciones litúrgicas más características, tomando con la
mano derecha la extremidad delantera la levanta hasta la
altura de la cara, en un gesto significativo de invitación a
la oración.
Antes de comulgar, el diácono se coloca el orarion en forma
de faja sobre la parte inferior del pecho, luego la cruza en
medio de la espalda y, pasándola por sobre los hombros la
vuelve a cruzar por delante del pecho, sujetando las
extremidades dentro del pliegue que le rodea la cintura. Los
simbolistas ven en esta ceremonia una invitación de lo que
nos dice Ezequiel acerca de los querubines que están ante el
trono de Dios: que se velan sus rostros ante la majestad
divina, en señal de adoración y respeto. (Simón de
Tesalónica, op cit., col. 381.)
A pesar de que el concilio de Laodicea (c. 22) reserva el orarion para
los diáconos exclusivamente, hoy en día lo llevan también
los clérigos menores, pero siempre cruzado de la manera que
acabamos de indicar.

Los Libros Litúrgicos

Los libros eclesiásticos o litúrgicos,
en el rito bizantino, son, propiamente hablando, doce.
Algunos aumentan su número a causa de ciertas subdivisiones
introducidas por razones prácticas. Trataremos de dar aquí
una idea general de cada uno de ellos y de su contenido.
El typikon
Este libro merece ocupar el primer lugar en una enumeración
científica y metódica, por razón de su contenido. Es una
especie de ceremonial en
el que se hallan reunidas las rúbricas de los diversos
oficios divinos de cada día del año. La reglamentación de
los oficios y ceremonias, inaugurada por los obispos para
sus respectivas diócesis, fue poco a poco completándose
según los usos de los monasterios. Así se formó el Typikon
de San Sabas, el más célebre de todos, con el del Sinaí. San
Sofronio de Jerusalén habría completado el primero con el
segundo; San Juan Damasceno lo habría retocado. Después de
otros retoques sucesivos, para fijar los detalles, el
typikon de San Sabas vino a ser el gran regulador de las
ceremonias sagradas para todo el Oriente. No obstante, en
siglos posteriores, una nueva influencia monástica vino a
juntarse a la de San Sabas y del Sinaí: fue la de San
Teodoro Studita (759-826), que pasó especialmente a los
monasterios ítalo-griegos de Sicilia y de Calabria. El typikon actual
de Constantinopla es el de San Sabas notablemente
modificado. Comprende: una introducción general sobre
ciertas fórmulas o prácticas comunes a un gran número de
oficios; después de un examen detallado, día por día, del
Propio de los Santos y del Propio del Tiempo; la
reglamentación de los días de ayuno, etc.; un apéndice
relativo a ciertas ceremonias peculiares de la Iglesia
Patriarcal de Constantinopla, así como al oficio del Acathisto, a
las Ordenaciones, a la concelebración, a los funerales, y
finalmente, una tabla de ocurrencia y concurrencia de las
fiestas fijas entre el 11 de enero al 25 de mayo, es decir,
el tiempo litúrgico que comprende el Triodion y Pentecostarion.

