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miércoles, 11 de diciembre de 2013

El significado de su bautismo — BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower

El significado de su bautismo — BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower

BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Biblioteca: Publicaciones en español (2000-2013)

BIBLIA
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TEXTO DIARIO

Adoremos a Dios
wt cap. 12 págs. 110-119
El significado de su bautismo

Los bautismos realizados por Juan
El bautismo en agua de los discípulos cristianos
Cumplamos nuestras responsabilidades

Capítulo 12

El significado de su bautismo

EN EL año 29 E.C., Juan el Bautista bautizó por inmersión a Jesús en el río Jordán, y el propio Jehová, que estaba contemplando la escena, expresó su aprobación (Mateo 3:16, 17). Con su bautismo, Jesús marcó una pauta que todos sus discípulos seguirían. Tres años y medio después, les dio estas instrucciones: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra. Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo” (Mateo 28:18, 19). ¿Se ha bautizado usted en armonía con este mandato de Jesús? Si no lo ha hecho, ¿se está preparando para ello?

2 En cualquier caso, es importante que toda persona que desee servir a Jehová y vivir en su justo nuevo mundo entienda claramente el significado del bautismo. Algunas preguntas que requieren respuesta son las siguientes: ¿Representa el bautismo cristiano actual lo mismo que el de Jesús? ¿Qué significa bautizarse “en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo”? ¿Qué implica vivir de acuerdo con lo que simboliza el bautismo en agua?

Los bautismos realizados por Juan

3 Unos seis meses antes del bautismo de Jesús, Juan el Bautista empezó a predicar en el desierto de Judea el siguiente mensaje: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 3:1, 2). Quienes lo escucharon y tomaron sus palabras en serio confesaron abiertamente los pecados, se arrepintieron y acudieron a Juan para que los bautizara en el río Jordán. El bautismo que él efectuó estaba reservado para los judíos (Lucas 1:13-16; Hechos 13:23, 24).

4 Aquellos judíos debían arrepentirse con urgencia. En el año 1513 a.E.C., sus antepasados habían celebrado un pacto nacional —un acuerdo formal y solemne— con Jehová Dios en el monte Sinaí. Pero al cometer pecados graves, incumplieron las obligaciones contraídas en dicho pacto, de modo que este los condenó. En tiempos de Jesús, la situación del pueblo era crítica. Estaba cerca el “día de Jehová, grande e inspirador de temor” que había predicho Malaquías. Aquel “día” llegó en el año 70 E.C., cuando los ejércitos romanos destruyeron Jerusalén y su templo, y causaron la muerte de más de un millón de judíos. Juan el Bautista, quien manifestó gran celo por la adoración verdadera, fue enviado antes de tal devastación a fin de “alistar para Jehová un pueblo preparado”. Los judíos debían arrepentirse de sus pecados contra el pacto de la Ley mosaica y prepararse para aceptar a aquel que Jehová les enviaba, su Hijo, Jesús (Malaquías 4:4-6; Lucas 1:17; Hechos 19:4).

5 Entre los que acudieron a Juan para que los bautizara estuvo el mismo Jesús. Pero ¿por qué? Sabiendo que este no tenía ningún pecado que confesar, Juan objetó: “Yo soy el que necesito ser bautizado por ti, ¿y vienes tú a mí?”. No obstante, Jesús se bautizaría para simbolizar algo distinto, de modo que le contestó: “Deja que sea, esta vez, porque de esa manera nos es apropiado llevar a cabo todo lo que es justo” (Mateo 3:13-15). Como el Hijo de Dios era perfecto, su bautismo no podía simbolizar arrepentimiento de pecados; por otra parte, no necesitaba dedicarse a Jehová, pues pertenecía a una nación ya dedicada a él. Su bautismo, a la edad de 30 años, fue singular; simbolizó que se presentaba a su Padre celestial para obrar de acuerdo con lo que dispusiera Su voluntad.

6 La voluntad de Dios respecto a Cristo Jesús incluía actividades relacionadas con el Reino (Lucas 8:1) y el ofrecimiento de su vida humana perfecta como sacrificio redentor y como base de un nuevo pacto (Mateo 20:28; 26:26-28; Hebreos 10:5-10). Jesús tomó muy en serio lo que simbolizó su bautismo, así que no permitió que nada lo distrajera de su objetivo. Hizo de la predicación del Reino de Dios su labor principal, y hasta el fin de su vida terrestre llevó a cabo fielmente la voluntad divina (Juan 4:34).

El bautismo en agua de los discípulos cristianos

7 Juan bautizó a los que serían los primeros discípulos de Jesús y los encaminó hacia este, lo cual les permitiría en el futuro ser integrantes del Reino celestial (Juan 3:25-30). Bajo la dirección de Jesús, también sus discípulos efectuaron algunos bautismos, que tenían el mismo significado que el de Juan (Juan 4:1, 2). No obstante, en el Pentecostés del año 33 E.C. empezaron a cumplir la comisión de bautizar “en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo” (Mateo 28:19). Sin duda le resultará muy provechoso analizar el significado de esa expresión.

