Día 4. Inmaculada Concepción Zurbarán, 1632 (otra versión). Una imagen y una reflexión para cada día de la novena
Ésta es una de las varias versiones que  Zurbarán hizo de la Inmaculada Concepción.  En esta versión, María  aparece de pie sobre cinco querubines que ocupan media luna.  Luce un  collar con el anagrama A[ve] M[aría], mientras una multitud de estrellas  y de angelitos se confunden en medio de las nubes en la aureola que le  rodea la cabeza. En la parte alta, a los lados hay dos ángeles con  lirios, rosas (atributos de pureza) y tablas con inscripciones del  «Cantar de los cantares». En la baja aparecen dos colegiales y símbolos  que se atribuyen a María: Espejo sin mancha, Escala de Jacob, Puerta del  cielo y Estrella de la mañana. Se encuentra en el Museo Nacional de  Arte de Cataluña, Barcelona, España  (arte-paisaje.blogspot.com.es)

Muchos padres cristianos piden el  Bautismo para sus hijos en un santuario mariano, con lo cual manifiestan  la fe en la acción maternal de María que engendra nuevos hijos para  Dios.
Es allí, en los santuarios, donde puede  percibirse cómo María reúne a su alrededor a los hijos que peregrinan  con mucho esfuerzo para mirarla y dejarse mirar por ella. Allí  encuentran la fuerza de Dios para sobrellevar los sufrimientos y  cansancios de la vida.
Como a san Juan Diego, María les da la  caricia de su consuelo maternal y les dice al oído: «No se turbe tu  corazón […] ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?».
Evangelii Gaudium, 286
   