El Leiturgikón

Es el libro que contiene, en primer lugar, los tres
Ordinarios de la Liturgia, o sea, las liturgias de San Juan
Crisóstomo, de San Basilio y de Presantificados. Después
viene, generalmente, un compendio de Eucologio o Ritual para
la administración de los sacramentos más usuales: Bautismo,
Confirmación, Matrimonio, Unción y Confesión. Esto le ha
valido, también el nombre de Eucologio
menor (Eucologion to mikron). 
Por
razón de utilidad se inserta, a veces, las fórmulas finales (apolyseis) de
la misa y de los oficios que son propios de las principales
solemnidades del año; pero, especialmente, las Epístolas y
Evangelios de las fiestas más importantes de cada mes y las
de lo que podríamos denominar Propio
de los Santos: 
Ángeles,
apóstoles, profetas, mártires, pontífices y no pontífices,
confesores, vírgenes, santas mujeres, y, finalmente, de los
difuntos. Todo esto hace del leiturgikón una
especie de misal y ritual portátil.
Algunos hacen más larga la parte del Ritual introduciendo el
rito de los Colybes, especie
de pastel que se bendice en honor de los difuntos; el menologio de
los doce meses, especie de martirologio resumido; el oficio
de la Santa Comunión, etcétera.
Además de este liturgikón, existe el Liturgikón
arkieratikón, 
que
a las tres liturgias añade las funciones propiamente
episcopales: ordenaciones, consagraciones de los antimensia, etcétera.
El Eucologio
Se lo llama también el Gran
Eucologio; 
contiene
los ritos completos de los sacramentos y sacramentales, más
un Ritual-Bendicional que implica: el Ritual monástico; el
Ritual de los difuntos; la consagración de una Iglesia; la
bendición y consagración de objetos sagrados; Bendición de
las casas; Bendiciones para las diversas necesidades de la
vida; Bendiciones de los animales, de las plantas, etc.;
Bendiciones y ceremonias para ciertos días determinados.
El Apóstolos
Es el libro que contiene las Epístolas y los Hechos de los
Apóstoles correspondientes a todas las fiestas del año. El
nombre de Apóstolos tiene
su razón de ser en que la mayoría de las perícopas
contenidas en él están sacadas del Apóstol San
Pablo. También se lo denomina Praxapóstolos, por
causa de los Hechos (Praxeis) de
los Apóstoles, y, a veces, Biblion
apostolikón: 
Libro
apostólico. A continuación del Apóstolos se
imprime, con frecuencia, el Menologio.
El Apóstolos está
dividido en dos partes correspondientes al Propio del Tiempo
y al Propio de los Santos. Las perícopas correspondientes al
Propio del Tiempo se hallan distribuidas de la siguiente
manera: desde Pascua hasta el lunes de Pentecostés están
tomadas del libro de los "Hechos de los Apóstoles" y forman
una lectura seguida, desde el lunes de Pentecostés hasta el
Sábado Santo, están sacadas de las Epístolas, propiamente
dichas, y se suceden en cinco períodos de ocho series,
conforme a los ocho tonos de la música religiosa, y cada
serie comprende siete perícopas, una para cada día de la
semana.
Ahora bien, como toda esta división está hecha en función de
la fiesta de Pascua cuya fecha no es fija, se requiere la
previa determinación de esta fecha para poder distribuir las
diversas series, de manera que concuerden en sus períodos
propios.
El Evangeliario (Evangelion o Tetraevangelion)
Como lo indica su mismo nombre, es el libro que contiene los
cuatro Evangelios divididos en perícopas según el orden en
que deben leerse en la Liturgia Eucarística y en las Horas.
Es el libro del diácono, por excelencia, así como el
anterior lo es del subdiácono. En el rito bizantino no se
pasa de un evangelista a otro, salvo raras excepciones en
algunas grandes fiestas. Por el contrario, se lee de manera
seguida, durante un período determinado, todas las perícopas
del mismo evangelista. San Marcos, considerado como un
resumen de San Mateo y de San Lucas, ocupa los cinco
primeros días de las siete últimas semanas reservadas a San
Mateo y de las seis últimas reservadas a San Lucas. La
lectura de San Juan dura siete semanas, desde Pascua hasta
Pentecostés; el de San Mateo dura once semanas, a partir del
lunes de Pentecostés, más otras seis semanas que comparte
con San Marcos; de este modo la lectura de San Mateo llega
hasta el Domingo después de la Exaltación de la Santa Cruz;
San Lucas llena el espacio de 19 semanas, a partir del lunes
siguiente a la Exaltación de la Cruz, y llega el primer
domingo de Cuaresma. Sin embargo, a partir de las 13
semanas, a San Lucas se le reserva sólo el domingo y el
sábado, los otros cinco días se lee el Evangelio de San
Marcos. Sólo teniendo en cuenta esta división de las
perícopas evangélicas se pueden entender ciertas expresiones
de las rúbricas, como por ejemplo, cuando se refieren al
domingo tercero de San Mateo o de San Lucas, etcétera.
A continuación del Evangeliario se imprime siempre el Evangelistarion, o
sea el conjunto de normas y tablas que regulan la lectura
del Evangelio durante el año.
El Evangeliario, juntamente
con el Eucologio y
el Apóstolos, son
los tres libros empleados para la celebración de la
Liturgia. El primero aparece con frecuencia ricamente
decorado con medallones de oro o plata, y permanece
habitualmente colocado sobre el altar. Es el modo de honrar
a Cristo Doctor, paralelamente con Cristo Sacramento.
El Psalterion
Después de hablar de los libros empleados para la
celebración de la Divina Liturgia, pasamos a tratar de los
empleados para la celebración de las Horas. El primero de
ellos es el Psalterion, que
como lo indica su nombre, es la colección de los 150 salmos
repartidos en kathismata o
secciones. Este término dekathismata tiene
su origen en la costumbre antigua de cantar los salmos de