8 ¿Qué significa bautizarse “en el nombre del Padre”? Significa aceptar su nombre, posición, autoridad, propósito y leyes. Piense en lo que eso entraña: 1) Con relación a su nombre, Salmo 83:18 declara: “Tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra”. 2) Respecto a su posición, 2 Reyes 19:15 afirma: “Oh Jehová [...], tú solo eres el Dios verdadero”. 3) De su autoridad, Revelación (Apocalipsis) 4:11 dice: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas”. 4) También debemos reconocer que, como Dador de vida, se ha propuesto salvarnos del pecado y la muerte: “La salvación pertenece a Jehová” (Salmo 3:8; 36:9). 5) Tenemos que aceptar igualmente que es el Legislador Supremo: “Jehová es nuestro Juez, Jehová es nuestro Dador de Estatutos, Jehová es nuestro Rey” (Isaías 33:22). En vista de todo lo que él es, se nos dirige la siguiente exhortación: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22:37).

9 ¿Qué implica el bautismo “en el nombre [...] del Hijo”? Implica reconocer el nombre, la posición y la autoridad de Jesucristo. Su nombre, Jesús, significa “Jehová es Salvación”. La posición que ocupa se debe al hecho de que es el Hijo unigénito de Dios, el primogénito de Su creación (Mateo 16:16; Colosenses 1:15, 16). En Juan 3:16 se nos dice de él: “Tanto amó Dios al mundo [la totalidad de los seres humanos redimibles] que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna”. Como Jesús murió fiel, Dios lo resucitó y le confirió más autoridad. Según el apóstol Pablo, “lo ensalzó a un puesto superior” en el universo, el más elevado después del de Jehová. De ahí que “en el nombre de Jesús [deba doblarse] toda rodilla [...], y recono[cer] abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor para la gloria de Dios el Padre” (Filipenses 2:9-11). Tal reconocimiento conlleva obedecer los mandamientos de Jesús, que proceden de Jehová mismo (Juan 15:10).

10 ¿Qué significa bautizarse “en el nombre [...] del espíritu santo”? Significa reconocer el papel y la actividad que este desempeña. ¿Y qué es el espíritu santo? Es la fuerza activa de Jehová, con la que él lleva a cabo sus propósitos. Jesús dijo a sus discípulos: “Yo pediré al Padre, y él les dará otro ayudante que esté con ustedes para siempre, el espíritu de la verdad” (Juan 14:16, 17). ¿Qué lograrían con tal ayuda? Jesús les aclaró: “Recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes, y serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea, y en Samaria, y hasta la parte más distante de la tierra” (Hechos 1:8). Mediante el espíritu santo, Jehová también inspiró la escritura de la Biblia: “La profecía no fue traída en ningún tiempo por la voluntad del hombre, sino que hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo” (2 Pedro 1:21). De manera que cuando estudiamos la Biblia, reconocemos el papel del espíritu santo. Otra forma de reconocerlo consiste en pedirle a Jehová que nos ayude a producir “el fruto del espíritu”, que es “amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, autodominio” (Gálatas 5:22, 23).

11 Los primeros en bautizarse según las instrucciones de Jesús fueron judíos y prosélitos del judaísmo, a partir del año 33 E.C. Poco después, también se brindó el privilegio de ser discípulos cristianos a los samaritanos, y en el año 36 E.C., a los gentiles incircuncisos. Antes de bautizarse, los samaritanos y los gentiles tenían que dedicarse personalmente a Jehová para servirle como discípulos de su Hijo. El bautismo cristiano en agua sigue implicando lo mismo hasta el día de hoy. La inmersión completa es una representación adecuada de esa dedicación personal, pues el bautismo constituye un entierro simbólico. El acto de sumergirse simboliza que la persona muere respecto a su anterior modo de vida, y la acción de emerger representa que es vivificada para efectuar la voluntad de Dios. Solo hay “un bautismo” en agua para todos los que se hacen cristianos verdaderos. Al recibirlo, se convierten en testigos cristianos de Jehová, ministros ordenados de Dios (Efesios 4:5; 2 Corintios 6:3, 4).

12 Tal bautismo tiene un gran poder salvador a los ojos de Dios. Por ejemplo, tras mencionar la construcción del arca en la que Noé y su familia se salvaron del Diluvio, el apóstol Pedro escribió: “Lo que corresponde a esto [la fe mostrada al construir el arca] ahora también los está salvando a ustedes, a saber, el bautismo (no el desechar la suciedad de la carne, sino la solicitud hecha a Dios para una buena conciencia), mediante la resurrección de Jesucristo” (1 Pedro 3:21). El arca fue una prueba tangible de que Noé había realizado fielmente la tarea asignada por Dios. Una vez finalizada su construcción, “el mundo de aquel tiempo sufrió destrucción cuando fue anegado en agua” (2 Pedro 3:6). Pero “ocho almas, [Noé y su familia,] fueron llevadas a salvo a través del agua” (1 Pedro 3:20).