pie, sentándose solamente en determinados momentos en que se
interrumpía la recitación. La palabra kathisma, que
designa cada una de estas interrupciones, fue luego aplicada
a cada grupo de salmos que se recitaban entre cada una de
las interrupciones. Hay 20 kathisma divididos
en 3 staseis, terminados
cada uno por la doxología: Doxa
to Patrí...
Hoy en día, la recitación de los salmos se hace
permaneciendo sentados, y solamente se levantan para la
doxología. La lectura de la Biblia, que tenía lugar
antiguamente durante los kathismata, está
ahora reemplazada por los troparios
y 
los cánones, de
composición eclesiástica. Estos troparios y cánones han
pasado a ser la parte más importante del oficio.
A continuación del kathismata 20,
se encuentra el salmo 151, que no aparece en la Vulgata,
pero que sí se halla en la versión de los Setenta, y con
algunas variantes, en las versiones siríaca, árabe y
etiópica. Se los denomina psalmos
idiografos 
porque
no pertenecen al Canon de la Escritura. A continuación
vienen las 9 odas o cánticos bíblicos introducidos en el
oficio del Orthros,. El
libro termina con unas rúbricas sobre el uso del salterio.
El Horologion
Este libro contiene el rito
ordinario 
de
la celebración de las Horas con todas las oraciones que le
son propias; el calendario eclesiástico con los kontakia o
troparios de cada día; un cierto número de cánones u
oficios votivos; las oraciones de la comunión, etc.
Finalmente, en un apéndice, diversas piezas relativas al
cómputo eclesiástico, el pascalion o
tabla indicadora de la fecha de la Pascua y de las fiestas
movibles del año.
El Octoékhos ("Libro de los ocho tonos")
En realidad, este nombre designa en la actualidad dos libros
distinto: uno abreviado: el Pequeño
Octoékhos, 
y
el otro más amplio: el Gran
Octoékhos.
El Pequeño Octoékhos contiene ocho oficios dominicales, uno
por cada tono, a saber:
1) Stikheres o
Versos de la Resurrección (Anctstásima) para
las Vísperas del sábado;
2) Canon triadikós (a
la Ssma. Trinidad) de Metrófanos de Esmirna, para el Mesonykitón o
Nocturno;
3) para el Orthros u
Oficio de la Aurora, presenta una serie de troparios
llamados Kathísmata
anastásima, 
y
de Anabathmoi, versículos
o antífonas de composición eclesiástica que son como
"elevaciones" inspiradas en los salmos;
4) un Canon
anastásimos 
(sobre
la Resurrección) de San Juan Damasceno, también para el Orthros;
5) un segundo Canon a la Cruz y a la Resurrección (Stauroanastásimos) para
el mismo oficio de la Aurora;
6) un nuevo Canon en honor de la Ssma. Virgen; finalmente,
una suerte de apéndice que reúne once troparios de la aurora (troparia
eothina) 
compuestos
por el emperador León VI el Sabio, y otra serie de troparios
que preceden inmediatamente a Laudes (Ainoi), compuestos
por Constantino Porfirogénito.
El Gran
Octoékhos, 
que
es denominado más comúnmente Parakletiké, encierra,
además del oficio dominical del Pequeño Octoékhos, el oficio
de los ocho tonos para cada día de la semana. Esta colección
constituye una obra aparte que San José el Himnógrafo
organizó definitivamente, con un total de 96 cánones, de los
cuales 48 le pertenecen a él, otros 32 son de un tal Teófano
y los otros de diversos autores.
El Triodion
Contiene el propio de las diez semanas que preceden a la
Pascua, y abarca, por tanto, desde la dominica del "fariseo
y el publicano". El nombre le viene del hecho de que la
mayor parte de los Cánones de que consta cuentan solamente
con tres Odas, en lugar de 9. Dos santos hermanos, músicos
por naturaleza, trabajaron de común acuerdo para componerlo:
San Teodoro Estudita y San José de Tesalónica.
El Pentecostarion
Consta del Propio del tiempo pascual, es decir, desde Pascua
hasta el primer domingo después de Pentescostés o domingo de
"Todos los Santos", inclusive. Es una obra que depende
también de la escuela de Studium, y
tal vez se debe a los mismos autores que el anterior.
Los Menaia
El Propio de los Santos forma por sí solo una verdadera
biblioteca, pues a pesar de que está todo él reunido en una
sola obra: los Menaia, sin
embargo, ésta consta de 12 volúmenes, un Menaion para
cada mes. Estos doce volúmenes tienen el Oficio de todas las
fiestas de fecha fija desde el primero de septiembre hasta
el 31 de agosto. Después se añaden algunas rúbricas
extractadas del Typikón; y,
finalmente, el texto del Acoluthia, cuya
parte principal está constituida por el Canon o composición
himnográfica de 9 Odas. Entre la sexta y séptima Odas se
intercalan las noticias históricas, junto con el anuncio de
la fecha del mes, anuncio de la fiesta del día, etc., todo
ello terminado por una doxología al Padre, pidiéndole la
gracia de la salvación por intercesión de los santos.
Cuando estas noticias históricas se hallan separadas de sus
oficios respectivos y reunidas en una colección especial,
ésta lleva el nombre de Sinaxis (colección)
o Menologio.
El Heirmologion
Es la colección de Heirmoi, palabra
griega que significa, literalmente, "encadenamiento". Con
este término ha sido designado el tropario sobre cuyo modelo
se han compuesto otras series de troparios dándoles su ritmo
y su melodía. Esta colección de heirmoi se
remonta a la época en que se dejó de cantar la totalidad de
los cánones y se comenzó a leer simplemente la mayor parte
de los troparios, cantando únicamente el heirmos de
cada Oda.

Panfleto Misionero #
Copyright (c) 1999 y Publicado por la
Iglesia
Ortodoxa Rusa de la Santa Protección
2049 Argyle Ave. Los Angeles, California
90068
Editor: Obispo Alejandro (Mileant).
Missionary Leaflet # S50
Copyright (c) 1999 and Published by
Holy Protection Russian Orthodox Church
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