13 En la actualidad, quienes se dedican a Jehová en virtud de su fe en Cristo resucitado se bautizan en símbolo de dicha dedicación. Entonces proceden a efectuar la voluntad divina para nuestro día y son salvados de este mundo impío (Gálatas 1:3, 4). Ya no se encaminan a la destrucción junto con el actual sistema malvado de cosas. Se les salva de dicha destrucción, y Dios les concede una buena conciencia. El apóstol Juan asegura a los siervos de Jehová: “El mundo va pasando, y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:17).

Cumplamos nuestras responsabilidades

14 Sería un error concluir que el bautismo por sí solo garantiza la salvación. Únicamente tiene valor si la persona se ha dedicado a Jehová de corazón mediante Jesucristo y a partir de entonces lleva a cabo la voluntad divina con fidelidad hasta el fin. “El que haya aguantado hasta el fin es el que será salvo.” (Mateo 24:13.)

15 La voluntad divina para Jesús incluía la forma en que utilizaría su vida humana. Tenía que morir para ofrecerla en sacrificio. En nuestro caso, debemos presentar nuestro cuerpo a Dios y hacer Su voluntad llevando una vida sacrificada, abnegada (Romanos 12:1, 2). No efectuaríamos en modo alguno la voluntad divina si, aunque fuera de vez en cuando, nos comportáramos deliberadamente como el mundo que nos rodea, o si nuestra vida girara en torno a actividades egoístas y solo diéramos a Dios un servicio destinado a cubrir las apariencias (1 Pedro 4:1-3; 1 Juan 2:15, 16). Cuando cierto judío preguntó qué debía hacer para conseguir la vida eterna, Jesús reconoció la importancia de la pureza moral, pero mencionó algo aún más importante: la necesidad de seguirlo a él, de hacerse discípulo cristiano. Ese debe ser nuestro objetivo principal en la vida. No podemos relegarlo a un segundo plano, colocándolo después de los intereses materiales (Mateo 19:16-21).

16 Cabe destacar nuevamente que la voluntad divina respecto a Jesús incluía actividades trascendentales relacionadas con el Reino de Dios. Además de haber sido ungido para ser Rey, cuando estuvo en la Tierra dio un celoso testimonio de dicho Reino. Nosotros hemos de dar un testimonio semejante, y nos sobran razones para hacerlo de todo corazón. De ese modo demostramos nuestra gratitud por la soberanía de Jehová y nuestro amor al prójimo (Mateo 22:36-40). También demostramos que estamos unidos con los demás adoradores de Jehová del mundo entero, todos los cuales son proclamadores del Reino. Juntos proseguimos hacia la meta de la vida eterna en el dominio terrestre del Reino.

Repaso

• ¿Qué semejanzas y qué diferencias existen entre el bautismo de Jesús y el bautismo en agua de la actualidad?

• ¿Qué significa bautizarse “en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo”?

• ¿Qué conlleva cumplir las responsabilidades del bautismo cristiano en agua?

[Preguntas del estudio]

1. ¿Por qué debería interesarnos a todos el bautismo en agua?

2. ¿Qué preguntas sobre el bautismo requieren respuesta?

3. ¿Para quiénes estaba reservado el bautismo de Juan?

4. ¿Por qué debían arrepentirse con urgencia los judíos del siglo primero?

5. a) ¿Por qué puso reparos Juan cuando Jesús acudió a él para que lo bautizara? b) ¿Qué simbolizó el bautismo de Jesús?

6. ¿Cuánta importancia concedió Jesús a cumplir la voluntad divina?

7. ¿Qué mandato respecto al bautismo cumplieron los cristianos a partir del Pentecostés del año 33 E.C.?

8. ¿Qué significa bautizarse “en el nombre del Padre”?

9. ¿Qué implica bautizarse “en el nombre [...] del Hijo”?

10. ¿Qué significa bautizarse “en el nombre [...] del espíritu santo”?

11. a) ¿Qué implica el bautismo en nuestros días? b) ¿Por qué se asemeja el bautismo a morir y ser vivificado?

12. ¿A qué corresponde el bautismo cristiano en agua, y por qué?

13. ¿De qué se salva al cristiano mediante el bautismo?

14. ¿Por qué el bautismo por sí solo no garantiza la salvación?

15. a) ¿Cuál es la voluntad de Dios hoy día para los cristianos bautizados? b) ¿Qué importancia debemos dar en nuestra vida a ser discípulos cristianos?

16. a) ¿Qué responsabilidad tienen todos los cristianos con relación al Reino? b) ¿Qué formas eficaces de proclamar el Reino se ilustran en las páginas 116 y 117? c) ¿Qué demostramos si damos testimonio de todo corazón?

[Ilustraciones de las páginas 116 y 117]

ALGUNAS FORMAS DE PROCLAMAR EL REINO

De casa en casa

A familiares

A compañeros de trabajo

A compañeros de estudios

En las calles

Volviendo a visitar a los interesados

En los estudios bíblicos a domicilio

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